lunes, 18 de agosto de 2014



Rudolf Hess



Rudolf Walter Richard Heß, a menudo escrito Hess, (Alejandría, 26 de abril de 1894 – Spandau, Berlín Oeste; 17 de agosto de 1987)

Nació en la ciudad egipcia de Alejandría el 26 de abril de 1894. De carácter solitario, retraído y educado en un ambiente estricto y espartano por un padre muy disciplinado y una madre inglesa de origen griego, fue instruido primero con tutores privados y luego en el colegio alemán de su ciudad natal hasta los 14 años, edad a la que ingresó en un internado juvenil de Bad Godesberg.
Recibió formación para los negocios, profesión que su padre deseaba para su hijo; después estudió Ciencias Políticas, como su padre, que había pensado en las leyes para él. Posteriormente asistió a la Escuela Superior de Comercio de Neuchâtel en Suiza, a fin de adquirir los conocimientos necesarios para hacerse cargo de la empresa familiar.
Al comenzar la Primera Guerra Mundial, a punto de ingresar en la Universidad de Oxford, se alistó en el ejército alemán como voluntario del 7° Batallón de artillería bávaro y en sus primeros combates obtuvo la Cruz de Hierro por dos heridas, una de ellas grave en el pulmón izquierdo. Luego sirvió en la 34ª Escuadrilla de caza bávara, y llegó al grado de teniente.
Después de la guerra se inscribió en la Universidad de Múnich para estudiar Economía, donde acostumbraba a distribuir panfletos antisemitas. El 1 de mayo de 1919 participó junto a los Freikorps en la lucha violenta contra la efímera República Soviética de Baviera y fue herido en la pierna.

Trayectoria política

En 1919, en un mitin conoció a Adolf Hitler y quedó muy impresionado con el futuro Führer. Por su parte, Hess presentaría a Hitler a los científicos geopolíticos Karl Haushofer y Albrecht Haushofer, quienes ejercerían una gran influencia sobre el futuro dictador. Miembro de la Sociedad Thule, el 1 de julio de 1920 se incorporó al NSDAP y tomó parte en el Putsch de Múnich de 1923, por lo que fue a prisión. Compartió celda con Haushofer y Hitler, en la cual colaboró con este último en la redacción del libro Mein Kampf.
Después fue comandante de un batallón de las SA. En 1925 comenzó sus actividades políticas como secretario político de Hitler; además, escribió sobre él un ensayo titulado Cómo debe ser el hombre que conduzca a Alemania a su antigua grandeza. En 1927, contrajo nupcias con Lise Pröhl, con quien tuvo su único hijo, Wolf Rüdiger Hess.
Cinco años después, fue designado Presidente del Comité Central Nazi y, en 1933, elegido parlamentario del Reichstag (parlamento alemán). Al ascender Hitler al poder como Führer, fue designado jefe del Partido Nazi y Ministro de Estado: se ocupó de casi todas las carteras, excepto de guerra y política exterior, y se convirtió en segundo en la jerarquía nazi, antes incluso que Joseph Goebbels; a pesar de estos cargos, nunca presentó un perfil de líder. Fue considerado como la «cara amable» del régimen nazi. Organizó los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 y mantuvo una estrecha amistad con Leni Riefenstahl, la documentalista de Hitler.

El vuelo a Escocia (el misterio de Hess)

La Segunda Guerra Mundial comenzó en 1939. En los momentos en que Alemania preparaba el asalto a la URSS y en donde además perdería en el mes de mayo de 1941 en el Océano Atlántico uno de sus mejores acorazados, el Bismarck, Hess voló en solitario en un bimotor Bf 110 rumbo a Escocia. Logró burlar la vigilancia de las patrullas de la RAF y se lanzó en paracaídas, donde fue hecho prisionero pese a sus alegaciones de que había ido allí para iniciar conversaciones de paz.

Hay muchas elucubraciones al respecto. Algunos argumentan sólidamente que era un plan premeditado del propio Adolf Hitler para buscar la paz con el Reino Unido, ya que tras la Operación Barbarroja tendría que lidiar en dos frentes. Otros creen que fue una iniciativa propia, de la cual el Führer tenía algún conocimiento y, aunque se mantuvo al margen, tampoco la obstaculizó.

Cronología del vuelo

El 10 de mayo de 1941, Hess y el Reichsleiter Alfred Rosenberg almorzaron juntos en privado en Augsburgo, y desde allí Rosenberg se dirigió a entrevistarse con Hitler en Berchtesgaden. El personal de servicio de Hess dijo que éste se encontraba absolutamente tranquilo y que durmió una siesta, se levantó aproximadamente a las 15:00 horas para, posteriormente, ir a visitar a su esposa Lise y a su hijo. Más tarde se dirigió hasta la pista de la Luftwaffe en Augsburgo, hacia las 17:00 horas. Lo cierto es que Hess voló en el Messerschmitt Bf 110 desde Augsburgo, rumbo a Escocia, el 10 de mayo de 1941: despegó a las 17:45 en dirección noroeste, para superar la línea costera de los Países Bajos a las 19:28 a la altura de Texel; allí giró 90° a la derecha y voló en esa dirección unos 30 minutos y luego volvió a virar 90° al norte en el mismo sentido que traía inicialmente a baja altura sobre el Mar del Norte, completamente de noche en ese momento.
A las 20:50 aproximadamente interceptó las líneas de radionavegación provenientes de radiofaros emplazados en Dinamarca con el receptor Lorenz, y realizó un vuelo de zig-zag cubriendo trayectos paralelos de 20 minutos de vuelo hasta finalmente tomar rumbo a Escocia sobre las 21:52, para traspasar la línea costera acerca de las 22:12 sobre la localidad escocesa de Embleton. Sólo le quedaban 30 minutos de combustible. Fue detectado por un puesto de Observadores Reales (ROC) en Ashirck y despegaron aviones de la Royal Air Force para interceptarlo, infructuosamente.
Después de su llegada a Escocia esperaba poder aterrizar en la Casa Dungavel, propiedad del Duque de Hamilton, quien tenía una pista privada que, según testigos cualificados, estuvo iluminada esa misma noche misteriosamente, sobre todo si se tiene en cuenta que eran tiempos de guerra. Además, contaba en sus hangares con cajas de repuestos y dos tanques de combustible del mismo tipo del avión alemán en el que Hess volaba. Hess voló muy cerca de esa propiedad (con su pista iluminada, pero según testigos fidedignos se apagaron cerca de las 22:30), buscando la supuesta pista que esta propiedad tenía. Hacia las 22:45, el combustible sólo le daba unos 5 ó 7 minutos de vuelo más, pero sobrevoló dicha propiedad sin encontrar la pista (estaba con sus luces apagadas) y pasó de largo en dirección a la costa occidental de Escocia. Al llegar al mar nuevamente, se deshizo de los tanques adicionales de combustible, viró 180°, volvió a buscar la Casa Dungavel y pasó nuevamente sobre ella sobre las 22:45, pero las luces no estaban encendidas.
El vuelo que realizó Hess se ha discutido ampliamente en círculos de aviación, ya que se necesita ser un expertísimo piloto para realizar tal maniobra. Cerca de las 22:50 horas, al acabarse el combustible, se vio obligado a saltar en paracaídas en Eaglesham, cerca de Glasgow, invirtiendo el avión para lanzarse desde la cabina del Bf 110. Al llegar a tierra, Hess se dañó un tobillo y un campesino escocés, de manera cautelosa, le auxilió y lo llevó a una guarnición militar, en donde Hess intentó convencer de que era amigo del duque de Hamilton con el nombre falso de Alfred Horn.

El emisario de Hitler

El duque acudió a la mañana siguiente y Hess se presentó por su verdadero nombre, aunque el duque lo había reconocido porque se habían visto por primera vez en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936.
El duque declaró que no tenía asuntos con Hess, quien comunicó su deseo de llegar a un acuerdo de paz con los británicos y que trae un mensaje del Führer. Inmediatamente fue hecho prisionero por la Home Guard y recluido posteriormente en la Torre de Londres hasta el final de la guerra. Todos sus intentos de ser creído fueron infructuosos (según el propio Hess, era su tercer intento) para tratar de pactar la paz con el Reino Unido y así cambiar el curso de la guerra, al poder concentrar a la Wehrmacht en un solo frente contra los soviéticos. Sin embargo, el prematuro apresamiento de Hess (al momento de tocar tierra cerca de las propiedades del duque de Hamilton) condujo al fracaso su gestión.
En el Museo Imperial de Guerra de Londres pueden apreciarse la cola y el motor del avión pilotado por Hess. Ambas partes, británicos y alemanes, hicieron publicar rápidamente su desconocimiento de contactos previos.

Teorías, repercusiones y controversias

Las razones para obrar de semejante forma han sido y son muy discutidas y misteriosas. Por una parte, hay quien sostiene que el propio Hess sabía de antemano que Alemania podía ser vencida en los frentes aliado y soviético, preocupación que Karl Haushofer había manifestado también. Otras razones para su huida son las diferencias que sostenía, no sólo con Hitler, sino con otros dirigentes del NSDAP como Goebbels y, sobre todo, con Martin Bormann y Heinrich Himmler respecto a las cuestiones de sucesión al Führer. El asunto es que el vuelo había sido preparado con algunos meses de antelación.
Pero la teoría más aceptada y más coherente es que Hess partió como emisario secreto de Hitler para contactar a altos personajes pro-nazis británicos de un posible gobierno futuro, títere del Reich, ya que existían premisas en el gobierno alemán de que el primer ministro británico sir Winston Churchill podía ser derrocado y esto liberaría a Alemania de tener que luchar en dos frentes si se negociaba una paz con los británicos. Un atisbo que corrobora esta teoría son las declaraciones de Karl Wolff cuando fue emisario oficioso de Hitler para la Operación Amanecer, donde Hitler esperaba ponerse del lado del mejor postor en una supuesta ruptura de la alianza angloamericana y la URSS.

Juicio, prisión y muerte

Después de su estancia en el Reino Unido, Hess tuvo que ser devuelto a su país al final de la guerra, no en calidad de héroe, sino de criminal de guerra.
Fue juzgado en Núremberg a causa de todas las decisiones que tomó y firmó en su cargo de ministro durante el régimen nazi, siendo condenado a cadena perpetua el 1 de octubre de 1946 y recluido en la prisión de Spandau, en la zona aliada de Berlín. Decaído y demacrado físicamente, fue inconsistente3 y exhibió reiteradamente lagunas mentales.
Tras la puesta en libertad de Albert Speer en 1966, Hess quedó como único preso de la cárcel de Spandau durante más de 20 años, hasta su muerte. En los años 80, el caso Hess dividió a la opinión pública británica acerca de su posibilidad de excarcelarlo, pero la justicia hizo oídos sordos a estas corrientes de opinión, empecinándose en mantener en prisión a Hess a pesar de los gastos que originaba a la Corona mantenerlo y la de la infraestructura carcelaria.
Sus guardianes decían que su salud mental estaba muy deteriorada y que había perdido la memoria. En los últimos años de su vida se intensificó el debate acerca de su liberación por razones humanitarias, pero el gobierno británico mantuvo su decisión de no proporcionarle la libertad. Hess murió de manera repentina el 17 de agosto de 1987, a los 93 años de edad. La autopsia determinó que había sido un suicidio por estrangulamiento.4 La familia dudó de la tesis oficial y encargó una segunda autopsia, que determinó que su muerte fue por asfixia y no por suspensión. El misterio rodeó la muerte de Rudolf Hess, dudándose entre la tesis oficial (el suicidio) o el asesinato.
El 20 de julio de 2011 se desmanteló su tumba en la localidad bávara de Wunsiedel, después de que la comunidad cristiana de la localidad denegara a sus familiares la prolongación del arrendamiento de su tumba.6 El cadáver fue incinerado y sus cenizas esparcidas en alta mar para evitar que su tumba se convirtiera en un lugar de peregrinación nazi.

Bibliografía

*Doroeste, Tomás. Grandes enigmas: El fascinante mundo de lo oculto. Editorial Grupo Océano, Barcelona, España. Págs. 530 a 536.
*Allen, Martin. El enigma Hess. Editorial Planeta, 2004.
*Shirer, William J. The Rise and Fall of the Third Reich. New York: Simon and Schuster, 1960.

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