lunes, 7 de abril de 2014

                                                 SOBERANÍA TERRITORIAL



De las casi 13 millones de hectáreas rurales que tiene la provincia de Santa Fe, poco más de 500 mil pertenecen a personas y empresas extranjeras: un 4,2 por ciento del total, con preponderancia de españoles e italianos. En la provincia de Córdoba, las tierras rurales llegan al 1,04 por ciento y en la provincia de Buenos Aires, al 3,5. El porcentaje de tierras rurales extranjerizadas en la “zona núcleo”, donde se encuentran los campos de mayor valor productivo del país, demuestra que los datos publicados por algunas entidades agrarias son imprecisos. Esta situación convive con una alta concentración de la tierra y de extranjerización en muchos otros sectores de la economía, que data de años atrás. El nuevo Registro Nacional de Tierras Rurales demuestra que el mapa actual está muy por debajo del límite que estableció la ley de Tierras sancionada en diciembre de 2011: un 15 por ciento, que en la práctica a nivel nacional, alcanza el 5,93. La norma permitirá mantener bajo control del Registro Nacional de Tierras Rurales este recurso natural tan preciado. El documento destaca que la ley de protección al dominio nacional sobre la propiedad, posesión o tenencia de las tierras rurales autoriza al Estado a determinar con precisión cuántas de estas tierras pueden ser compradas por extranjeros.
Argentina tiene 267.679.474 hectáreas rurales, más del 95 por ciento de su territorio. El total de hectáreas en manos de extranjeros es de 15.881.069, es decir el 5,93 por ciento. La mayor cantidad de tierras extranjerizadas está en manos de propietarios estadounidenses, y le siguen propietarios de nacionalidad italiana, española, suiza y uruguaya. Misiones, Corrientes, Salta, La Rioja y Catamarca tienen los niveles más altos de extranjerización: entre el 10,9 y el 13,9 por ciento. Las provincias de la Patagonia tienen distintos porcentajes que van entre el 2 y el 9,6 por ciento.
La tierra es un bien, objeto de comercio como cualquier otra mercancía. La diferencia es que la tierra suministra un medio de vida para pequeños productores y garantiza la seguridad alimentaria. La concentración de la propiedad es alta y en manos de la histórica oligarquía terrateniente.


                                                        Maximiliano Reimondi

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