Pedro Bonifacio Palacios
Pedro Bonifacio Palacios (San Justo, Argentina, 13 de mayo
de 1854 - La Plata, Argentina, 28 de febrero de 1917)
Su familia era muy humilde. Todavía niño, pierde a su madre
y es abandonado por su padre, por lo que fue criado por sus parientes.
Almafuerte es el
seudónimo con el que alcanzó mayor popularidad, aunque no fue el único que
utilizó a lo largo de su vida.
Su primera vocación fue la pintura, pero, como el gobierno
le niega una beca para viajar a Europa a perfeccionarse, cambia su rumbo y se
dedica a la escritura y la docencia.
Ejerció en escuelas de la Piedad y Balvanera. Poco después
se trasladó a la campaña y fue maestro en Mercedes, Salto y Chacabuco. A los 16
años de edad dirige una escuela en Chacabuco; donde, en 1884, conoce al
entonces ex presidente (1868 - 1874) Domingo Faustino Sarmiento. Tiempo después
es destituido por no poseer un título habilitante para la enseñanza, pero
muchos afirman que en realidad fue por sus poemas altamente críticos para con
el gobierno.
En los pueblos donde ejerció la docencia, también alcanzó
notoriedad como periodista polémico y apasionado, poco complaciente con los
caudillos locales.
Luego de dejar la enseñanza obtiene un puesto dentro de la
Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, y más tarde bibliotecario
y traductor en la Dirección General de Estadística de dicha provincia. En 1887,
se traslada a La Plata e ingresa como periodista en el diario El Pueblo.
En 1894 retoma su actividad docente en una escuela de la
localidad de Trenque Lauquen, pero nuevamente es retirado por cuestiones
políticas dos años más tarde.
A comienzos del siglo XX participa un poco de la actividad
política, pero a causa de su inestabilidad económica y de que es reacio a
aceptar un cargo político, ya que criticaba duramente a quienes vivían a
expensas de los impuestos de la gente, no lo hace con mucho entusiasmo.
Al final de su vida, el Congreso Nacional Argentino le
otorgó una pensión vitalicia para que se pudiera dedicar de lleno a su
actividad como poeta. Sin embargo no pudo gozar de ella; el 28 de febrero de
1917 falleció en La Plata (Buenos Aires), a la edad de 62 años.
I
Tú tienes, para mí, todo lo bello
que cielo, tierra y corazón abarcan;
la atracción estelar ¡de esas estrellas
que atraen como tus lágrimas!;
II
La sinfonía sacra de los seres,
los vientos, los bosques y las aguas,
en el lenguaje mudo de tus ojos
que, mirándome, hablan;
III
Los atrevidos rasgos de las cumbres
que la celeste inmensidad asaltan,
en las gentiles curvas de tu seno…
¡oh, colina sagrada!
IV
Y el desdeñoso arrastre de las olas
sobre los verdes juncos y las algas,
en el raudo vagar de tu memoria
por mi vida de paria.
V
Yo tengo, para ti, todo lo noble
que cielo, tierra y corazón abarcan;
el calor de los soles, ¡de los soles
que, como yo, te aman!;
VI
El gemido profundo de las ondas
que mueren a tus pies sobre la playa,
en el tapiz purpúreo de mi espíritu
abatido a tus plantas;
VII
La castidad celeste de los besos
de tu madre bendita, en la mañana,
en la caricia augusta con que tierna
te circunda mi alma.
VIII
¡Tu tienes, para mí todo lo bello;
yo tengo para ti, todo lo que ama;
tú, para mí, la luz que resplandece,
yo, para ti, sus llamas!
ALMAFUERTE
Maximiliano
Reimondi
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