viernes, 14 de septiembre de 2012


La mafia del fútbol

El término barra brava se emplea en América Latina para designar a aquellos grupos, y a los individuos dentro de los mismos, organizados dentro de la hinchada de un club de fútbol, caracterizados habitualmente por ser protagonistas de incidentes violentos, dentro y fuera del estadio de fútbol.
Originalmente fueron denominados barra fuerte por el diario vespertino argentino La Razón en octubre de 1958, a raíz del asesinato policial del joven Mario Linker en el partido entre los clubes Vélez Sársfield y River Plate. El término barra brava aparece en Argentina a comienzos de la década de 1960; posteriormente su uso se fue extendiendo por toda América Latina. Las barras bravas se han extendido, en diversos grados, desde Argentina a diferentes países de América. Generalmente tienen su origen en una subcultura juvenil de carácter urbano, donde se busca la pertenencia a un grupo determinado.
En el período que va desde 1924 a 1957 se produjeron 12 muertes relacionadas con el fútbol. Sin embargo, a partir del final de la década de los años 50 el fenómeno cambia. Tras la muerte de Linker, en 1958, en el fútbol argentino se inicia una etapa de "acostumbramiento" a la violencia, comenzando el uso de la denominación barras bravas para referirse a los grupos organizados de hinchas violentos. Desde ese momento empieza a incrementarse el número de muertes; de acuerdo con Amílcar Romero, entre 1958 y 1985 se producen en Argentina 103 muertes relacionadas con violencia en el fútbol, es decir, en promedio de una cada 3 meses.
En este período, además, progresivamente se van institucionalizando los grupos de hinchas violentos, que son financiados por los dirigentes de los respectivos clubes. A partir de entonces la violencia crece; los barras bravas comienzan a ser utilizados también por los políticos y por la policía.
El negocio de la droga, la venta de entradas que le dan los dirigentes, lo que recaudan de los estacionamientos, la venta de alimentos y gaseosas dentro de las canchas, son sus fuentes de ingresos. Además son patovicas de dirigentes sindicales y políticos.
En junio de 2010, cientos de barras bravas viajaron al Mundial. La AFA le solicitó las entradas de los partidos a la FIFA luego de recibir cartas con membretes de varios clubes.
En Rosario, los barras de Central y Newell's presionan a los pibes de las divisiones inferiores, a sus padres y a los representantes de los pibes para que les permitan manejar sus carreras o, en todo caso, para dejarlos en manos de un agente amigo que luego cede parte de las ganancias. Además, uno de los integrantes de la barrabrava de Newell´s asesinó a tres jóvenes en Barrio Moreno, en la madrugada del 1° de enero de 2012.
Se sabe que muchos planteles y entrenadores les entregan el 10% de sus sueldos a los muchachos. Cuando se acercan elecciones a nivel nacional o provincial, son muchos los barras que fogonean las campañas.
En casi todos los casos en connivencia con la Policía, los barras también manejan los estacionamientos en las calles aledañas a los estadios. Pasa en la mayoría de los clubes y los intermediarios suelen pedir 10 pesos por auto. ¿Otro modo de recaudar de los violentos? Les piden camisetas a los futbolistas y después las rifan o venden. El entramado de las barras es enorme. Hace 30 años que estas bandas de delincuentes vienen enriqueciendo sus billeteras de una forma alarmante, tienen grandes privilegios y viven en los barrios más caros. La Side y la policía conocen a todos los implicados y algunos son amigos de ellos.
¿Cómo no se aplicó inteligencia para investigar todo esto? La solución se puede implementar pero no se quiere porque a ninguno de los poderes políticos, sindicales y económicos les conviene. Además, hasta la misma cúpula dirigencial no quiere terminar con esta mafia porque temen ser asesinados.
Lo sucedido el sábado 25 de agosto entre los barras de Boca Juniors pone de manifiesto que estos delincuentes tienen una impunidad llamativa ya que es la “hinchada” menos investigada del fútbol argentino. El encuentro estaba planeado de antemano, y en el camino se enviaban mensajes de texto con amenazas criminales. Además se pueden observar los videos donde estos mafiosos estaban en la ruta horas antes del encuentro y la zona estaba liberada. Hasta un barra brava de Newell´s ayudó a Mauro Martín para que fuera internado en el Hospital Provincial de Rosario.
Es llamativo que la policía no haya encontrado las armas cuando los requisó, si lo hizo realmente. Pudo haber sido una masacre ya que el tiroteo se produjo en medio de una ruta donde circulan miles de automóviles.
Rafael Di Zeo cobra más de 2.000 pesos como empleado de Servicios Públicos del Gobierno porteño. El mediático líder de La Doce es uno de los encargados de controlar la iluminación en las calles de Buenos Aires. El Rafa es un hombre que está lejos de sufrir estrecheces económicas.
El único dirigente que se atrevió a enfrentarlos cara a cara es el presidente de Independiente (Avellaneda), Javier Cantero, y nadie salió a respaldarlo. En la lista de derecho de admisión, no figuraba el segundo de Mauro Martín, en el partido de Independiente-Boca Juniors, que entró a la cancha para reemplazar a su amigo. La hipocresía en el negocio del fútbol es tan grande y rentable que se permite cualquier cosa.
Además, estos delincuentes se presentaron en sociedad, en 2010, formando una ONG denominada “Hinchadas Unidas Argentinas”, con página web incluida (nacional e internacional) y la “bendición” de otro mafioso como Julio Humberto Grondona y el Gobierno Nacional.
No es imposible desarticularlas, salvo que algún sector involucrado haga fuerza para que existan, para que sigan latiendo con su corazón de violencias y sus negocios múltiples. El entramado de las barras es enorme. Sus conexiones insospechadas y su poder, a veces, parece ilimitado. Pero resignarse ante su desarrollo no es sólo retroceder, es entregarse.

                                                              Maximiliano Reimondi

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