Dr. Ramón Carrillo
Ramón Carrillo ( * Santiago del Estero, 7 de marzo de 1906 -
Belem do Pará, Brasil, 20 de diciembre de 1956) neurocirujano, neurobiólogo y
médico sanitarista de Argentina, que alcanzó la capacidad
político-administrativa de ministro de esa nación. Integró la tradición
científica conocida como escuela neurobiológica argentino-germana y produjo
asimismo trabajos de antropología filosófica, dejando esbozada una "Teoría
general del hombre".
Principales
contribuciones científicas y sociales
Produjo entre 1930 y 1945 valiosas investigaciones
originales sobre las células cerebrales que no son neuronas, denominadas
neuroglía, y los métodos para teñirlas y observarlas al microscopio, así como
sobre su origen evolutivo (filogenia) y sobre la anatomía comparada de los
cerebros de las diversas clases de vertebrados.
En ese periodo aportó nuevas técnicas de diagnóstico
neurológico (yodoventriculografía; tomografía, que por carencia en la época de
medios electrónicos no pudo integrar la computación, pero fue precursora de lo
que hoy se conoce como tomografía computada; su combinación con el
electroencefalograma, llamada tomoencefalografía). También durante esos quince
años logró valiosos resultados investigando las herniaciones del cerebro que
ocurren en sus cisternas (hernias cisternales) y los síndromes que ocurren tras
una conmoción o traumatismo cerrado cerebral (síndromes postconmocionales);
descubrió la enfermedad de Carrillo o papilitis aguda epidémica; describió en
detalle las esclerosis cerebrales durante cuya investigación realizó numerosos
trasplantes de cerebro vivo entre conejos, y reclasificó histológicamente los
tumores cerebrales y las inflamaciones de la envoltura más íntima del cerebro
(aracnoides), inflamaciones llamadas aracnoiditis.
También propuso una "Clasificación de las enfermedades
mentales" que fue ampliamente empleada antes de los DSM. A los treinta y
seis años de edad (1942) ganó por concurso el cargo de Profesor Titular de
Neurocirugía de la Universidad de Buenos Aires. No obstante, en brusco viraje
profesional, abandonó su brillantísima carrera como neurobiólogo y
neurocirujano y renunció al prestigio y la tranquilidad que le podía brindar
tal carrera para dedicarse al desarrollo de la medicina social (sanitarismo),
desde donde podía realizar y concretar sus ideas sobre salud.
Aprovechando la oportunidad que le brindaba el ascenso del
Partido Peronista, a cuyo jefe Juan Perón, Carrillo había conocido dos años y
medio antes, en 1946 decidió dedicarse a atacar las causas de las enfermedades
desde el poder público a su alcance.
Así se convirtió luego en el primer Ministro de Salud
Pública que tuvo la Argentina. Por ocho años desarrolló una innovadora y muy
valiosa labor, pero renunció en julio de 1954, antes de que el segundo gobierno
de Juan Domingo Perón fuera derrocado el 16 de septiembre de 1955. No obstante
debió permanecer fuera del país. Exiliado, enfermo (hipertensión mal atendida),
políticamente perseguido (el gobierno argentino de facto que produjo el
derrocamiento presentó ante el de Brasil una protesta por prestársele a
Carrillo ayuda médica, calificándolo de "prófugo"; sus libros y
cuadros en Buenos Aires fueron saqueados) y tras padecer con su familia grave
pobreza, falleció en Belem do Pará, Brasil, el 20 de diciembre de 1956. No
obstante tales condiciones, durante ese año aún produjo trabajos de
antropología filosófica.
Declarado por entonces "ladrón de nafta", su
figura y su obra fueron silenciados hasta el breve tercer gobierno de Perón
(1973-1974). En esta etapa fue generalmente reconocido aunque sólo como mentor
y ejecutor de un Plan Sanitario cuidadosamente diseñado y ejecutado,
impartiéndose su nombre a numerosos hospitales e instituciones argentinas
vinculadas a la salud pública. Suele atribuirse a la incomodidad que su ejemplo
producía en políticos menos competentes el hecho de que luego su biografía e
ideas permanecieron generalmente desconocidas, salvo reseñas en la tradición
neurobiológica que Carrillo integró.
Las grandes estructuras de varios hospitales que dejó sin
completar nunca fueron habilitadas y fueron derribadas en este periodo, hasta
tan tardíamente como en 2004. En 2005 su hermano Arturo Carrillo, sin ningún
subsidio oficial, logró terminar de producir un libro que exponía la magnitud
de sus logros y sacrificios.
Ello desencadenó que el 9 de diciembre de 2005 el gobierno
argentino decretara a 2006 "Año de homenaje a Ramón Carrillo",
produciéndose numerosos actos de desagravio y volviéndose a publicar las ideas
de medicina social que guiaron su labor.
Breve reseña
biográfica
Luego de cursar estudios primarios y secundarios en su
ciudad natal, partió rumbo a Buenos Aires, para iniciar la carrera de Medicina.
Cursó esta carrera de manera brillante, escuchando entre otros a Christofredo
Jakob y obtuvo, al recibirse en 1929, la Medalla de Oro al mejor alumno de su
promoción.
Desde estudiante se inclinó hacia la neurología y la
neurocirugía, colaborando con el Dr. Manuel Balado, eminente neurocirujano de
la época, con quien realizó sus primeros trabajos científicos. Ya recibido
abrazó definitivamente estas especialidades y obtuvo una beca universitaria
para perfeccionarse en Europa, donde trabajó e investigó junto a los más
destacados especialistas del mundo, entre ellos Cornelius Ariens Kappers.
Regresó a Buenos Aires en plena Década Infame, donde pudo
vivenciar lo que ha sido calificado como el "sistemático saqueo y
destrucción que sufría su patria, en un periodo caracterizado por la profunda
decadencia moral de la dirigencia, donde se impone la corrupción, el negociado,
la enajenación del patrimonio nacional y el empobrecimiento de una gran mayoría
poblacional" (Ordóñez). Adhiere entonces al pensamiento nacionalista que
toma auge en aquella época, rechazando explícitamente tanto las propuestas culturales
anglonorteamericanas y nazifascistas cuanto el estalinismo. Se vincula con su
compañero de estudios primarios Homero Manzi, y otros hombres como Arturo
Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz y los autores teatrales y de tango Armando
Discépolo y Enrique Santos Discépolo, representantes de la cultura y de las
nuevas ideas nacionales; y se asocia con la escuela neurobiológica argentina
activa en el Hospicio de la Mercedes y el Hospital de Alienadas, luego
hospitales Borda y Moyano.
En 1937 padece una enfermedad aguda, la secuela de cuya alta
fiebre fue hipertensión y cefaleas progresivamente más severas. Logró
sobrevivir por la dedicación clínica de su amigo de toda la vida Salomón
Chichilnisky, médico y literato que comenzó cargando bolsas en el puerto para
mantener padres y hermanos y, superando enormes obstáculos, llegó a catedrático
de neurología, luego en el nivel de Secretario de Salud ayudó grandemente a
Carrillo a levantar muchísimos hospitales públicos y gratuitos, y bastante
después murió en uno de ellos.
Durante esos años Carrillo se dedicó únicamente a la
investigación y a la docencia, hasta que en 1939 se hizo cargo del Servicio de
Neurología y Neurocirugía del Hospital Militar Central en Buenos Aires. Este
empleo le permitió conocer con mayor profundidad la realidad sanitaria del
país. Tomó contacto con las historias clínicas de los aspirantes al servicio
militar, procedentes de toda la Argentina, y pudo comprobar la prevalencia de
enfermedades vinculadas con la pobreza, sobre todo en los aspirantes de las
provincias más postergadas. Llevó a cabo estudios estadísticos que determinaron
que el país sólo contaba con el 45% de las camas necesarias, además
distribuidas de manera desigual, con regiones que contaban con 0,001% de camas
por mil habitantes. Confirmó de esta manera sus recuerdos e imágenes de
provincia, que mostraban el estado de postergación en que se encontraba gran
parte del interior argentino.
Con doble empleo debido a su necesidad de salario (aún era
soltero, pero ayudaba a sostenerse a su madre y diez hermanos más jóvenes,
cuidando de que todos lograran una carrera profesional), en 1942 Carrillo
ganaría por concurso la titularidad de la cátedra de Neurocirugía de la
Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires. Formó allí una escuadra de bien elegidos
y talentosos discípulos, entre ellos Germán Dickmann,Raúl Matera, D. E.
Nijensohn, Raúl Carrea, Fernando Knesevich, Lorenzo Amezúa, Jorge Cohen, Jacobo
y León Zimman, Rogelio Driollet Laspiur, Juan C. Christensen y Alberto D.
Kaplan.
Brillante era su carrera en el mundo científico y académico.
Sin embargo, los sucesos históricos harían cambiar radicalmente su vida de modo
que la figura de Carrillo tomara otras dimensiones, fuera de la ciencia
biomédica. Grandes cambios se producían en el país: en 1943 es derrocado el
régimen del presidente Castillo y asumió otro gobierno militar. En este
contexto Carrillo conoció en el Hospital Militar al Coronel Juan Domingo Perón,
paciente con quien compartía largas conversaciones. Es precisamente el coronel
quien convence a Ramón Carrillo de colaborar en la planificación de la política
sanitaria de ese gobierno. Poco después, a los 39 años de edad, Ramón Carrillo
prestó servicios brevemente como Decano de la Facultad de Medicina. Le tocó
intermediar varios meses en un fiero conflicto universitario altamente
politizado entre izquierdas y derechas. Para comienzos de 1946 ambos grupos
opuestos estaban resentidos contra su gestión, forzándolo a renunciar.
Por entonces Perón llegaría a la presidencia, por vía
democrática, y confirmó al Dr. Carrillo al frente de la Secretaría de Salud
Pública, que posteriormente se transformaría en el Ministerio de Salud Pública
y Asistencia Social de la Nación. Además de acompañarse con Chichilnisky,
Carrillo quiso llevar como su segundo a su gran amigo y compañero de estudios
médicos el científico Braulio Moyano, uno de los mejores discípulos de
Christofredo Jakob, pero Moyano se sintió incapaz de servir a la sociedad desde
semejante rol y prefirió permanecer como científico. Quien a tal fin abandonó
la ciencia y dejó el hoy hospital Borda fue, en cambio, un discípulo de Moyano
y hermano del flamante ministro, el Dr. Santiago Carrillo. La esposa de Perón,
"Evita", coordinó su accionar con el de Carrillo y contribuyó a
consolidar su obra técnica.
Difícil es enumerar la prolífica obra del Dr. Carrillo
frente a esta cartera. Llevó a cabo acciones sin parangón hasta nuestros días.
Aumentó el número de camas existentes en el país, de 66.300
en 1946 a
132.000 en 1954. Erradicó, en sólo dos años, enfermedades endémicas como el
paludismo, con campañas sumamente agresivas. Hizo desaparecer prácticamente la
sífilis y las enfermedades venéreas. Creó 234 hospitales o policlínicas
gratuitos. Disminuyó el índice de mortalidad por tuberculosis de 130 por 100.000 a 36 por 100.000.
Terminó con epidemias como el tifus y la brucelosis. Redujo drásticamente el
índice de mortalidad infantil del 90 por mil a 56 por mil.
Todo esto, dando prioritaria importancia al desarrollo de la
medicina preventiva, a la organización hospitalaria, a conceptos como la
"centralización normativa y descentralización ejecutiva". Esta nada
tiene que ver con la descentralización que solo responde a fines meramente
económicos impuestos por los mercados. Carteándose con Norbert Wiener, el llamado
"creador de la cibernética", Carrillo la aplicó al arte de gobernar
con el nombre de cibernología, creando un Instituto de Cibernología o Planeamiento
estratégico en 1951.
Numerosos autores coinciden en que el legado más importante
que dejó el Dr. Carrillo fueron las ideas, principios y fundamentos que
acompañaron este accionar.
"Los problemas de la Medicina como rama del Estado, no
pueden resolverse si la política sanitaria no está respaldada por una política
social. Del mismo modo que no puede haber una política social sin una economía
organizada en beneficio de la mayoría." "Solo sirven las conquistas
científicas sobre la salud si éstas son accesibles al pueblo."
Estas fueron algunas de las frases que describen a un hombre
capaz de abandonar su admirable carrera científica, reconocida a nivel
internacional, para entregarse de lleno a las necesidades concretas de su
gente. Dice Ordóñez:
"Murió a los cincuenta años, pobre, enfermo y exiliado
en Belem do Pará, ciudad del norte del Brasil, el 20 de diciembre de 1956.
Quizás pensando, como lo hizo el gran libertador Simón Bolívar, que había arado
en el mar... Quizás una de sus frases más célebres nos indique que aún su obra
está inconclusa: 'Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la
tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios,
como causas de enfermedad, son unas pobres causas.' "
Fuentes
*La revista estatal Electroneurobiología, del Hospital Borda
(Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) cuya tradición científica integraba el
biografiado, publica en línea un conjunto de artículos sobre Ramón Carrillo,
incluyendo capítulos de la biografía del mismo por su hermano, con archivos de
voz y numerosas fotografías. Todo el material escrito, gráfico y oral es de reproducción
libre y gratuita siempre que se cite la fuente y su dirección de red:
http://electroneubio.secyt.gov.ar
Maximiliano Reimondi
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