32 AÑOS DE DEMOCRACIA
El concepto
conocido en español como democracia tiene sus bases en el antiguo griego y se
forma al combinar los vocablos demos (que se traduce como “pueblo”) y kratós
(que puede entenderse como “poder” y “gobierno”). La noción comenzó a ser
empleada en el siglo V A.C., en Atenas. Los griegos definían a la democracia
con un sentido político más que filosófico y decían que era “la doctrina
favorable a la intervención del pueblo en el gobierno y al mejoramiento de la
condición del pueblo”. Los argentinos hemos aprendido esta verdad sencilla, que
los griegos ya sabían hace mucho más de veintiún siglos, a través de años de
frustración, de dolor, de violencia y de sangre. La democracia es entonces, más
que una filosofía o una doctrina, un estilo de vida que impulsa el respeto a la
dignidad humana, garantiza la libertad y el derecho de todos y cada uno de los
miembros de una comunidad.
Estoy
orgulloso de ser protagonista de un país que goza 32 años de democracia. Un
país donde mis abuelos y mis padres sufrieron golpes de estado de una forma
continua. En el año 1983 comencé a militar políticamente porque supe, pese a
que tenía 13 años, que la política es una herramienta fundamental para
transformar la sociedad. Hasta tuve que enfrentarme con mi padre ya que tenía
una ideología política opuesta y él no aceptaba que yo pensara diferente. Eso
me incentivó a estudiar, aprender y pensar la historia argentina. El gobierno
de Raúl Alfonsín expiró por errores propios y por la presión de los grandes
grupos mediáticos y económicos. Carlos Saúl Menem encabezó un gobierno
neoliberal donde esos grupos gobernaban la Argentina y la política fue
bastardeada y estigmatizada. Todo explotó en 2001 con la ineptitud de Fernando
de la Rúa. Con este hecho fundamental, renació la convicción de muchos jóvenes
de tener militancia política para ser protagonistas de un país distinto. Esto
fue plasmado con Néstor Kirchner que heredó un país en ruinas. Estos últimos
años de democracia, el gobierno nacional tuvo grandes aciertos. Se debe
trabajar mucho en las cosas que faltan. Lo que es indiscutible es que se ha
logrado 32 años donde el ciudadano elige, mediante el voto, a sus
representantes cada dos años. Para la persona que no tiene militancia política,
el voto es una herramienta fundamental para definir el futuro de su ciudad,
provincia y país. Es un mito que todos los políticos son corruptos. Existen
buenos y malos políticos como en todas las profesiones. Celebro que los adolescentes
de 16 años tengan la opción del voto a nivel nacional, ya que es una forma de
incentivar a ser un nuevo militante político de acuerdo con su ideología. Soy
testigo de que muchos ya están ejerciendo una función excelente en muchos
barrios de todo el país.
Debemos
celebrar estos 32 años de democracia y poner como objetivo final, que logremos
una República con soberanía política, justicia social e independencia
económica.
Maximiliano
Reimondi
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