MARÍA EVA DUARTE
Nacimiento
Según el acta n.º 728 del Registro Civil de Junín (provincia
de Buenos Aires), allí nació el 7 de mayo de 1922 una niña con el nombre de
María Eva Duarte. Sin embargo existe unanimidad en los investigadores para
sostener que esa acta es falsa y que fue realizada a instancias de la propia
Eva Perón en 1945, cuando estuvo en Junín para contraer matrimonio con el entonces
coronel Juan D. Perón.
En 1970 los investigadores Borroni y Vaca comprobaron que la
partida de nacimiento de Evita había sido falsificada. Fue necesario establecer
entonces la fecha y el lugar en los que efectivamente había nacido. Para ello
el documento más importante fue el acta de bautismo de Eva, que se encuentra
registrado en el folio 495 del Libro de Bautismos correspondiente al año 1919
de la Capellanía Vicaria de Nuestra Señora del Pilar, realizada el 21 de
noviembre de 1919.
Hoy se acepta de modo prácticamente unánime que Evita
realmente nació tres años antes, el 7 de mayo de 1919, con el nombre de Eva María
Ibarguren. En cuanto al lugar de nacimiento, algunos historiadores han escrito
erróneamente que Evita nació en el casco urbano de Los Toldos, pero se trata de
un simple error proveniente del hecho de que pocos años después del nacimiento
la familia se instaló en el pueblo. Esa casa, en la que se instaló la familia
en la calle Francia (actual Eva Perón), es actualmente el Museo Municipal Solar
Natal de María Eva Duarte de Perón.
Sobre el lugar de nacimiento las posibilidades que manejan
los historiadores son dos:
Nacimiento en el campo La Unión frente a los toldos de
Coliqueo. Algunos historiadores consideran que Eva Perón nació en el campo La
Unión5 en el área de Los Toldos, exactamente en frente a la toldería de
Coliqueo que originó el asentamiento, en la zona conocida por ese motivo como
La Tribu. Este lugar se encuentra a unos 20 km del pueblo de Los Toldos y a 60 km al sur de la ciudad de
Junín. El campo era propiedad de Juan Duarte y allí vivió la familia de Eva al
menos desde 1908 hasta 1926. Los historiadores Borroni y Vacca dieron origen a
esta hipótesis y determinaron que la comadrona mapuche Juana Rawson de
Guayquil, fue quien habría asistido a la madre en el parto, al igual que con
todos sus otros hijos.
Nacimiento en la ciudad de Junín. Otros historiadores
sostienen esta hipótesis, apoyada en diversos testimonios. Según ellos, Evita
habría nacido efectivamente en Junín debido a que, por problemas con el
embarazo, su madre debió trasladarse a la ciudad de Junín para recibir mejor
atención. En la época del nacimiento de Evita era habitual que las mujeres con
embarazos problemáticos del área de influencia de Junín se trasladaran allí en
búsqueda de una mejor atención médica, y que sigue siendo así en muchos casos
en la actualidad. De acuerdo con esta hipótesis, investigada principalmente por
los historiadores juninenses Roberto Dimarco y Héctor Daniel Vargas, con los
correspondientes testigos, Eva habría nacido en una vivienda ubicada en la
actual calle Remedios Escalada de San Martín n.º 82 (en aquella época la calle
se llamaba José C. Paz) siendo asistido el parto por una obstetra universitaria
llamada Rosa Stuani. Al poco tiempo se habrían trasladado al domicilio ubicado
en Lebensohn n.º 70 (originalmente la calle era San Martín), hasta que la madre
se repuso totalmente.
Su familia
Eva fue hija de Juan Duarte y Juana Ibarguren, anotada como
Eva María Ibarguren (partida modificada durante el gobierno de Edelmiro J.
Farrell y antes de contraer matrimonio con Juan Perón, modificando su apellido
por Duarte y sus dos nombres invertidos en el orden).
Juan Duarte (1872-1926), conocido como el Vasco por los
vecinos, era un estanciero e importante político conservador de Chivilcoy, una
ciudad cercana a Los Toldos. Algunos estudiosos consideran que era un
descendiente de inmigrantes franceses de apellido D'Huarte, Uhart o Douart. En
la primera década del siglo XX, Juan Duarte fue uno de los beneficiados con las
maniobras fraudulentas que comenzó a implementar el gobierno para quitarle la
tierra a la Comunidad Mapuche de Coliqueo en Los Toldos, apropiándose de la
estancia en la que nació Eva.
Juana Ibarguren (1894-1971) era hija de la puestera criolla
Petrona Núñez y del carrero Joaquín Ibarguren. Aparentemente tenía poca
relación con el pueblo, ubicado a 20
km , y por eso se sabe poco de ella, pero debido a la
cercanía de su casa con la toldería de Coliqueo tenía estrecho contacto con la
Comunidad mapuche de Los Toldos. En todos los partos de sus hijos fue asistida
por una comadrona india que se llamaba Juana Rawson de Guayquil.
Juan Duarte, el padre de Eva, mantenía dos familias, una
legítima en Chivilcoy con su esposa legal Adela D´Huart (-1919) y sus seis
hijos: Adelina, Catalina, Pedro, Magdalena, Eloísa y Susana; y otra ilegítima,
en Los Toldos, con Juana Ibarguren. Se trataba de una costumbre generalizada en
el campo, para los hombres de clase alta, antes de los años cuarenta que aún es
frecuente en algunas zonas rurales del país. Juntos tuvieron cinco hijos:
Blanca (1908-2005).
Elisa (1910-1962).
Juan Ramón (1914-1953).
Erminda Luján (1916-2012).
Eva María (1919-1952).
Eva viviría en el campo hasta 1926, fecha en la que el padre
falleció y la familia quedó desprotegida completamente, debiendo abandonar la
estancia en la que vivían. Estas circunstancias de su niñez, en las condiciones
de discriminación de los primeros años del siglo XX, marcaron profundamente a
Eva.
En aquella época la ley argentina establecía una serie de
calificaciones infames para las personas si sus padres no habían contraído
matrimonio legal, genéricamente llamados «hijos ilegítimos». Una de esas
calificaciones era la de «hijo adulterino», circunstancia que se hacía constar
en la partida de nacimiento de los niños. Ese era el caso de Evita, quien en
1945 logró que se destruyera su partida de nacimiento original para eliminar
esa tacha infamante.6 Una vez en el gobierno, el peronismo en general y Evita
en particular, impulsarían avanzadas leyes antidiscriminatorias para igualar a
las mujeres con los varones y a los niños entre sí, sin importar la naturaleza
de las relaciones entre sus padres, proyectos que fueron muy resistidos por la
oposición, la Iglesia y las Fuerzas Armadas. Finalmente en 1954, dos años
después de su muerte, el peronismo logró sancionar una ley eliminando las
discriminaciones más infamantes (hijos adulterinos, sacrílegos, mánceres,
naturales, etc.), aunque manteniendo la diferencia entre hijos legítimos e ilegítimos.
El propio Perón, con quien se casaría, había sido registrado como «hijo
ilegítimo».
La infancia en Los
Toldos
El 8 de enero de 1926 falleció su padre en un accidente
automovilístico en Chivilcoy. La familia entera viajó a esa ciudad para asistir
al velatorio, pero la familia legítima le prohibió la entrada en medio de un
gran escándalo. Gracias a la mediación de un hermano político del padre, quien
era por entonces intendente de Chivilcoy, pudieron acompañar el cortejo hasta
el cementerio y asistir al entierro.
Muerto Juan Duarte, la familia de Eva quedó completamente
desprotegida y Juana Ibarguren debió trasladarse con sus hijos a Los Toldos,
habitando la pequeña casa de dos ambientes ubicada en las afueras del pueblo en
la calle Francia 1021, donde comenzó a trabajar como costurera para mantener a
sus hijos.
Los Toldos, de allí su nombre, era originalmente una
toldería mapuche, es decir un pueblo indígena. Específicamente allí se
encontraba la comunidad mapuche de Coliqueo, instalada allí después de la
batalla de Pavón (1861), por el legendario Lonco y coronel del Ejército
Argentino Ignacio Coliqueo9 (1786-1871), quien procedía del sur de Chile. Entre
1905 y 1936 se desarrolló en Los Toldos una serie de argucias legales
destinadas a excluir al pueblo mapuche de la propiedad de la tierra. Poco a
poco, los indígenas fueron siendo desplazados como propietarios por estancieros
no indígenas. Juan Duarte, el padre de Eva, fue uno de ellos y por esa razón la
estancia en la que Eva nació se encontraba precisamente frente a la toldería de
Coliqueo.
Durante la infancia de Evita (1919-1930), los Toldos era una
pequeña población pampeana, de tipo rural, vinculada a la actividad
agro-ganadera, específicamente trigo, maíz y ganado vacuno. La estructura
social estaba controlada por el estanciero, propietario de grandes extensiones
de tierra, que establecía relaciones de tipo servil con los peones de campo y
con los arrendatarios. El tipo básico de trabajador en esa zona era el gaucho.
La muerte del padre agravó seriamente la situación económica
de la familia. Al año siguiente Eva ingresó a la escuela primaria, la que cursó
con dificultades, debiendo repetir el segundo grado en 1929, cuando contaba con
10 años. Sus hermanas han contado que ya por entonces gustaba de mostrar su
gusto por la declamación dramática y sus habilidades como malabarista. Por la
forma de su cara recibiría el sobrenombre de Chola, por el que la llamaban
entonces casi todos, al igual que Negrita, que mantendría toda su vida.
La adolescencia en
Junín
En 1930 Juana, su madre, decidió mudar a la familia a la
ciudad de Junín. Evita tenía por entonces 11 años. Allí la familia Duarte
comenzó a prosperar sobre la base del trabajo de Juana, y sus hijos Elisa,
Blanca y Juan. Erminda ingresó en el Colegio Nacional y Evita en tercer grado,
en la Escuela n.º 1 «Catalina Larralt de Estrugamou» de la que egresaría con su
educación primaria completa en 1934, cuando contaba 15 años.
La primera casa en la que se instalaron aún existe, y está
ubicada en la calle Roque Vázquez 86.
A medida que la situación económica de la familia fuera
mejorando debido al trabajo de los hijos mayores, sobre todo el de Juan como
vendedor de la empresa de artículos de tocador Guereño, los Duarte se mudarían
primero a una casa más amplia en Lavalle al 200 (1932), donde Juana organizó un
comedor hogareño para el almuerzo, luego se mudaron a Winter 90 (1933) y
finalmente a Arias 171 (1934). En 2006 la Municipalidad de Junín creó el Museo
Eva Perón.
En Junín afloró la vocación artística de Eva. En la escuela,
donde tenía grandes dificultades para seguir los programas escolares, se
destacaba abiertamente por la pasión que mostraba por la declamación, la
actuación y la participación en cuanto espectáculo se organizase en la escuela,
en el Colegio Nacional, en el cine del pueblo o en las audiciones radiales.
Allí fue donde participó por primera vez en una obra de
teatro, una realización estudiantil llamada Arriba estudiantes. También
actuaría en otra obrita teatral, Cortocircuito, con el fin de recaudar fondos
para una biblioteca escolar. En Junín, Eva utilizó por primera vez un micrófono
y escuchó su voz saliendo de altoparlantes.
En esta época Eva muestra también sus condiciones para el
liderazgo, acaudillando a uno de los grupos de su grado. El 3 de julio de 1933,
día de la muerte del ex presidente Hipólito Yrigoyen, derrocado tres años antes
por un golpe de Estado, Eva fue a la escuela con un moño negro sobre el
guardapolvo.Ya por entonces Eva soñaba con ser actriz y migrar a Buenos Aires.
Según la historiadora Lucía Gálvez, en 1934, Evita y una
amiga habrían sufrido un ataque sexual por parte de dos jóvenes que las habrían
invitado a viajar a Mar del Plata en el auto de ellos. Gálvez afirma que al
salir de Junín intentaron violarlas, sin lograrlo, pero las abandonaron
desnudas en las afueras de la ciudad. El chofer de un camión las llevó de
regreso a sus casas. El hecho -de ser cierto- habría tenido profunda influencia
en su vida.
Ese año, aún sin terminar la escuela primaria, Eva viajó a
Buenos Aires pero debió volver al no conseguir trabajo. Terminó entonces la
primaria, pasó en familia las fiestas de Navidad y Año Nuevo, y el 2 de enero
de 1935, Evita, con tan solo 15 años, migró definitivamente a Buenos Aires.
En un fragmento de La Razón de mi vida, Eva cuenta cuáles
eran sus sentimientos en ese momento:
“En el lugar donde
pasé mi infancia los pobres eran muchos más que los ricos, pero yo traté de
convencerme de que debía de haber otros lugares de mi país y del mundo en que
las cosas ocurriesen de otra manera y fuesen más bien al revés. Me figuraba por
ejemplo que las grandes ciudades eran lugares maravillosos donde no se daba
otra cosa que la riqueza; y todo lo que oía yo decir a la gente confirmaba esa
creencia mía. Hablaban de la gran ciudad como de un paraíso maravilloso donde
todo era lindo y extraordinario y hasta me parecía entender, de lo que decían,
que incluso las personas eran allá "más personas" que las de mi
pueblo”.
La película Evita y algunas biografías sostienen que Eva
Duarte viajó en tren a Buenos Aires con el famoso cantor de tango Agustín
Magaldi, después de que este realizara una presentación en Junín. Sin embargo,
los biógrafos de Eva, Marysa Navarro y Nicholas Fraser, han destacado que no
hay registros de que Magaldi haya cantado en Junín en 1934 y su hermana relata
que Eva viajó a Buenos Aires acompañada de su madre, quien permaneció con ella
hasta que obtuvo un empleo.
Llegada a Buenos
Aires y carrera como actriz
Eva Duarte, con 15 años, recién llegada a Buenos Aires:
adolescente, mujer y migrante.
Eva Duarte era una adolescente cuando llegó a Buenos Aires
el 3 de enero de 1935 con quince años. Ella fue parte de un gran proceso
migratorio interno que comenzó después de la crisis económica de 1929. Esta
gran migración, en la historia argentina, tuvo como protagonistas a los
llamados cabecitas negras, un término despectivo y racista utilizado por las
clases media y alta de Buenos Aires para referirse a esos migrantes no
europeos, diferentes de los que habían caracterizado la inmigración en
Argentina hasta ese entonces. La gran migración interna de las décadas de 1930
y 1940 y los llamados cabecitas negras constituyeron la mano de obra que
requería el desarrollo industrial en Argentina y fueron la base social del
peronismo a partir de 1943.
A poco de llegar Eva Duarte obtuvo un empleo para actuar en
un papel secundario en la compañía teatral de Eva Franco, una de las
principales de la época. El 28 de marzo de 1935 debutó profesionalmente en la
obra La señora de los Pérez, en el Teatro Comedias. Durante los siguientes años
Eva transitará un camino de escaseces y humillaciones, viviendo en pensiones
baratas, y actuando intermitentemente para las compañías de teatro. Su compañía
principal en Buenos Aires fue su hermano Juan Duarte, Juancito, cinco años
mayor que ella, el hombre de la familia, con quien mantuvo siempre una estrecha
relación y que también había migrado a la capital pocos meses antes de que lo
hiciera Eva.
En 1936 fue contratada por la Compañía Argentina de Comedias
Cómicas liderada por Pepita Muñoz, José Franco y Eloy Alvárez para realizar una
gira de cuatro meses por Rosario, Mendoza y Córdoba. Durante esta gira, Eva
aparece brevemente mencionada en una crónica del diario La Capital de Rosario
del día 29 de mayo de 1936, comentando el estreno de la obra Doña María del
Buen Aire de Bayón y Herrera, una comedia sobre primera fundación de Buenos
Aires:
Completaron con acierto el espectáculo Oscar Soldatti,
Jacinto Aicardi, Alberto Rella, Fina Bustamante y Eva Duarte.
El domingo 26 de julio, el mismo diario La Capital de
Rosario publicó su primera foto pública conocida, con el siguiente epígrafe:
Eva Duarte, joven actriz que ha logrado destacarse en el
transcurso de la temporada que hoy termina en el Odeón.
En estos primeros años de sacrificios Eva estableció una
estrecha amistad con otras dos por entonces oscuras actrices como ella, Anita
Jordán y Josefina Bustamente, que mantuvo por el resto de su vida.20 Eva es
recordada por la gente que la conoció entonces como una jovencita morocha, muy
flaca y débil, que tenía el sueño de convertirse en una actriz importante, con
una gran alegría, fuerza y sentido de la amistad y la justicia.
Lentamente Eva fue logrando un cierto reconocimiento,
participando primero en películas como actriz de segunda línea, también como
modelo, apareciendo en la tapa de algunas revistas de espectáculos, pero sobre
todo comenzó una carrera exitosa como locutora y actriz de radioteatros. En
agosto de 1937 obtuvo su primer papel en un radioteatro. La obra, que se
transmitía por Radio Belgrano, se llamaba Oro blanco y estaba ambientada en la
vida cotidiana de los trabajadores del algodón en el Chaco.
A fines de 1938, con 19 años, Eva logró encabezar el elenco
de la recién creada Compañía de Teatro del Aire junto a Pascual Pelliciotta,
otro actor que como ella había trabajado durante años en papeles secundarios. El
primer radioteatro que puso en el aire la compañía fue Los jazmines del
ochenta, de Héctor P. Blomberg, por Radio Mitre, de lunes a viernes.
Simultáneamente comenzó a actuar más asiduamente en
películas como ¡Segundos afuera! (1937), El más infeliz del pueblo, con Luis
Sandrini, La carga de los valientes y Una novia en apuros en 1941.
En 1941 la compañía puso en el aire el radioteatro Los
amores de Schubert, de Alejandro Casona, por Radio Prieto.
En 1942 dio el salto definitivo a la estabilidad económica
al ser contratada por la Compañía Candilejas, auspiciada por la empresa Jabón
Radical, que difundiría todas las mañanas por Radio El Mundo un ciclo de
radioteatros. Ese mismo año Eva fue contratada por cinco años para realizar
diariamente por la noche, un radioteatro llamado Grandes mujeres de todos los
tiempos, en el que se dramatizaban las vidas de mujeres famosas. Se transmitió
por Radio Belgrano y se hizo sumamente popular. Muñoz Azpiri, el libretista,
sería quien años después le escribiría sus primeros discursos políticos. Radio
Belgrano, por entonces estaba dirigida por Jaime Yankelevich quien tendría un
papel fundamental en la creación de la televisión argentina.
Entre el radioteatro y las películas Eva finalmente logró
una situación económica estable y cómoda. De este modo, en 1942 pudo abandonar
las pensiones y comprarse su propio departamento, frente a los estudios de
Radio Belgrano, ubicado en el exclusivo barrio de Recoleta, en la calle Posadas
1567, el mismo donde tres años después comenzaría a vivir con Juan D. Perón.
El 3 de agosto de 1943 Eva comenzó también a actuar
sindicalmente y fue una de las fundadoras de la Asociación Radial Argentina
(ARA), primer sindicato de los trabajadores de la radio.
La situación política
y social en 1944
Económicamente, el país en los años anteriores había
cambiado completamente su estructura productiva debido a un gran desarrollo de
la industria. En 1943 la producción industrial había superado a la producción
agropecuaria por primera vez.
Socialmente, el país estaba viviendo una gran migración
interna, del campo a la ciudad, empujada por el desarrollo industrial. Ello
llevó a un amplio proceso de urbanización y un notable cambio de la población
en las grandes ciudades, especialmente Buenos Aires debido a la irrupción de un
nuevo tipo de trabajador y trabajadora no europeos. Fueron llamados
despectivamente cabecitas negras por las clases medias y altas, debido a que
usualmente tenían el pelo, la piel y los ojos más oscuros que el de algunos
inmigrantes europeos. La gran migración interna se caracterizó también por la
presencia de una gran cantidad de mujeres buscando ingresar al nuevo mercado de
trabajo asalariado que estaba creando la industrialización.
Políticamente, el país vivía una crisis profunda de los partidos
políticos tradicionales que habían convalidado un sistema corrupto y
abiertamente fraudulento fundado en el clientelismo. Ese período es conocido en
la historia argentina como Década Infame (1930-1943) y fue dirigido por una
alianza conservadora conocida como La Concordancia. Ante la corrupción del
gobierno conservador el 4 de junio de 1943 se produjo un golpe de Estado
militar que abrió un confuso período de reorganización y realineamiento de las
fuerzas políticas. Al producirse el golpe militar el teniente coronel Juan D.
Perón, de 47 años, era un integrante de la tercera fila del nuevo gobierno.
En 1943, poco tiempo después de comenzado el gobierno
militar, un grupo de sindicatos mayoritariamente socialistas y sindicalistas
revolucionarios, encabezados por el dirigente sindical socialista Ángel
Borlenghi, tomó la iniciativa de establecer contactos con oficiales jóvenes que
tuvieran simpatía por los reclamos de los trabajadores. Del lado militar,
fueron los coroneles Juan Perón y Domingo Mercante quienes encabezaron el grupo
militar que resolvió hacer una alianza con los sindicatos para impulsar el
programa histórico que el sindicalismo argentino venía proponiendo desde 1890.
La alianza militar-sindical encabezada por Perón y Borlenghi
fue imponiendo grandes conquistas laborales (convenios colectivos, Estatuto del
Peón de Campo, jubilaciones, etc.) y ganando en consecuencia un apoyo popular
que le permitió comenzar a ocupar posiciones importantes en el gobierno. El
primer cargo lo obtuvo precisamente Perón, cuando fue designado al frente del
insignificante Departamento de Trabajo. Poco después obtenía que el
departamento fuera elevado a la importante jerarquía de Secretaría de Estado.
Paralelamente al avance de las conquistas sociales y
laborales obtenidas por el grupo sindical-militar dirigido por Perón y
Borlenghi, y al creciente apoyo popular al mismo, comenzó a organizarse también
una oposición encabezada por los grupos patronales, militares y estudiantiles
tradicionales, con apoyo abierto de la embajada de Estados Unidos, que fue
ganando apoyo en la clase media y alta. Este enfrentamiento sería inicialmente
conocido como «las alpargatas contra los libros».
Encuentro con Juan
Domingo Perón
Eva, con 24 años, conoció a Perón, viudo desde 1938, el 22
de enero de 1944 en un acto realizado en el estadio Luna Park por la Secretaría
de Trabajo y Previsión con el fin de condecorar a las actrices que más fondos
habían recaudado en la colecta de solidaridad con las víctimas del terremoto
que asoló la ciudad de San Juan (Caucete). Las actrices que resultaron primeras
fueron Niní Marshall y Libertad Lamarque.
En febrero Perón y Eva ya estaban viviendo juntos, en el
departamento de esta última de la calle Posadas. Al poco tiempo, el entonces
coronel Perón le pidió al secretario de Radio y Difusión, el entonces capitán
Miguel Federico Villegas, que le consiguiera un papel en alguna radionovela,
cumpliendo la petición de su camarada.
Mientras tanto, Eva seguía desarrollando su carrera
artística. Por entonces trabajaba en tres programas radiales diarios: Hacia un
futuro mejor (10:30), donde difundía las conquistas sociales y laborales que
conseguía la Secretaría de Trabajo, el radioteatro Tempestad (18:00) y Reina de
reyes (20:30). También actuó en dos películas, La cabalgata del circo, con Hugo
del Carril y Libertad Lamarque y La pródiga que no llegó a estrenarse en su
época.
Ese año resultó elegida presidenta de su sindicato, la
Asociación Radial Argentina.
El '45
El año 1945 fue clave para la historia argentina. La confrontación
entre sectores sociales se agudizó y la oposición entre alpargatas y libros se
transformó en peronismo y antiperonismo.
El 8 de octubre a la noche se produjo un golpe de Estado
dirigido por el general Eduardo Ávalos que exigió de inmediato y obtuvo la
renuncia de Perón al día siguiente. Durante una semana los grupos
antiperonistas tuvieron el control del país pero no se decidieron a tomar el
poder. Perón y Eva permanecieron juntos, circulando por diversas casas, entre
ellas la de Elisa Duarte, la segunda hermana de Eva. El 13 de octubre Perón fue
detenido en el departamento de la calle Posadas y confinado en la cañonera
Independencia, que zarpó hacia la Isla Martín García.
Ese mismo día Perón le escribió una carta a su amigo el
Coronel Mercante en la que le menciona a Eva Duarte, llamándola Evita:
Le encargo mucho a Evita, porque la pobrecita tiene sus
nervios rotos y me preocupa su salud. En cuanto me den el retiro, me caso y me
voy al diablo.
El 14 de octubre Perón le escribió a Eva una carta desde
Martín García en la que le dice entre otras cosas:
“... Hoy he escrito a
Farrell pidiéndole que me acelere el retiro, en cuanto salga nos casamos y nos
iremos a cualquier parte a vivir tranquilos... ¿Qué me decís de Farrell y de
Ávalos? Dos sinvergüenzas con el amigo. Así es la vida... Te encargo le digas a
Mercante que hable con Farrell para ver si me dejan tranquilo y nos vamos al
Chubut los dos... Trataré de ir a Buenos Aires por cualquier medio, de modo que
puedes esperar tranquila y cuidarte mucho la salud. Si sale el retiro, nos
casamos al día siguiente y si no sale, yo arreglaré las cosas de otro modo,
pero liquidaremos esta situación de desamparo que tú tienes ahora...Con lo que
yo he hecho estoy justificado ante la historia y sé que el tiempo me dará la
razón. Empezaré a escribir un libro sobre esto y lo publicaré cuanto antes,
veremos entonces quién tiene razón...”
Por entonces parecía que Perón había sido definitivamente
desplazado de la actividad política y que, en el mejor de los casos, se
retiraría con Eva, para vivir en la Patagonia. Sin embargo a partir del día 15
de octubre los sindicatos comenzaron a movilizarse para exigir la libertad de
Perón, hasta desencadenar la gran manifestación del 17 de octubre que finalizó
con su liberación, provocó la recuperación de las posiciones en el gobierno que
tenía la alianza militar-sindical y abrió el camino para la victoria en las
elecciones presidenciales.
La versión tradicional asignó a Eva Perón un papel decisivo
en la movilización de los trabajadores que ocuparon Plaza de Mayo pero
actualmente los historiadores coinciden que su intervención en esas jornadas
fue muy limitado si es que tuvo alguna.24 En ese momento, Eva Duarte aún
carecía de identidad política, de contactos en los sindicatos y de apoyo firme
en el círculo íntimo de Perón. Los testimonios históricos son abundantes en
señalar que el movimiento que liberó a Perón fue organizado directamente por
los sindicatos en todo el país y la CGT.
El periodista Héctor Daniel Vargas ha revelado que el 17 de
octubre de 1945, María Eva Duarte estaba en Junín, seguramente en la casa de su
madre, y menciona como prueba un poder firmado por ella ese mismo día en esa
ciudad. Al parecer podría haber llegado a Buenos Aires esa tarde.
Como Perón había dicho en sus cartas, pocos días después, el
22 de octubre se casó con Eva en Junín. El acontecimiento ocurrió en la
Escribanía Ordiales, que funcionaba en una casona que aún existe en la esquina
de Arias y Quintana, en el centro de la ciudad. El escritorio utilizado para
confeccionar el acta de matrimonio civil se encuentra actualmente expuesto en
el Museo Histórico de Junín.
Dos días después se realizó la ceremonia de matrimonio
católico en la iglesia de San Francisco, orden muy apreciada por Eva, en la
ciudad de La Plata.
Carrera política
Eva comenzó abiertamente su carrera política acompañando a
Perón, como su esposa, en la campaña electoral con vistas a las elecciones
presidenciales del 24 de febrero de 1946.
La participación de Eva en la campaña de Perón fue una
novedad en la historia política argentina. En aquel momento las mujeres
carecían de derechos políticos (excepto en San Juan) y las esposas de los
candidatos tenían una presencia pública muy restringida y básicamente
apolítica. Desde principio de siglo grupos de feministas, entre los que se
destacaron personas como Alicia Moreau de Justo, Julieta Lanteri, Elvira Rawson
de Dellepiane, habían reclamado sin éxito el reconocimiento de los derechos
políticos para las mujeres. En general, la cultura machista dominante
consideraba una falta de feminidad que una mujer opinara de política.
Eva fue la primera esposa de un candidato presidencial
argentino en estar presente durante su campaña electoral y acompañarlo en sus
giras. Según Pablo Vázquez, Perón venía proponiendo desde 1943 que había que
reconocer el derecho al voto de las mujeres pero en 1945 la Asamblea Nacional
de Mujeres presidida por Victoria Ocampo y otros sectores conservadores se
opusieron a que una dictadura otorgara el voto femenino y el lema fue:
"Sufragio femenino pero sancionado por un Congreso elegido en comicios
honestos" y el proyecto finalmente no logró imponerse.
El 8 de febrero de 1946, pocos días antes de finalizar la
campaña, el Centro Universitario Argentino, la Cruzada de la Mujer Argentina y
la Secretaría General Estudiantil organizaron un acto en el estadio Luna Park
para manifestar el apoyo de las mujeres a la candidatura de Perón. Debido a que
Perón no pudo asistir por encontrarse agotado, se anunció que María Eva Duarte
de Perón lo reemplazaría en el uso de la palabra. Era la primera vez que Evita
hablaría en un acto político. Sin embargo la oportunidad resultó frustrada
porque el público reclamó airadamente la presencia de Perón e impidió que pudiera
pronunciar su discurso.
Durante la campaña electoral Eva no pudo ir más allá de su
condición de esposa de Perón. Sin embargo ya en ese momento era evidente que su
intención era desempeñar un papel político autónomo, incluso aunque las
actividades políticas estuvieran prohibidas para las mujeres. Esta visión que
ella misma tenía de su papel en el peronismo está expresado en un discurso
pronunciado años después, el 1 de mayo de 1949:
“Quiero terminar con
una frase muy mía, que digo siempre a todos los descamisados de mi patria, pero
no quiero que sea una frase más, sino que vean en ella el sentimiento de una
mujer al servicio de los humildes y al servicio de todos los que sufren:
"Prefiero ser Evita, antes de ser la esposa del Presidente, si ese Evita
es dicho para calmar algún dolor en algún hogar de mi patria".
El 24 de febrero de 1946 se realizaron las elecciones
triunfando la fórmula Perón-Quijano con un 54% de los votos.
Derechos de la mujer
En la historia argentina existe un reconocimiento unánime
sobre el hecho de que Evita realizó una tarea decisiva para el reconocimiento
de la igualdad de derechos políticos y civiles entre hombres y mujeres. Durante
su gira europea precisó con claridad su punto de vista frente a esta cuestión:
Este siglo no pasará a la historia con el nombre de «siglo
de la desintegración atómica» sino con otro nombre mucho más significativo: «siglo
del feminismo victorioso».
Sufragio femenino
El 27 de febrero de 1946, tres días después de las
elecciones, Evita ―de 26 años de edad― pronunció su primer discurso político en
un acto organizado para agradecer a las mujeres su apoyo a la candidatura de
Perón. En esa oportunidad Evita exigió la igualdad de derechos para hombres y
mujeres y en particular el sufragio femenino:
La mujer argentina ha superado el período de las tutorías
civiles. La mujer debe afirmar su acción, la mujer debe votar. La mujer,
resorte moral de su hogar, debe ocupar el sitio en el complejo engranaje social
del pueblo. Lo pide una necesidad nueva de organizarse en grupos más extendidos
y remozados. Lo exige, en suma, la transformación del concepto de mujer, que ha
ido aumentando sacrificadamente el número de sus deberes sin pedir el mínimo de
sus derechos.
El proyecto de ley fue presentado inmediatamente después de
asumido el nuevo gobierno constitucional, el 1 de mayo de 1946. La oposición de
los prejuicios conservadores resultaba evidente, no sólo entre los partidos
opositores sino incluso dentro de los partidos que sostenían el peronismo.
Evita presionó constantemente a los parlamentarios para que lo aprobaran,
causando incluso protestas de estos últimos por su intromisión.
A pesar de que era un texto brevísimo en tres artículos, que
prácticamente no podía dar lugar a discusiones, el Senado recién dio media
sanción al proyecto el 21 de agosto de 1946, y hubo que esperar más de un año
para que la Cámara de Diputados sancionara el 9 de septiembre de 1947 la Ley
13.010, estableciendo la igualdad de derechos políticos entre hombres y mujeres
y el sufragio universal en la Argentina. Finalmente, la Ley 13.010 se aprobó
por unanimidad.
El Partido Peronista
Femenino
En 1949 Eva Perón buscó incrementar la influencia política
de las mujeres fundando el Partido Peronista Femenino (PPF), el 26 de julio en
el Teatro Nacional Cervantes de la Ciudad de Buenos Aires. El PPF estaba
organizado a partir de unidades básicas femeninas que se abrían en los barrios,
pueblos y sindicatos canalizando la militancia directa de las mujeres.
Las afiliadas al Partido Peronista Femenino participaban a
través de dos tipos de unidades básicas:
Unidades básicas sindicales, si eran trabajadoras
asalariadas
Unidades básicas ordinarias, si eran amas de casa, empleadas
domésticas, trabajadoras rurales.
En el Partido Peronista Femenino no había distinciones ni
jerarquías entre los miembros.
El 11 de noviembre de 1951 se realizaron elecciones
generales. Evita votó en el hospital donde estaba internada, debido al avanzado
estado del cáncer que terminaría con su vida al año siguiente. Por primera vez
resultaron elegidas parlamentarias: 23 diputadas nacionales, 6 senadoras
nacionales, y si se cuentan a las legisladoras provinciales fueron electas en
total 109 mujeres.
Igualdad jurídica en
el matrimonio y la patria potestad
La igualdad política de hombres y mujeres, se complementó
con la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida que
garantizó el artículo 37 (II.1) de la Constitución de 1949, que nunca fue
reglamentado. El texto fue directamente escrito por Eva Perón. El golpe militar
de 1955 derogó la Constitución, y con ella la garantía de igualdad jurídica
entre el hombre y la mujer en el matrimonio y frente a la patria potestad,
reapareciendo la prioridad del hombre sobre la mujer. La reforma constitucional
de 1957 tampoco reincorporó esta garantía constitucional, y la mujer argentina
permaneció discriminada legalmente hasta que se sancionó la ley de patria
potestad compartida en 1985, durante el gobierno de Alfonsín.
Relación con los
trabajadores y los sindicatos
Eva Perón estableció una fuerte relación, estrecha y a la
vez compleja, con los trabajadores y los sindicatos en particular, que la
caracterizó.
En 1947 Perón ordenó disolver los dos partidos que lo
sostenían, el Partido Laborista y la Unión Cívica Radical Junta Renovadora,
para crear el Partido Peronista. De ese modo los sindicatos perdieron autonomía
dentro del peronismo, aunque por otra parte este se constituyó con el
sindicalismo como su «columna vertebral», lo que en la práctica implicó que el
Partido Peronista tomara la forma de un partido cuasi-laborista.
En este esquema de poderes heterogéneos y muchas veces en
conflicto que confluían en el peronismo, entendido como un movimiento abarcador
de múltiples clases y sectores, Eva Perón ocupó un papel de vínculo directo y
privilegiado entre Perón y los sindicatos, que les permitió a estos últimos
consolidar una posición de poder, aunque compartido.
Por esta razón fue el movimiento sindical el que impulsó la
candidatura de Eva Perón a vicepresidente, en 1951, candidatura muy resistida,
incluso dentro del Partido Peronista, por los sectores que querían evitar un
avance del sector sindical.
Evita tenía una visión sumamente combativa de los derechos
sociales y laborales y pensaba que la oligarquía y el imperialismo actuarían
incluso violentamente para anularlos. Consecuentemente Eva impulsó junto a los
dirigentes sindicales la formación de milicias obreras y, poco antes de morir,
compró armas que entregó a la CGT.
La estrecha relación entre Evita y el sindicalismo quedó
evidenciada a la muerte de aquella, cuando su cadáver embalsamado fue llevado
de manera permanente a la CGT.
Gira europea
Perón, Evita y otros dirigentes peronistas pensaron en una
gira internacional para 1947, inédita en aquel momento para una mujer, que
pudiera ubicarla en el primer plano político.
La gira se extendió durante 64 días, partiendo el 6 de junio
y regresando el 23 de agosto de 1947. Durante la misma visitó España (18 días),
Italia y el Vaticano (20 días), Portugal (3 días), Francia (12 días), Suiza (6
días), Brasil (3 días) y Uruguay (2 días). Su intención oficial era oficiar de
embajadora de buena voluntad y conocer los sistemas de ayuda social instalados
en Europa con la obvia intención de impulsarla a su regreso a hacerse cargo de
un nuevo sistema de obras sociales. En el cortejo viajó el padre jesuita Hernán
Benítez, por quien ella se dejaba aconsejar, y que tendría influencia, a su
vuelta, en la creación de la Fundación Eva Perón.
Eva Perón bautizó la gira con el nombre de Gira del Arco
Iris. La denominación se originó en una candorosa afirmación de Evita a poco de
llegar a Europa:
No vine para formar un eje, sino sólo como un arco iris
entre nuestros dos países.
España, fue la primera escala de su viaje, cuando era
gobernada por el dictador Francisco Franco. Estuvo en Villa Cisneros, Madrid,
Toledo, Segovia, Galicia, Sevilla, Granada y Barcelona. Hay decenas de
testimonios sobre el desagrado de Evita acerca del modo que se trataba a los
obreros y a las personas humildes en España. Mantuvo una situación tirante con
la esposa de Franco, Carmen Polo, debido a su intento de mostrarle el Madrid
histórico de los Austrias y los Borbones en lugar de los hospitales públicos y
los barrios obreros («barrios de chabolas»). También se dice que utilizó su
diplomacia e influencia con Franco para obtener el perdón de la militante
comunista Juana Doña.
De regreso en la Argentina, contaría:
“A la mujer de Franco
no le gustaban los obreros, y cada vez que podía los tildaba de «rojos» porque
habían participado en la guerra civil. Yo me aguanté un par de veces hasta que
no pude más, y le dije que su marido no era un gobernante por los votos del
pueblo sino por imposición de una victoria. A la gorda no le gustó nada”.
El viaje continuó por Italia, donde almorzó con el ministro
de Relaciones Exteriores, visitó guarderías infantiles y recibió críticas de
grupos comunistas que asimilaban el peronismo al fascismo.
En el Vaticano fue recibida por el Papa Pío XII, quien le
entregó el rosario de oro y la medalla pontificia que llevó en sus manos al
momento de morir, después de mantener una reunión a solas de 15 minutos. De lo
que allí hablaron el Papa y Eva no ha quedado ningún testimonio directo, con
excepción de un breve comentario posterior de Perón sobre lo que su esposa le
había contado. El diario La Razón de Buenos Aires cubría la noticia del
siguiente modo:
El Papa la invitó entonces a tomar asiento junto a su
escritorio y comenzó la audiencia. Ni una sola palabra se ha dado a conocer
oficialmente de la conversación que sostuvieron el Sumo Pontífice y la señora
de Perón, pero un miembro de la casa papal indicó que Pío XII le hizo presente
a la señora de Perón su agradecimiento personal por la ayuda que la Argentina
ha prestado a las naciones europeas azotadas por la guerra, y por la
colaboración que ha prestado la Argentina en la obra de socorro de la Comisión
Pontificia. Al cabo de 27 minutos, el Sumo Pontífice oprimió un pequeño botón
blanco en su escritorio. Una campanilla sonó en la antecámara y la audiencia
llegó a su fin. Pío XII obsequió a la señora de Perón un rosario con una
medalla de oro conmemorativa de su pontificado.
Después de visitar Portugal, donde fue recibida por
multitudes, se dirigió a Francia, donde se vio afectada por la publicación en
la revista France Dimanche de una foto suya en una propaganda de jabón
realizada algunos años atrás, en la que aparecía con una pierna descubierta,
algo muy cuestionable para una mujer según los estándares morales de entonces.
De todos modos se entrevistó con el presidente de la Asamblea Nacional, el socialista
Édouard Herriot, entre otros políticos. El jesuita Benítez la llevó a Notre
Dame a hablar con el Nuncio Apostólico en París, Monseñor Angelo Giuseppe
Roncalli, futuro Papa Juan XXIII, quien le dio la siguiente recomendación:
Si de verdad lo va a hacer le recomiendo dos cosas: que
prescinda por completo de todo papelerío burocrático, y que se consagre sin
límites a su tarea.
Benítez afirmó que a Roncalli le impresionó la figura de
Evita inclinando su cabeza frente al altar de la Virgen mientras se escuchaba
el Himno Nacional Argentino: ¡Ha vuelto la emperatriz Eugenia de Montijo!,
afirmó que dijo el prelado.
La gira continuó por Suiza, donde se entrevistó con
dirigentes políticos. Sobre su escala en ese país se han realizado muchas
especulaciones intentando asociarla a hechos de corrupción, pero los
historiadores no han encontrado pruebas que permitan sostenerlas. Finalmente
descartó visitar Gran Bretaña debido a que la familia real se encontraba en
Escocia, y antes de volver visitó Brasil y Uruguay.
Fundación Eva Perón
La actividad por la cual Evita se destacó durante el
gobierno peronista fue la ayuda social orientada a atender la pobreza y otras
situaciones sociales de desamparo. Tradicionalmente en la Argentina esa
actividad estaba en manos de la Sociedad de Beneficencia, una antigua
asociación cuasi-estatal creada por Bernardino Rivadavia a principios del siglo
XIX dirigida por un selecto grupo de mujeres de la clase alta. Ya en la década
de 1930 comenzó a ser evidente que la Sociedad de Beneficencia como
organización, y la beneficencia como actividad, se habían vuelto obsoletas e
inadecuadas para la sociedad urbana industrial. A partir de 1943, la Sociedad
de Beneficencia comenzó a ser reorganizada y el 6 de septiembre de 1946 fue
intervenida. A partir de entonces, el peronismo se ocupó de la asistencia y la
ayuda social que tuvo un fuerte contenido populista. Parte de esa tarea fue
desarrollada a través del exitoso plan de salud pública que llevó adelante el
Ministro de Salud Ramón Carrillo; parte fue desarrollada a partir de las nuevas
instituciones de previsión social como la generalización de las jubilaciones y
pensiones; y parte fue desarrollada por Eva Perón desde la Fundación Eva Perón.
Inmediatamente después de regresar de su gira europea, Evita
organizó una Cruzada de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón, que orientaba a
atender ancianos y mujeres desamparadas, mediante subsidios y hogares
temporarios. El 8 de julio de 1948 se creó la Fundación Eva Perón, presidida
por Evita, que desarrolló una gigantesca tarea social que llegó prácticamente a
todos los niños, ancianos, madres solteras, y mujeres que eran único sustento
de familia, pertenecientes a los estratos más carenciados de la población.
La Fundación realizó un amplio espectro de actividades
sociales, desde la construcción de hospitales, asilos, escuelas, colonias de
vacaciones, hasta el otorgamiento de becas para estudiantes, ayudas para la
vivienda y promoción de la mujer en diversas facetas. La Fundación realizaba
anualmente los famosos Juegos Infantiles Evita y Juegos Juveniles Juan Perón,
en los que participaban cientos de miles de niños y jóvenes de sectores
humildes, que a la vez que promovía el deporte permitió también realizar
masivos controles médicos.45 La Fundación entregaba también masivamente, cada
fin de año, sidra y pan dulce a las familias más carenciadas, hecho este último
muy criticado por los opositores.
De las obras realizadas por la Fundación que han permanecido
pueden destacarse el complejo habitacional Ciudad Evita en el partido de La
Matanza (Gran Buenos Aires), gran cantidad de hospitales que en la actualidad
suelen llevar el nombre de Evita, o Eva Perón, la República de los Niños en
Gonnet (provincia de Buenos Aires), etc.
La Fundación realizó también ayudas solidarias para diversos
países como Estados Unidos46 e Israel. En 1951, Golda Meir, por entonces
Ministra de Trabajo israelí y una de las pocas mujeres que en el mundo habían
alcanzado una posición política destacada en democracia, viajó a la Argentina para
entrevistarse con Eva Perón y agradecerle las donaciones a Israel en los
primeros momentos de su creación.47
La preocupación especial de Eva Perón por los ancianos la
llevó a redactar y proclamar el 28 de agosto de 1948 el llamado Decálogo de la
Ancianidad, una serie de derechos de los ancianos que al año siguiente fueron
incorporados a la Constitución Argentina de 1949. Los 10 Derechos de la
Ancianidad eran: asistencia, vivienda, alimentación, vestido, cuidado de la
salud física, cuidado de la salud moral, esparcimiento, trabajo, tranquilidad y
respeto. En 1956 la Constitución de 1949 fue derogada por una proclama militar
y los derechos de la ancianidad no volvieron a tener jerarquía constitucional.
La Fundación Eva Perón funcionaba en un gran edificio especialmente
construido ubicado en Paseo Colón 850 de la ciudad de Buenos Aires, a una
cuadra de la Confederación General del Trabajo. Cuando se produjo el golpe
militar de 1955 que derrocó al Presidente Perón, la Fundación fue asaltada
destruyéndose las grandes estatuas de Leone Tommasi que se encontraban en su
frente y el edificio fue entregado a la Universidad de Buenos Aires.
Actualmente allí funciona la Facultad de Ingeniería.
Candidatura a la vicepresidencia
Texto del diálogo
entre Evita y la multitud en el Cabildo Abierto del 22 de agosto de 1951
Evita (hablando a la multitud y a Perón): Hoy, mi general,
en este Cabildo Abierto del Justicialismo, el pueblo preguntó que quería saber
de qué se trata. Aquí ya sabe de qué se trata y quiere que el general Perón
siga dirigiendo los destinos de la Patria.
Pueblo: ¡Con Evita! ¡Con Evita!
Evita: Yo haré siempre lo que el pueblo quiera. Pero yo les
digo que así como hace cinco años he dicho que prefería ser Evita, antes que la
mujer del presidente, si ese Evita era dicho para aliviar algún dolor de mi
Patria, ahora digo que sigo prefiriendo ser Evita. La Patria está salvada
porque la gobierna el general Perón.
Pueblo: ¡Que conteste! ¡Que conteste!
Espejo (CGT): Señora, el pueblo le pide que acepte su puesto.
Evita: Yo le pido a la Confederación General del Trabajo y a
ustedes, por el cariño que nos profesamos mutuamente, para una decisión tan
trascendental en la vida de esta humilde mujer, que me den por lo menos cuatro
días.
Pueblo: ¡No, no, vamos al paro! ¡Vamos a la huelga general!
Evita: Compañeros, compañeros...yo no renuncio a mi puesto
de lucha. Yo renuncio a los honores. (Llora). Yo haré, finalmente, lo que
decida el pueblo. (Aplausos y vivas). ¿Ustedes creen que si el puesto de
vicepresidenta fuera un cargo y si yo hubiera sido una solución no habría
contestado ya que sí?
Pueblo: ¡Contestación! ¡Contestación!
Evita: Compañeros, por el cariño que nos une, les pido por
favor que no me hagan hacer lo que no quiero hacer. Se los pido a ustedes como
amiga, como compañera. Les pido que se desconcentren. (La multitud no se
retira). Compañeros, ¿cuándo Evita los ha defraudado? ¿Cuándo Evita no ha hecho
lo que ustedes desean? Yo les pido una cosa, esperen hasta mañana.
Espejo (CGT): La compañera Evita nos pide dos horas de
espera. Nos vamos a quedar aquí. No nos movemos hasta que nos dé la respuesta
favorable.
Evita: Esto me toma de sorpresa. Jamás en mi corazón de
humilde mujer argentina pensé que podía aceptar este puesto... Denme tiempo
para anunciar mi decisión al país en cadena.
(Finaliza el acto).
En las elecciones generales de 1951 fue la primera vez que
las mujeres pudieron presentarse como candidatas. Debido a su gran popularidad
la presentación de la candidatura de Eva Perón era entonces un hecho
inevitable. El movimiento obrero comprendió rápidamente que la candidatura de
Evita al cargo de Vicepresidenta de la Nación, acompañando a Perón, significaba
un fortalecimiento notable del sector sindical en el gobierno peronista. La
audaz jugada desató una aguda lucha interna en el peronismo e intensas
gestiones de los grupos de poder, en la que los sectores más conservadores
presionaron fuertemente para evitarlo. Simultáneamente a este proceso Evita
desarrolló un cáncer de útero que acabaría con su vida en menos de un año.
En ese contexto, el 22 de agosto de 1951 se produjo el
Cabildo Abierto del Justicialismo convocado por la Confederación General del
Trabajo. La reunión convocó a cientos de miles de trabajadores y trabajadoras
en la esquina de Belgrano y 9 de julio y constituyó un hecho histórico fuera de
lo común. En su transcurso los sindicatos le pidieron a Evita que aceptara la
candidatura a vicepresidente. Tanto Perón como Evita tomaron sucesivamente la
palabra para sugerir que los cargos no eran importantes y que ya Evita ocupaba
un lugar superior en la consideración de la población.
A medida que las palabras de Perón y Evita ponían de
manifiesto las fuertes resistencias que despertaba su candidatura, la multitud
empezó a exigirle a Evita que la aceptara allí mismo. Incluso en algún momento
alguna voz en la multitud le exigió a Perón:
¡Deje hablar a la compañera Evita!
En ese momento, Eva Perón parecía vacilar y pidió cuatro
días para pensar. La multitud gritó reiteradamente "No" y propuso una
huelga general. Evita volvió a insistir varias veces, incluso llorando.
Finalmente volvió a pedir dos horas, diciendo:
Yo siempre haré lo que diga el Pueblo.
Evita votando en el hospital en 1951. Fue la primera vez que
las mujeres votaron en las elecciones nacionales en Argentina. A tal efecto
Evita recibió la Libreta Cívica Nº 00.000.001.
La multitud entendió esas palabras como un compromiso de Eva
Perón de aceptar la candidatura y se retiró. Sin embargo, nueve días después,
Eva habló por radio para informar que había decidido renunciar a la
candidatura. Esa fecha fue designada por los simpatizantes del peronismo como
Día del Renunciamiento.
Por supuesto que la deteriorada salud de Eva Perón resultó a
la postre un factor determinante del fracaso de su candidatura a
vicepresidente. Sin embargo ello no impidió que la propuesta de la CGT pusiera
en evidencia las luchas internas en el peronismo y en la sociedad, ante la
eventualidad de que una mujer apoyada por los sindicatos pudiera ser elegida
vicepresidenta y eventualmente incluso presidenta de la Nación.
En las elecciones que se llevaron a cabo el 11 de noviembre
de 1951 Evita había sido operada seis días antes y debió votar en su cama del
hospital.
Enfermedad y muerte
Eva Perón enfermó de cáncer de cuello uterino. Su primera
manifestación sucedió el 9 de enero de 1950 cuando sufrió un desmayo en el acto
de fundación del Sindicato de Taxistas.
A comienzos de 1951 vuelve a desmayarse en la Fundación Eva
Perón, razón por la cual trasladó su oficina a la residencia presidencial,
ubicada en aquel entonces en Austria y Libertador, donde hoy se encuentra la
Biblioteca Nacional.
El 15 de octubre publicó su libro La razón de mi vida,
escrito con la ayuda del periodista español Manuel Penella entre otros, con una
primera edición de 300.000 ejemplares. Después de su muerte se convertiría en
libro de lectura en las escuelas.
El avance del cáncer la volvía cada vez más débil y la
obligaba a guardar reposo. Pese a ello participaba en los actos públicos. Uno
de los más importantes de este período final de su vida fue el del 17 de
octubre de ese año. El discurso que Evita pronunció ese día ha sido considerado
como su testamento político; en él menciona nueve veces su propia muerte.
El 5 de noviembre de 1951 fue intervenida quirúrgicamente
por el famoso médico oncólogo estadounidense, George Pack, en el Hospital de
Avellaneda (actual Hospital Interzonal General de Agudos "Presidente
Perón"), construido por la propia Fundación Eva Perón. Seis días después
votó allí, en su cama, en las elecciones generales que consagraron la
reelección de Perón. Actualmente esa sala ha sido convertida en Museo.
Por esa época Eva Perón empezó a dictar su último libro,
conocido como Mi Mensaje, dictado al dirigente sindical de los docentes, Juan Jiménez
Domínguez, y finalizado pocos días antes de morir. Se trata del texto más
encendido y emocional de Evita, uno de cuyos fragmentos fue leído después de su
muerte, el 17 de octubre de 1952, en el acto de Plaza de Mayo, y que luego se
extravió, para ser hallado en 1987. Sus hermanas sostuvieron entonces que se
trataba de un texto apócrifo, iniciando un juicio que finalizó en 2006
estableciendo que se trata de un texto auténtico. Los siguientes fragmentos de
Mi Mensaje, dan una idea de la naturaleza de su pensamiento en los últimos días
de su vida:
“Me rebelo indignada
con todo el veneno de mi odio, o con todo el incendio de mi amor —no lo sé
todavía— en contra del privilegio que constituyen todavía los altos círculos de
las fuerzas armadas y clericales”.
A Perón y a nuestro pueblo les ha tocado la desgracia del
imperialismo capitalista. Lo he visto de cerca en sus miserias y crímenes. Se
dice defensor de la justicia mientras extiende las garras de su rapiña sobre
los bienes de todos los pueblos sometidos a su omnipotencia... Pero más
abominables aún que los imperialistas son las oligarquías nacionales que se
entregan vendiendo y a veces regalando por monedas o por sonrisas la felicidad
de sus pueblos
El 18 de julio de 1952 entró en coma por primera vez.
Recibió radioterapia en varias ocasiones. Se presume que recibió una lobotomía
para paliar el dolor provocado por el avance del cáncer. Murió a la edad de 33
años, el 26 de julio de 1952,
a las 20:23 pero al comunicar el fallecimiento el Subsecretario
de Informaciones Raúl Alejandro Apold cambió la hora por la de 20:25 que
consideró más recordable y a partir de entonces y hasta la caída de Perón
cuando llegaba la hora indicada en todas las radios se escuchaba que eran “las
20:25, hora en que Eva Perón pasó a la inmortalidad”. Por otra parte, Apold
contrató a Edward Cronjagar, camarógrafo de la 20th Century Fox, que había
filmado los funerales del mariscal Foch para que hiciera lo mismo con el
funeral de Evita y de ese material resultó el documental Y la Argentina detuvo
su corazón.54
A las 21:36 el locutor J. Furnot leyó por la cadena de
radiodifusión: "Cumple la Secretaría de Informaciones de la Presidencia de
la Nación el penosísimo deber de informar al pueblo de la República que a las
20.25 horas ha fallecido la Señora Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación. Los
restos de la Señora Eva Perón serán conducidos mañana, al Ministerio de Trabajo
y Previsión, donde se instalará la capilla ardiente...".
Tras su muerte la CGT declaró tres días de paro y el gobierno
estableció un duelo nacional de 30 días. Su cuerpo fue velado en la Secretaría
de Trabajo y Previsión hasta el 9 de agosto que fue llevado al Congreso de la
Nación para recibir honores oficiales, y luego a la CGT. La procesión fue
seguida por más de dos millones de personas y su paso por las calles recibió
una lluvia de claveles, orquídeas, crisantemos, alhelíes y rosas arrojados
desde los balcones cercanos.
Su cuerpo fue embalsamado y mantenido en exposición en la
CGT. Mientras tanto, el gobierno empezó las obras del Monumento al Descamisado,
que se había proyectado con base a una idea de Evita y que, según un nuevo
plan, sería su tumba definitiva. Cuando la Revolución Libertadora derrocó a
Perón el 23 de septiembre de 1955, el cadáver fue secuestrado y hecho
desaparecer durante 14 años.
El secuestro del
cadáver de Evita
Durante la dictadura militar llamada Revolución Libertadora
(1955-1958) que derrocó al presidente Juan Perón, un comando al mando del
teniente coronel Carlos de Moori Koenig secuestró el cuerpo de Evita, el 22 de
noviembre de 1955 por la noche, que se encontraba en la CGT. El relato del ex
mayor Jorge Dansey Gazcón difiere de ello ya que asegura que fue él quién lo
trasladó.55 La orden la había dado el dictador al mando del país en ese momento,
General Pedro Eugenio Aramburu. Desde ese momento se estableció un itinerario
macabro y perverso. Moori Koenig puso el cadáver dentro de una camioneta y lo
mantuvo en su interior durante varios meses, estacionándola en distintas calles
de Buenos Aires, en depósitos militares, o incluso en la casa de un militar.
Una noche incluso, los militares llegaron a matar a una mujer embarazada
confundiéndola con un comando peronista que pretendía recuperar el cadáver.
Moori Koenig instaló el féretro de pie con el cadáver en su oficina. Una de las
personas que vio en esas circunstancias el cadáver de Evita fue la cineasta
María Luisa Bemberg.
El dictador Pedro Eugenio Aramburu destituyó a Moori Koenig
y le encomendó al coronel Héctor Cabanillas, sepultarlo clandestinamente. La
llamada Operación Traslado fue diseñada por el entonces teniente coronel y
luego dictador también Alejandro Agustín Lanusse, con la ayuda del sacerdote
Francisco "Paco" Rotger, a cargo de quien recayó la responsabilidad
de obtener la complicidad de la Iglesia a través del superior general de la
orden de los paulinos, el padre Giovanni Penco, y el propio Papa Pío XII.
El 23 de abril de 1957 el cadáver fue trasladado en secreto
en el barco Conté Biancamano a Génova (Italia) en un ataúd que se explicaba
pertenecía a una mujer llamada María Maggi de Magistris y fue enterrado bajo
ese nombre en la tumba 41 del campo 86 del Cementerio Mayor de Milán.
Las versiones se multiplicaron y el mito se agrandó. Hay
versiones que sostienen que los militares mandaron realizar tres copias de cera
de la momia, y que las enviaron a otro cementerio italiano, uno en Bélgica y
otro en Alemania Occidental.
En 1970 la organización guerrillera Montoneros secuestró a
Aramburu, exigiendo entre otras cosas la aparición del cuerpo de Evita.
Cabanillas entonces se movilizó para traerlo, pero no llegó a tiempo y Aramburu
fue asesinado.
En septiembre de 1971, el General Lanusse, dictador por
entonces del país, le ordenó al coronel Cabanillas, organizar el
"Operativo Retorno". El cuerpo de Evita fue entonces desenterrado de
la tumba clandestina en Milán y devuelto a Perón en Puerta de Hierro (Madrid).
En tal acción participó el brigadier (R) Jorge Rojas Silveyra, embajador
argentino en España. Al cadáver le faltaba un dedo que le fue cortado
intencionalmente y presentaba un leve aplastamiento de la nariz, pero estaba en
buenas condiciones generales.
En 1974, ya con Perón de regreso en el país, los Montoneros
secuestraron el cadáver de Aramburu con el fin de "canjearlo" por el
cadáver de Evita. Ese mismo año, ya muerto Perón, su tercera esposa María
Estela Martínez de Perón, decidió traer el cuerpo de Eva al país, y lo ubicó en
la quinta presidencial. Mientras tanto, el gobierno de Isabel Perón comenzó a
proyectar el Altar de la Patria, un mausoleo gigantesco que albergaría los
restos de Juan Perón, Eva Duarte de Perón, y todos los próceres de la
Argentina.
En 1976 la dictadura militar que tomó el poder el 24 de
marzo le entregó el cuerpo a la familia Duarte, que dispuso que fuera enterrada
en la bóveda que su familia posee en el Cementerio de la Recoleta de Buenos
Aires, donde se encuentra desde entonces.
Maximiliano Reimondi
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