lunes, 7 de marzo de 2016




El tirano tiene esa felicidad
que lo une a una libertad espantosa.
Cuando mata su saciedad se hace sangre.

Gracias a la muerte que provoca
no se siente solo.

Vive, viola, mata a destajo.
Esa es su felicidad.
Se siente tan libre que su mente
vuela sobre la omnipotencia.
Esa impunidad lo cubre
con un manto sagrado.

No conoce el amor, nunca lo tuvo.

                                                                Maximiliano Reimondi
Olegario Víctor Andrade



Olegario Víctor Andrade (Alegrete, Rio Grande del Sur, Brasil, 6 de marzo de 1839 – Buenos Aires, Argentina, 30 de octubre de 1882)
Era hijo de Mariano Andrade, santafesino, quien ejercía como juez de paz, y Marta Burgos (entrerriana). A causa de diferencias políticas entre su padre y el gobierno, deben abandonar la Argentina rumbo al Brasil, donde nace Olegario, el mayor de tres hermanos. Poco después de haber nacido, regresan a la Argentina, donde se afincan en Gualeguaychú, ciudad donde transcurriría toda su infancia y juventud. Queda huérfano de padre y madre a muy temprana edad (1847) y se hace cargo de sus dos hermanos menores, Wenceslao y Úrsula.
Estudió en el Colegio de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, donde se mostró dotado para la literatura y la polémica.
En 1848, a los nueve años de edad, Olegario despierta en la escuela la atención del delegado de Urquiza, el coronel Rosendo María Fraga, por la habilidad que poseía para la literatura. La impresión lo lleva a recomendarlo vivamente ante el gobernador, quien dispondrá de inmediato velar por la continuación de sus estudios.
Sería compañero en el Colegio del Uruguay de grandes figuras que llegarían a destacarse en la vida política nacional: Onésimo Leguizamón, Julio Argentino Roca, Victorino de la Plaza, Benjamín Basualdo y Eduardo Wilde entre otros.
Al terminar los estudios oficiales, se casa con la uruguaya María Eloísa González Quiñones (1857), con quien tuvo cinco hijos: Agustina, considerada la principal poetisa entrerriana del siglo XIX, Eloísa, Mariano, Olegario y Lelia.
Urquiza, entonces gobernador de la provincia, le ofreció viajar a Europa para completar su formación, junto a Juan Bautista Alberdi, que era entonces ministro de la Confederación Argentina. Andrade rechazó la oferta y se dedicó al periodismo en Entre Ríos.
Desde 1859 se destacó por su pluma y a los 21 años fue nombrado secretario personal del presidente de la Nación, Santiago Derqui. Por esa misma época comenzó a redactar columnas apoyando la causa federal en El Pueblo Entrerriano, de Gualeguaychú; en 1864 fundó su propio medio, El Porvenir, en el que criticaba vehemente la política porteña y sobre todo la Guerra del Paraguay. En 1866 publicó un inteligente folleto, titulado Las dos políticas: consideraciones de actualidad, donde explicaba la divergencia entre los intereses porteños y los del interior del país.
El presidente Bartolomé Mitre ordenó al año siguiente la clausura de El Porvenir, lo que motivó a Andrade a mudarse a Buenos Aires para publicar en El Pueblo Argentino. Colaboró con Carlos Guido y Spano y Agustín de Vedia en la redacción de La América, en apoyo a la candidatura presidencial de Urquiza. Dirigiría luego La Tribuna Nacional, además de enseñar historia clásica en el Colegio Nacional de Buenos Aires. En 1878 fue electo diputado nacional y reelecto tres años más tarde.
Fue poeta de cariz lírico y épico, aunque dio poco a la publicación. Las obras épicas abordaron los mismos temas de la historia nacional que había tratado como periodista. Posiblemente sus mejores versos podamos hallarlos en sus obras El nido de cóndores y Prometeo.
Sus restos se encuentran en el cementerio de la Recoleta, y un busto suyo se encuentra en el Jardín de los Poetas de El Rosedal de Buenos Aires.

Obras

El nido de cóndores (1881)
El arpa perdida
Prometeo
Atlántida
San Martín (1878)
Las dos políticas (1886). Ensayo.


                                           Maximiliano Reimondi
Alessandro Manzoni



Alessandro Francesco Tommaso Manzoni (Milán, 7 de marzo de 1785 – Milán, 22 de mayo de 1873)
Tras la separación de sus padres (su madre desde 1792 convive con el culto y riquísimo Carlo Imbonati, primero en Inglaterra, y luego en Francia), Alessandro Manzoni entre 1790 y 1803 es educado en colegios religiosos, primero con los padres somascos y más adelante con los barnabitas. A pesar de no poder soportar esa encorsetada educación, de la que denunció las limitaciones incluso disciplinarias, y a pesar de ser considerado un estudiante perezoso, consigue con dichos estudios una buena formación clásica y buen gusto literario. Con quince años desarrolla una sincera pasión por la poesía y escribe dos meritorios sonetos. Su abuelo materno le enseñó a extraer conclusiones rigurosas y universales a partir de la observación de la realidad.
El joven Manzoni vive entre 1803 y 1805 con el anciano don Pietro, dedica mucho de su tiempo a las mujeres y a los juegos de azar, pero consigue sin embargo moverse dentro del ambiente iluminista de la aristocracia y la alta burguesía de Milán. La tendencia neoclásica de la época le inspira las primeras experiencias poéticas, creadas bajo el influjo de Vincenzo Monti, ídolo literario del momento. Pero más allá de éstos, Manzoni se inclina por Giuseppe Parini, portavoz de las ideas iluministas y de las exigencias de rearme moral de la sociedad. A este período corresponden El triunfo de la libertad (Il trionfo della libertà), Adda, Los cuatro sermones (I quattro sermoni) en los que se ve la influencia de Monti y de Parini, pero también los ecos de Virgilio y Horacio.
En 1805 se reúne en Auteuil, con su madre, con la que pasa dos años, a la vez que participa en el círculo literario de los llamados ideólogos, movimiento filosófico del siglo XIX, entre los que tuvo bastantes amigos, en especial Claude Fauriel (1772–1844), con el que supo de las teorías de Voltaire. Alessandro se impregna de la cultura francesa, clásica en lo que es el arte, pero escéptica y sensualista en filosofía y asiste a la evolución del racionalismo hacia posiciones románticas. Este encuentro con Fauriel (1772–1844), elaborador de las doctrinas románticas, es fundamental. Manzoni mantendrá con él una duradera amistad. Gracias a él, Manzoni entra en contacto con la estética romántica alemana, incluso antes de que Madame de Staël la difunda en Italia.
Manzoni se sitúa a partir de entonces en la vía del realismo romántico; sin embargo, nunca aceptará la convicción tanto del romanticismo como de su amigo Fauriel de que la poesía tenga que ser la expresión ingenua del alma, y no renunciará nunca, por lo tanto, al dominio intelectual del sentimiento ni a una expresión formal controlada, característica de todo el romanticismo italiano.
Entre 1806 y 1807, cuando estaba en Auteuil, apareció por primera vez en público como poeta, con dos obras. La primera se titulaba Urania, y era de estilo clásico. Más adelante, él mismo se convertiría en el principal detractor de este estilo. En 1809, tras la publicación de Urania, Manzoni declaró que nunca volvería a escribir versos como aquellos, uniéndose de ese modo a la poética romántica, que decía que la poesía no debía destinarse a una élite culta y refinada, sino que debía ser de interés general e interpretar las aspiraciones e ideas de los lectores. La otra obra que presentó en Auteuil, en cambio, era una elegía en verso libre, sobre la muerte del conde Carlo Imbonati, de quien heredó, a través de su madre, un patrimonio considerable, que incluía la casa de Brusuglio, que desde ese momento se convirtió en su residencia principal.
En 1810, Manzoni, que ya era anticlerical como reacción a la educación que había recibido, y más indiferente que agnóstico o ateo en cuanto a la cuestión religiosa, se vuelve a aproximar a la Iglesia. En 1808, en Milán, el escritor se había casado con la calvinista Henriette Blondel, hija de un banquero ginebrino, en un matrimonio que resultó feliz. De vuelta a París, el contacto con el sacerdote Eustachio Degola, genovés, jansenista lleva a ambos cónyuges a abjurar en el caso de Henriette del calvinismo y en el de Manzoni a un regreso a la práctica religiosa católica (1810).
Esta reconciliación con el catolicismo es el resultado de largas meditaciones por parte del escritor; su alineamiento en la más estricta ortodoxia (es decir, en la exigencia de atenerse rigurosamente a los dictados de la Iglesia), muestra las influencias jansenistas, que le llevan a una severa interpretación de la religión y de la moral católicas. El regreso a la fe fue para Manzoni la consecuencia lógica y directa de la disolución, en los primeros años del siglo XIX, del mito de la razón, concebida como fuente de juicio perennemente válida y cierta, con lo que era necesario establecer un nuevo y seguro fundamento para la moral.
Esta energía intelectual que siguió a su reconversión se puede ver en sus Himnos sagrados (Inni sacri), una serie de versos de carácter religioso, y un tratado sobre la moral católica, con la intención de compensar su indiferencia anterior.
En 1818 se vio obligado a vender el patrimonio paterno heredado, debido a unos reveses financieros debidos a un gestor deshonesto. En el modo en que se comportó con los campesinos que habían contraído unas fuertes deudas con él se pudo ver la generosidad que le caracterizaba. No sólo perdonó todas las deudas, sino que les cedió el total de la cosecha de maíz.
En 1819 Manzoni publicó su primera tragedia, El Conde de Carmañola (Il Conte di Carmagnola). Esta obra, al violar valientemente todas las convenciones clásicas, suscitó una viva polémica. Un artículo publicado en una importante revista literaria lo criticó con dureza, y fue precisamente Goethe el que replicó defendiéndolo.
La muerte de Napoleón en 1821 inspiró a Manzoni la notable composición lírica El cinco de mayo (Il cinque maggio). Los acontecimientos políticos de ese año, junto al encarcelamiento de muchos de sus amigos, hicieron mella en Manzoni, y el trabajo que llevó a cabo en ese período se inspiró fundamentalmente en los estudios históricos, en los que buscó una distracción, tras retirarse a Brusuglio. En el mismo año, escribió Marzo de 1821, una oda sobre la insurrección contra los austriacos.
Mientras tanto empezó a dar la forma a su novela Fermo e Lucia, primera versión de Los novios (I promessi sposi), que completó en septiembre de 1822. Tras la revisión que hicieron sus amigos, entre 1825 y 1827, se publicó a razón de un volumen por año. Esta obra consagró definitivamente a Manzoni.
También en 1822, Manzoni publicó su segunda tragedia Adelchi, que trata del derribo por parte de Carlomagno de la dominación longobarda en Italia, y que contiene muchas alusiones veladas a la ocupación austríaca.
A continuación, Manzoni reelaboró de modo laborioso Los novios utilizando el italiano en su forma toscana, y en 1840 publicó esta reescritura, junto a la obra La historia de la columna infame (La storia della colonna infame), que retoma y desarrolla el tema de los ungidores y de la peste, que ya había tenido una parte relevante en su novela anterior. También escribió un breve tratado sobre la lengua italiana.
Los últimos años de la vida de Manzoni estuvieron marcados por las desgracias. A la muerte de su mujer en 1833 siguieron las de varios de sus hijos, entre ellos su primogénita Giulia, esposa de Massimo D'Azeglio, y la de su madre. En 1837 se casó en segundas nupcias con Teresa Borri, viuda del Conde Stampa. También sobrevivió Manzoni a esta segunda esposa. Sólo dos de los nueve hijos que tuvo entre los dos matrimonios le sobrevivieron.
La muerte del mayor de los varones, Pier Luigi, el 28 de abril de 1873, fue el golpe de gracia. Cayó enfermo inmediatamente y murió a causa de una meningitis el 22 de mayo. Hubo una masiva participación en el solemne funeral que se desarrolló en Milán, y a él acudieron las máximas personalidades del Estado. En 1874 Giuseppe Verdi compuso la Misa de réquiem, en el aniversario de su muerte, para honrar su memoria.
Cesare Cantù (1885), Angelo de Gubernatis (1879) y Arturo Graf (1898) escribieron las primeras biografías de Manzoni. Algunas de las cartas de Manzoni se publicaron por Giovanni Sforza en 1882. En el siglo XX, destacó la reconstrucción, hecha con cartas familiares, de Natalia Ginzburg: La familia Manzoni.


                                                                                       Maximiliano Reimondi



viernes, 4 de marzo de 2016

LIBROS

Cuando pase tu ira (Novela)
de Asa Larsson


Sinopsis

Wilma y Simon son dos jóvenes enamorados que han decidido sumergirse en el helado lago de Vittangijärvi, en el norte de Suecia, en busca de los restos de un avión alemán perdido en 1943. Mientras bucean, alguien corta la cuerda de seguridad de Wilma y tapa el orificio de salida en el hielo. No podrán escapar. Cuando la primavera se acerca al norte de Suecia, el cuerpo de Wilma emerge de las aguas del río Torneälven. Al mismo tiempo, una figura fantasmal aparece en los sueños de Rebecka Martinsson, la reputada abogada de Kiruna. ¿Es el fantasma del cuerpo que ha aparecido en el río? Junto a la inspectora de policía Anna-Maria Mella, Rebecka se sume en un enigma que despierta antiguos rumores de colaboradores nazis en Kiruna, un lugar donde la vergüenza y el secreto controlan los recuerdos de la guerra. Y un asesino está dispuesto a seguir matando para mantener el pasado enterrado para siempre bajo el hielo y la nieve. 

Calificación: Muy buena.

Crítica:

Es una novela intensa, con mucha violencia y mucho suspenso. El motivo del crimen está en el eje de todo, del relato y de los hechos denunciados por la autora, y la revelación de los datos, que aparece gradualmente, finalmente compone un escenario siniestro, cruel y, en alguna medida, real. Una escritora con una mirada sutil y femenina de la sociedad sueca.

Sobre la autora



Åsa Elena Larsson (Upsala, 28 de junio de 1966)
Escritora sueca de novela negra, creadora de la abogada Rebecka Martinsson, protagonista de sus obras.
Aunque nació en Upsala, se educó en Kiruna y actualmente vive en Mariefred.
Estudió Derecho en la Universidad de Upsala y ejerció su profesión en el campo de las leyes tributarias antes de dedicarse a escribir. Confiesa haber descubierto lo pobre que era su vida durante la baja maternal: "Buscaba la diversión dentro de mi cabeza", explicó en Bilbao, agregando que la encontró en la literatura, tanto como lectora y escritora. La protagonista de sus novelas, Rebecka Martinsson, también estudió leyes en Upsala, y las historias transcurren en el pueblo minero de Kiruna, ubicado cerca del Círculo Polar Ártico.
Se educó en el “laestadianismo”, un movimiento luterano conservador, y cree que su afán por escribir novela negra viene de sus lecturas infantiles de la Biblia, que afirma, "está llena de historias violentas". Su padre, bibliotecario y de ideas comunistas, la guió hacia la literatura.
En 2007 el director sueco Leif Lindblom llevó al cine Aurora boreal, la primera novela de Larsson, que había sido publicada cuatro años antes.
No es pariente de su famoso colega, el escritor sueco Stieg Larsson.
                                                                             

                                                                                        Maximiliano Reimondi


jueves, 3 de marzo de 2016

       EL MILAGRO DEL VIENTO



 “El viento se levanta, hay que intentar vivir” (Paul Valéry)


El viento es un milagro
sopla nuestro ser
por la vida corre y ríe.

Quiero alcanzarlo y gritarle
que lo quiero
y que viajemos lejos, al infinito.

Estoy donde el sol duerme.
La noche me abraza
mientras el mar habla
y el viento me acompaña.

Escucho cuando el viento ronca
miro a la noche y me alcanza una estrella
para que ilumine mi alma.

La luna está
coronada de espuma,
 me tienta a besarla
y sus labios están hirviendo.

El viento se queja
está cansado y ronca.
Lo despierto para que volemos
y conocer su milagro.


                                    Maximiliano Reimondi
William Godwin


 William Godwin (Wisbech, 3 de marzo de 1756 - Londres, 7 de abril de 1836)
Tanto la familia paterna de William Godwin como la materna eran considerados como clase media, razón por la cual sólo se puede considerar como una broma del propio William el hecho de que él, un político reformista y filósofo radical, intentara trazar su apellido hasta los tiempos de los normandos y vincularlo al gran conde Godwine. Ambos padres (John y Anne) eran considerados calvinistas estrictos. Su padre, un sacerdote separatista, murió joven y nunca inspiró mucho cariño o pena en su hijo; pero, a pesar de sus diferencias de opinión, las relaciones de afecto entre William y su madre siempre existieron hasta su muerte a una edad muy avanzada.
William fue educado en la profesión de su padre en la Academia Hoxton, donde estudió bajo la tutela del biógrafo Andrew Kippis y del enciclopedista Abraham Rees. Al principio era más radical en su calvinismo que sus propios profesores, llegando a ser considerado un sandemaniano o glasita (seguidor de John Glas).
Tras sus estudios ejerció como sacerdote calvinista en Ware, Stowmarket y Beaconsfield. Y fue en Stowmarket donde, a través de un amigo con fuertes opiniones republicanas llamado Joseph Fawcet, las enseñanzas de los filósofos franceses llegaron a él. En 1782 se trasladó a Londres, siendo todavía teóricamente un sacerdote, con la idea de regenerar la sociedad a través de su pluma — un verdadero entusiasta que no se encogía antes las conclusiones a las que le llevaban las premisas de las que partía. Adoptó los principios de los enciclopedistas, y en su ánimo estaba la abolición de todas las instituciones existentes: políticas, sociales y religiosas. Sin embargo, creía que un debate calmado era lo único que se necesitaba para realizar todo cambio, y desde el principio hasta el final de su carrera, despreció todo recurso a la violencia. Era un filósofo radical en el sentido más estricto del término.
Su primera obra fue la Vida de Lord Chatham (1783), publicada como anónima. Y, ya con su nombre, siguieron seis sermones sobre los personajes de Aarón, Hazael y Jesús, recogidos bajo el inapropiado apelativo de Esbozos de Historia (1784), y en los cuales, a pesar de aparecer en boca de un calvinista ortodoxo, enuncia la frase "El propio Dios no tiene derecho a ser un tirano". Con el apadrinamiento de Andrew Kippis, empezó a escribir en 1785 para el Annual Register y para otras publicaciones periódicas, produciendo también tres novelas de las que hoy día no se tiene más información. Los Esbozos de Historia Inglesa, escritos para el Annual Register desde 1785 en adelante todavía hoy día son estudiados. También se unió a un club denominado los "Revolucionarios", donde se asoció frecuentemente con Lord Stanhope, Horne Tooke y Thomas Holcroft. En este punto, su carrera eclesiástica había sido completamente abandonada.
En 1793, con la revolución francesa en pleno apogeo, Godwin publicó su obra magna sobre ciencias políticas: The Inquiry concerning Political Justice, and its Influence on General Virtue and Happiness ("Disquisición sobre la justicia política y su influencia en la virtud y felicidad de la gente"). Aunque, hoy día, este trabajo es poco conocido y menos leído, supuso un hito en el pensamiento inglés. Godwin nunca había sido un obrero en ningún momento de su vida, pero no obstante era un motor para los obreros: un motor con efectos políticos. Justicia Política se convirtió en una obra al mismo nivel de la Areopagitica de Milton, el Ensayo sobre la educación de Locke y el Emilio de Rousseau.
Con "Justicia política" el autor quería decir "la adopción de cualquier principio de moral y verdad en la práctica de una comunidad," y, por ello, el trabajo era una disquisición sobre los principios de la sociedad, del gobierno y de la moral. A lo largo del tiempo, Godwin se había "convencido de que la monarquía era una forma de gobierno inevitablemente corrupta," y deseando una forma de gobierno más sencilla, gradualmente empezó a considerar que "el propio gobierno en su esencia impide la mejora del pensamiento," lo que le reafirmó en los principios por los que más tarde sería conocido como uno de los precursores del anarquismo. La raíz de su pensamiento es la siguiente: las leyes que regulan la propiedad y la moral son inútiles si los hombres no son virtuosos y superfluas si lo son.
Godwin tuvo una considerable influencia en el pensamiento de su época. La fama que le dio "Justicia política" le atrajo la atención de otros pensadores notables como Coleridge, Priestley, Southey, Lamb, Hazlitt y Wordsworth. Sólo cinco años después de la publicación de "Justicia Política", Malthus escribió su Ensayo sobre el principio de la población, en parte respondiendo a las ideas de Godwin. Años después el propio Godwin respondería a dicho ensayo con el suyo propio: Investigación sobre la población (1820). Burke consideró la obra de Godwin como "puro ateísmo defecado, el pensamiento de esa pútrida carcasa de la revolución francesa." Para muchos radicales, William Godwin se convirtió en un verdadero "profeta". Años después su influencia en escritores del Romanticismo como los poetas Lord Byron y Percy Bysshe Shelley sería considerable.
En 1797, se casó con Mary Wollstonecraft, famosa escritora que defendía fervientemente los derechos de la mujer,quien desgraciadamente murió producto de septicemia, once días tras el parto de quien seria la única hija de ambos, Mary Shelley.
Pero la fama se diluyó rápidamente. La violencia derivada de la revolución francesa, la acertada represión del gobierno y las disensiones entre radicales y moderados hicieron que Godwin dejara de tener un protagonismo político real. Su esposa murió pocos meses después de la boda durante el parto de Mary. Mary, a quien educó sobre principios tan estrictos del "racionalismo ilustrado", que su única posible rebelión fue la de escapar a los 17 años con Shelley (quien a la sazón era uno de los mejores discípulos y amigos del pensador). Al año siguiente a la muerte de Mary Wollstonecraft, Godwin publicó Memoirs of the Author of A Vindication of the Rights of Woman (Memorias de la autora de los derechos de la mujer), básicamente en memoria a su recién fallecida esposa.
En 1803 se volvió a casar, esta vez con Mary Jane Clairmont, una suiza ginebrina que ya tenía dos hijos: Charles y Claire, y que le daría un segundo hijo propio: William. Pero este segundo matrimonio no sería muy feliz y le impuso importantes cargas familiares. A partir de entonces, Godwin habría de escribir fundamentalmente para ganar dinero, dedicándose incluso a la literatura infantil. En 1805 fundó una librería, que dirigió durante casi 20 años. Su círculo de amigos se hizo más reducido. Conoció a Shelley a quien apadrinó y de quien se hizo íntimo amigo. Pero, en 1814 su hija Mary y su hijastra Claire huyeron con Shelley, lo que terminó con la amistad entre los dos.
La última parte de su vida, Godwin la dedicó a la escritura de novelas, teniendo un éxito más o menos modesto; entre sus restantes obras de ficción más notables pueden citarse: la novela Caleb Williams (1794), el Mandeville (1817), Cloudesley (1830) y Deloraine (1833). También escribiría una Historia de la Commonwealth entre 1824 y 1828. En 1831 publicó la que sería su última colección de ensayos sobre filosofía política: Thoughts of Man.
Hacia el final de sus días, sus problemas económicos se vieron notablemente aliviados cuando en 1833 recibió una asignación económica de 220 libras anuales por el desempeño de un puesto oficial (ironías del destino que el padre del anarquismo terminara desempeñando un puesto en el gobierno). William Godwin murió a la edad de 80 años, olvidado de todos excepto de un pequeño grupo de amigos, y fue enterrado junto a su primera esposa en el cementerio londinense de Old St Pancras, aunque actualmente reposa junto a los restos de su hija Mary en Bournemouth.

Pensamiento

Godwin creía en la capacidad de perfeccionarse del ser humano, en la idea de que no existen principios innatos, y por ello en la idea de que no existe una predisposición al mal. Consideraba que "nuestras virtudes y nuestros vicios pueden ser asociados a los incidentes que conforman la historia de nuestras vidas, y si dichos incidentes pudieran ser desprovistos de toda tendencia inapropiada, el vicio podría ser extirpado del mundo." Para él, todo control del hombre por el hombre era intolerable, y habría de llegar el día en que cada hombre, haciendo lo que pareciera justo a sus propios ojos, estaría haciendo de hecho lo que es mejor para la comunidad, porque todos se guiarían por los principios de la razón pura.
En Godwin, este optimismo extremo combinaba con una fuerte creencia en el determinismo y la idea de que las acciones malignas de los hombres son producidas por condiciones sociales corruptas que eran heredadas y que cambiando dichas condiciones se podría acabar con la maldad en el hombre.
Godwin no creía que toda coerción y violencia era inmoral per se, tal y como lo hicieron Bakunin y Tolstoi; de hecho reconocía la necesidad de un gobierno en el corto plazo. Pero tenía la esperanza de que llegaría el día en el que dicho gobierno fuese innecesario. Tampoco era un igualitario extremista, sino que pensaba que la discriminación basada en otros fundamentos que no fueran los propios méritos y habilidad era inmoral.
Aunque su trabajo fue considerado demasiado radical por sus coetáneos, es sorprendente como muchas de sus propuestas "anarquistas" en la actualidad son consideradas como evidentes en la sociedad occidental actual. Ejemplos de ello serían los siguientes:
La gente debería ser juzgada sólo por sus propios méritos.
La guerra solo está justificada para proteger las libertades del país propio o las libertades de otro país.
El colonialismo es inmoral.
La democracia es más eficiente que otras formas de gobierno ya que permite que todos expresen su opinión en vez de centralizar el poder un una figura que puede equivocarse. No obstante hay que evitar que las decisiones de la mayoría pongan en peligro la libertad de aquellos que están en minoría.
Es mejor que el gobierno esté cerca del pueblo.
Los individuos deben ayudar a los que están necesitados.
Los criminales deben ser rehabilitados.
Todos deben tener una esfera de juicio privado sobre aquellos asuntos que no amenacen la seguridad y la libertad de otras personas (contrariamente a lo que las iglesias cristianas defendían en aquel tiempo).
La censura evita que la verdad sea reconocida y sólo debería ser admisible cuando existe un riesgo inmediato para la seguridad de la libertad de los demás individuos.
Por otra parte, su crítica a la educación estatal es algo que no ha sido aceptado por muchos, con la notable excepción de los liberales norteamericanos y los anarquistas.
Para Godwin, todas las reformas radicales que proponía habían de ser adoptadas tras un debate, y mediando un cambio maduro que resultase de ese debate. Así que, aunque Godwin aprobaba completamente los esquemas filosóficos de los precursores revolucionarios, llegó a ponerse al lado de Burke en cuanto a su oposición a la violencia como medio de alcanzar las reformas.
Hijo afectivo y siempre dispuesto a dar parte de un duramente ganado sueldo a más de un pobre, mantenía que una relación natural no podía tener deudas con ningún hombre, o que la gratitud a los padres o benefactores no tenía nada que ver con la justicia o la virtud. En una época en la que el código penal era tremendamente severo, discutía con seriedad sobre la conveniencia de todo tipo de castigos (y no sólo la pena capital). La propiedad había de ser para el que más la necesitase. Sin embargo, pensaba que había necesidad de evitar toda violencia a la hora de poner en común la propiedad privada.
        

                                                                                      Maximiliano Reimondi
CINE CLÁSICO

Candilejas


Es una película que produjo, dirigió y escribió Charles Chaplin, en 1952. Así mismo, es el último que protagonizó este gran artista.

Argumento

La trama se sitúa en Londres durante la Primera Guerra Mundial. Un veterano cómico llamado Calvero (Charles Chaplin), en plena decadencia y alcohólico, acoge en su casa a una joven atormentada a la que salva cuando ésta se va a suicidar, intoxicada con gas. Tras el accidente la muchacha sufre un trastorno psicológico que la hace creer estar paralítica. El cómico intentará que la joven Thereza (Claire Bloom) vuelva a caminar y recupere su afición por la danza.

Análisis

Candilejas, última película que produjo Chaplin en Estados Unidos, es para algunos, por su sensibilidad y originalidad, su mejor película, aunque es, hasta el día de hoy, uno de sus filmes menos conocidos, debido a la censura impuesta en los EE.UU. por su anterior trabajo, Monsieur Verdoux. Esta dramática situación, que lo llevó a que se refugiara en Europa, le motivó a realizar la película. Con marcados tintes autobiográficos, mucho simbolismo, un guión perfectamente redactado y una magistral partitura original, "Candilejas" destaca por la mixtura entre comedia y drama a lo largo del film.
Tan solo el título, ya rescata los orígenes artísticos de Chaplin en el teatro, a finales del siglo XIX. La relación entre Calvero y Thereza es una clara referencia al amor entre Chaplin y Oona, que escandalizó a la sociedad por sus casi cuatro décadas de diferencia. el filme, situado en Londres, en 1914, refleja la añoranza de Chaplin por su ciudad natal, justo antes de abandonarla por la Primera Guerra Mundial.
Esta película podría considerarse una despedida de dos grandes genios del cine mudo, Chaplin y Keaton, dioses del pasado que ceden resignados el relevo a las nuevas generaciones. Tiene por tanto un tinte autobiográfico, reflejado magistralmente cuando Thereza es contratada y Calvero queda solo en un escenario en el que se apagan una a una las luces.
La banda sonora de la película, compuesta por el propio Chaplin y arreglada por Ray Rasch y Larry Russell, es considerada entre las mejores partituras de la historia del cine. En 1973, 21 años después, Chaplin recibió su único Oscar competitivo por esta magistral melodía, a los 83 años de edad.


                                                              
                                                             Maximiliano Reimondi