PREMIO NOBEL DE LITERATURA
Por primera vez, el galardón más importante de las letras
mundiales va directo a China: la Academia Sueca distinguió ayer al novelista Mo
Yan con el premio Nobel de literatura 2012 por su capacidad para unir,
"con un realismo alucinatorio, leyendas populares, la historia y lo
contemporáneo".
Mo Yan, uno de los nombres que sonaban en las quinielas
previas al anuncio, es conocido en Occidente especialmente por su novela
"Sorgo rojo", que fue adaptada a la gran pantalla por el aclamado
cineasta Zhang Yimou. Sus narraciones están impregnadas de las historias de
campesinos de su natal Gaomi, un pueblo del este de China, pese a que él vive
desde hace tiempo en Pekín.
"Con una mezcla de realidad y fantasía, desde una
perspectiva social e histórica, Mo Yan ha creado un universo que en su
complejidad recuerda a William Faulkner y Gabriel García Márquez",
argumentó el jurado. "Al mismo tiempo, se apoya en la literatura tradicional
china y las narraciones populares orales."
El propio Mo se enteró de la noticia en su natal Gaomi,
adonde había viajado unos días para visitar a su padre. "Me siento
tremendamente feliz y asustado", dijo citado por medios chinos. No
obstante, no cree que ganar el premio "signifique nada". "China
tiene muchos grandes escritores y creo que sus obras también se merecen ser
reconocidas en el mundo", afirmó.
Mo Yan, que significa "no hables" en chino, es el
seudónimo de Guan Moye, el verdadero nombre del escritor.
En Pekín, los medios estatales hablaron de Mo como el
"primer ciudadano chino" que es honrado con el Nobel, pese a que en
el año 2000 ya fue premiado Gao Xingjian y en 2010 Liu Xiaobo (Nobel de la
paz).
El secretario de la Academia, Peter Englund, rechazó cualquier
sospecha de reparto geográfico o concesión a las proporciones en la decisión
del Nobel. "Si lo hiciéramos, nuestro trabajo sería imposible", dijo.
"Para nosotros lo decisivo es que la literatura que premiamos
perdure". Aunque reconoció que quizá ahora el jurado intenta ser "más
consciente" de lo que ocurre en todas las partes del mundo.
Entre los compatriotas del autor de "Grandes pechos,
amplias caderas", el premio también ha generado acalorado debate: Mo es
vicepresidente de la asociación de escritores de China, aprobada por el Estado,
y la ha representado en eventos internacionales. En la Feria del Libro de
Fráncfort de 2009, él y otros autores rechazaron participar en actividades en
las que figuraban disidentes chinos.
"Eso ha demostrado que su papel principal no es el de
escritor independiente, sino el de escriba del Partido Comunista",
escribió el disidente exiliado Yu Jie en la web del club PEN independiente
chino.
Para la Academia Sueca, la supuesta "fidelidad
estatal" que achacan a Mo algunos críticos es irrelevante: "En su
patria, pese a su postura de crítica social, está considerado uno de los
grandes escritores contemporáneos", señala el jurado en su comunicado de
presentación del Nobel. Y "este no es un premio político", añade
Englund.
La lucha de clases y el fundamentalismo comunista de su
juventud dejaron en él una profunda huella. El Nobel de literatura, dotado con
1,2 millones de dólares, será entregado el 10 de diciembre en Estocolmo.
De la bibliografía del escritor chino Mo Yan, ganador del
Nobel, prácticamente no existe ningún titulo disponible en el país en formato
de libro.
Consultas efectuadas por La Capital a librerías y
editoriales arrojaron que el único título editado en Argentina es "Sorgo
rojo", pero la impresión del libro y la puesta a la venta datan de varios
años atrás. Muchnik lo editó en 1998 y El Aleph en 2002, sin que queden
ejemplares en los comercios actualmente. "Sorgo rojo" fue el libro
más conocido del escritor chino en los países de habla hispana por cierta
repercusión del film dirigido por el cineasta Zhang Yimou, basado en el libro.
La librería española Casa del Libro, en su portal de ventas
por internet (casadellibro.com), ofrece siete títulos de Mo Yan traducidos al
español, que envía por encomienda: "Shifu, harías cualquier cosa por
divertirte" (Ed Kailas, 2011 - 17 euros), "Sorgo rojo" (El
Aleph, 2009 - 21 euros), "La vida y la muerte me están desgastando"
(Kailas, 2009 - 23 euros), "Grandes pechos, amplias caderas" (Kailas,
2007 - 23 euros), "Rana" (Kailas, 2011 - 20 euros), "La
república del vino" (Kailas, 2010 - 23 euros) y "Las baladas del
ajo" (Kailas, 2008 - 22 euros).
El premio creó debate
en China
Los medios de prensa estatales de Pekín celebraron a Mo Yan
como "el primer chino galardonado con un premio Nobel". Esta
calificación equivocada ya demuestra la controversia alrededor del escritor
chino.
El primer autor chino, que en 2000 recibió el premio Nobel
de literatura, fue Gao Xingjian. Pero él vive en el exilio en Francia, por lo
que para China ya no es considerado chino.
Por su parte, al Dalai Lama, que en 1989 fue elegido ganador
del premio Nobel de la paz, no le gustaría ser calificado de ciudadano chino,
porque el Tíbet, dominado por China, no pertenece desde su punto de vista a ese
país. El líder espiritual de los tibetanos tampoco puede ingresar a China.
A su vez, China no permite que el anterior premio Nobel
chino salga del país y lo mantienen silenciado en prisión: Liu Xiaobo, Nobel de
la paz 2010, sigue encarcelado, mientras que su esposa Liu Xia sufre estricto
arresto domiciliario.
Al fin y al cabo, Liu Xiaobo es también presidente honorario
del Club PEN de los escritores independientes chinos, mientras que Mo Yan es el
vicepresidente de la asociación oficial de escritores chinos.
No sorprende que la distinción otorgada a Mo Yan haya
desencadenado reacciones mixtas.
Unos lo ven como un conformista "escritor
oficial", mientras que otros lo consideran un gran contador de historias y
literato independiente.
En el prólogo de su libro "Wa"
("Ranas"), pronto a ser editado en inglés, el mismo autor escribe
sobre su dilema: "Si un escritor no toca temas delicados, es considerado
un oportunista, protegido por el gobierno. Si lo hace, es criticado porque se
congracia con Occidente".
Mo Yan sostiene que tiene la sensación que siempre toca un
nervio de sus "críticos sabelotodo" y se convirtió en su enemigo.
En sus primeras reacciones, Mo Yan mostró humildad, tal como
debe ser en China.
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