EL PRINCIPITO
El Principito (en francés: Le Petit Prince), publicado el 6
de abril de 1943, es el relato corto más conocido del escritor y aviador
francés Antoine de Saint-Exupéry. Lo escribió mientras se hospedaba en un hotel
en Nueva York, y fue publicado por primera vez en los Estados Unidos. Ha sido
traducido a ciento ochenta lenguas y dialectos, convirtiéndose en una de las
obras más reconocidas de la literatura universal.
Se considera un libro infantil por la forma en la que está
escrito y por la historia en un principio simple, pero en realidad el libro es
una metáfora en el que se tratan temas tan profundos como el sentido de la
vida, la amistad y el amor.
Sinopsis
En este libro, un aviador —Saint-Exupéry lo fue— se
encuentra perdido en el desierto del Sahara, después de haber tenido una avería
en su avión. Entonces aparece un pequeño príncipe. En sus conversaciones con
él, el narrador revela su propia visión sobre la estupidez humana y la sencilla
sabiduría de los niños que la mayoría de las personas pierden cuando crecen y
se hacen adultos.
El relato viene acompañado por ilustraciones dibujadas por
el autor.1
El principito vive en un pequeño planeta, el asteroide B
612, en el que hay tres volcanes (dos de ellos activos y uno no) y una rosa.
Pasa sus días cuidando de su planeta, y quitando los árboles baobab que
constantemente intentan echar raíces allí. De permitirles crecer, los árboles
partirían su planeta en pedazos.
Un día decide abandonar su planeta, quizás cansado de los
reproches y reclamos de la rosa, para explorar otros mundos. Aprovecha una
migración de pájaros para emprender su viaje y recorrer el universo; es así
como visita seis planetas, cada uno de ellos habitado por un personaje: un rey,
un vanidoso, un borracho, un hombre de negocios, un farolero y un geógrafo, los
cuales, a su manera, demuestran lo vacías que se vuelven las personas cuando se
transforman en adultas.
El último personaje que conoce, el geógrafo, le recomienda
viajar a un planeta específico, la Tierra, donde entre otras experiencias acaba
conociendo a una serpiente y a un zorro, y después al mismo aviador.
Obra como metáfora
El libro comprende una serie de metáforas que deben ser
interpretadas para entender plenamente el significado de la obra, lo cual no
excluye que una misma imagen sea interpretada por distintas personas de formas
diferentes. Cada opinión es una verdad, desde su punto de vista, no habiendo
una única forma de ver e interpretar las «insinuaciones» que hace el autor, ni
nadie que pueda decir qué es lo correcto o cómo se tiene que interpretar tal o
cual cosa.
La historia comienza con una crítica sarcástica a las cosas
importantes de la vida y a los adultos, a cómo se condiciona a los niños y se
los conduce por el camino «correcto». Una de las frases que ejemplifican esta
crítica es: «La geografía, en efecto, me ha servido de mucho; a primera vista
podría distinguir perfectamente la China de Arizona. Esto es muy útil, sobre
todo si se pierde uno durante la noche».
Estas críticas a las cosas «importantes» y al mundo de los
adultos van salpicando el libro a lo largo de la narración.
Personajes
principales
El Principito: personaje principal del libro, toda la
historia está basada en él. Es un niño que viaja de planeta en planeta haciendo
preguntas que se dan por hechas, y que no interesan a nadie. Vive en un pequeño
planeta que podríamos identificar no como un planeta, sino como su propia vida,
así el resto de planetas que visita son en realidad las vidas de otras personas
que conoce. El hecho de que su planeta sea tan pequeño viene a decirnos que
tiene mucho por vivir y aprender.2
El narrador: coprotagonista, es un adulto que intenta
razonar y actuar como un niño, pero sabe que en realidad no lo es, que ha
perdido su condición pero intenta recuperarla. Es nuestra propia imagen,
nuestro reflejo en la historia, el personaje que nos identifica dentro de la
novela y que nos hace ver cómo deberíamos ver las cosas y cómo en realidad las
vemos, cuando nos critica con frases como: «Si les decimos a las personas mayores:
"He visto una casa preciosa de ladrillo rosa, con geranios en las ventanas
y palomas en el tejado", jamás llegarán a imaginarse cómo es esa casa. Es
preciso decirles: "He visto una casa que vale cien mil francos".
Entonces exclaman entusiasmados: "¡Oh, qué preciosa es!"». Por sus
características, podemos identificar al narrador con el propio autor que nos va
guiando a lo largo de la historia.
El cordero: personaje aparentemente irrelevante pero de gran
significado. Es un amigo que lo ayudará a librarse de los problemas que pueda
tener o surgirle, pero como todos los amigos sin querer, algún día, pueden
volverse en tu contra y hacernos daño.
La caja: en un achaque de ira por no saber dibujar el
cordero, el autor dibuja una caja y dice: «Esta es la caja. El cordero que
quieres está dentro». Imaginación es lo que se necesita para ver lo que hay
dentro, la caja es una alusión a la imaginación que los adultos ya no suelen
usar.
La Rosa: personaje que nos pone de manifiesto el amor del
principito. La Rosa no es una flor cualquiera, es su amor, es espléndida, es
magnífica entre otras muchas, es única en su «planeta». Ha habido otras, pero
esta es la que ha «florecido» y perdura, es la metáfora de la mujer que ama,
que se ha quedado para siempre en su corazón. Bonita, huele bien, perfecta y,
al mismo tiempo, llena de imperfecciones. Es frágil, hay que cuidarla, mimarla,
estar siempre atento; además es orgullosa, es vanidosa, egoísta y mentirosa.
Aun así es su flor, única entre otras. Pone de manifiesto la inocencia del
principito, su inexperiencia. Responsable de la huida del principito por
crearle una gran confusión con su forma de hacer o decir las cosas.
Los baobabs: son los problemas, hay que solucionarlos antes
que sean demasiado complicados, es la moraleja que nos deja el autor, cuando
nos alerta: «¡Niños, atención a los baobabs!». Los niños somos nosotros. Hay
que tener disciplina, cuidado, estar atento siempre para diferenciar lo bueno
de lo malo y actuar en consecuencia.
Los volcanes: tareas comunes del día a día, no son un
problema como los baobabs, son simplemente cosas que hay que hacer para que
todo vaya bien, y hay que hacerlo aunque no nos guste, aquí se vuelve a hacer
hincapié en la disciplina.8
El fanal o globo: la protección, los celos o los mimos y cuidados
que hay que tener para que la «Rosa» se sienta protegida y querida, aunque
realmente no los necesita.9
El zorro personaje medular de la historia, quien le hace ver
al principito la esencia, pero también las dificultades y costos de la amistad.
Viaje por los
planetas y sus habitantes
El rey: es sinónimo de autoridad, pero lo que nos quiere
decir, la experiencia del encuentro con este personaje, es que no tienes por
qué hacer caso a nadie, no hay por qué cumplir lo que te ordenan, nadie tiene
autoridad sobre ti por muy rey que sea, la última voluntad de hacer o no hacer
algo es cosa de uno mismo. La autoridad de alguien dura lo que aguanta la
sumisión de otros. También puede representar la «Ambición de Poder», pero de
alguna manera es un Poder Racional, ya que ordena hacer cosas que obviamente se
harían de cualquier modo.
El vanidoso: representa la vanidad y el egoísmo del hombre,
encarna el deseo de reconocimiento y admiración social. Este personaje nos
recuerda que la apariencia no es lo importante, no sirve para nada, no es
realmente importante si estás solo, la vanidad es un defecto que todos tenemos,
queremos ser más y sentir que somos mejores, y como dice el principito: ¿para
qué te sirve?. Decididamente, las personas grandes son muy extrañas.
El borracho: simboliza la falta de fuerza de voluntad y
superación humana. El borracho bebe para olvidar que tiene vergüenza de beber.
El círculo cerrado en el que se encuentra este personaje es una ventana a cómo
un problema nos puede llevar a un callejón sin salida si no ponemos suficiente
empeño en superarlo.
El hombre de negocios: representa la avaricia y la ambición
económica que poseemos. El personaje se encuentra siempre ocupado contando las
estrellas que piensa poseer; planea utilizarlas para comprar más estrellas,
todo ello sin saber el nombre de éstas. Sin tiempo para sí ni para nadie,
esclavo del trabajo que le hace rico y libre, no disfruta de las cosas de la
vida, no vive.
El farolero: este personaje que hace lo que debe, encender
un farol cuando empieza la noche y apagarlo cuando comienza el día, se gana el
respeto y la amistad del principito precisamente por eso, pero la realidad es
que su compromiso y lealtad lo llevan a una situación absurda en la que
enciende y apaga el farol cada minuto, que es lo que dura un día en su planeta.
Sin tiempo para nada más, su «mundo» es muy pequeño precisamente por esto. En
realidad este adulto no difiere de los demás, y nos muestra como hacer lo que
uno debe nos puede quitar la posibilidad de hacer lo que uno realmente quiere.
También podría decirse que representa la lealtad y la responsabilidad, es el
único personaje de alma positiva que conoce el principito en su viaje (aparte
del aviador, claro).
El geógrafo: personaje sabio, inteligente y estudioso, que
pasa todo el tiempo encerrado en su gabinete, elaborando mapas, pero jamás deja
su escritorio para explorar. Interesado en las cosas eternas invariables, no
como las «flores». Su mundo es mayor que el de los otros, por una vida más
plena dedicada al conocimiento, pero cometiendo el error de no experimentar por
sí mismo lo que puede ofrecerle esto. Este personaje le aporta al principito la
idea de que puede que su «Rosa» ya no esté cuando él decida regresar. La idea
de lo «efímero» trastoca a nuestro personaje. También representaría la pasión
laboral que lo aísla del mundo. Puramente por interés profesional, el geógrafo
solicita al principito que describa su asteroide. El principito describe los
volcanes y la rosa. El geógrafo rehúsa incluir la rosa, argumentando que las
flores son efímeras. El principito queda conmocionado y herido al saber que su
rosa desaparecerá algún día. El geógrafo le recomienda visitar la Tierra porque
tiene muy buena reputación.
Una vez en la Tierra, el principito encuentra toda una
hilera de rosales y se deprime, porque pensaba que su rosa era única en todo el
universo.
En la Tierra el Principito conoce al zorro, quien le enseña
el verdadero sentido de la amistad y la esencia de las relaciones humanas, le
explica al principito que su rosa es única y especial porque es la que él ama.
En su despedida, el zorro le regala su secreto:
Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es
invisible para los ojos.
Antoine de Saint-Exupéry. El principito, pág. 83.
Cuando el principito conoce al narrador le pide que dibuje
un cordero. Al no saber cómo, el narrador dibuja lo que sabe, una boa con el
estómago hinchado, un dibujo que otras personas siempre habían interpretado
como un sombrero. El principito, sin embargo, interpreta el dibujo de inmediato
y exclama que no quiere una boa con un elefante dentro, sino un cordero. El
narrador intenta dibujar algunos corderos, pero el principito los rechaza.
Finalmente dibuja una caja y explica al principito que el cordero se encuentra
dentro. El principito, quien puede ver el cordero dentro de la caja con tanta
facilidad como ve el elefante dentro de la boa, lo acepta.
En el desierto, el principito conoce una serpiente que tiene
el poder de devolverlo a su planeta. Después de pensarlo, el principito se
despide emotivamente del narrador y deja que la serpiente lo muerda. El
principito queda blanco como la nieve y, cuando el narrador busca su cuerpo al
día siguiente, este ya no está.
Maximiliano Reimondi
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