Niní Marshall
Inició su carrera como ilustradora en la revista Sintonía en
la década de 1930 y, consecutivamente, se desempeñó como cancionista,
comentarista —con el seudónimo de Mitzy— y protagonista de programas cómicos en
las principales radios locales. Para 1938, había debutado como actriz y
guionista en Mujeres que trabajan, dirigida por Manuel Romero.
Su popularidad se acrecentó considerablemente en los años de
1940, protagonizando películas, generalmente interpretando a sus personajes
Catita y Cándida. Con Luis César Amadori, filmó las primeras superproducciones
de la historia del cine argentino: Carmen y Madame Sans Gêne. Otras de sus
películas más destacadas son Hay que educar a Niní, Divorcio en Montevideo y
Navidad de los pobres. Tras el golpe de estado de 1943 (conocido también como
Revolución del 43) debió exiliarse en México porque, según una de las
versiones, el lenguaje utilizado en sus personajes fue considerado por las
autoridades «una deformación del idioma»; en 1950 debió trasladarse de nuevo,
esta vez por falta de trabajo. Diseñó además otros populares personajes basados
en los arquetipos de la inmigración, como Doña Pola, Belarmina, Doña Caterina,
Niña Jovita o Lupe. Utilizó la caricatura como un recurso de la observación y
fue una de las figuras del espectáculo más apreciadas de Argentina.
Su retorno al cine luego de la caída del peronismo tuvo
lugar en Catita es una dama; a partir de las décadas de 1960 y 1970, intervino
en cinco comedias y sus actuaciones televisivas junto a Nicolás Mancera en
Sábados Circulares tuvieron mucho éxito, al igual que su representación del
café-concert ...Y se nos fue redepente, donde recreó a todos sus personajes. En
teatro, por su parte, se destacó en Coqueluche, Buenos Aires de seda y percal y
La señora Barba Azul. Su última película, ¡Qué linda es mi familia!, se estrenó
en 1980. Apodada «La Dama del Humor» y «La Chaplin con faldas», los últimos
años de su vida estuvieron marcados por los reconocimientos. En 1989 fue
distinguida como «Ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires», en 1992
recibió el premio Podestá a la trayectoria y en 1995, Marilú Marini, a modo de
homenaje, volvió a recrear sus libretos en dos obras teatrales.
Falleció a los 92 años el 18 de marzo de 1996 y, posteriormente,
se designó con su nombre a una calle de Puerto Madero y a un teatro de Tigre.
Maximiliano Reimondi
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