miércoles, 26 de septiembre de 2012


                                             TRAICIÓN
                                        
 “Hay puñales en las sonrisas de los hombres; cuanto más cercanos son, más sangrientos.”
                                                 (William Shakespeare)
                                                



Ejército de fantasmas

que le preguntan al viento

desesperados, se arrastran

por el mapa del mundo.

Ese hombre que es

como un paraguas cerrado.

Así es mi alma,

privada de resguardo,

bajo el llameante diluvio de Dios.

Un dolor tan profundo me corroe

que mi alma es un limón seco

torturado hasta soltar

una sola gota amarga.


                                            Maximiliano Reimondi




sábado, 22 de septiembre de 2012


LOS ROSARIAZOS

La historia de los trabajadores en la Argentina, es amplia y variada, con múltiples miradas, pero los historiadores tenemos una deuda para con ellos, ya que existen vacíos y silencios de distintas historias. Muchas han sido las formas de negar la presencia de los trabajadores en la historia argentina. Desde borrar toda referencia a ellos en las historias oficiales hasta la destrucción de los documentos, periódicos, y otros materiales que las distintas organizaciones sindicales han producido y lo siguen haciendo.
Entre mayo y septiembre de 1969, Rosario protagonizó uno de los procesos más ricos e intensos de la lucha antidictatorial, que en esos años, se libraba en todo el país. La unidad en la calle de los obreros y estudiantes rosarinos fue fruto de una maduración lenta y obstinada de la conciencia que, a partir de los dos Rosariazos, asumirá nuevas formas organizativas y superiores contenidos políticos.
Porque si algo distinguió a los Rosariazos, fue la decisión de ganar las calles de todo el pueblo de la ciudad, contra una dictadura. Además en cada barricada reinaba la alegría, la solidaridad, se disfrutaba la pelea por la libertad, y la bronca antidictatorial florecía en las manifestaciones donde codo a codo luchaban peronistas, comunistas, socialistas, radicales, independientes.


Rosario, una ciudad movilizada



Rosario permaneció al margen del proceso que en 1969 desde el interior conmovió al país entero y en dos momentos, en Mayo y en Septiembre, se convirtió en el escenario de importantes insurrecciones, que se sumaron a las de Corrientes, Tucumán, Córdoba, Cañada de Gómez y Cipolletti.
A las condiciones de orden nacional, se agregaron los efectos que la política económica implementada había generado en Rosario y su zona de influencia. En las empresas metalúrgicas se habían sucedido una ola de desaparecidos y suspensiones, un ejemplo de esto fueron los 300 trabajadores despedidos de la Empresa Ciol. Las villas de emergencias se vieron incrementadas debido a la radicación de trabajadores migrantes provenientes de distintos puntos del país y en forma significativa del interior santafesino. Rosario ya se había convertido en un receptor de población expulsada de las regiones más pobres y de provincias monoproductoras, ya sea por la crisis agraria o por el cierre o inexistencia de fuentes de trabajo.
Durante los primeros meses del 69 grandes inundaciones afectaron especialmente Empalme Graneros. La indiferencia de la dictadura ante este problema que se reiteraba cíclicamente, llevó al máximo la indignación de ese barrio. El desmantelamiento de los talleres de Pérez era otro tema de intensa preocupación.
El panorama de la UNR no era más alentador. El Rector José Luis Cantini era sostenedor de una política dura que imposibilitaba el diálogo con los estudiantes. Estos con sus centros actuando en la clandestinidad debido al cercenamiento de las conquistas logradas antes de la dictadura del 66, se precipitaron a un proceso de agitación creciente.
En esos días de marzo del 69 hubo manifestaciones callejeras que, aunque no alcanzaron gran magnitud ni obtuvieron difusión, en cambio lograron crear un clima de recuperación de la confianza en las luchas por parte de los estudiantes.


El mayo rosarino





Cuando en Corrientes los estudiantes reaccionaron por el desmesurado aumento de las tarifas del comedor universitario que beneficiaban al concesionario privado, un ex diputado del Partido Autonomista de Corrientes, pocos podían suponer que en ese preciso momento se abría una crisis de la cual el gobierno de Onganía no podría recuperarse. Frente a la actitud intransigente de las autoridades la protesta fue el camino que encontraron los estudiantes. Y como sucedía habitualmente la represión fue la respuesta. En ese contexto la policía correntina asesinó a Juan José Cabral, un estudiante de sexto año de medicina. La reacción del movimiento estudiantil rosarino fue inmediata.
Sobre el mediodía siguiente la protesta se concentró en el comedor universitario de Rosario, lugar que desde la llegada de la dictadura se había convertido en centro de reunión y debate en la medida que las asambleas en las facultades estaban prohibidas. Desde allí se resolvió efectuar una marcha que partió hacia Corrientes y Córdoba. La represión policial fue inmediata e indiscriminada, los manifestantes se dispersaron en múltiples direcciones intentando huir de los garrotazos y los disparos. Cuando un grupo de estudiantes se refugió en la galería Melipah, fue acorralado por la policía. El oficial Juan Agustín Lezcano le disparó con su arma reglamentaria al estudiante de Ciencias Económicas, Adolfo Bello, de 22 años, con un tiro a corta distancia, impactándole en la cabeza con un proyectil calibre 45 que le ingresó por la frente y salió por la nuca, lo que le produjo la muerte hacia las 19 horas del mismo día.
Apenas conocida la muerte de Bello, los estudiantes nucleados en el Comité de Lucha se reunieron en el local de CGTA y conjuntamente con la central obrera repudiaron los asesinatos de Cabral (asesinado el 15 de mayo) y Bello, solicitando la concurrencia de todo el estudiantado a los locales de las facultades a la vez que se llamaba a un paro general universitario de alcance nacional para el día 20 y la realización de una protesta el próximo miércoles 21.
Las declaraciones de condena fueron numerosas, por contraste el rectorado de la Universidad reaccionó cerrando el Comedor Universitario. Los estudiantes entonces instalaron una olla popular en el local de la CGTA. El comité de lucha estudiantil, junto a la central sindical convocaron para el 21 de Mayo a la Marcha de Silencio. A ella adhirieron entidades sindicales, vecinales, políticas, religiosas, profesionales, industriales y comerciales. Fue una clara demostración de la polarización que se había suscitado en el seno de la sociedad rosarina.

La Marcha de Silencio


Durante la Marcha de Silencio, efectuada el miércoles 21, el centro de la ciudad quedó en mano de los manifestantes. La participación de los estudiantes secundarios y de los habitantes de la ciudad fue notoria.
Como punto de concentración se eligió la Plaza 25 de Mayo, la cita fue a las 18 horas. Desde el mediodía la zona fue ocupada por la policía que montó un gran dispositivo de seguridad.
Córdoba y Laprida fue el punto de convergencia de distintos grupos que llegaban sin interrupción. Hostigados por los efectivos policiales, los manifestantes se desplazaron hacia calle Maipú y las adyacencias del Jockey Club. Cientos de ellos, en absoluto silencio, hacen una sentada ocupando la calzada en Córdoba y Maipú.
Al cabo de una hora se lanzaron las primeras granadas sobre la ya muy numerosa concurrencia. Se empezaron a levantar las primeras barricadas utilizando maderas de las empalizadas de obras en construcción. Calle Corrientes ofrecía una singular imagen porque las barricadas que desde Urquiza a Mendoza cerraban el paso, eran alumbradas por el fuego de las hogueras permanentemente alimentadas con objetos aportados por los vecinos desde los balcones de las casas céntricas.
Hacia las 21 horas apareció una autobomba de los bomberos. No pudo apagar la cadena de hogueras que elevaban sus llamas creando un insólito paisaje urbano. En medio de una gritería ensordecedora y el humo que cubría todo el centro, la policía replegó sus fuerzas regresando sus efectivos al local de Jefatura. En esos momentos la ciudad estaba en manos de los manifestantes, alentados por el vecindario.
A la esquina de Córdoba y Corrientes fueron llegando cientos y cientos de manifestantes después de haber avanzado y retrocediendo por las calles. Desde la escalinata de la Bolsa de Comercio comenzó el desplazamiento hacia el local de la CGT ubicada a pocas cuadras.
Una bandera argentina de gran tamaño, encabezaba la marcha. La columna avanzó con gran júbilo y al llegar a la esquina de Italia se produjo el primer incidente. Cuando un grupo de manifestantes ocupó la emisora radial LT8 en Córdoba al 1800 para transmitir un comunicado, al ser desalojados violentamente, se produjo otro asesinato: a los pocos metros de la radio y cuando huía de los disparos, junto a numerosos manifestantes, se vio caer a un joven con aspecto infantil, vestido con un pantalón vaquero y camisa y pulóver rojos. De inmediato, sus compañeros accidentales-posteriormente no pudieron dar ni siquiera su nombre en el sanatorio al que fue llevado-intentaron levantarlo inútilmente: una bala había penetrado en su cuerpo por el hemotórax izquierdo sin orificio de salida a la altura de la séptima costilla. Un médico que se encontraba en el lugar, el doctor Aníbal Reinaldo, residente en el hospital universitario del Centenario, se ocupó de hacerlo trasladar al sanatorio más cercano, el “Palace”, para ser atendido urgentemente ante la gravedad desesperante de su estado.
Pero en el sanatorio “Palace” aguardaba entretanto, la última prueba de la represión: llegados el doctor Reinaldo y los jóvenes que habían transportado el cuerpo del caído, la Guardia de Caballería volvió a cargar impunemente contra todos, propinando sablazos a granel, sin distinción de ninguna naturaleza, produciendo incluso la rotura de los vidrios de las puertas de acceso y repitiendo los disparos de las armas de fuego. Ni los gritos angustiados del público ni la exhibición de sus credenciales de profesional, por parte del médico Reinaldo, sirvieron de nada: él mismo fue víctima de la saña de los policías montados, quienes incluso aplicaron sablazos al propio herido, ya esta altura convertido-como se comprobó inmediatamente-en otra víctima inocente de la policía rosarina. Era un adolescente de 15 años, llamado Luis Norberto Blanco.
El sepelio de Luis Norberto Blanco se realizó el mismo 24 ya se transformó tal vez en la mayor expresión de repudio conocida hasta entonces. Más de 7.000 personas estudiantes, empleados, profesionales, docentes, gremialistas, periodistas caminaron desde la casa paterna en barrio Sarmiento, hasta el Cementerio La Piedad, distante 90 cuadras.
Simultáneamente se difundió una declaración de 31 sacerdotes adhiriendo a la actitud de los estudiantes y criticando crudamente la acción policial y los poderes concedidos al II Cuerpo de Ejército.
Culminaba la denominada “Guerra de Rosario”, como tituló la revista Boom su número de Junio de 1969.
Las fuerzas del orden policial fueron desbordadas por los manifestantes y debieron replegarse a los cuarteles. Rosario fue declarada zona de emergencia bajo control militar. Esta decisión fue tomada por la Junta de Comandantes, presidida por el General Agustín Lanusse y luego comunicada al Presidente Onganía y a su Ministro del Interior Borda. Onganía se encontraba en el medio de dos frentes, el militar y el obrero-estudiantil.
Simultáneamente, 2.000 obreros de los talleres ferroviarios de la localidad de Pérez paralizaban sus tareas por la suspensión de los delegados Enrique Gigena y Roberto Forcatto. Ese día respaldaron el paro los 1.800 trabajadores de los talleres de Rosario, los 2.500 de Pérez, los de Villa Diego, personal administrativo y del Galpón de Alistamiento de Máquinas Diesel. Por la noche, en una numerosa asamblea se decidió continuar con la huelga, esta vez por 72 horas, con la adhesión de La Fraternidad.
La CGT unificada organizó una huelga para el día 23 de mayo, eso permitió que trabajadores y estudiantes se incorporaran a la multitudinaria columna fúnebre que acompañó los restos de Luis Norberto Blanco al cementerio La Piedad.
El estado de movilización continuó en los días posteriores pero con una intensidad menor en la ciudad, sin embargo, mayo aún no había concluido. El día 29 una nueva insurrección urbana, el Cordobazo, conmovería con una profundidad desconocida hasta entonces, las estructuras de poder vigentes.

Septiembre

Distintos investigadores estiman que intervinieron entre 100.000 y 200.000 personas en las distintas contingencias que se sucedieron. Elevadísima presencia humana porque Rosario tenía entonces una población de 800.000 habitantes. Los días 17 y 18 no hubo diarios porque trabajadores de prensa adhirieron al paro.
El diario La Capital del día 19 tituló a lo ancho de la primera página “Horas de angustia vivió Rosario por un brote de violencia sin precedentes”.
Los sectores populares resistieron y los enfrentamientos fueron tan intensos que el ejército emplazó baterías antiaéreas en lugares estratégicos.

De mayo a septiembre

Los cambios producidos en junio en el gabinete nacional, donde cada sector pugnó por imponer sus hombres, fueron una clara demostración que la batalla por mantener la unidad de las Fuerzas Armadas se había perdido.
En Junio, al producirse la visita de Onganía, para asistir al acto del Día de la Bandera, la regional Rosario de la CGT unificada desde el 21 de mayo, lo declaró “persona no grata”. La ceremonia rodeada de un importante aparato de seguridad fue acompañada por movilizaciones estudiantiles en contra del primer mandatario.

El segundo Rosariazo



Hace muchos años, la historiadora Beba Balvé, señaló que el “Segundo Rosariazo o proletario sigue siendo el hecho maldito de la ciudad. De eso no se habla, no se recuerda, pareciera que el fuego antidictatorial continuara quemando”. Ante esa masiva protesta, por lo que significó política y socialmente en el desarrollo y crecimiento de distintos gremios, activistas sindicales, agrupaciones obreras y políticas, muchos nos preguntamos ¿por qué la recordación del Segundo Rosariazo, aparece como “el hecho maldito” en la historia de los rosarinos, por qué muy pocos quieren recordarlo? ¿por qué la movilización de masas más importe de la historia de la ciudad (los cálculos de la población que participó de esas jornadas van desde las 100.000 a las 250.000), no se recuerda?. De eso no se habla. ¿Por qué? se hacen actos, notas, mesas redondas, por otros acontecimientos, cuando si algo caracterizó al “Segundo Rosariazo” fue la alegría, la libertad, la solidaridad y la bronca antidictatorial de todo el pueblo de la ciudad. ¿Por qué los medios de comunicación hablaron durante años del Rosariazo de mayo de 1969? De eso no saben las nuevas generaciones y las viejas poco recuerdan.
El segundo Rosariazo, a diferencia de los acontecimientos de mayo que vieron su detonante en el ámbito estudiantil de Corrientes y luego se extendieron hacia gran parte del país involucrando también a Rosario, encontró su origen a partir de un conflicto obrero suscitado en la Unión Ferroviaria rosarina, como consecuencia de los paros realizados los días 23 y 30 de mayo de ese año, dispuestos por la CGT que fueron acotados por el gremio ferroviario de la seccional Rosario.
La dictadura militar de 1966, tras intervenir "La Unión Ferroviaria", anuló convenios y conquistas, produjo rebajas de categorías y de sueldos, 116.000 empleados y obreros fueron sancionados. El 8 de septiembre de 1969, el Cuerpo de Delegados de la Seccional Rosario del Ferrocarril Mitre y la Comisión Coordinadora de la Unión Ferroviaria comunicaba que "se iniciaba una huelga de brazos caídos en los lugares de trabajo", tras la suspensión de un delegado administrativo. Pararon ese día los Talleres de Rosario, Pérez, Villa Diego, y personal administrativo. Por la noche en una masiva asamblea se decidió continuar la huelga, esta vez por 72 hs., con la adhesión de La Fraternidad, y la medida se extendió a las Seccionales de Arroyo Seco, Empalme, Villa Constitución, San Nicolás, Cañada de Gómez y Casilda.
La empresa anunció suspensiones, la CGT Rosario se declaro "en estado de alerta y convocó a un plenario", mientras los delegados declararon "la huelga por tiempo indeterminado" a partir del día 12. La solidaridad del resto de los ferroviarios se extendió por todo el país. La dictadura a través del CONASE (Consejo Nacional de Seguridad), ordenaba la aplicación de la "Ley de Defensa Civil", por lo cual todo el personal ferroviario era movilizado, con convocatoria militar y les sería aplicado el Código de Justicia Militar.
En tanto el problema ferroviario crecía, los estudiantes se preparaban para conmemorar el tercer aniversario del asesinato de Santiago Pampillón. Junto a ese acto se realizó una movilización en el centro de la ciudad en la cual los manifestantes arrojaron bombas incendiarias contra la sede del Jockey Club (Córdoba y Maipú), Aricana (Buenos Aires al 900) y la oficina del Servicio Cultural e informativo de los Estados Unidos.
Un plenario de 32 gremios de la "CGT Unificada de Rosario", resolvió "realizar un paro activo por 38 horas, los días 16 y 17” y se planificó la formación de columnas troncales que partirían de distintos puntos que convergían: la del norte por Avenida Alberdi y del sur por Avenida San Martín y la del Oeste por calle Córdoba. Esto, de hecho, posibilitó una importante participación que se vio reforzada por la acumulación de experiencias que se habían producido a lo largo de los últimos años. Este paro implicó que obreros y asalariados se encontraran en sus lugares de trabajo. La solidaridad llegaba de todos los trabajadores de Rosario. Los estudiantes universitarios y los partidos políticos se sumaron al paro.
El conflicto fue dinamizado desde un principio por el cuerpo de delegados de la UF que nucleaba a peronistas, comunistas, radicales y socialistas. Si bien el grueso de los manifestantes fueron obreros, se debe mencionar la participación que tuvieron algunos sectores medios como empleados de comercio, administrativos, bancarios y profesionales. A diferencia de mayo donde la principal presencia fue la de los estudiantes, en septiembre éstos estaban presentes pero actuando subordinados al control y la dirección gremial. Los universitarios declararon un paro de 48 horas y por esta razón se sumaron a las manifestaciones pero sin concentrarse en las casas de estudio. En las escuelas primarias y secundarias se interrumpieron las clases al iniciarse los enfrentamientos.
El escenario de la lucha no sólo fue el centro de la ciudad. Las fuerzas de seguridad a comenzaron a operar inmediatamente de iniciado el paro, tratando de impedir tanto el acceso al centro como la formación de las columnas numerosas. Desde las 10 hs, masivas columnas de trabajadores comenzaron a marchar partiendo de sus sedes sindicales o de los lugares de trabajo. Desde La Fraternidad más de 7000 ferroviarios, se dirigieron a la empresa Minetti, posteriormente se les sumaron los obreros textiles de "Extesa", se incorporan los trabajadores del vidrio, de la construcción, etc. Desde Oroño al 1300, marcho la columna de Luz y Fuerza, y otra lo hizo de la Usina Sorrento. Del sur venían los obreros del frigorífico Swift, los portuarios y los metalúrgicos. Todos trataban de converger al local de la CGT, en Córdoba al 2100. Los estudiantes concentrados en las distintas facultades se unían a las columnas.
Al comenzar la represión policial, ésta lograba parcialmente dispersar a los manifestantes, pero pronto levantaban barricadas, resistían, se reagrupan y continuaba la protesta. Por toda la ciudad, aparecían barricadas en donde se encontraban peronistas, radicales, comunistas, socialistas, etc. Los puntos de concentración aumentaban, se incendiaban los colectivos y troles que no paraban, y la policía se fue replegando. Se hicieron hogueras, quema de automóviles y trolebuses, ataque a los comercios abiertos y a los grandes establecimientos y bancos de cada zona. Una mención especial merece el ataque sistemático a las instalaciones de la empresa Ferrocarriles Argentinos. Cuando el paro finalizó, una de las pocas estaciones que no había sido tocada en toda la ciudad fue Rosario Norte, el resto había sido destruido total o parcialmente.
La magnitud y la intensa dinámica que adquirieron los acontecimientos desde sus momentos iniciales originó la llegada de refuerzos de localidades vecinas. La gendarmería estuvo a cargo del control y seguridad de las instalaciones ferroviarias. Al igual que en mayo, se produjo la intervención del Ejército para normalizar la situación sobre las últimas horas del segundo día del paro.
Con el correr de las horas, era cada vez mayor la cantidad de vecinos que se sumaban a la protesta, y la lucha se desplazo a los barrios. Se incorporaron las amas de casa y los niños, y durante toda la jornada se turnaron para mantener en actividad las barricadas, donde se realizaban espontáneas asambleas para discutir como continuar.
Las fuerzas policiales fueron desbordadas, y no consiguieron penetrar en Empalme Graneros, algunas zonas de Arroyito, en varias manzanas de la zona sur, y en numerosos barrios.
El Ejército se hizo cargo de la represión y comenzó a recuperar el control de la ciudad. Al mando de las fuerzas se encontraba el segundo Comandante General de Brigada Antonio Robinson, quien advirtió a los rosarinos a las nueve de la noche que, en cumplimiento de su misión las tropas a sus órdenes abrirían fuego ante cualquier “desmán o atentado”. Para reforzar las tropas del Segundo Cuerpo fueron enviados desde Corrientes dos mil efectivos al mando del posteriormente conocido por todos, el entonces coronel Leopoldo Galtieri, ya que si bien el paro había finalizado la noche del 17, el 18 aún subsistían algunos focos de resistencia, especialmente el barrio Empalme Graneros, que se convirtió en uno de los principales escenarios de estas jornadas. Y en el último reducto de la resistencia. Controlados rápidamente por el ejército los focos de contestación que aún quedaban, podemos decir que el posteriormente célebre “Rosariazo” había concluido.
Las demandas que se plantearon fueron mucho más complejas y condensaron elementos políticos, económicos, sociales, culturales.
En mayo la violencia que el régimen descargó sobre los estudiantes sembrando la muerte operó como el desencadenante de una respuesta que no estuvo circunscripta al circuito universitario. Septiembre en tanto tuvo su origen en un conflicto obrero suscitado en la ciudad entre los trabajadores ferroviarios y la dictadura.
En mayo lo que comenzó siendo un conflicto estudiantil logró inmediatamente generar el apoyo y participación de amplios segmentos sociales, fundamentalmente de los sectores combativos del movimiento obrero nucleados en la CGT de los Argentinos. La prensa y las organizaciones empresariales locales se solidarizaron con los sectores contestatarios. Sin embargo esta posición fue efímera, ya que después del Cordobazo se replegaron a sus tradicionales posiciones.
La fría estadística habla de que el Rosariazo de septiembre de 1969 dejó como saldo dos muertos, veinticinco heridos y cientos de detenidos. Entre los daños materiales fueron contabilizados 11 trolebuses incendiados y 14 más con roturas, entre otras pérdidas. A causa de dos coches incendiados, hubo que sacar de servicio a dos líneas H de troles. Para reemplazar esas unidades, se adquirieron 12 unidades de Buenos Aires que no tenían uso. Sin embargo, el verdadero origen de esos trolebuses era Bahía Blanca. La historia es curiosa: pese a que eran cero kilómetro, las unidades Mercedes Benz tenía casi veinte años de antigüedad. Los coches habían sido fabricados en 1953 y estaban destinados al servicio de troles de Bahía Blanca. El tema es que ese servicio en la ciudad del sur bonaerense nunca pudo instrumentarse por…escasez de energía eléctrica suficiente para mover las unidades a una velocidad normal. Como si se tratara de una profecía proletaria la única vez que esos troles salieron a la calle en Bahía Blanca fue durante una huelga de transportistas, pero los coches debieron ser remolcados por los trabajadores a causa del escaso fluido eléctrico.


Conclusiones




Eran épocas en que los trabajadores estaban acorralados por la proscripción del peronismo, la intervención de sus sindicatos, el cercenamiento de conquistas históricas, la detención de muchos dirigentes, y la situación económica que se agravaba, creó un clima de broca y lucha.
Desde 1969, todo se aceleró y constituyó un punto de viraje en la evolución del país. Se vivió un proceso de cambios entre los trabajadores, estudiantes universitarios, partidos políticos, y en las principales tendencias que se expresaban dentro de la dictadura.
El mayo rosarino representó la primera gran contestación de masas con su claro contenido antidictatorial que produjo en el ámbito social y especialmente en la Universidad un aflojamiento de los controles represivos ejercidos sobre las actividades de las agrupaciones estudiantiles.
Septiembre no contó con apoyos tan amplios, el protagonismo de la clase obrera fue más definido y decidido, aquellos sectores que se solidarizaron en mayo, en septiembre responsabilizaron a la CGT por los desmanes ocurridos. A diferencia de mayo la ciudad no fue declarada “zona de emergencia bajo control militar”.
Los protagonistas, fueron la clase obrera y a los universitarios que fueron sin duda alguna las fuerzas con que contó el movimiento antidictatorial.
Por un lado se puso de manifiesto el estado que había alcanzado la radicalización de la conciencia política de importantes sectores de la sociedad y el profundo rechazo a la dictadura.
Esos movimientos de masas actuaron como factores de presión para cambios dentro del propio gobierno nacional y dejaron dos consecuencias: comenzó a enterrarse el proyecto que no tenía plazos, y se inició un proceso político en toda la sociedad.
En ambos momentos (mayo y septiembre), los partidos políticos como fuerza organizativa, tuvieron una presencia muy débil aunque se expresaron por medio de la participación individual de dirigentes y militantes a través de una actividad gremial, estudiantil u obrera.
Las grandes movilizaciones demostraron la capacidad de lucha, creatividad, y solidaridad del pueblo. Las asambleas obreras populares, algunas espontáneas, que se realizaron en Rosario y Córdoba, en las jornadas de mayo y septiembre, reuniendo en su seno a los obreros, estudiantes universitarios y a gran parte de la población pobre de los barrios tomados, rodeados de barricadas, y en algunos lugares con la población ejerciendo el poder de policía, por ejemplo, el de permitir la salida de los bomberos tomados para sofocar incendios, controlar la entrada y salida de los barrios, también constituyeron una forma embrionario de los órganos de poder, con democracia directa abarcando ya a toda una ciudad. Pero su insipiencia y en gran medida la ausencia de una verdadera organización, no permitió la unificación de las asambleas barriales entre si, a través de delegados electos, en un consejo único de la ciudad.
Las consignas más escuchadas en Mayo fueron “acción, para la liberación”, “Cabral y Pampillón los mártires del camino para la liberación”, “Bello, Cabral la lucha sigue igual”. En septiembre en algunas columnas y barrios se cantó la marcha Peronista junto a “patria sí, colonia no”, “A la policía le quedan dos caminos; unirse con el pueblo o ser sus asesinos”.
La salida de los sectores participantes estuvo mediatizada por las estructuras corporativas en que se hallaban encuadrados: los sindicatos, los centros de estudiantes, las organizaciones barriales y parroquiales. La expectativas de los dirigentes, obreros o estudiantiles fueron superadas por los niveles de respuesta alcanzados.
Si de algo trata el desarrollo de la lucha de clases en Argentina a partir de 1969, es del desenvolvimiento del proletariado de crear sus estaciones cuadros, independientes de la burguesía dentro de una moral y una estrategia de poder consistente con su ser social: clase obrera. De allí las crisis ideológicas en relación a las distintas formas del reformismo como formación ideológica, puestas en relación con una incipiente formación ideológica de carácter revolucionario y la emergencia y desarrollo del revisionismo, como manera de frenar y obstaculizar la superación del reformismo en crisis.
Estos movimientos se produjeron en un contexto internacional de crisis del sistema institucional político, que no es otra cosa que la contratara de las nuevas condiciones sociales generales que se imponen a miles de millones de seres humanos. La más gigantesca monopolización de la vida por ínfimos grupos de poder conduce a la muerte por hambre de cientos millones de seres.
Se trata de la construcción de una nueva forma de implementar y ejercer el poder, la construcción de un poder de nuevo tipo y el desarrollo y profundización de la crisis de la forma como se implementaba y ejercía el poder hasta ese momento dominante. Crisis que se hace evidente en los partidos políticos organizados en un bloque histórico determinado.
Los Rosariazos y el Cordobazo constituyen la batalla decisiva que engendra la revolución argentina. Es así como en cinco meses toma forma un movimiento de liberación nacional y social, realizando su contenido en septiembre: la insurrección. Cada combate realiza su forma de lucha específica de la que emergen nuevas figuras sociales: huelga política de masas-el joven rebelde-; huelga general de masas-el obrero combatiente- y fuerza de masas-el insurgente-, en su doble manifestación: en tanto proletario, sujeto de la insurrección y, en tanto obrero movilizado militarmente.
Cambian las formas de hacer política y la política misma, los valores, los principios. Hace crisis todo el andamiaje del sistema ideológico que se sintetiza en la relación soldado-ciudadano. Es secundaria la formación cómo se resuelva en este espacio nacional ya que expresa el momento de la crisis en la cúspide del poder universal. Emergen nuevos valores, otros principios: se establecen entre los hombres relaciones sociales de nuevo tipo, se crean y postulan nuevos proyectos más o menos inclusivos, se plantean los problemas de la libertad
Fue un tiempo plagado de sueños, encantamientos y de esperanzas por quienes los protagonizaron. Años idealizados por algunos y descalificados por otros. Años en que apareció una verdadera contracultura en las artes, las letras, la vida cotidiana, la sexualidad, la vestimenta, las costumbres. Y como escribió Adolfo Gilly, años que marcaron una “esquina peligrosa, una de aquellas en donde la historia pudo haber dado un viraje”.

Fuentes

. Balvé Beba C.; Balvé Beatriz S. “El ´69”; 2005. Ediciones Ryr-CICSO. Buenos Aires.
.Bla, Alberto; Águila, Gabriela; Guenara, Gustavo; Viano, Cristina. “Rosario en la Historia”, tomo 2. Octubre de 2000. UNR Editora. Rosario.
.Ceruti, Leonidas; Sellares, Mirta (2002). «La rosa crispada». Revista Los '70   
.Ceruti, Leonidas; Sellares, Mirta. El Rosariazo. Día por Día. Entre Mayo y Septiembre.
.Diario “El Ciudadano”. 15 de septiembre de 2002. Página 24. Rosario.
.Diario “Rosario 12”. 19 de mayo de 1996. Páginas 4 y 5. Rosario.
.Diario “Clarín”. 18 de septiembre de 1969. Páginas 33 y 38. Buenos Aires.
.Revista “Boom”. Junio 1969. Año 1. N°10. Páginas 3, 6, 7, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27 y 28. Rosario.
.Revista “Museo de la Memoria”. 18 de septiembre de 2003. N°1.Rosario.
.Revista “Los ´70. Agosto 1997. Año 1. N°4. Rosario.
.Suplemento “Señales”, diario “La Capital”. 20 de julio de 2003. Rosario.

jueves, 20 de septiembre de 2012


DOS MÁS DOS

Dirección: Diego Kaplan / Guión: Juan Vera y Daniel Cuparo / Fotografía: Felix Monti / Música: Ivan Wiszogrod / Edición: Pablo Barbieri / Dirección de arte: Juan Lovece / Elenco: Adrián Suar, Carla Peterson, Julieta Díaz, Juan Minujín, Alfredo Casero / Distribuidora: Buena Vista International / Duración: 107 minutos / Calificación: apta para mayores de 16 años.



Crítica: por Maximiliano Reimondi

Calificación: Buena

La propuesta es buena. Incursiona en un tema picante como es el intercambio de parejas. Dos cirujanos amigos y socios en una sofisticada clínica de Puerto Madero, la dueña de una refinada boutique y la bella meteoróloga que todas las noches anuncia el pronóstico del tiempo por TV.
El matrimonio liberal consigue convencer al otro del efecto benéfico que ha producido en ellos, la concreción de sus fantasías eróticas: son swingers y los invitan a compartir con ellos la experiencia. Claro que se trata de una decisión que hay que tomar de a dos, y en este caso hay uno que se niega. De la firme resistencia a extender sus horizontes sexuales nacen muchas situaciones graciosas, pero también la pregunta que se traslada al espectador: ¿Cómo reaccionaría cada uno ante una situación similar?
El director emplea una cámara relativamente pudorosa cuando llega la hora de las situaciones más arriesgadas y elige que la audacia se concentre en el lenguaje franco, directo y verosímil de los diálogos. Y sobre todo no emite juicio moral respecto de las conductas de los personajes: los dos swingers experimentados (Peterson, Minujín); la bella esposa (Julieta Díaz) que al cabo de años de matrimonio (tienen un hijo de 14) aspira a tonificar una relación que se ha ido estancando en cierta rutina y confía en que una vida sexual más libre redundará en beneficio de la pareja, y el marido (Adrián Suar), que se resiste, hasta donde se lo permite la presión del entorno, a cualquier experiencia "novedosa" en el terreno sexual.
La realidad les marcará otro rumbo ni bien descubran que el sentimiento puede colarse como invitado imprevisto. La comedia cruza el conflicto de los cuatro personajes principales que cumplen buenas actuaciones.

martes, 18 de septiembre de 2012


 ATARDECER


El sol parece apagarse
cuando saluda feliz por un amor frustrado.

Toda flor, árbol y río,
caen bajo su mirada como un corazón vivo…
Corro al horizonte para atrapar algún rayo oblicuo.

Persigo al Febo que se retira;
la sensual noche abre su puerta,
negra, húmeda, rota de brisas;

un olor a jazmín en las nubes,
y mi boca roza, junto a las estrellas,
una boca jugosa y llena de vida.




                                                                     Maximiliano Reimondi

viernes, 14 de septiembre de 2012


La mafia del fútbol

El término barra brava se emplea en América Latina para designar a aquellos grupos, y a los individuos dentro de los mismos, organizados dentro de la hinchada de un club de fútbol, caracterizados habitualmente por ser protagonistas de incidentes violentos, dentro y fuera del estadio de fútbol.
Originalmente fueron denominados barra fuerte por el diario vespertino argentino La Razón en octubre de 1958, a raíz del asesinato policial del joven Mario Linker en el partido entre los clubes Vélez Sársfield y River Plate. El término barra brava aparece en Argentina a comienzos de la década de 1960; posteriormente su uso se fue extendiendo por toda América Latina. Las barras bravas se han extendido, en diversos grados, desde Argentina a diferentes países de América. Generalmente tienen su origen en una subcultura juvenil de carácter urbano, donde se busca la pertenencia a un grupo determinado.
En el período que va desde 1924 a 1957 se produjeron 12 muertes relacionadas con el fútbol. Sin embargo, a partir del final de la década de los años 50 el fenómeno cambia. Tras la muerte de Linker, en 1958, en el fútbol argentino se inicia una etapa de "acostumbramiento" a la violencia, comenzando el uso de la denominación barras bravas para referirse a los grupos organizados de hinchas violentos. Desde ese momento empieza a incrementarse el número de muertes; de acuerdo con Amílcar Romero, entre 1958 y 1985 se producen en Argentina 103 muertes relacionadas con violencia en el fútbol, es decir, en promedio de una cada 3 meses.
En este período, además, progresivamente se van institucionalizando los grupos de hinchas violentos, que son financiados por los dirigentes de los respectivos clubes. A partir de entonces la violencia crece; los barras bravas comienzan a ser utilizados también por los políticos y por la policía.
El negocio de la droga, la venta de entradas que le dan los dirigentes, lo que recaudan de los estacionamientos, la venta de alimentos y gaseosas dentro de las canchas, son sus fuentes de ingresos. Además son patovicas de dirigentes sindicales y políticos.
En junio de 2010, cientos de barras bravas viajaron al Mundial. La AFA le solicitó las entradas de los partidos a la FIFA luego de recibir cartas con membretes de varios clubes.
En Rosario, los barras de Central y Newell's presionan a los pibes de las divisiones inferiores, a sus padres y a los representantes de los pibes para que les permitan manejar sus carreras o, en todo caso, para dejarlos en manos de un agente amigo que luego cede parte de las ganancias. Además, uno de los integrantes de la barrabrava de Newell´s asesinó a tres jóvenes en Barrio Moreno, en la madrugada del 1° de enero de 2012.
Se sabe que muchos planteles y entrenadores les entregan el 10% de sus sueldos a los muchachos. Cuando se acercan elecciones a nivel nacional o provincial, son muchos los barras que fogonean las campañas.
En casi todos los casos en connivencia con la Policía, los barras también manejan los estacionamientos en las calles aledañas a los estadios. Pasa en la mayoría de los clubes y los intermediarios suelen pedir 10 pesos por auto. ¿Otro modo de recaudar de los violentos? Les piden camisetas a los futbolistas y después las rifan o venden. El entramado de las barras es enorme. Hace 30 años que estas bandas de delincuentes vienen enriqueciendo sus billeteras de una forma alarmante, tienen grandes privilegios y viven en los barrios más caros. La Side y la policía conocen a todos los implicados y algunos son amigos de ellos.
¿Cómo no se aplicó inteligencia para investigar todo esto? La solución se puede implementar pero no se quiere porque a ninguno de los poderes políticos, sindicales y económicos les conviene. Además, hasta la misma cúpula dirigencial no quiere terminar con esta mafia porque temen ser asesinados.
Lo sucedido el sábado 25 de agosto entre los barras de Boca Juniors pone de manifiesto que estos delincuentes tienen una impunidad llamativa ya que es la “hinchada” menos investigada del fútbol argentino. El encuentro estaba planeado de antemano, y en el camino se enviaban mensajes de texto con amenazas criminales. Además se pueden observar los videos donde estos mafiosos estaban en la ruta horas antes del encuentro y la zona estaba liberada. Hasta un barra brava de Newell´s ayudó a Mauro Martín para que fuera internado en el Hospital Provincial de Rosario.
Es llamativo que la policía no haya encontrado las armas cuando los requisó, si lo hizo realmente. Pudo haber sido una masacre ya que el tiroteo se produjo en medio de una ruta donde circulan miles de automóviles.
Rafael Di Zeo cobra más de 2.000 pesos como empleado de Servicios Públicos del Gobierno porteño. El mediático líder de La Doce es uno de los encargados de controlar la iluminación en las calles de Buenos Aires. El Rafa es un hombre que está lejos de sufrir estrecheces económicas.
El único dirigente que se atrevió a enfrentarlos cara a cara es el presidente de Independiente (Avellaneda), Javier Cantero, y nadie salió a respaldarlo. En la lista de derecho de admisión, no figuraba el segundo de Mauro Martín, en el partido de Independiente-Boca Juniors, que entró a la cancha para reemplazar a su amigo. La hipocresía en el negocio del fútbol es tan grande y rentable que se permite cualquier cosa.
Además, estos delincuentes se presentaron en sociedad, en 2010, formando una ONG denominada “Hinchadas Unidas Argentinas”, con página web incluida (nacional e internacional) y la “bendición” de otro mafioso como Julio Humberto Grondona y el Gobierno Nacional.
No es imposible desarticularlas, salvo que algún sector involucrado haga fuerza para que existan, para que sigan latiendo con su corazón de violencias y sus negocios múltiples. El entramado de las barras es enorme. Sus conexiones insospechadas y su poder, a veces, parece ilimitado. Pero resignarse ante su desarrollo no es sólo retroceder, es entregarse.

                                                              Maximiliano Reimondi

domingo, 9 de septiembre de 2012


                           UNA MAESTRA REVOLUCIONARIA

 “A los niños los queremos libres y en orden, como en una bandada de pájaros” (Olga Cossettini)


El 27 de mayo de 1987 moría Olga Cossettini. Fue maestra de maestras. Es más, una maestra visionaria y revolucionaria en su profesión. En la escuela “Gabriel Carrasco” enseñaba sin filas, campanas ni rígidos horarios, donde la música marcaba el tiempo del recreo y la solidaridad era el principio que regía los aprendizajes.
Se cumplieron 25 años del fallecimiento de la educadora que, junto a su hermana Leticia y un grupo excepcional de maestras, dio lugar a un proyecto pedagógico tan innovador que todos querían conocerlo. Por eso visitaron su escuela y hasta formaron parte de sus clases artistas, educadores y escritores como Alfonsina Storni, Javier Villafañe, Gabriela Mistral, Ezequiel Martínez Estrada, Bernardo Canal Feijóo, Emilio Mira y López, Juan Ramón Jiménez y Margarita Xirgu.
Seiscientos chicos, entre 6 y 14 años, aprendían en la escuela de Alberdi que tenía como principios de trabajo “el respeto por los niños, basado en la solidaridad, en el acercamiento a la naturaleza y a su mundo circundante, con la convicción de que sólo se aprende lo que se vive; una escuela de puertas abiertas, que dio libertad a los alumnos para trabajar y a los maestros para desarrollarse”.
Había clases de teatro, danzas, hasta un coro de pájaros (los chicos los imitaban), aprendían oficios, cómo formar una cooperativa, debatían en asambleas, y hasta tenían su propio periódico escolar. Las salidas por el barrio y paseos por el río eran parte de las tareas cotidianas. Las disciplinas se aprendían con alegría.
Olga Cossettni tenía una crítica visionaria sobre el sistema educativo y los problemas que del mismo derivaban y afectaban el oficio de enseñar, cuestiones que hasta el día de hoy son parte de la agenda de reivindicaciones docentes. “Es el maestro-cita un escrito de la educadora-sobre el cual operan un sinnúmero de factores, primando la influencia deformadora de la escuela, y más tarde el cúmulo de exigencias de programas, horarios, campanas, y por sobre todo eso la ciencia pedagógica que en forma de preceptos, normas y principios abstractos ha recibido, creando un régimen educativo contrario al principio de educación que consiste en ensanchar la vida”.
 La obra de Olga y de su Escuela Serena-como se la conocía-era difundida por todo el mundo. Pero como suele suceder, a toda experiencia innovadora le corresponden los burócratas de turno que se ocuparon de ponerles trabas en su oficio, hasta lograr que finalmente el Ministerio de Educación la deje cesante en 1950 (en ese momento a cargo de Raúl Rapella), “por no cumplir con los planes oficiales”.
Olga nació en San Jorge en 1898. Fue hija de Alpina Bodello y Antonio Cossettini (fundadores de escuelas). Inició su carrera docente en Sunchales, adhiriendo a la primera huelga de maestros de la provincia que se cumplió en 1921. Luego y antes de arribar a Rosario, fue regente de la Escuela Normal de Rafaela.
El ministro de Educación Prof. Juan Mantovani estimuló a las hermanas Cossettini y a partir de 1935 dirigió la “Escuela Experimental Dr. Gabriel Carrasco” de Rosario, que se constituyó realmente en un centro de atracción e irradiación de la cultura. Tras las aulas con ventanas y puertas entreabiertas, los niños empezaron a ensayar sus nuevas actividades al aire libre: la naturaleza era el escenario propicio para observar, para ver, aprender y aprehender. Ubicada en el populoso barrio Alberdi, aquella escuela fue también la simiente de la primera cooperativa escolar que era atendida por los alumnos lógicamente apoyados por padres y docentes (1935-1940). 
La Fundación “Guggenheim” de Estados Unidos le otorgó una beca (1940-1941); en 1946 integró la representación argentina que participó en el “Congreso Americano de Maestros” realizado en Méjico. Integró la Junta Ejecutiva de la “Comisión de Homenaje a la Ley 1420” desempeñándose como secretaria.
En 1949, fue designada para dictar cursos de actualización en la “Escuela de Verano” de Chile.
Desde mediados de la década del ’40, entre los argentinos se produjeron evidentes cambios político-sociales y el desconocimiento o la falta de tolerancia, provocaron situaciones lamentables: así fue como Olga Cossettini recibió la noticia de su cesantía porque desde el punto de vista de los informantes –y firmantes-, sus actitudes eran opuestas a política educativa impulsada por el gobierno.
Era criticada porque aplicaba “doctrinas vanguardistas estructuradas en el extranjero”.
Olga Cossettini fue declarada cesante durante el año 1950, el “Año del Libertador José de San Martín”.
Como suele suceder entre las personas con talento, enseguida empezó a trabajar como secretaria del “Colegio de Estudios Superiores”, filial Rosario (hasta el año 1954).
Producido el 16 de setiembre de 1955 derrocamiento del presidente Gral. Juan Domingo Perón, se produjo la inmediata reacción: Olga fue designada Inspectora de Escuelas de Santa Fe (1955-1957); asesora del departamento de extensión universitaria de la Universidad Nacional del Litoral -hasta 1964- y desempeñó las funciones de Directora de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires a partir de 1958.
Fue importante el impulso que generó como directora de “una Colección de la Editorial Universitaria de Buenos Aires” y como asesora de esa institución durante el período 1961-1966.
Sus conocimientos –actualizados mediante estudios y experiencias en Italia, Francia e Inglaterra, y sus aptitudes para lograr una eficaz comunicación-eran reconocidos aún más allá de las fronteras del país. Fue designada Delegada oficial al Congreso de Planificación de la Educación de UNESCO en Washington y después, esa organización la designó Experta en Formación de Maestros en Honduras (1969).
Dedicó su vida, junto con su hermana Leticia a transformar la escuela tradicional, la cual recurría al castigo como recurso pedagógico y era ajena a la realidad social. La experiencia, fue llamada Escuela Serena o Escuela Activa, nombre utilizado en la actualidad. La obra de las hermanas Cossettini, estuvo basada en las teorías y aportes de Giuseppe Lombardo Radice , Giovanni Gentile, María Montessori, John Dewey. Éstos impulsaron una educación basada en los niños y niñas, convirtiéndolos en protagonistas del aprendizaje y no sólo los destinatarios. Esto implicaba gran respeto por la personalidad infantil, eliminación de las fronteras entre la escuela y la comunidad, rechazo de toda forma de discriminación, convivencia del maestro con la comunidad lugareña.
Sus libros fueronEscuela Serena” (1935), “El niño y su expresión” (1940) y “Escuela viva” (1942). Estos libros son de fuente de consulta obligatoria de todos los docentes, aspirantes a docentes y padres de familia. En 1985 fue nombrada ciudadana ilustre de Rosario.
 El inolvidable Rubén Naranjo dijo alguna vez: “Olga Cossettini no sólo fue una maestra sin parangón, sino mucho más: una trabajadora intelectual comprometida con el pueblo”.

                                                                                                    Maximiliano Reimondi


viernes, 7 de septiembre de 2012

domingo, 2 de septiembre de 2012


Historias que sólo existen al ser recordadas (Historias que so existem quando lembradas Brasil-Argentina -Francia / 2011) / Dirección: Julia Murat / Guión: Julia Murat, María Clara Escobar y Felipe Sholl / Fotografía: Lucio Bonelli / Música: Lucas Marcier / Edición: Marina Meliande / Dirección de arte: Marina Kosovsk / Elenco: Sonia Guedes, Lisa Favero, Luiz Serra, Ricardo Merkin y Antonio Dos Santos / Distribuidora : Cepa audiovisual / Duración: 98 minutos



Crítica: por Maximiliano Reimondi
Calificación: Buena


En su presentación por escrito del film, la joven directora brasileña Julia Murat cita influencias tan variadas que van del realismo mágico de Gabriel García Márquez al exquisito cine del japonés Hirokazu Kore-eda y del chino Jia Zhang Ke, del documental etnográfico a la fotografía y la pintura de Rembrandt y Caravaggio. Esta vez, el resultado artístico está en sintonía con (y podría decirse que a la altura de) semejantes referencias.

Melancólica mirada al fin de una época, retrato sobre los choques generacionales pero también sobre el diálogo entre tradición y modernidad, Historias que sólo existen al ser recordadas está ambientada en un pueblo perdido en el medio de la nada y al borde de la extinción. Minimalista, lírica, enigmática, la ópera prima de ficción de Murat nos sumerge en ese mundo que está a punto de desaparecer (y que al mismo tiempo es redescubierto por el cine) de la mano de la relación que se establece entre la veterana Madalena (Sonia Guedes), una de las últimas habitantes de un enclave norteño que realiza cada día una lenta rutina que incluye amasar el pan, caminar por las vías de un tren que hace años ha dejado de pasar, y escribirle cartas a su difunto marido, y Rita (Lisa Favero), una joven y entusiasta fotógrafa que llega al lugar y decide quedarse para registrar a sus personajes y lugares (incluido el cementerio, que permanece casi siempre cerrado).

Película de fantasmas, ensayo sobre la memoria y el paso del tiempo, se nutre del ajustado tempo que le imprime Murat y de la bellísima construcción visual (tanto en tomas diurnas como nocturnas) concretada por la realizadora en sociedad con el director de fotografía argentino Lucio Bonelli. Talento sudamericano para una pequeña joya, de esas que -lamentablemente- llegan muy de vez en cuando a la cartelera comercial.

 “Amasar el pan, como sacar fotos, son maneras de atrapar el tiempo”
 En una escena de la película que quedó afuera de la versión final, un personaje dice “Hay cosas que sólo existen cuando son recordadas” y alguien le responde: “Y hay otras que sólo existen con los ojos cerrados”. De ese diálogo finalmente eludido en torno al valor de los relatos orales, provino el título de la ópera prima de la brasileña Julia Murat, presentada ya con buena repercusión en San Sebastián, Toronto, Rotterdam y otros importantes festivales internacionales. Historias que sólo existen al ser recordadas (2012) –que Murat pudo materializar a sus 32 años, después de estudiar Diseño Gráfico en la Universidad de Río de Janeiro y realizar algunos cortos y videos experimentales– acompaña la mansa rutina de una anciana en un pueblo semiabandonado, al que imprevistamente llega una joven fotógrafa que perturba esa vida hecha de rituales silenciosos. Co-producción de Brasil con Francia y Argentina, considerada por Variety “de una sensibilidad casi táctil e imágenes exquisitas”, la película cuenta en su equipo con alguien muy conocido por los rosarinos: Julia Solomonoff, la directora de Hermanas (2004) y El último verano de la boyita (2009), en su segunda incursión como productora tras la experiencia de Cocalero (2007, Alejandro Landes). Murat y Solomonoff se conocieron en la residencia de guionistas de la Fundación Carolina/Casa de América, en Madrid, donde se hicieron amigas y prosperó el interés de la rosarina por sumarse a la producción del film junto a Felicitas Raffo, con quien viene trabajando para apoyar proyectos cinematográficos de calidad y con claro sentido de identidad latinoamericana. Hablamos con Julia Solomonoff (también productora asociada de Todos tenemos un plan) de su experiencia con Historias que sólo existen al ser recordadas.