DVD
Todo queda en familia (Neka ostane medu nama/ Just between
us, Croacia-Serbia-Eslovenia/2010, hablada en croata e inglés) / Dirección: Rajko Grlic / Guión: Ante Tomic y Grajko Grlic l Fotografía: Slobodan Trninic /Edición: Ndrija Zafranovic / Música: Alan Bjelinski y Alfi Kabiljo / Diseño de producción: Ivo Husnjak /Elenco: Miki Manojlovic, Bojan Navojec,
ksenija Marincovic, Daria Lorenci, Natasa Dorcic /Distribuidora: Ifa / Duración: 89 minutos
Crítica: por Maximiliano
Reimondi
Calificación: Buena
¿Qué hay bajo la superficie de esta respetable clase media
croata que circula por las elegantes calles de Zagreb? Vida urbana, como en
todas partes; ajetreo, obligaciones, rutina; gente que ha dejado atrás un
pasado doloroso -aunque algunos vestigios quedan todavía- y que está dispuesta
a no tomarse las cosas demasiado en serio. El goce sensual de la vida está en
su idiosincrasia y es lo que manda: la búsqueda constante de novedad (léase
nuevas pasiones o amoríos) puede traer consecuencias desdichadas, pero parece
ser la única manera de romper las reglas y salirse de lo establecido. El
adulterio se vive aquí como una rebelión contra el conformismo.
Y lo practican casi todos en el grupo de personajes de mediana edad que el
veterano Rajko Grlic pone a jugar este juego de infidelidades, engaños, dobles
vidas y secretos entreverados. En el centro, en principio, hay dos hermanos:
uno, el mayor, que se fue a estudiar a los Estados Unidos en los tiempos de la
guerra, es ahora un nuevo rico, siempre mujeriego e hipocondríaco, que tiene
una esposa a la que no puede dejar embarazada y una familia paralela escondida
en la misma ciudad. El otro, profesor, más bohemio y pobre, pero igualmente
inmaduro, acaba de ser abandonado por su mujer, que se cansó de sus infidelidades
(las alumnas son una tentación) y ahora prefiere la compañía de un galán más
joven, que tiene la mala costumbre de apostar el dinero (que ella le provee) a
los pies de Messi o de cualquier otra estrella del fútbol europeo.
El film comienza en clave de humor negro con la muerte del padre de los
dos hombres, y a partir de ahí propone pequeños retratos de cada uno de los
personajes involucrados en esta especie de ronda un poco vodevilesca, graciosa
y siempre agridulce. Grlic define cada perfil psicológico menos a través de
diálogos o de actitudes que observando a cada uno en la intimidad de sus
encuentros eróticos (las escenas pueden ser osadas pero no vulgares) y
prestando especial atención a los detalles. El adulterio, que es la materia
prima más abundante en el relato, está despojado de cualquier dramatismo: se lo
ve como una realidad de todos los días. Y si las consecuencias pueden ser a
veces graves o crueles, el director evita cualquier subrayado.
Más allá de algunos altibajos, el tono agridulce se mantiene durante todo
el film, que apenas sugiere la intención de abordar alguna reflexión más
profunda, por ejemplo si se vincula el tema de las identidades de los hijos con
el caos en que la guerra sumió a los países que integraban Yugoslavia. De todos
modos, un par de revelaciones que asoman sobre el final y el clima melancólico
que domina esa escena confirman que la comedia de Grlic no se proponía ser tan
ligera ni tan risueña como parece. El elenco encabezado por Miki Manojlovic
luce su familiaridad con este tipo de humor tragicómico que ha sido muy
frecuente en el cine de los países del este europeo, y es un verdadero puntal
de la película.
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