HUELLAS
Existió una
ciudad impregnada de huellas. Estaban en todas partes y eran visibles. Según
los entendidos, pertenecían a escritores anónimos que nunca fueron reconocidos
y valorados. Para serlo y como forma de rebeldía, llenaron la ciudad de sus
huellas. Fueron diferentes gestos de altruismo valorable para significar el
mundo de las palabras.
Con el
transcurrir del tiempo, se fueron multiplicando de forma increíble. Esas huellas
llegaron a proyectarse en el aire y el viento.
Durante el
verano, la brisa traslada las huellas llenas de música urbana. Su sonido era
hermoso e inigualable. Los turistas disfrutaban esa brisa que contenía siempre
una música diferente. A cada hora, en cada lugar, de día y de noche. La voz se
corrió por todos lados. Las huellas viajaron por todo el mundo. Así, ganaron el
mundo del arte.
Maximiliano Reimondi
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