Evaristo Carriego
El poeta Evaristo Francisco Estanislao Carriego nació en
Paraná, provincia de Entre Ríos, el 7 de mayo de 1883 y falleció en Buenos
Aires el 13 de octubre de 1912.
Su familia era de largo arraigo en Entre Ríos, descendientes
del sevillano Hernán Mejía de Mirabal (El Bravo), uno de los fundadores de la
ciudad de "El Barco", que luego derivó en Santiago del Estero. Fueron
sus padres Nicanor Evaristo Carriego Ramírez y María de los Ángeles Giorello.
Su abuelo paterno, José Evaristo Carriego de la Torre, que Carriego recuerda en
un relato, Recuerdo de mi tiempo, fue un periodista muy polémico y legislador
de orgullosa trayectoria: "Cuando la legislación del Paraná resolvió
levantarle a Justo José de Urquiza una estatua en vida, el único diputado que
protestó fue el doctor Carriego, en oración hermosa aunque inútil..."
(Jorge Luis Borges, Evaristo Carriego. Buenos Aires, 1930).
Durante su niñez se trasladó junto a su familia al barrio de
Palermo (barrio de compadritos) en Buenos Aires (calle Honduras entre Bulnes y
Mario Bravo). La suya es, desde entonces, una existencia lineal, sin
exabruptos, sin hitos memorables. Vivió de ciertos cariños íntimos, del amor de
una muchacha muerta, de los amigos seguros. Visitó redacciones y revistas,
anarquistas algunas -anarquizantes, como se autoadjetivaría Carriego en un
relato-, como La Protesta. Allí conoció a Juan Más y Pi, quien, junto con
Marcelo del Mazo, será un amigo cercano y comprensivo. Son años de discusiones
sobre las ideas importadas y la literatura que se está haciendo: "...el
centro aquel tan curioso -dice Más y Pi-, que se constituía en la redacción de
La Protesta, que era entonces, un diario anarquista simple de ideas, donde se
hacía más literatura que acracia, y donde el encanto de una bella frase valía
más que todas las aseveraciones de Kropotkin o de Jean Grave".
Se inició masón el 3 de julio de 1906 en la Logia Esperanza
Nº 111 junto con Florencio Sánchez, autor de M’hijo el dotor, creador del
término “Canillita” para designar a los vendedores de diarios
Carriego vivió en Buenos Aires con la seguridad de ser poeta
y la urgencia del reconocimiento: "Imponía sus versos en el café -dice
Jorge Luis Borges en la obra citada-, ladeaba la conversación a temas vecinos
de los versificados por él. Participó, con sus urgencias, del ambiente
literario de la primera década del siglo XX, frecuentó los cafés famosos, se
desveló hasta la madrugada en las reuniones de escritores, pero se iba alejando
lentamente, como volviendo hacia un centro único de interés: "En vez de
amplificar más cada día su campo de observación -añade Jorge Luis Borges-,
Carriego parecía complacerse en reducirlo. Me basta con el corazón de una
muchacha que sufre, dijo cierto día en el ardor de una discusión". Su vida
se constituyó así como su poesía, con elementos primarios y simples y fue vida
breve: muere el poeta, a los 29 años, el 13 de octubre de 1912, tísico.
Publicó su primer libro de poemas, Misas herejes, en 1908.
Comienza su vida poética con inevitables influencias que se delatan ya desde el
título: ecos del satanismo de moda, de raíz baudelairiana, en esa reducción ad
absurdum del misticismo por la paradoja, misas y herejes. Casi todo es herencia
y retórica de escuela en este libro, dividido en 5 secciones, de clara tendencia
modernista. Luego vienen El alma del suburbio y La canción del barrio en la
cual operan todos los arquetipos que constituirán su mitología personal y
porteña tanguera, donde destacan los guapos, los cafés, el barrio, etc. Todos
ellos publicados póstumamente. Una calle de la ciudad de Buenos Aires en el
barrio de Palermo, la "Milonga carrieguera" de María de Buenos Aires
de Piazzolla y un tango compuesto por Eduardo Rovira llevan su nombre en su
homenaje.
Revelación
Lujosamente bella y exquisita,
con aires de gitana tentadora,
llegaste, adelantándote a la hora,
rodeada de misterios a la cita.
El salón reservado oyó la cuita
de una cálida noche pecadora,
y al amor de tu carne ofrendadora
reventaron las yemas de afrodita.
¡Fue esa breve noche de locuras,
propicia al Floreal de tus ternuras,
que, cual glóbulos de ansias pasionales,
tu sangre delictuosa de bohemia
infiltró en el cansancio de tu anemia
el ardor de los fuertes ideales!
Maximiliano Reimondi
No hay comentarios:
Publicar un comentario