viernes, 12 de octubre de 2012


                                       JUAN LAZARTE


                                       



Fue un médico y sociólogo que es un modelo de vida para los seres humanos de la actualidad. Estuvo atravesado por la libertad de pensamiento, la alegría de vivir, el trabajo solidario y la participación social a partir del compromiso con la resolución de los problemas.

Juan Benito Lazarte nació el 21 de marzo de 1891 en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe. El padre, Juan Lazarte Irusta, era hijo de un mestizo y de una criolla descendiente de comechingones (de apellido Irusta). Le llevaba muchos años a su esposa Francisca Estebecorena (hija de vascos). Juan y Francisca tuvieron dos hijos. Juan Benito y María Eduviges, de sobrenombre “Pachaca”.
Juancito era un chico inquieto, creativo, de muchas iniciativas. Nació con una capacidad innata de pensar por sí mismo y de actuar libremente. Fue un niño difícil de educar para sus padres.
Juan fue desarrollando su propio discernimiento entre lo que aceptaba, lo que podía creer, lo que debía investigar y lo que debía refutar.
Así dentro de la enseñanza católica-en la escuela primaria-surgió en él la necesidad de interpretar por sí mismo el evangelio y la grandeza y el ejemplo fraternal y solidario de la vida de Cristo. Él no aceptaba intermediarios entre su alma y Dios.
Por su propia experiencia de niño y por las enseñanzas de Rousseau, Juan respetó siempre la libertad de conciencia del niño, con la esperanza de que así iba a florecer su ser profundo, su propia vocación de ser.
En cuanto a la familia de Juan, su padre arreaba ganado para el frigorífico. Era un verdadero gaucho, de mate y asado diarios. La madre, Francisca, fue principal sostén del hogar pues se capacitó como modista, llegó a tener ayudantas y ser una de las mejores modistas de Rosario. Si bien el taller lo tenía en su propia casa el trabajo le impedía dedicarse por entero a sus hijos. A Juan lo pusieron pupilo en el Colegio Salesiano que quedaba a pocas cuadras de su domicilio.
El Colegio secundario lo cursó en el Colegio Nacional de Rosario, fundado por Sarmiento donde se recibió de bachiller en 1910. Allí hizo muy buenos amigos como Florentino Sanguinetti y Amadeo Sabatini que descollaron, posteriormente, como hombres públicos. En esos años del secundario se destacó en el fútbol amateur. Jugaba en la delantera y tenía una gran habilidad psicomotríz. Se hizo famoso por ser el artífice del triunfo del club Provincial de Rosario sobre, hasta ese momento, el invicto Alumni de los hermanos Brown de Buenos Aires.
Al terminar el secundario fue a estudiar ciencias naturales en la Universidad Nacional de la Plata donde se recibió de Profesor en Ciencias Naturales. También se recibió de Profesor en Ciencias Biológicas en el Instituto Nacional del Profesorado Secundario de Buenos Aires, en 1915. En esas ciudades frecuentó ambientes científicos y culturales muy importantes de la época. Tomó contacto con José Ingenieros, conocido médico, sociólogo y escritor de gran envergadura a quien muchos lo señalan como uno de los grandes precursores de la Reforma Universitaria.
Del mismo modo Juan Lazarte encontró su propia ubicación política con los sostenedores del socialismo libertario porque expresaban dos valores fundamentales innatos de Juan: su libertad y autonomía como persona auténtica y su fuerte sensibilidad social que lo hacía participar con los trabajadores y sus sindicatos, en esa época liderados por la Federación Obrera de la República Argentina. Siempre apoyó los justos reclamos de excluidos o semiexcluidos sociales.
Desde la perspectiva científica, en esa época uno de los temas que más le interesó fue la teoría del desarrollo de las especies, tanto la de la evolución de Darwin, como la de Lamarck y luego la más reciente del holandés De Vries. Como su afán de conocimiento no se conformaba con los límites de la ciencia argentina decidió, al recibirse de Profesor en Ciencias Biológicas y en Ciencias Naturales, viajar en julio de 1916, a Nueva York para perfeccionarse en la Universidad de Columbia bajo la dirección del gran biólogo y máxima autoridad mundial Thomas Morgan, con quien estudió los temas de herencia, en general, y genética, en particular. A fines de ese mes se muda de la calle 91-a orillas del Hudson-, donde residió un par de meses, a los barrios de la Universidad. Pero en 1917 decide regresar a la Argentina porque Estados Unidos había entrado en la Primera Guerra Mundial y como latinoamericano se tenía que enrolar en el ejército norteamericano. Esto significaba contradecir su profunda vocación pacifista.

Nina

En la vida de Juan Lazarte, existió una gran mujer: Juana, de sobrenombre Nina-por “Giovannina” diminutivo de Giovanna, Juana en italiano-.
Era una mujer inteligente, sabía decir su marido, y muy bella. Nina acompañó a Juan con su trabajo amoroso, silencioso y perseverante. Tenía diez años menos que él, había nacido el 12 de septiembre de 1901 en la ciudad de Córdoba. Cuando Juan llegó a Córdoba para estudiar medicina, a fines de 1917 procedente de Estados Unidos, inició una gran actividad social y conoció a Juan Rovira, casado con una hermana de Juana, llamada María. Por ellos se estableció el contacto que rápidamente se convirtió en la pareja que duró más de 40 años.
La casa de los Lazarte era espaciosa y “mágica”. Tenía una biblioteca grande y un amplio fondo poblado de plantas animales-pájaros, gatos, gallinas, perros, conejos y hasta un mono.

Librepensador

Si bien Juan tenía un pensamiento social utópico, no implicaba que no se diera cuenta de la realidad social y de las distintas limitaciones que tenemos los seres humanos, pero pensaba que si el hombre no hace un esfuerzo para realizar los mejores ideales se cae en un nihilismo sin esperanzas. Por eso escribió sobre la necesidad de la utopía. En eso coincidió con el pensamiento de Goethe hecho suyo por Viktor Frankl “Si tomamos a los hombres tal y como son, los haremos peores de lo que son. En cambio si los tratamos como si fuesen lo que debieran ser, los llevaremos allí donde deben ser llevados”.
Juan era un espíritu libre pero al mismo tiempo comprometido, participante y responsable individual y socialmente. Era un librepensador y por ello no podía encerrarse en un esquema dogmático. Siguió el ejemplo del gran sabio y amigo Jorge Federico Nicolai que nunca se puso un rótulo y a quién, por su espíritu libre, Juan supo llamarlo aventurero y explorador de pueblos y almas.
Para entender a Lazarte hay que comprender la libertad como principio fundamental de un ser humano y de la sociedad. La libertad la vivía desde una participación comprometida con la sociedad de la que formaba parte. Ese es un segundo principio de su trayectoria: la presencia participante.
La amplitud de su pensamiento sin fronteras, su dinámica de aprendizaje permanente y de participación social delinean una conciencia expansiva y participante.
Al conocer a Jorge Federico Nicolai, toma contacto con las hipótesis biológicas y científicas sobre aspectos agresivos y destructivos que tiene, también, la especie humana. Simultáneamente, con sus estudios científicos va tendiendo a integrar las ciencias sociales con una visión complementaria de las ciencias biológicas.
Ideológicamente Nicolai influyó mucho en él, precisamente por el espíritu libre de este sabio alemán. Estaba lejos de todo dogmatismo y tenía la capacidad de pensar por sí mismo sin rotularse en una ideología determinada. Su libertad de conciencia y de pensamiento hacía que ni siquiera pudiera adherirse a sus propias definiciones porque, como un verdadero científico, corregía y enriquecía sus comprensiones con lo que surgía de la investigación, la observación y la experiencia. Esta es la forma en que los sabios participan de los problemas de la gente y de la sociedad sin perderse en teorías sino siempre abiertos a corregirse. Las personas que no tienen la capacidad necesaria para comprender los hechos por sí mismas se adscriben a las teorías estructuradas por unos u otros.
José Ingenieros también fue una gran influencia en Juan Lazarte. Por su libertad interior, espiritual, Juan nunca se quejaba cuando veía que no se conseguían los resultados esperados. Siempre vivió desapegado de los resultados y experimentó plena e intuitivamente lo que Frankl llamara “valores de actitud”, es decir, la aceptación de lo inmodificable.
Estaba convencido de la integración pascaliana de la mente y el corazón. Sentía con, un profundo afecto solidario, el sufrimiento de los seres humanos, luchaba en una acción continuada por la superación de las injusticias. Eso movía a su mente a pensar las soluciones.
Era austero, participaba sinceramente con todos y su humildad le impedía jactarse de sus logros. Trataba con el mismo respeto a un rico como a un pobre. Muchas de sus ideas no las predicó con la palabra sino con el ejemplo.
Lazarte profundizó, también, el pensamiento del gran científico, matemático y filósofo Blaise Pascal (1623-1662). Conocía la grandeza del hombre y sus miserias. Así, lucha entre los extremos, la razón y la sensibilidad se insertan en la justificación pascaliana del cristianismo y sus “pruebas” sobre la existencia de Dios.
Juan tenía una visión integral y no fragmentada del conocimiento. Era un enciclopedista y gran defensor del laicismo. Por eso cuando llegó a Córdoba en 1917, inmediatamente militó en el movimiento reformista que no era contra una religión sino contra el dogmatismo que quería mantenerse por la fuerza en una universidad nacional pagada con el dinero del pueblo. Su sensibilidad social lo hacía ser conciente del privilegio de ser estudiante y de la obligación de hacer llegar a los postergados y excluidos los beneficios de la ciencia y de la técnica.
Por ello fue uno de los que trabajó en la unión obrero-estudiantil, ya en los años ´20, para mejorar las condiciones miserables en que vivían y viven grandes sectores postergados. Luchó por una medicina social para que no hubiera una medicina superior para los ricos y una medicina precaria o ninguna para los pobres. Esto lo llevó a impulsar el sanitarismo, el seguro de salud y tantos otros objetivos concretos de beneficio para amplios sectores de la población.
Como humanista con sensibilidad planetaria apoyó los derechos del pueblo español cuando la República, instaurada en 1931 tuvo que ser defendida del golpe militar del 19 de julio de 1936, acaudillado por Franco y con el apoyo cómplice de la Italia fascista y la Alemania nazi que con su aviación bombardeó a la ciudad vascongada de Guernica en 1937.
Existían dos tipos de hombres, para Juan Lazarte: los que se aprestan a apoderarse de la materia y se convierten en ella; y los que se olvidan de lo material y su vida está integrada con la ética y el espíritu. Por ende, Juan sentía una profunda admiración por Lisandro de la Torre. Estos, se puede decir que son puntos convergentes y afines con la vida y el pensamiento de Juan quien escribió en su honor: “Lisandro de la Torre, reformador social americano” (1941). En esta obra se refleja esa identificación del escritor con el biografiado. Incluso se pueden citar coincidencias temáticas y vivenciales entre ambos como la cuestión comunal, la lucha por el federalismo y la descentralización, la tierra como el problema básico americano, el pacifismo, la austeridad y sencillez de sus costumbres.
El tema comunal fue un eje en su concepción política desde un principio, es importante recordar que de la Torre al graduarse de abogado elaboró su tesis doctoral sobre municipios y comunas. Este también es un tema central en las obras escritas y en la lucha política de Juan Lazarte.
En su obra Federalismo y descentralización en la cultura argentina Lazarte analiza el centralismo económico que padece la Argentina.

El Pacifismo

Entre los aspectos sociales y multifacéticos de Juan Lazarte destaca su pacifismo. La violencia, las dictaduras y la destrucción provocada por las guerras mundiales provocaron en Juan la necesidad de intensificar la lucha por el pacifismo, las libertades y la fraternidad entre los seres humanos aunque su concreción fuera una utopía. De allí que en etapas más maduras de su vida escribiera sobre la necesidad individual y social de la utopía.
Juan mantuvo sus ideales de crear una sociedad donde no hubiera millones de seres humanos sin trabajo, sin alimento sin salud, sin educación, etc. Pero todo ello sin que ningún individuo perdiera su libertad que es el bien y la necesidad fundamental de los hombres. Trabajar por una sociedad donde los países se sometieran al Derecho Internacional y no recurrieran a las guerras.
En la vida de Juan Lazarte la participación social fue un camino para luchar por esos ideales. Durante muchos años trabajó para crear conciencia en los gremios obreros democráticos y en las últimas décadas de su vida participó en los grupos de estudio de los socialistas libertarios de Rosario. No fue afecto a la actuación partidista en política porque pensaba que la sociedad tenía que avanzar en su conjunto.
Es importante mencionar su campaña pacifista cuando las compañías petroleras norteamericanas e inglesas, compitiendo por el petróleo del Chaco Boreal, desencadenaron la guerra entre Bolivia y Paraguay (1932-1935). Fue en esa circunstancia cuando escribió el libro La locura de la guerra en América. Después de la hecatombe de Hiroshima (1945) volvió a intensificar su pacifismo siendo presidente de la Asociación Pacifista Argentina-independiente de todo partidismo, fundada en Rosario en 1946-, cuyo secretario Santiago Savary, vivía en las afueras de la ciudad de Córdoba donde publicó la Revista de la Asociación Pacifista Argentina (APA). Era la época de la guerra fría entre Rusia y Estados Unidos y la APA tenía una postura equidistante de ambos países protagonistas.
La Medicina Social y el Gremialismo Médico

Lazarte, en este campo hizo un aporte importante a partir de su idea de no confiar el desarrollo del país sólo al Estado o a los partidos políticos. Los profesionales se debían asociar para defender los derechos de los enfermos a tener una medicina más avanzada y los derechos del profesional para no ser explotado por el Estado, los sanatorios privados, etc. Así fue uno de los gestores más importantes en organizar y fundar la Federación Médica de Santa Fe y miembro titular de su Comisión Directiva desde 1933 hasta 1953. Junto a otros colegas y a partir de su “entusiasmo creador” fundó la Confederación Médica de la República Argentina (COMRA) de cuya revista, editada en Buenos Aires, fue director y editorialista desde su creación hasta su fallecimiento en 1963.
También intervino en la redacción del Código de Ética Profesional que hizo suyo la COMRA y aportó en el campo sanitario como autor de un proyecto de Código Sanitario Argentino y escribió “Problemas de Medicina Social”, uno de los primeros libros de la materia que fue referente para las políticas de desarrollo social en Chile, cuando ganó las elecciones un Frente Popular en el país trasandino (mucho antes del de Allende). Su solidaridad con colegas está documentado en diferentes testimonios.
La comunidad médica valoró el aporte, la solidaridad y las acciones de Juan Lazarte que tuvo su campo de atención en Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba y Santiago de Chile. Fue designado, entre otros cargos, Presidente del Congreso Médico Gremial (Santa Fe, 1935); Presidente del Congreso de Sanidad de la provincia de Santa Fe (1942); Vicepresidente del Congreso Nacional de Medicina (Mar del Plata, 1954); Secretario del Consejo Deontológico y Presidente de la Comisión de Publicaciones de la Confederación Médica de la República Argentina; miembro corresponsal de la Asociación Médica Mundial.
Escribió una treintena de libros y cientos de artículos publicados en temas científicos, gremiales y sociales.

Enfoque integral del proceso salud-enfermedad

Juan Lazarte tuvo una concepción integral del proceso salud-enfermedad y, en consecuencia, de las cualidades que debe reunir la formación profesional. Al respecto en el VII Congreso Argentino de Medicina Social (Rosario, 1956) definió las condiciones que debe reunir el médico: “Debemos formar profesionales de alto nivel técnico, con pleno conocimiento de los acontecimientos socioeconómicos y culturales, cuyo manejo les permita, sobre la base de la realidad nacional, contribuir a modificar las condiciones estructurales que atentan contra la salud y frenan su desarrollo nacional”.

Muerte

El 20 de julio de 1963, estaba atendiendo a sus pacientes en su consultorio y tuvo un ataque cardíaco. Falleció ese día, en la localidad de San Genaro, provincia de Santa Fe.







Fuentes

Revistas

.Lazarte, Juan. En torno a la vida y muerte de José Ingenieros. Revista Claridad, Año 6, N° 145, 27 de octubre de 1927.
.Meeroff, Omar. “Dr. Juan Lazarte: ejemplo de luchador por la solidaridad humana, la paz y la democracia”. Revista Galenia, Año 2, N°9, julio de 1998, Santa Fe, Argentina, p. 31.

Libros

.Lazarte, Juan. “Líneas y trayectoria de la Reforma Universitaria. Librería Ruiz, Córdoba, 1935.
.Lazarte, Juan. “Federalismo y descentralización en la cultura argentina”. Editorial Cátedra Lisandro de la Torre, Bs. As., 1957, p. 7.
.Lazarte, Juan. “Lisandro de la Torre, reformador social americano”. Editorial América lee, Bs. As., 1941, p. 471.
.Mastrangelo, Fabiana. “Dinámica social de la esperanza; vida y obra del doctor Juan Lazarte”.



                                                                                      Maximiliano Reimondi
                                                                                    Periodista-Escritor-Poeta

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