jueves, 26 de julio de 2012
VIOLENCIA ESCOLAR
“La violencia (incluida la verbal, la más cotidiana, la violencia del que culpa sin razón, la del que riñe hasta que aburre) es siempre un acto de debilidad y la operan quienes se sienten perdidos” (Paul Valery)
Las investigaciones serias demuestran que la convivencia en los centros educativos está afectada de problemas sociales que van desde conflictos que no se resuelven adecuadamente mediante el diálogo, hasta verdaderas conductas de acoso y maltrato interpersonal que adquieren el peor de los matices. Tal es el caso de problemas como la exclusión social, el hostigamiento, la intimidación y en general el abuso de poder de unos escolares hacia otros. Hay muchas conductas agresivas que no son en sí mismas fenómenos bullying, ni todas las conductas que pueden describirse bajo esta denominación son de igual gravedad e importancia en cuanto a los daños que producen.
El Ministerio de Educación de Santa Fe recibe al menos una denuncia de violencia escolar por día sólo en Rosario. Además de la cantidad de hechos, las autoridades están preocupadas por la modalidad de las agresiones entre alumnos, que pasaron de la tradicional pelea “pareja” de uno contra uno a la de “diez contra uno”. Desde la repartición agregaron que las chicas, que generaciones atrás no incurrían en golpes de puño para dirimir sus diferencias, ahora también forman parte de las peleas. En algunos casos, intervienen los padres.
El equipo socioeducativo provincial que funciona en Rosario está integrado por 27 profesionales de distintas disciplinas. Recibe 16 llamadas por día, de las cuales una o dos son calificadas como de alta relevancia. “Ha bajado en relación con otros años”, declaró uno de los coordinadores, Fernando Tavella. En términos cualitativos, el funcionario confirmó que la mayor parte de los llamados corresponde a peleas entre alumnos ya sea de la misma o de distintas escuelas.
Ante cada comunicación dada por verosímil, el equipo se comunica con las autoridades de las instituciones involucradas y se reúne con los protagonistas del problema concreto. Y en algunas ocasiones, los casos obligan a los profesionales a acercarse hasta la casa de los chicos comprometidos.
Los problemas en las escuelas no conocen límites. Se establecen en diferentes puntos geográficos de Rosario. Hay escuelas que trabajan muy bien y otras son escenario de una feroz pelea entre alumnos.
Tampoco se mide el grado de violencia, lo que deriva en un ensañamiento con la víctima que es temerario. La violencia es un elemento social actual. Hay niños agredidos y agresores. La presencia de los adultos es vital para evitar estos problemas.
La variedad de denuncias que llegan hasta el teléfono del Ministerio de Educación es amplia. Y las estrategias del grupo de profesionales también. Una es promover la escuela domiciliaria, para aquellos alumnos que por situaciones de enfermedad, por ejemplo, no pueden asistir a la institución y deben continuar en sus casas. Otra es facilitar convenios con el Ministerio de Justicia para la inclusión escolar de los jóvenes en conflicto con la ley.
Las aulas, otrora espacios de rectificación y enseñanza, se han convertido hoy por en
campos de batalla en los que las reglas están comenzando a desaparecer. Falsa es la
creencia de que este fenómeno sólo se produce en establecimientos a los que acuden
personas de clases sociales bajas. Lo cierto es que la violencia escolar se ha extendido sin distinguir, alcanzando niveles cada vez más alarmantes.
Una investigación realizada por el CONICET en distintos locales escolares determinó que en escuelas de clase media alta se manifiestan agresiones verbales, un alto grado de exigencia por parte de los alumnos hacia los adultos, escasa motivación para la tarea y falta de cuestionamiento de las normas establecidas.
En escuelas de clase media la violencia va dirigida principalmente a la institución escolar con conductas de agresión verbal, “ruido” permanente, segmentación entre grupos de alumnos e importante cuestionamiento de las normas institucionales.
En escuelas de clase media baja el agresor se dirige a las personas mediante ataques a la propiedad privada, agresiones físicas y verbales y robos. Actualmente, los profesores son continuamente objeto de agresiones y ultrajes por parte del alumnado, y se han visto despojados de la posibilidad de actuar en consecuencia.
La situación es muy problemática y se deben crear políticas sociales y educativas adecuadas, desde el Ministerio de Educación de la Provincia, encabezadas por la Ministra Letizia Mengarelli.
Maximiliano Reimondi
Periodista-Escritor-Poeta
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