lunes, 15 de octubre de 2012


PREMIO NOBEL DE LITERATURA




Por primera vez, el galardón más importante de las letras mundiales va directo a China: la Academia Sueca distinguió ayer al novelista Mo Yan con el premio Nobel de literatura 2012 por su capacidad para unir, "con un realismo alucinatorio, leyendas populares, la historia y lo contemporáneo".
Mo Yan, uno de los nombres que sonaban en las quinielas previas al anuncio, es conocido en Occidente especialmente por su novela "Sorgo rojo", que fue adaptada a la gran pantalla por el aclamado cineasta Zhang Yimou. Sus narraciones están impregnadas de las historias de campesinos de su natal Gaomi, un pueblo del este de China, pese a que él vive desde hace tiempo en Pekín.
"Con una mezcla de realidad y fantasía, desde una perspectiva social e histórica, Mo Yan ha creado un universo que en su complejidad recuerda a William Faulkner y Gabriel García Márquez", argumentó el jurado. "Al mismo tiempo, se apoya en la literatura tradicional china y las narraciones populares orales."
El propio Mo se enteró de la noticia en su natal Gaomi, adonde había viajado unos días para visitar a su padre. "Me siento tremendamente feliz y asustado", dijo citado por medios chinos. No obstante, no cree que ganar el premio "signifique nada". "China tiene muchos grandes escritores y creo que sus obras también se merecen ser reconocidas en el mundo", afirmó.
Mo Yan, que significa "no hables" en chino, es el seudónimo de Guan Moye, el verdadero nombre del escritor.
En Pekín, los medios estatales hablaron de Mo como el "primer ciudadano chino" que es honrado con el Nobel, pese a que en el año 2000 ya fue premiado Gao Xingjian y en 2010 Liu Xiaobo (Nobel de la paz).
El secretario de la Academia, Peter Englund, rechazó cualquier sospecha de reparto geográfico o concesión a las proporciones en la decisión del Nobel. "Si lo hiciéramos, nuestro trabajo sería imposible", dijo. "Para nosotros lo decisivo es que la literatura que premiamos perdure". Aunque reconoció que quizá ahora el jurado intenta ser "más consciente" de lo que ocurre en todas las partes del mundo.
Entre los compatriotas del autor de "Grandes pechos, amplias caderas", el premio también ha generado acalorado debate: Mo es vicepresidente de la asociación de escritores de China, aprobada por el Estado, y la ha representado en eventos internacionales. En la Feria del Libro de Fráncfort de 2009, él y otros autores rechazaron participar en actividades en las que figuraban disidentes chinos.
"Eso ha demostrado que su papel principal no es el de escritor independiente, sino el de escriba del Partido Comunista", escribió el disidente exiliado Yu Jie en la web del club PEN independiente chino.
Para la Academia Sueca, la supuesta "fidelidad estatal" que achacan a Mo algunos críticos es irrelevante: "En su patria, pese a su postura de crítica social, está considerado uno de los grandes escritores contemporáneos", señala el jurado en su comunicado de presentación del Nobel. Y "este no es un premio político", añade Englund.
La lucha de clases y el fundamentalismo comunista de su juventud dejaron en él una profunda huella. El Nobel de literatura, dotado con 1,2 millones de dólares, será entregado el 10 de diciembre en Estocolmo.
De la bibliografía del escritor chino Mo Yan, ganador del Nobel, prácticamente no existe ningún titulo disponible en el país en formato de libro.
Consultas efectuadas por La Capital a librerías y editoriales arrojaron que el único título editado en Argentina es "Sorgo rojo", pero la impresión del libro y la puesta a la venta datan de varios años atrás. Muchnik lo editó en 1998 y El Aleph en 2002, sin que queden ejemplares en los comercios actualmente. "Sorgo rojo" fue el libro más conocido del escritor chino en los países de habla hispana por cierta repercusión del film dirigido por el cineasta Zhang Yimou, basado en el libro.
La librería española Casa del Libro, en su portal de ventas por internet (casadellibro.com), ofrece siete títulos de Mo Yan traducidos al español, que envía por encomienda: "Shifu, harías cualquier cosa por divertirte" (Ed Kailas, 2011 - 17 euros), "Sorgo rojo" (El Aleph, 2009 - 21 euros), "La vida y la muerte me están desgastando" (Kailas, 2009 - 23 euros), "Grandes pechos, amplias caderas" (Kailas, 2007 - 23 euros), "Rana" (Kailas, 2011 - 20 euros), "La república del vino" (Kailas, 2010 - 23 euros) y "Las baladas del ajo" (Kailas, 2008 - 22 euros).

El premio creó debate en China

Los medios de prensa estatales de Pekín celebraron a Mo Yan como "el primer chino galardonado con un premio Nobel". Esta calificación equivocada ya demuestra la controversia alrededor del escritor chino.
El primer autor chino, que en 2000 recibió el premio Nobel de literatura, fue Gao Xingjian. Pero él vive en el exilio en Francia, por lo que para China ya no es considerado chino.
Por su parte, al Dalai Lama, que en 1989 fue elegido ganador del premio Nobel de la paz, no le gustaría ser calificado de ciudadano chino, porque el Tíbet, dominado por China, no pertenece desde su punto de vista a ese país. El líder espiritual de los tibetanos tampoco puede ingresar a China.
A su vez, China no permite que el anterior premio Nobel chino salga del país y lo mantienen silenciado en prisión: Liu Xiaobo, Nobel de la paz 2010, sigue encarcelado, mientras que su esposa Liu Xia sufre estricto arresto domiciliario.
Al fin y al cabo, Liu Xiaobo es también presidente honorario del Club PEN de los escritores independientes chinos, mientras que Mo Yan es el vicepresidente de la asociación oficial de escritores chinos.
No sorprende que la distinción otorgada a Mo Yan haya desencadenado reacciones mixtas.
Unos lo ven como un conformista "escritor oficial", mientras que otros lo consideran un gran contador de historias y literato independiente.
En el prólogo de su libro "Wa" ("Ranas"), pronto a ser editado en inglés, el mismo autor escribe sobre su dilema: "Si un escritor no toca temas delicados, es considerado un oportunista, protegido por el gobierno. Si lo hace, es criticado porque se congracia con Occidente".
Mo Yan sostiene que tiene la sensación que siempre toca un nervio de sus "críticos sabelotodo" y se convirtió en su enemigo.
En sus primeras reacciones, Mo Yan mostró humildad, tal como debe ser en China.

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