lunes, 24 de diciembre de 2012


MITOS DE LA NAVIDAD



El solsticio de invierno es el momento en que el sol alcanza su cenit en el punto más bajo. A partir de ese momento, la duración de los días comienza a alargarse hasta el solsticio de verano que el sol alcanza su cenit en el punto más alto para comenzar los días a acortarse nuevamente.
Es comprensible entonces que para la las culturas agrícolas, el solsticio invernal fuera un importante acontecimiento cósmico. Se registran así ancestrales festejos desde tiempos remotos.
No desaparecieron estos rurales con el advenimiento del urbanismo, sin embargo, estos adquirieron características diferentes. Así, la fecundidad celebrada por los campesinos, en la ciudad se reinterpretó como prosperidad y riqueza.
En la antigua Grecia, el culto a Dionisos, cuyo origen se halla en la fusión de la mitología helena y egipcia, era la divinidad el vino, la vegetación y la fecundidad. Pero también de la muerte, de los mundos subterranos (en tanto se creía que el mundo de los muertos se hallaba debajo de la tierra y controlaba la fertilidad). Se sabe que en el siglo IV a.C., en el calendario de Bitinia el mes consagrado a Dionisos comenzaba el 24 de diciembre.
Dos de las festividades dedicadas a Dionisos se celebraban alrededor del solsticio invernal: las Dionisíacas de los campos y las Leneas. El sentido de estas fiestas tenía que ver con la fecundidad y la proesperidad. EL ciclo dionisíaco, fue asimilado por el cristianismo, por lo tanto la navidad se situó en el solsticio de inverno. Del mismo modo, la Pascua de Resurrección, en primavera, coincide con otras dos celebraciones en las que el carácter era el festejo de la resurrección de la naturaleza.
Cronos (Saturno), fue también una antigua divinidad rural. En efecto fue un dios agricultor y en particular, vinicultor. Los festejos romanos en honor a Saturno duraban aproximadamente una semana. Se realizaban ceremonias religiosas pero también festejos y banquetes. Durante la fiesta, se olvidaban las diferencias sociales, los señores agasajaban a los esclavos y los ricos convidaban a los pobres.

 


CULTOS SOLARES

Los cultos solares se relacionan con las comunidades agrarias. De esta forma, la divinidad principal tiende a asociarse al dios sol en casi todas estas culturas. Consecuentemente, la conmemoración de su advenimiento, se corresponde con el solsticio invernal (siempre hablando del hemisferio norte), alrededor del 21 y el 22 de diciembre.
De esta forma, los mitos solares, se centran en un dios que siendo joven muere cada año y resucita. De esta manera, describe el ciclo de la naturaleza. Así es posible identificar con el dios Sol a Horus, Mitra, Dionisos, Krishna y Jesucristo.
En el antiguo egipto, durante el solsticio de invierno, la imagen de Horus, como niño recién nacido, era sacada del templo para ser adorada por las masas. Se lo representaba como a un niño recién nacido y con un disco solar en su cabeza. Entre los griegos también lo adoraron con el nombre de Harpócrates. En síntesis, Horus, hijo de una virgen (Isis) nace en el solsticio invernal.
Los dioses solares son siempre salvadores de los hombres, redentores, cargan con sus culpas, mueren injusta y violentamente, pero luego resucitan. Shiva, entre los hindúes, ingiere una bebida envenenada que había surgido del océano con el objeto de causar el fin del universo. Shiva se autoinmola para salvar al mundo, pero luego, vuelve a la vida.

El nacimiento del sol invencible


Hasta el siglo IV de nuestra era, la figura de Cristo no fue oficialmente considerada persona divina (Concilio de Nicea). Aproximadamente, entre los años 354 y 360 se estableció la noche del 24-25 de diciembre, en coincidencia con el día que los romanos festejaban el "Nacimiento del sol invencible" y de esta manera, se sincretizó un culto popular, asimilando el solsticio del invierno al nacimiento de Cristo.
En un principio, la navidad era un festejo modesto, fiel a sus orígenes campesinos. La transformación se advierte a partir del siglo VIII, en donde paulatinamente se impone la fastuosidad litúrgica, el adorno de los templos y representaciones teatrales del nacimiento en Belén.

 

ÁRBOL NAVIDEÑO

Buena parte de la tradición del árbol de Navidad se origina en una leyenda europea: se dice que durante una fría noche de invierno, un niño buscaba refugio. Lo recibieron en su casa un leñador y su esposa y le dieron de comer. Durante la noche, el niño se convirtió en un ángel vestido de oro: era el niño Dios. Para recompensar la bondad de los ancianos, tomó una rama de un pino y les dijo que la sembraran, prometiéndoles que cada año daría frutos. Y así fue: aquel árbol dio manzanas de oro y nueces de plata. 
Por su parte, los germanos vestían sus árboles en invierno (cuando perdían hojas) para que los espíritus buenos que en ellos habitaban regresaran pronto. Los adornos más comunes eran manzanas o piedras pintadas. Se dice que éste fue el origen de los adornos. Las bolas de cristal se incorporaron alrededor del año 1750 en Bohemia. La costumbre del árbol se extendió por Europa y América durante el siglo XIX. 


 EL PESEBRE

La escena que representa el nacimiento de Cristo se fue completando con el paso del tiempo. A principios del siglo IV se representaba a Cristo en un pesebre y había solamente una vaca y un asno. A fines del siglo IV se agregó una estrella. La Virgen María, recién a partir del año 431, con el Concilio de Efeso, apareció en el centro de la imagen. Fue San Francisco de Asís quien popularizó la costumbre de armar un pesebre. En su viaje a Belén, en el año 1220, quedó asombrado por la manera en que se celebraba allí la Navidad. Entonces, cuando regresó a Italia, le pidió autorización al Papa Honorio III para representar el nacimiento de Jesús con un pesebre viviente. A partir de ese momento, la tradición se extendió por Europa y luego por el resto del mundo. 

 

PAPÁ NOEL

La figura de Papá Noel -también llamado Santa Claus, Sinterklaas o Père Noel, según el país- está inspirada en la vida del obispo de Mira (la actual Turquía), conocido hoy como San Nicolás, quien fue muy popular por su bondad y por su generosidad con los pobres. 
Se llamaba Nicolás de Bari y nació en el siglo IV. Su aspecto distaba bastante del que hoy se le atribuye. Se lo representaba como un hombre de complexión delgada y gran estatura que vestía como un sacerdote. El hecho de que se lo represente con tres bolsas doradas se debe a que, según cuenta la leyenda, Nicolás de Bari supo en una ocasión que uno de sus vecinos se encontraba en bancarrota y que estaba desesperado por no tener la dote de su hija, comprometida para casarse en fecha próxima. Al conocer las tribulaciones de su vecino, Nicolás dejó una bolsa con monedas de oro como un obsequio en la casa del mercader. La boda se celebró sin contratiempos. Desde entonces cobró fuerza la costumbre de intercambiar regalos en Navidad. 

En el año 1087 los restos de San Nicolás fueron llevados a Bari (Italia), donde se construyó una iglesia en su nombre, pero curiosamente en Italia no es San Nicolás quien trae los regalos de Navidad sino una bruja buena. 
En el siglo XII la tradición católica de San Nicolás se expandió por Europa, mezclándose con celebraciones similares. Hacia el siglo XVII emigrantes holandeses llevaron la costumbre a Estados Unidos. 
Aunque la leyenda de Papá Noel sea antigua y compleja, y proceda en parte de San Nicolás, la imagen familiar de Santa Claus, con el trineo, los renos y las bolsas con juguetes es una invención estadounidense de estos años. Hasta que el escritor inglés Clement Moore lo imaginó en un trineo llevado por ocho renos, Papá Noel repartía sus regalos a pie o montado en un caballo. Pero además, no siempre tuvo la imagen universal que se conoce hoy. El nuevo aspecto de tan querido símbolo navideño, un hombre regordete de sonrosadas mejillas y larga barba blanca, se debió al arte del caricaturista norteamericano del siglo XIX Thomas Nast, quien representó así a Santa en una ilustración. En 1931 una marca de gaseosas le encargó al diseñador Haddon Sundblom que dibujara un Papá Noel para su campaña navideña. Esa imagen quedó en el imaginario popular y luego ya nadie lo imaginó de otra forma. 

 

VILLANCICOS


Durante la Edad Media comenzaron a incorporarse los villancicos en los festejos navideños. Durante esta época, los banquetes eran el punto central de las celebraciones. Pero en 1552 los puritanos británicos prohibieron la Navidad. Y aunque el festejo navideño volvió a Inglaterra en 1660 con Carlos II, los rituales desaparecieron hasta la época victoriana. Los villancicos fueron recuperados y se compusieron muchos nuevos. 
La costumbre de cantar villancicos, aunque de antiguos orígenes, procede fundamentalmente del siglo XIX. 

 




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