Adolfo Bioy Casares
Adolfo Bioy Casares (Buenos Aires, 15 de septiembre de
1914-ibídem, 8 de marzo de 1999)
Fue el único hijo de Adolfo Bioy Domecq y Marta Ignacia
Casares Lynch, en el barrio de Recoleta, tradicionalmente habitado por familias
patricias o de clase alta, y donde residiría la mayor parte de su vida.
Perteneciendo a una familia con una clase social alta, pudo dedicarse
exclusivamente a la literatura y, al mismo tiempo, apartarse del medio
literario de su época. Escribió su primer relato, Iris y Margarita, a los once
años. Cursó parte de sus estudios secundarios en el Instituto Libre de Segunda
Enseñanza de la Universidad de Buenos Aires. Luego, comenzó y dejó las carreras
de Derecho, Filosofía y Letras. Tras la decepción que le provocó el ámbito
universitario, se retiró a una estancia —posesión de su familia— donde, cuando
no recibía visitas, se dedicaba casi exclusivamente a la lectura, entregando
horas y horas del día a la literatura universal. Por esas épocas, entre los
veinte y los treinta años, ya manejaba con fluidez el inglés, el francés (que
hablaba desde los cuatro años), el alemán y, naturalmente, el español. Entre
1929 y 1937 Bioy publicó algunos libros (Prólogo, 17 disparos contra lo
porvenir, Caos, La nueva tormenta, La estatua casera, Luis Greve, muerto) que
más tarde repudiaría, prohibiendo su reedición y rehusándose a comentarlos,
calificando toda su obra anterior a 1940 como «horrible».
En 1932 conoce a Jorge Luis Borges en Villa Ocampo, la casa
de Victoria Ocampo ubicada en las barrancas de San Isidro, donde la escritora
solía recibir a figuras internacionales de la cultura y organizar reuniones
culturales. Bioy cuenta que fue durante una de esas visitas que Borges y él se
habían apartado del resto de la gente, por lo que Victoria se les acercó y los
reprochó diciendo «no sean mierdas, atiendan al invitado», lo que provocó el
enojo de Borges y la retirada de ambos de la reunión. En el viaje de regreso a
la ciudad quedó sellada una amistad que duraría hasta la muerte de Borges en 1986,
y que dio una de las duplas más célebres de la literatura, llegando a colaborar
en varios trabajos, desde colecciones de relatos (Seis problemas para don
Isidro Parodi, Dos fantasías memorables, Un modelo para la muerte), pasando por
guiones de cine (Los orilleros, Invasión) hasta antologías de cuentos
fantásticos (Antología de la literatura fantástica, Cuentos breves y
extraordinarios), publicando a menudo bajo los seudónimos de H. Bustos Domecq y
Benito Suárez Lynch. Entre 1945 y 1955 dirigieron la colección «El séptimo
círculo», que publicaba traducciones de las mejores novelas policiales de
lengua inglesa, género del que Borges era un gran admirador. En 2006 se publicó
Borges, un inmenso volumen de más de mil seiscientas páginas extraídas de los diarios
de Bioy que revela con más detalles la amistad que unió a los dos escritores.
Bioy ya había preparado y corregido los textos, pero no alcanzó a publicarlos.
En 1940, Bioy Casares se casa con Silvina Ocampo, hermana de
Victoria, también escritora y pintora. Ese mismo año publica la novela La
invención de Morel, que marca el inicio su madurez literaria. La novela contó
con un prólogo de Borges, en el que comenta la ausencia de precursores del
género de ciencia ficción en la literatura en español, presentando a Bioy como
el iniciador de un género nuevo. La novela tuvo una gran aceptación y recibió
el Primer Premio Municipal de Literatura en 1941. Por esos años publica, en
colaboración con Borges y Silvina Ocampo, dos antologías: Antología de la
literatura fantástica (1940) y Antología poética argentina (1941).
En 1945 aparece su segunda novela, Plan de evasión,
ambientada en la colonia penitenciaria de la Isla del Diablo de la Guayana
Francesa. Continúa la temática de ficción científica ya explorada en La invención
de Morel, a la vez que la profundiza, ya que en el texto se alude
constantemente a la Teoría de los colores de Goethe y a las ideas de William
James sobre la percepción de la realidad. El mismo año publica la novela corta
El perjurio de la nieve, incluida más tarde en La trama celeste (1948), su
primera colección de relatos.
Al igual que Borges, Bioy fue antiperonista. Durante los
años del peronismo sólo publicaría una novela en colaboración con Silvina
Ocampo, Los que aman, odian (1946), y una colección de relatos, La trama
celeste (1948). Por esos años también escribió un cuento en colaboración con
Borges, «La fiesta del monstruo», en el que hacen una grotesca parodia de un
obrero peronista que funciona como una crítica al gobierno, de la misma manera
que El matadero de Esteban Echeverría era una parodia y una crítica a los
seguidores y la figura de Juan Manuel de Rosas.
Habría que esperar hasta 1954 para que apareciera otra
novela, El sueño de los héroes. Esta obra marca un desplazamiento en su obra,
alejándose de las «fantasías razonadas» del comienzo, aunque sin abandonar las
obsesiones permanentes en la vida y la obra de Bioy como son el amor, las
mujeres, los juegos con el tiempo y el espacio y un característico sentido del
humor. Ambientada en Buenos Aires, El sueño de los héroes narra las peripecias
de Emilio Gauna por recuperar un recuerdo perdido durante una madrugada de
carnaval, después de tres días de caravana con sus amigos. La búsqueda del
suceso olvidado y el amor de una mujer marcan la trama de la novela. El 8 de
julio de ese año nace su hija Marta, fruto de la relación de Bioy con una de
sus amantes, pero que fue adoptada y criada por Silvina.
En las décadas de los 50 y 60 Bioy se dedicó especialmente
al cuento (Historia prodigiosa, Guirnalda con amores, El lado de la sombra, El
gran serafín) y comenzó su inclinación por la fotografía. El 15 de agosto de
1966 nació su segundo hijo, Fabián, también de una relación extramatrimonial, a
quien conocería ya de adulto. En 1969 publicó Diario de la guerra del cerdo,
obra que, pese a alejarse del tono fantástico de muchos de sus libros, no puede
considerarse estrictamente como una novela realista. El protagonista, Isidro
Vidal, es un jubilado que se reúne con sus amigos en el club de su barrio a
jugar a las cartas y que de repente se ven implicados en una guerra
generacional, en la que los jóvenes empiezan a perseguir y asesinar a los
viejos. Escrita cuando tenía 55 años, la novela parece reflejar el temor de
Bioy al paso del tiempo (tema que ya había tratado en La invención de Morel y
El perjurio de la nieve) y fue adaptada al cine en 1975 por Leopoldo Torre
Nilson, con el título La guerra del cerdo.
En 1972 publica dos antologías de cuentos propios, Historias
de amor e Historias fantásticas, y en 1973 aparece Dormir al sol, novela en la
que vuelve a tratar un argumento fantástico propio de sus comienzos pero con el
tono costumbrista que había adquirido su prosa con el paso del tiempo, y la
favorita del propio Bioy, según declaró. Al igual que su novela anterior,
Dormir al sol fue llevada al cine en 2012 por Alejandro Chomski. En 1978
publica otro libro de cuentos, El héroe de las mujeres.
El período tardío de la producción de Bioy estuvo lejos de
la repercusión de obras anteriores; en contraparte, fue en esos años en donde
se sucedieron los reconocimientos más importantes. En 1986 aparecen Historias
desaforadas y su última novela, La aventura de un fotógrafo en La Plata. De
tema kafkiano, con frecuencia ha sido leída como una alegoría de los desaparecidos
durante la dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1983. Es
declarado Ciudadano Ilustre de Buenos Aires y en 1990 recibe dos importantes
premios en reconocimiento a toda su trayectoria: el Premio Alfonso Reyes y el
Premio Cervantes, el máximo galardón de las letras castellanas. Publica ese
mismo año Una muñeca rusa y más tarde la novela corta Un campeón desparejo.
Una caída que le provoca una doble fractura de cadera en
1992 pareció anticipar una serie de hechos trágicos, ya que poco después sufrió
la pérdida de su esposa (el 14 de diciembre de 1993, víctima del mal de
Alzheimer que la tuvo postrada durante tres años) y de su hija Marta (el 4 de
enero de 1994, al ser atropellada por un auto). Por esa época empieza a
frecuentar a su hijo Fabián, a quien reconocería oficialmente en 1998, y ve más
seguido a su nieto Florencio, quien lo acompañó en sus últimos años. Finalmente
falleció el 8 de marzo de 1999,
a los 84 años, a consecuencia de una falla multiorgánica
derivada de su deteriorado estado general. Fue inhumado en la bóveda de su
familia en el Cementerio de la Recoleta, donde también reposan los restos de su
esposa y su cuñada. Hasta poco antes de su muerte trabajó en la selección y
corrección de páginas de sus diarios (que llevó durante medio siglo) con la
ayuda de Daniel Martino a fin de editar un volumen dedicado a su amistad con
Borges, que finalmente se publicó, con más de dos mil páginas, en 2006.
Maximiliano Reimondi
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