HOMICIDIOS DOLOSOS
El primer
mes del año concluyó con 32 homicidios dolosos en el departamento Rosario. De
esos casos 28 se produjeron dentro de los límites de nuestra ciudad. Hubo
además asesinatos en Granadero Baigorria y dos en Villa Gobernador Gálvez. La
cifra revela un alza del 39 por ciento respecto a enero de 2013, que con 23
hechos, ya había sido un registro alto.
Los casos
de enero de 2014 mantienen los rasgos que caracterizan a los homicidios dolosos
en Rosario. Las personas que mueren son varones jóvenes de sectores populares
en su mayoría y con alguna vinculación previa a otros delitos en más de la
mitad de los hechos. Hubo sólo una víctima del sexo femenino, una niña de 5
años que recibió un disparo en una pelea entre bandas. Las restantes 31 fueron
varones.
De las 32
víctimas hubo 27 que fueron blanco de un ataque con armas de fuego, que sigue
prevaleciendo de modo abrumador como medio empleado para cometer el crimen. Del total de víctimas hubo 23, o
sea más del 70 por ciento, que eran personas menores de 35 años.
Persiste
además una concentración territorial marcada en el registro de homicidios. En
la franja sudeste, que abarca los barrios La Tablada hasta Las Flores, en
ámbito de las comisarías 11°, 16°, sub 19° y sub 20°, se condensa más del 30
por ciento de hechos; hubo allí 11 homicidios. En el área central de Rosario,
donde tienen influencia las comisarías 1° a 7° inclusive, hubo dos casos de
asesinato.
Un aspecto
especialmente acentuado asoma entre tantos eventos homicidas: la notoria
cantidad de ejecuciones realizadas por agresores desde motocicletas. Además,
hay una situación siempre notoria que se reiteró en enero: el tipo de homicidio
que generó más impacto y conmoción pública es el menos representativo en cuanto
a frecuencia de concurrencia, tipo de víctima y lugar del hecho.
Este mes de
febrero ya tiene 9 homicidios en el departamento Rosario, que se suman a una
estadística escalofriante. Los homicidios dolosos en la zona céntrica son los
más aislados y éstos predominan en áreas urbanas degradadas. El Estado no
aplica ninguna política de seguridad para prevenir y culminar este flagelo. El
nuevo Código Procesal y Penal es un paliativo que no alcanza.
Maximiliano
Reimondi
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