sábado, 3 de enero de 2015

Eugenio Pucciarelli



Eugenio Pucciarelli (8 de agosto de 1907 - 3 de enero de 1995)

Se doctoró en filosofía en 1937 y trabajó como profesor de las universidades de Tucumán, La Plata y Buenos Aires. En la última institución fue director del Instituto de Filosofía y la revista Cuadernos de Filosofía, además de ser nombrado profesor emérito de la institución bonarense. Fue miembro de insituciones como la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires (la cual llegó a presidir) y la Association for Symbolic Logic. En reconocimiento a su trayectoria ganó un premio Konex de platino y otro de honor.
Pucciarelli reconoce que han gravitado sobre él, primero, el vitalismo, sin llegar a conquistarlo, luego, la fenomenología, a pesar de sus reservas respecto del método y, por último, el conocimiento de las nuevas lógicas. Cuatro fueron los problemas que atrajeron fundamentalmente su atención: la razón, el tiempo, la técnica y la ideología. Esta primacía no excluye investigaciones sobre otros campos como la naturaleza de la filosofía y la cuestión del humanismo. Además, escribió trabajos sobre la historia de la filosofía y el pensamiento argentino.


                                                      Maximiliano Reimondi
Ocupación británica de las islas Malvinas (1833)



En agosto de 1832 el primer ministro británico, lord Palmerston, por sugerencia del Almirantazgo británico, ordenó enviar al contraalmirante Thomas Baker, jefe de la estación naval sudamericana, la orden de tomar el control sobre el archipiélago.
El 20 de diciembre de 1832 arribó a Puerto Egmont la corbeta británica HMS Clio y su capitán John Onslow tomó posesión formal. La tripulación se abocó a reparar las ruinas del fuerte. Unos días más tarde la nave ancló frente a Puerto Soledad. El comandante Onslow informó a José María Pinedo que se disponía a tomar las islas, y le ordenó que arriara la bandera argentina al día siguiente:

Debo informaros que he recibido órdenes de S.E. el Comandante en Jefe de las fuerzas navales de S.M.B., estacionadas en América del Sur, para hacer efectivo el derecho de soberanía de S.M.B. sobre las Islas Malvinas.
Siendo mi intención izar mañana el pabellón de la Gran Bretaña en el territorio, os pido tengais a bien arriar el vuestro y retirar vuestras fuerzas con todos los objetos pertenecientes a vuestro gobierno.
Soy, Señor, vuestro humilde y muy obediente servidor.

Pinedo estaba en inferioridad de condiciones: contaba con un buque (la goleta Sarandí) de capacidad bélica mucho menor, y la mayoría de su tripulación era de origen británico. La legislación británica contemplaba el delito de alta traición para los nativos de ese país que se alzaran contra la corona. La mayoría de los hombres dijo estar dispuestos a combatir, pero la resistencia fue insuficiente. De los 26 soldados 9 estaban encadenados por motín.
Los británicos desembarcaron en la mañana del 3 de enero de 1833, primero izaron su bandera y luego arriaron la argentina. Dos días después Pinedo abandonó las islas a bordo de la Sarandí llevando consigo a un grupo de colonos. Sin embargo, quedaron en las islas colonos de la colonia del gobernador Luis María Vernet, entre ellos 13 argentinos.

Sublevación

En las islas crecía el descontento entre los criollos, en su mayoría gauchos y charrúas. Se les había prohibido viajar a Buenos Aires, y el capataz Jean Simon, apoyado por el ex mayordomo de Luis Vernet, Matthew Brisbane, y con la excusa de la ocupación británica, intentaba extenderles las ya pesadas tareas campestres, entre otros excesos de autoridad. Además seguían recibiendo por toda paga los vales firmados por el ex gobernador, que no eran ya aceptados por el nuevo responsable de almacenes, el irlandés William Dickson.
En desacuerdo con la nueva situación, un grupo de ocho rioplatenses se sublevó el 26 de agosto de 1833 bajo el liderazgo del gaucho entrerriano Antonio Rivero (apodado Antook por los ingleses). Ellos eran: Juan Brasido, José María Luna, Luciano Flores, Manuel Godoy, Felipe Salazar, Manuel González y Pascual Latorre.
Estos rebeldes estaban armados con facones, espadas, pistolas, boleadoras y viejos mosquetes, en contraste con las pistolas y fusiles con los que contaban sus oponentes. Tras una serie de breves ataques contra individuos de la colonia de Vernet, fueron muertos Brisbane, Dickson, Simon, Ventura Pasos y Antonio Vehingar, los rebeldes tomaron la casa de la comandancia. Impidieron el izado de la bandera británica durante los siguientes cinco meses.10 Según algunos relatos habrían izado el pabellón argentino.
Confinaron a los colonos criollos y británicos no sublevados en un islote, del cual fueron rescatados por el barco británico Hopeful. En octubre amarraron en Puerto Luis otros barcos británicos, cuyas tripulaciones no intentaron enfrentarse a los gauchos.
Dos meses después, el 9 de enero de 1834, arribaron a la isla Soledad dos naves del Reino Unido: la HMS Challenger, con el teniente Henry Smith a bordo, y la HMS Hopeful. Inmediatamente izaron la bandera británica. Smith asumió al día siguiente el título de oficial a cargo y ordenó la persecución de los sublevados: Luna fue el primero en rendirse. Los restantes, muy superados en número y armamento, optaron por retirarse al interior de la isla. Para comienzos de marzo la rebelión ya estaba controlada y el propio Rivero encarcelado. Estudios posteriores dudan de estas versiones.
Se les inició un proceso en el buque HMS Spartiate, de la estación naval británica de América del Sur. Por motivos no bien documentados el almirante británico no convalidó el fallo y ordenó que Rivero y los suyos fueran liberados en Montevideo. El tribunal se había declarado incompetente debido a que los crímenes ocurrieron en una colonia británica, y por tanto fuera de la jurisdicción de un tribunal puramente inglés.
Smith centró sus esfuerzos en restaurar el establecimiento de Puerto Luis, al que renombró Anson's Harbour. Fue sucedido por los tenientes Robert Lowcay en abril de 1838 y John Tyssen en diciembre de ese mismo año. Estas autoridades negaron a Vernet sus reiteradas solicitudes para volver a asentarse en las instalaciones de las que era dueño, con el argumento de que se trataba de un intruso. Finalmente, tras una visita a Londres, obtuvo una escasa compensación monetaria por la pérdida de sus caballos, pero se le negó una ampliación de la indemnización por los demás daños.

                                                                                Maximiliano Reimondi


viernes, 2 de enero de 2015

Juan José Paso



 (1758 - 1833)

Autor: Felipe Pigna

Nació en Buenos Aires el 2 de junio de 1758. Se graduó como doctor en Jurisprudencia en la Universidad de Córdoba y allí enseñó filosofía hasta 1781. En 1803 fue nombrado agente fiscal de la real hacienda. Fue uno de los primeros pobladores de San José de Flores. En el Cabildo Abierto del 22 de Mayo de 1810 propuso la cesantía del Virrey Cisneros y la implantación de un gobierno propio. Fue nombrado, junto a Mariano Moreno, Secretario de la Primera Junta. Entre 1811 y 1812 formó parte de los dos Triunviratos y en 1813 tuvo una activa participación en la Asamblea General Constituyente. Fue el Secretario del Congreso de Tucumán en 1816, donde se pronunció por una monarquía moderada como forma de gobierno. Cuando el Congreso se trasladó a Buenos Aires, Paso colaboró en la redacción de los estatutos provisionales. Fue electo diputado para el Congreso de 1824 en el que presentó importantes proyectos para la creación del primer banco y la organización del ejército. Tras la firma de la Constitución unitaria de 1826, Paso se retiró de la política. Falleció en Buenos Aires el 10 de septiembre de 1833.


Vicente Huidobro


Vicente García-Huidobro Fernández (Santiago, Chile, 10 de enero de 1893 - Cartagena, Chile, 2 de enero de 1948)
Hijo de Vicente García-Huidobro García-Huidobro y de María Luisa Fernández Bascuñán, nace en Santiago el 10 de enero de 1893, en el seno de una familia adinerada, relacionada con la política y la banca. Su madre era una activa feminista y anfitriona de numerosas veladas literarias. Su padre era el heredero del marquesado de Casa Real. Tras pasar sus primeros años en Europa, entró en 1907 al Colegio San Ignacio en Santiago, perteneciente a la Compañía de Jesús.
Cursó estudios de literatura en la Universidad de Chile y publicó Ecos del alma en Santiago (1911), de tendencia modernista. Al año siguiente se casó con Manuela Portales Bello. Funda y dirige la revista Musa Joven, donde apareció parte de su libro posterior Canciones en la noche y su primer caligrama, Triángulo armónico.
En 1913 dirige con Carlos Díaz Loyola, nombre real de Pablo de Rokha, los tres números de la revista Azul y publica los libros de poemas La gruta del silencio y Canciones en la noche.
Al año siguiente dicta la conferencia Non serviam, que refleja su credo estético. En Pasando y pasando expone sus dudas religiosas y sus críticas contra los jesuitas, lo que le vale reproches por parte de su familia. Publica también Las pagodas ocultas (1916), libro de "salmos, poemas en prosa y ensayos", que firma por primera vez con el nombre Vicente Huidobro.

Permanencias en Argentina, Francia y España

Junto a la escritora Teresa Wilms Montt, a quien había rescatado de un convento, viajó en 1916 a Buenos Aires, donde esbozó su teoría creacionista.
Ese mismo año embarca rumbo a Europa con su mujer e hijos; de paso por Madrid conoce a Rafael Cansinos Assens, con quien había mantenido una relación epistolar desde 1914. Se instala en el París de la Primera Guerra y publica Adán (1916), obra que cierra el período inicial de su formación. En Argentina habría editado El espejo de agua (1916), obra breve compuesta por nueve poemas con que Huidobro, aunque todavía incipientemente, inicia su nueva forma estética.
Colabora en 1917 con la revista Nord-Sud, dirigida por Pierre Reverdy, junto a Guillaume Apollinaire, Tristan Tzara, Jean Cocteau, André Breton, Louis Aragón, Max Jacob y otros, hasta que una disputa con su director lo aleja de este medio. Se relaciona con las vanguardias parisinas de la época: Amedeo Modigliani, Pablo Picasso, Juan Gris, Jacques Lipchitz, Francis Picabia, Joan Miró, Max Ernst, Paul Éluard y Blaise Cendrars, además de los anteriormente nombrados. Publica Horizon carré (1917), que incluye poemas que habían aparecido en El espejo de agua traducidos al francés con la ayuda de Gris y presentados con una composición tipográfica más avanzada.
En otoño de 1918 Huidobro parte a Madrid, iniciando una serie de viajes anuales a esa ciudad. Allí toma contacto con Robert y Sonia Delaunay, refugiados en España, y reanuda su amistad con Rafael Cansinos Assens. En el café Pombo se relaciona con Guillermo de Torre, Isaac del Vando-Villar, Mauricio Bacarisse y Ramón Gómez de la Serna, entre otros, y divulga las vanguardias parisinas y su mismo movimiento creacionista, que dará paso además al ultraico o ultraísmo. Se cartea con Tristan Tzara y colabora en su revista Dada. En Madrid publica simultáneamente cuatro libros: Hallali y Tour Eiffel en francés; Poemas árticos y Ecuatorial en español, además de reeditar El espejo de agua.
Al año siguiente, en otro de sus viajes a Madrid, llevaba consigo, según Cansinos, el borrador de Voyage en parachute, primer esbozo de lo que seria posteriormente Altazor. Hace cursos diversos sobre ciencias en diversas universidades y se interesa además por conocimientos esotéricos: astrología, alquimia, cábala antigua y ocultismo en general.
En 1920 sigue escribiendo en París; colabora junto a Amédée Ozenfant y Le Corbusier en L' Esprit Nóuveau —revista dirigida por Paul Dermée—, La Bataille Littéraire, La Vie des Lettres, Le Coeur á Barbe y Actino; escribe también para las revistas ultraístas españolas: Grecia, la Cervantes, Tableros y Ultra. En El Liberal de Madrid, Enrique Gómez Carrillo publica una entrevista a Pierre Reverdy, quien se atribuye la paternidad del creacionismo y acusa a Huidobro de antedatar la edición de El espejo de agua. Grecia solidariza con Huidobro y este viaja a Madrid, entre agosto y septiembre, a refutar a Gómez Carrillo.

Creacionismo y Altazor

En 1921 aparece en Madrid el primer número de Creación, revista internacional de arte fundada y dirigida por Huidobro, que incluye producciones de una escultura de Jacques Lipchitz y pinturas de Georges Braque, Pablo Picasso, Juan Gris y Albert Gleizes. El segundo número aparece en París, en noviembre, bajo el título Création Revue d'Art. En diciembre dicta su famosa conferencia La poesía, que le servirá como prólogo a la edición española de Temblor de cielo. Publica Saisons Choisies, antología preparada por su autor.
Al año siguiente expone en el Branche Studio de París su teoría sobre la creación pura y da conferencias sobre el mismo tema en Berlín y Estocolmo. Publica en la revista polaca Nowa Sztuka. Le clausuran su exposición de poemas pintados, presentada en el Teatro Edouard VII de París, por ser demasiado rupturista y se trunca el proyecto de publicación de los mismos bajo el título de Salle XIV. Colabora con Sonia Delaunay en la creación de Robes-poèmes Mantiene amistad con los músicos Edgar Varèse, Erik Satie y Georges Auric. Organiza con otras personas el baile de disfraces Salle Bullier, en julio, en una etapa de intensa actividad social.
En 1923 Guillermo de Torre, en un artículo de la revista Alfar de septiembre, polemiza con Huidobro al acusarlo de haber copiado el creacionismo al uruguayo Julio Herrera y Reissig. Escribe el guión cinematográfico de Cagliostro, movido por el proyecto de montaje del director rumano Mime Misu. Publica Finis Britannia, crítica contra el imperialismo británico y en 1924 es supuestamente secuestrado por este motivo, generando un gran interés en la prensa europea. Ingresa a la Gran Logia Masónica de Francia. Conoce ese año a Miguel de Unamuno, quien se halla exiliado en París, y aparece el número 3 de Création, donde publica su Manifeste peut-être. En la revista participan Tristan Tzara, René Crevel, Juan Larrea y Erik Satie. En ella se incluye el suplemento Al fin se descubre mi maestro, que responde a las acusaciones de Guillermo de Torre.
Colabora en otras revistas francesas y en 1925 continúa la polémica con Guillermo de Torre, quien publica Literaturas europeas de vanguardia, donde no se le deja muy bien parado. En pleno surgimiento del surrealismo, pronuncia la conferencia «L'inconscient et I'inspiration artistique».
Regresa Chile en abril y entra en política fundando en agosto Acción. Diario de Purificación Nacional, pero es golpeado frente a su casa al denunciar actividades fraudulentas de altas personalidades político-administrativas y el 21 de noviembre es clausurado su periódico. Huidobro funda entonces otro, La Reforma y es proclamado candidato simbólico a la presidencia de la República por las juventudes progresistas. Sufre un segundo atentado al explotar una bomba frente a su casa. Colabora en las revistas Andamios, Panorama y Ariel y publica Automne Régulier y Tout à coup, con poemas que se oponen a las tendencias surrealistas, así como Manifestes (los tres en 1925), en donde recoge una serie de ensayos y proclamas que expresan su posición estética.
En 1926 publica en el número de abril de la revista Panorama un poema que sería un fragmento del Canto IV de Altazor.
Viaja a Nueva York en 1927 y conoce, a través de Varèse, a Charles Chaplin, Douglas Fairbanks y Gloria Swanson. Planea llevar al cine su novela Cagliostro. Escribe el «Canto to Lindbergh», poema de tono épico que exalta la hazaña del aviador.
Instalado en Europa, dirige junto a Tristan Tzara la sección literaria «Feuille Volante» de Cahiers d'Art. Comienza a escribir su novela Mío Cid Campeador y descubre que es heredero del marquesado de Casa Real, título nobiliario que su madre, en los años siguientes, deseó tramitar, sin hacerlo finalmente.1 En 1929 continúa el trabajo de Altazor y comienza el de Temblor de cielo. Aproximadamente en esta época, hay un pequeño escándalo al casarse por segunda vez con Ximena, según el rito mahometano, para lo cual Huidobro debe hacer votos dentro de esta fe religiosa. Publica Mío Cid Campeador (1929), con ilustraciones de Santiago Ontañón.
En 1930 escribe en los Alpes italianos la «novela de anticipación», La próxima, mientras pasa una temporada con su amigo Roberto Suárez Barros. Publica en la Revue Européenne su poema «Chanson de I'oeuf et de l'infini», recogido luego en español, en Ver y palpar (1941), así como un fragmento de Altazor, en francés, en el número de junio de la revista Transition.
En 1931 vuelve a Madrid para gestionar la publicación de Altazor y Temblor de cielo. Asiste al recital de Poeta en Nueva York de Federico García Lorca. Se genera una breve disputa epistolar con Luis Buñuel por motivos políticos. Estando con Hans Arp de vacaciones en Arcachón, escriben ambos los textos de Trois Nouvelles Exemplaires. Inicia amistad con el pintor uruguayo Joaquín Torres García. Publica Portrait of a Paladín, versión en inglés del Mío Cid Campeador, Temblor de cielo y Altazor o el viaje en paracaídas.

Regreso al país

Regresa a Chile en 1932 presionado por la crisis económica mundial y publica Gilles de Raíz.
En 1933 vive una intensa actividad política en pro del Partido Comunista de Chile. En la revista Europa de Barcelona publica el artículo «Manifiesto a la juventud de Hispanoamérica», donde propone crear una república conformada por Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay. Auspició el Grupo Decembrista de pintores neocubistas entre quienes se encuentra su amigo Carlos Sotomayor.
En 1934 escribe crítica cinematográfica en la prensa santiaguina. Nace su quinto hijo, Vladimir, nombre dado en honor a Lenin. Publica, en un año de intensa actividad editorial, Cagliostro, (Santiago, Zig-Zag), novela-film; La Próxima. Historia que pasó en un tiempo más (Santiago, Walton); Papá o el diario de Alicia Mir (Santiago, Walton), novela escrita en forma de diario íntimo; y En la Luna (Santiago, Ercilla), teatro. Funda con Omar Cáceres y Eduardo Anguita la revista Vital/Ombligo.
La polémica entre Huidobro y Pablo Neruda se desata en 1935 al aparecer el primero en forma más relevante en la Antología de poesía chilena nueva de Anguita y Volodia Teitelboim. Publica Tres novelas ejemplares (debido a la brevedad de estas, debe agregar dos textos más de los escritos con Arp, por sugerencia de su editor).
En 1936, junto a Picasso, Arp, Vasily Kandinsky, Robert y Sonia Delaunay, entre otros, firma el Manifiesto dimensionista. Escribe artículos políticos antifascistas para el diario La Opinión y se adhiere al Frente Popular y escribe profusamente sobre la política contingente. Funda la revista Total y organiza a los escritores chilenos en solidaridad con el pueblo español en guerra civil. Publica el poema «Está sangrando España». Viaja a este país donde participa activamente en la guerra.
En 1937 se acentúa la polémica con Neruda al encontrarse ambos en España apoyando la causa republicana. La Association Internationale des Escrivains pour la Défense de la Culture interviene desde París, en mayo, enviándoles una carta a ambos donde les insta a deponer su actitud. Firman, entre otros, Tristan Tzara, Alejo Carpentier, César Vallejo y Juan Larrea. Estadía en Valencia, participando en el Congreso de Intelectuales Antifascistas. De regreso a Chile, publica el poema en prosa «Fuera de aquí», contra militares fascistas italianos que visitan el país, lo que provoca una agresión en su contra. Publica el poema «Gloria y sangre» en Madre España: Homenaje de los poetas chilenos.
En 1938 nace el grupo La Mandrágora, movimiento surrealista chileno que se gesta en reuniones en casa de Huidobro. Muere María Luisa Fernández, su madre. Publica en julio, el segundo y último número de Total.
Publica Sátiro o el Poder de las palabras en 1939 y al año siguiente salen en El Mercurio y La Nación sus tres «Cartas al Tío Sam». Al subsiguiente, publica Ver y palpar y El ciudadano del olvido, con poemas inéditos y otros publicados en revistas nacionales y extranjeras.

Últimos años

En 1942 aparecen en Santiago segundas ediciones de Temblor de cielo, Cagliostro y Mio Cid Campeador.
Funda Actual en 1944, última revista creada por Huidobro, cuyo único número aparece en septiembre. Rumbo a Europa, en noviembre, se detiene en Montevideo donde dicta la conferencia «Introducción a la poesía». Llega a París como corresponsal y en 1945 transmite desde la capital francesa sus crónicas para la Voz de América. Recibe carta de su mujer Ximena, anunciándole la separación definitiva. Entra con las tropas aliadas en Berlín. Es dado de baja y regresa a Santiago con su tercera mujer, Raquel Señoret. Sale la Antología, recopilada por Eduardo Anguita.
En 1946 se instala en Cartagena, balneario costero de la región central del país. Reedición de Trois Nouvelles Exemplaires, que contiene sólo los textos escritos con Arp.
Al año siguiente sufre un derrame cerebral que se atribuye a una consecuencia de sus heridas de guerra y el 2 de enero de 1948 muere en su casa. De acuerdo a sus deseos, es enterrado en una colina frente al mar. Su hija mayor, Manuela, y Eduardo Anguita escriben el epitafio: «Aquí yace el poeta Vicente Huidobro / Abrid la tumba / Al fondo de esta tumba se ve el mar».
El mismo año de su muerte, Manuela saca Últimos poemas, una recopilación de textos inéditos y publicaciones dispersas en revistas.
Huidobro escribió más de una treintena de obras, entre libros de poesía y de narrativa poética, de los cuales poco más de una decena fueron publicadas póstumamente.

                                                                              Maximiliano Reimondi


Isaac Asimov



(Petrovichi, Smoliensk, 1920 - Nueva York, 1992)
Nacido en el seno de una familia judía, fue el primogénito del matrimonio formado por Judah Asimov y Anna Rachel Berman. Algunos biógrafos fijan erróneamente su nacimiento el día 4 de octubre de 1919, sin reparar en el hecho de que su madre modificó esta fecha con el propósito de que el pequeño Isaac pudiese ingresar en la enseñanza pública un año antes del que le correspondía por su edad.
A comienzos de 1923, la familia Asimov abandonó la recién creada Unión Soviética para trasladarse a los Estados Unidos de América. Instalados, en un principio, en el barrio neoyorquino de Brooklyn (habitado en su mayor parte por ciudadanos hebreos), los Asimov salieron adelante en su nuevo país merced a la tienda de dulces regentada por el cabeza de familia, negocio que poco a poco fue prosperando y mudando de ubicación.
En dicho establecimiento se ponían a la venta una serie de publicaciones de ciencia ficción que el jovencísimo Isaac comenzó a devorar con verdadera curiosidad tan pronto como hubo aprendido a leer, sin sospechar que, con el paso de los años, algunas de esas revistas habrían de salir a la calle llevando en sus portadas su propio nombre.
Esta precocidad intelectual animó a sus progenitores a facilitarle una temprana formación escolar, por lo que su madre falsificó su fecha de nacimiento para hacer posible su ingreso, en 1925, en una escuela pública de Nueva York. Cursó luego su formación secundaria en la East New York Junior High School, donde se graduó en 1930; pasó luego a la Boys High School, en la que permaneció hasta 1935, año en el que, una vez completados con brillantez sus estudios de bachillerato, se halló preparado para emprender su formación superior con tan sólo quince años de edad.
Matriculado en la universidad neoyorquina de Columbia en 1935, al cabo de cuatro años Isaac Asimov ya había conseguido el título de Licenciado en Químicas; posteriormente, nuevos estudios superiores le permitieron licenciarse en Ciencias y Artes y doctorarse en Filosofía. En contra del deseo de sus padres, que esperaban que se dedicara al ejercicio de la Medicina, Asimov decidió que su futuro profesional pasaba necesariamente por el cultivo de la literatura.
Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó para la Marina estadounidense en unos laboratorios de Filadelfia. En 1942, contrajo matrimonio con Gertrudis Blugerman, con la que tendría dos hijos. Acabada la contienda, Asimov abandonó su puesto en la Navy y siguió estudios de Bioquímica en la Universidad de Columbia, en la que se doctoró 1948. Al año siguiente ingresó en el claustro de la Medical School de la Universidad de Boston, para ejercer la docencia en calidad de profesor ayudante de Bioquímica, materia que continuó explicando en dichas aulas durante casi un decenio (1949-1958).
En 1970, Isaac Asimov se separó de su esposa Gertrude para casarse, tres años después, con Janet Opal Jeppson, con la que no tuvo descendencia. A comienzos de la década de los noventa, a raíz de una intervención quirúrgica motivada por una grave afección prostática, Isaac Asimov se vio obligado a reducir su intensa actividad creativa e investigadora. La muerte le sobrevino en la ciudad de Nueva York a comienzos de la primavera de 1992, como consecuencia de un fallo cardíaco y una insuficiencia renal.

La obra de Isaac Asimov

Escritor prolífico (más de quinientos títulos publicados) y gran divulgador, la obra futurista de Asimov ha gozado de gran popularidad por el sabio equilibro que consigue entre el estilo, la imaginación literaria y el mundo tecnológico y científico. En 1939 empezó a publicar cuentos de ciencia ficción en las revistas especializadas, imponiéndose en pocos años como el principal representante de la rama "tecnológica" de este género, en la que la visión del mundo futuro y de nuevas formas de organización social se basa siempre en premisas de carácter científico (aunque más o menos futuristas) y los avances tecnológicos correspondientes.
En sus relatos de robots, recogidos en Yo, Robot (1950) y El segundo libro de robots (1964), Asimov fijó las tres leyes de la robótica, que ponen al robot al servicio total del hombre y, aunque algunas veces parecen violarlas, se acaba descubriendo que esto sucede en aras de un interés superior de la Humanidad. Pero mientras los robots evolucionan hacia un modelo androide de inteligencia y lucidez moral superiores a las de los hombres, éstos, movidos por sus impulsos egoístas, incuban una profunda hostilidad hacia ellos.
Entre 1942 y 1949 Asimov publica en Astounding Science Fiction los relatos que después constituirán su Trilogía de las Fundaciones, compuesta de Fundación (1951), Fundación e Imperio (1952) y La segunda Fundación (1953). Este desigual pero poderoso corpus de historias se centra en la decadencia de un enorme Imperio galáctico de origen terrestre y sobre el intento del psicólogo Hari Seldon para limitar a sólo mil años el período de barbarie que ya ha comenzado, objetivo que se propone gracias a las dos fundaciones de científicos y psicólogos que él ha creado para este fin y a la "psicohistoria", nueva ciencia para predecir los comportamientos futuros de las masas.
En 1983 publicó una continuación de la Trilogía, Los límites de la Fundación, novela bastante prolija, llena de intrigas por el poder e interrogantes que resolver. Entre sus varias novelas de los años cincuenta, a menudo sólo parcialmente logradas, destacan Abismos de acero (1953) y El sol desnudo (1957), en donde Asimov asocia con éxito la ciencia ficción con la investigación policíaca, creando el personaje del detective Elijah Baley, auxiliado en su trabajo por un robot.
En esta última novela es especialmente afortunada la descripción de la sociedad terrestre que vive bajo bóvedas de acero subterráneas y en condiciones prácticamente de miseria, en comparación con los planetas supercivilizados de los cuales depende. De 1972 es Los propios dioses, con sus memorables HABITANTES de un "universo paralelo", de consistencia fluida y que conviven formando tríadas.
Las novelas de Asimov, generalmente más satisfactorias que sus numerosísimos cuentos, tienen un estilo a menudo sin relieve, basado casi exclusivamente en los diálogos, y dedicado poco más que a servir de vehículo a las tesis del autor. Pero en este tejido de ideas está también su fuerza, y el buen ritmo de su redacción consigue casi siempre implicar al lector en un crescendo excitante, proponiendo, con una argumentación infatigable, infinitas preguntas sobre el hombre y sobre el intrincado camino con el que intenta programar su propio futuro.
Con sus decenas de libros de divulgación científica, Asimov afirmó siempre su fe optimista en un progreso basado en un uso racional de la ciencia y la tecnología. En el terreno de la divulgación, también abordó otros campos del saber, como la historia, las matemáticas, la psicología y la sociología, y llegó a hablar de una nueva disciplina humanística, la psicolohistoria, que, según su propuesta, sería una suma de las aportaciones de las cuatro ramas del conocimiento humano recién mencionadas. Llevado de su afán didáctico, escribió también algunas obras destinadas al público infantil y juvenil, en las que combinaba la ficción con una serie de rudimentos científicos e históricos.


                                                   Maximiliano Reimondi
Renato Guttuso



Nació el 2 de enero de 1912 en Bagheria, Palermo.
En 1931 viaja a Roma y conoce a los pintores de la Escuela Romana. En 1935 se radica en Milán. Sus obras reciben influencias de Picasso, Van Gogh y Courbet. Declarado antifascista, sus obras no se acercan por ello al realismo soviético. En 1940 se afilia al Partido Comunista Italiano y participa en la resistencia tres años más después. Su estilo realista se verá renovado en la década de 1960 al incorporar diferentes influencias.
Renato Guttuso falleció en Roma el 18 de enero de 1987.


                                                            Maximiliano Reimondi

jueves, 1 de enero de 2015

Revolución Cubana


El 1º de enero de 1959 triunfaba en Cuba la revolución liderada por Fidel Castro contra la dictadura de Fulgencio Batista. Desde su independencia en 1898, Cuba había sido un protectorado de los Estados Unidos, gobernada por distintos regímenes dictatoriales y su economía manejada por los intereses azucareros estadounidenses. Tras largos años de lucha contra el gobierno de Fulgencio Batista, el 1º de enero de 1959 la revolución se haría realidad. El nuevo gobierno realizará transformaciones radicales: expropiación de monopolios locales y norteamericanos, reforma agraria, extensión de servicios sanitarios, campañas de alfabetización masiva. Para recordar este acontecimiento hemos elegido dos artículos aparecidos en distintos medios inmediatamente después del triunfo de la revolución.

Batista ha perdido Cuba
Fuente: Destino Nº 1117, Barcelona, 3 de enero de 1959.

No habían transcurrido cinco horas del nuevo año cuando el presidente Batista abandonaba Cuba en un avión en el cual le acompañaban sus más directos colaboradores,  encabezados por el presidente electo Rivero Agüero. Con este abandono del Poder se ha cumplido la frase que pronunció Fidel Castro en el momento de desembarcar en Cuba en el yate “Gramma”, en 1956. Ochenta hombres le acompañaban y Fidel Castro dijo: “Sólo somos ochenta, pero derribaremos a Batista.” Sea cual fuere el resultado de esta huida de Batista, es evidente que su vencedor moral ha sido Fidel Castro y que los ochenta hombres que desembarcaron procedentes de México en la playa cubana de Niqueros el 2 de diciembre de 1956 –que horas después quedaban reducidos a doce- han sabido mantener durante dos años una rebelión que ha pasado por las más diversas alternativas.
Fidel Castro, una gran mezcla de intelectual y hombre de acción, es en este momento el héroe cubano y tiene tras de su personalidad de guerrillero a toda la juventud. El movimiento “26 de julio” que encabeza ha sido un arma eficacísima contra la dictadura de Batista. Como es sabido, este movimiento evoca la trágica jornada del 26 de julio de 1953, en la cual Fidel Castro, con treinta estudiantes, se sublevó en Santiago de Cuba. Fueron derrotados, y Fidel Castro hecho prisionero. Batista, que en aquel momento se sentía fuerte, cedió a las súplicas del arzobispo de Santiago y perdonó la vida de Fidel Castro, condenándole a quince años de trabajos forzados, que luego fueron conmutados por la pena de exilio. Emigrado a México, Fidel Castro conspiró constantemente y a cara descubierta. Organizó el desembarco en Cuba al que hemos aludido y dio una conferencia de Prensa antes de emprender la aventura. Batista mandó un patrullero a la playa de Niqueros y allí perdió Fidel veinticinco hombres. El patrullero abandonó desdeñosamente el yate embarrancado en la playa, contando que el terreno pantanoso de esta playa y las fuerzas terrestres darían buena cuenta de los restos de los aventureros. Efectivamente, éstos lucharon contra las tropas hasta el último cartucho y solo doce se salvaron, entre ellos, Fidel Castro y su hermano, consiguiendo llegar a favor de la noche hasta las estribaciones de la Sierra Maestra. Y allí comenzó esta extraordinaria aventura, cruel y romántica, que ha acabado con la huida de Batista que, en lo que a Fidel Castro se refiere, sólo le ha perdido un exceso de confianza, pues nunca dio la menor importancia a este joven intelectual, católico y amante de la libertad, rebelde y tenaz, excelente orador y tipo novelesco que había jurado no afeitarse la barba hasta que Batista estuviera fuera del Poder. La barbuda figura del estudiante en armas ha sido popular en el mundo entero y ha dañado enormemente el prestigio del dictador.
Con poca gloria acaba Fulgencio Batista su segundo mandato. El sargento que el 4 de septiembre de 1933 sublevó a las clases de tropas y los soldados contra los oficiales que habían derribado al inmoralísimo gobierno del presidente Machado, acaba de caer con la misma violencia que rodeó a su sublevación. Batista, presidente de la República de 1933 a 1944, abandonó Cuba voluntariamente al perder unas elecciones libremente convocadas. Sus años de presidente fueron fructíferos para él de tal modo que se le calculaba una fortuna de cincuenta millones de dólares en el año 1952, en el que Batista dio un nuevo golpe de Estado, apoderándose el 10 de marzo del campamento de Columbia y del Gobierno de Cuba. Si en su primera etapa Batista fue un presidente hábil y paternalista, en esta segunda etapa ha sido mucho más duro, de tal modo que se ha colocado en el difícil callejón sin salida del dictador sudamericano que pierde los nervios.
En el momento de escribir este artículo. La situación es extremadamente confusa. El presidente Batista ha resignado sus poderes en el general Eulogio Cantillo, siendo nombrado presidente provisional el presidente del Tribunal Supremo, dictador Carlos Piedra. Sin embargo parece difícil que estos personajes puedan afianzar su posición ante la violencia y la fuerza del movimiento “26 de Julio” y ante la figura de un relieve tan fascinador como es, para gran parte del pueblo cubano, Fidel Castro y el comité directivo “26 de Julio”. Este comité está presidido por el doctor Manuel Urrutia, antiguo presidente de la Sala de Urgencia de la provincia de Oriente, juez de carrera que estuvo exiliado en Nueva York y regresó recientemente a Cuba.
El movimiento “26 de Julio” es, socialmente, muy avanzado: Se proyecta gravar con fuertes impuestos las tierras baldías para que los propietarios se vean obligados a venderlas al Gobiernos que se distribuirán entre los campesinos. Asimismo se va a fomentar la industrialización y se nacionalizará el subsuelo, todo ello dentro de un sentido católico, pues no hemos de olvidar el matiz cristiano de la aventura de Fidel Castro. Y sobre todo inspira básicamente a este movimiento el amor a la libertad y la implantación de la honestidad en la administración pública. Este deseo de honestidad ha sido el arma principal de Fidel Castro en su propaganda y es muy lógico que tenga a su lado a gran parte de Cuba. No olvidemos que en las últimas elecciones presidenciales, el movimiento “26 de Julio” predicó el abstencionismo y se abstuvo a pesar de las dificultades y las coacciones, el sesenta por ciento del cuerpo electoral.
Sea cual fuere el porvenir político de la huída de Batista, no olvidemos que será muy difícil, por no decir imposible que persista una guerra civil. La existencia de Cuba depende de su riqueza azucarera y éste es el momento de la zafra, que representa nada menos que la suma de cuatrocientos millones de dólares anuales.
Es de desear para el porvenir económico y político de Cuba que esta situación de inestabilidad tenga bien pronto una solución positiva que devuelva la paz y el bienestar a esta isla, por tantos conceptos llamada la “perla de las Antillas”.


Larga lucha de Guevara
Fuente: Diario La Nación, viernes 2 de enero de 1959.

Un periodista cubano, Jorge Quintana, le recordó hace tres meses al presidente de la Nación, Dr. Frondizi, la intervención de un argentino –Miralla- en la lucha por la independencia cubana. El diálogo de ambos, mantenido mientras transitaban por senderos de la residencia de Olivos, cobra hoy renovada actualidad. Quintana mencionó a Miralla, para hablar luego del “Che” Guevara, el nuevo argentino que luchó en Cuba por la causa de la libertad.
Miralla es hoy más conocido por los cubanos que por nosotros; con Guevara sucede otro tanto. Goza en la isla de un prestigio merecido, de una popularidad en la que se traduce la gratitud de un pueblo.
Nació en Rosario en 1928; vivió brevemente en Misiones y en Córdoba, muchacho andariego, recorrió América latina en motocicleta, a pie y aun valiéndose de balsas; concluyó sus estudios universitarios en Buenos Aires; un hecho premonitorio: desde temprano sintió predilección por el estudio de las enfermedades tropicales –alergias y lepra-, cuyo conocimiento le sirvió tanto en Cuba; fue uno de los tres mil integrantes del grupo Monteagudo y, dentro de él, formó parte de Acción Argentina, fuerza de choque dirigida contra el dictador argentino. Luego, la cosa pantanosa de Ubero, adonde llegó a bordo del Gramma, que transportó a 80 hombres aunque sólo estaba preparado para ALOJAR a 25.

La Repercusión de los Sucesos en Buenos Aires

En la Avenida de Mayo al 1300, frente al vespertino “Crítica”, se reunió denso gentío que, con declamaciones de adhesión a Fidel Casto y al “Che” Guevara, al movimiento libertador cubano, y simplemente a la libertad, ocuparon la calzada y obligaron a la desviación del tránsito automotor por las calles adyacentes.
Desde el balcón del primero piso del vespertino, ornado con banderas argentinas y una enseña cubana, hablaron el doctor Valdés Miranda y Lisi Guera, del movimiento 26 de Julio; el nuevo embajador cubano en nuestro país, Sr. Jorge Beruff Jiménez; el Señor Benjamín De Yure, también del movimiento; el padre del combatiente Ernesto Guevara Lynch; el director de “Crítica”, doctor Santiago Nudelman, y el diputado nacional por la Unión Cívica Radical del Pueblo, Manuel Belnicoff.
Ante los repetidos vivas a Cuba y las expresiones de repudio a las dictaduras, a Batista, a Franco, a Trujillo y a Perón, el doctor Nudelman se refirió a este “día glorioso de Cuba”, y pidió el homenaje de un minuto de silencio por “la juventud de América que ha ofrecido su sangre generosamente para que podamos seguir viviendo en libertad”. Exhortó luego: “En la medida en que se oscurece el cielo de la patria americana, seamos forjadores de la libertad”. ¡Viva Cuba Libre! –terminó- ¡Viva América Libre! ¡Viva la libertad y viva la democracia!
El Sr. Belnicoff se refirió luego a la dictadura de Franco y a la que padecimos en nuestro país hasta 1955, y tras hablar de la personalidad de Fidel Castro, dijo que “cuando algún día en las generaciones futuras se pretenda dar la exacta definición del miedo, se dirá: el miedo es un dictador; porque los dictadores, cuando la fuerza los respalda, son valientes y castigan a los pueblos; pero cuando los pueblos se rebelan, los dictadores sólo conocen una actitud: huir. ¡América para la libertad –exclamó-, pare el cielo; los dictadores para la tierra, para la muerte!”. Transmitió la adhesión hacia el pueblo cubano de su partido y finalizó con un “brindis cívico por la civilidad de América, por la caída de Trujillo, de Stroessner, de Somoza, de Franco, y porque retornen a nuestro país todas las libertades, sin presos políticos ni gremiales”.
Terminadas estas palabras, y las advertencias pacifistas transmitidas por los altavoces, emprendió la marcha por Avenida de Mayo hacia el Oeste una columna que dobló por Callao y se dirigió por Santa Fe hacia la embajada de Cuba. La acompañaban algunos vehículos embanderados con nuestra enseña y con la que ha reconquistado su libertad, y se veían abundantes distintivos con el número 26, que estaba también estampados en la puerta de un pequeño automóvil. Los estribillos se repetían a lo largo de la marcha: se entonaban estrofas de la Marcha de la Libertad y un clarín hacía oír su voz de aliento. Desde los balcones se recibían múltiples muestras de apoyo.

Ante la Embajada

Una enorme cantidad  de público se congregó frente a la embajada de Cuba anoche a las 22. Los núcleos que se sumaron constantemente a la manifestación, entre ellos el formado en la Avenida de Mayo, interrumpieron el tránsito y formaron una masa compacta que iba de acera a acera, casi a lo largo de toda la cuadra.
En el local de la embajada también se habían congregado los simpatizantes del Movimiento 26 de Julio, y allí se veían las caras conocidas de los jóvenes cubanos que llegaron a nuestro país, perseguidos por su acción revolucionaria, mezcladas con las de los que aquí fueron desde un comienzo sus amigos y moralmente sus aliados de lucha. También estaban aquéllos que de una manera o de otra tienen un vínculo de afecto y de sangre con los nombres que protagonizaron la gloriosa jornada que se celebraba, y disputaban la atención de los cronistas la presencia de los parientes de los hombres cuyos nombres registra hoy la crónica, con el carácter de héroes de la recuperada libertad cubana. Así, se destacaba entre ellos la presencia de un septuagenario tío de Fidel Castro, que reside en nuestro país desde 1913 y no conoce a su sobrino, no obstante lo cual sumaba a la emoción que todos tenían el inocultable y legítimo orgullo de ese vínculo.
A las 22.15, el público que estaba aglomerado en la calle entonó la Marcha de la Libertad, y luego el Sr. Luis Conte Agüero dirigió la palabra desde los balcones de la embajada. Señaló que cuando se había convocado a esta reunión pública se creyó que ella iba a congregar a un grupo de espíritus privilegiados que se regocijan en la libertad, pero que esto había sido superado por la presencia de un pueblo, que demuestra en sus expresiones que por algo sobre el suelo alumbró la figura inmortal de San Martín. A propósito de ello, hizo un paralelo de los permanentes ideales que hermanan a Cuba y a la Argentina, encarnados en las figuras de sus libertadores y unió a la alusión del nombre de Martí y de San Martín, la de Castro y Guevara.
Al referirse a los sucesos registrados ayer, dijo: “El embajador del gobierno, con su actitud se convirtió en el embajador de Cuba y al renunciar a sus fueros oficiales, se invistió de los fueros morales de la representación del pueblo cubano, anticipando con ello la jornada de la entrega del poder a la victoriosa revolución. Esto no es extraño que haya ocurrido, porque hay tierras y hay pueblos que mueven a los hombres a estas determinaciones, y el escenario y el espíritu de la Argentina se ha hecho sentir en la actitud del doctor Espinosa Bravo”.
Finalmente manifestó su gratitud hacia la adhesión del pueblo argentino y, recordando palabras de Martí, dijo que nuestro pueblo, como el de Cuba, lleva en sí la paloma de la bondad y la estrella de la libertad.

Los padres del Dr. Guevara

A las 22.45 se anunció la presencia de los padres de Ernesto Guevara, quienes fueron recibidos, cuando se asomaron al balcón, por una gran manifestación de afecto, a la que ponían una nota de particular colorido el flamear de los pañuelos iluminados por los reflectores de la televisión. El ingeniero Guevara Lynch transmitió un saludo de su hijo “en este momento que señala un triunfo de la democracia de América”. La madre consignó su emoción y alegría de argentina, hermanándose al sentimiento de los cubanos.
Luego habló el diputado de la UCR del Pueblo Sr. Armando Verdaguer. Señaló que “aquí también se luchará siempre para que impere la libertad”. Aludiendo a su situación dijo: “Algunos lo harán con dignidad desde el Parlamento, pero yo prefiero sumarme a ustedes”. Después de las palabras del aludido legislador habló el señor Jorge Valdéz Miranda, del Movimiento 26 de Julio. En su alocución vivó a la revolución, el triunfo de Fidel Castro y la decisión y coraje de Guevara, y señaló que el movimiento revolucionario de Cuba no hará transacciones para llegar al poder, por cuento los procedentes históricos de Latinoamérica indican que ese camino lleva frecuentemente a las frustraciones de los ideales populares. “Habríamos preferido no llegar al poder –subrayó- antes que no llegar bien”.
Como un homenaje hacia los que han caído en la lucha de Cuba y en todas las luchas por las reivindicaciones de la libertad en suelo americano, solicitó un instante de silencio, al que adhirió al público.
Al destacar la identificación con los que aún sufren el dolor de las tiranías, formuló su voto para que muy pronto, como en nuestro himno, puedan repetir: ¡Libertad!, ¡libertad!, ¡libertad!
Anticipó luego que cuando la revolución llegue al poder, no será Fidel Castro quien ha de asumirlo, sino el Dr. Manuel Urrutia, de cuya personalidad hizo un amplio elogio, al tiempo que anunció que Fidel Castro recorrerá América como un abanderado de la libertad y llegará a la Argentina para abrazar a este pueblo que se hermanó en su lucha. Las últimas palabras fueron de reconocimiento a la obra que realizó Ernesto Guevara junto a Castro, cuya presencia conceptuó como el símbolo más fiel de adhesión que en este momento expresaba todo el pueblo argentino, e indicó al público que se desconcentrara con tranquilidad, para retribuir así las consideraciones que habían tenido las autoridades al permitir la organización del acto.
Finalmente, volvió a hablar el Dr. Conte Agüero, para despedirse del pueblo argentino, destacando que cuando regresen a su patria los hombres de la revolución cubana encontrarán en el recuerdo de esta manifestación jubilosa del pueblo argentino el aliciente necesario para superar las vacilaciones y cumplir su misión.
A las 23.25 se entonó el Himno Nacional Argentino y luego se escuchó la marcha del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, mientras el público que comenzaba a disgregarse lo hacía entonando la Marcha de la Libertad.


Fuente: www.elhistoriador.com.ar