La mafia del fútbol
El término barra brava
se emplea en América Latina para designar a aquellos grupos, y a los individuos
dentro de los mismos, organizados dentro de la hinchada de un club de fútbol,
caracterizados habitualmente por ser protagonistas de incidentes violentos,
dentro y fuera del estadio de fútbol.
Originalmente fueron denominados barra fuerte por el diario vespertino argentino La Razón en octubre
de 1958, a
raíz del asesinato policial del joven Mario Linker en el partido entre los
clubes Vélez Sársfield y River Plate. El término barra brava aparece en Argentina a comienzos de la década de 1960;
posteriormente su uso se fue extendiendo por toda América Latina. Las barras bravas se han extendido, en
diversos grados, desde Argentina a diferentes países de América. Generalmente
tienen su origen en una subcultura juvenil de carácter urbano, donde se busca
la pertenencia a un grupo determinado.
En el período que va desde 1924 a 1957 se produjeron 12
muertes relacionadas con el fútbol. Sin embargo, a partir del final de la
década de los años 50 el fenómeno cambia. Tras la muerte de Linker, en 1958, en
el fútbol argentino se inicia una etapa de "acostumbramiento" a la
violencia, comenzando el uso de la denominación barras bravas para referirse a los grupos organizados de hinchas
violentos. Desde ese momento empieza a incrementarse el número de muertes; de
acuerdo con Amílcar Romero, entre 1958 y 1985 se producen en Argentina 103
muertes relacionadas con violencia en el fútbol, es decir, en promedio de una
cada 3 meses.
En este período, además, progresivamente se van
institucionalizando los grupos de hinchas violentos, que son financiados por
los dirigentes de los respectivos clubes. A partir de entonces la violencia
crece; los barras bravas comienzan a
ser utilizados también por los políticos y por la policía.
El negocio de la droga, la venta de entradas que le dan los
dirigentes, lo que recaudan de los estacionamientos, la venta de alimentos y
gaseosas dentro de las canchas, son sus fuentes de ingresos. Además son
patovicas de dirigentes sindicales y políticos.
En junio de 2010, cientos de barras bravas viajaron al
Mundial. La AFA le solicitó las entradas de los partidos a la FIFA luego de
recibir cartas con membretes de varios clubes.
En Rosario, los barras
de Central y Newell's presionan a los pibes de las divisiones inferiores, a sus
padres y a los representantes de los pibes para que les permitan manejar sus
carreras o, en todo caso, para dejarlos en manos de un agente amigo que luego
cede parte de las ganancias. Además, uno de los integrantes de la barrabrava de Newell´s asesinó a tres
jóvenes en Barrio Moreno, en la madrugada del 1° de enero de 2012.
Se sabe que muchos planteles y entrenadores les entregan el
10% de sus sueldos a los muchachos. Cuando se acercan elecciones a nivel
nacional o provincial, son muchos los barras que fogonean las campañas.
En casi todos los casos en connivencia con la Policía, los
barras también manejan los estacionamientos en las calles aledañas a los
estadios. Pasa en la mayoría de los clubes y los intermediarios suelen pedir 10
pesos por auto. ¿Otro modo de recaudar de los violentos? Les piden camisetas a
los futbolistas y después las rifan o venden. El entramado de las barras es
enorme. Hace 30 años que estas bandas de delincuentes vienen enriqueciendo sus
billeteras de una forma alarmante, tienen grandes privilegios y viven en los
barrios más caros. La Side y la policía conocen a todos los implicados y
algunos son amigos de ellos.
¿Cómo no se aplicó inteligencia para investigar todo esto?
La solución se puede implementar pero no se quiere porque a ninguno de los
poderes políticos, sindicales y económicos les conviene. Además, hasta la misma
cúpula dirigencial no quiere terminar con esta mafia porque temen ser asesinados.
Lo sucedido el sábado 25 de agosto entre los barras de Boca
Juniors pone de manifiesto que estos delincuentes tienen una impunidad
llamativa ya que es la “hinchada” menos investigada del fútbol argentino. El
encuentro estaba planeado de antemano, y en el camino se enviaban mensajes de
texto con amenazas criminales. Además se pueden observar los videos donde estos
mafiosos estaban en la ruta horas antes del encuentro y la zona estaba
liberada. Hasta un barra brava de
Newell´s ayudó a Mauro Martín para que fuera internado en el Hospital
Provincial de Rosario.
Es llamativo que la policía no haya encontrado las armas
cuando los requisó, si lo hizo realmente. Pudo haber sido una masacre ya que el
tiroteo se produjo en medio de una ruta donde circulan miles de automóviles.
Rafael Di Zeo cobra más de 2.000 pesos como empleado de
Servicios Públicos del Gobierno porteño. El mediático líder de La Doce es uno
de los encargados de controlar la iluminación en las calles de Buenos Aires. El
Rafa es un hombre que está lejos de sufrir estrecheces económicas.
El único dirigente que se atrevió a enfrentarlos cara a cara
es el presidente de Independiente (Avellaneda), Javier Cantero, y nadie salió a
respaldarlo. En la lista de derecho de admisión, no figuraba el segundo de Mauro
Martín, en el partido de Independiente-Boca Juniors, que entró a la cancha para
reemplazar a su amigo. La hipocresía en el negocio del fútbol es tan grande y
rentable que se permite cualquier cosa.
Además, estos delincuentes se
presentaron en sociedad, en 2010, formando una ONG denominada “Hinchadas Unidas
Argentinas”, con página web incluida (nacional e internacional) y la
“bendición” de otro mafioso como Julio Humberto Grondona y el Gobierno Nacional.
No es imposible desarticularlas, salvo que algún sector
involucrado haga fuerza para que existan, para que sigan latiendo con su
corazón de violencias y sus negocios múltiples. El entramado de las barras es
enorme. Sus conexiones insospechadas y su poder, a veces, parece ilimitado.
Pero resignarse ante su desarrollo no es sólo retroceder, es entregarse.
Maximiliano Reimondi
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