miércoles, 20 de marzo de 2013


GRANDES DEL HUMOR

Niní Marshall



 Inició su carrera como ilustradora en la revista Sintonía en la década de 1930 y, consecutivamente, se desempeñó como cancionista, comentarista —con el seudónimo de Mitzy— y protagonista de programas cómicos en las principales radios locales. Para 1938, había debutado como actriz y guionista en Mujeres que trabajan, dirigida por Manuel Romero.
Su popularidad se acrecentó considerablemente en los años de 1940, protagonizando películas, generalmente interpretando a sus personajes Catita y Cándida. Con Luis César Amadori, filmó las primeras superproducciones de la historia del cine argentino: Carmen y Madame Sans Gêne. Otras de sus películas más destacadas son Hay que educar a Niní, Divorcio en Montevideo y Navidad de los pobres. Tras el golpe de estado de 1943 (conocido también como Revolución del 43) debió exiliarse en México porque, según una de las versiones, el lenguaje utilizado en sus personajes fue considerado por las autoridades «una deformación del idioma»; en 1950 debió trasladarse de nuevo, esta vez por falta de trabajo. Diseñó además otros populares personajes basados en los arquetipos de la inmigración, como Doña Pola, Belarmina, Doña Caterina, Niña Jovita o Lupe. Utilizó la caricatura como un recurso de la observación y fue una de las figuras del espectáculo más apreciadas de Argentina.
Su retorno al cine luego de la caída del peronismo tuvo lugar en Catita es una dama; a partir de las décadas de 1960 y 1970, intervino en cinco comedias y sus actuaciones televisivas junto a Nicolás Mancera en Sábados Circulares tuvieron mucho éxito, al igual que su representación del café-concert ...Y se nos fue redepente, donde recreó a todos sus personajes. En teatro, por su parte, se destacó en Coqueluche, Buenos Aires de seda y percal y La señora Barba Azul. Su última película, ¡Qué linda es mi familia!, se estrenó en 1980. Apodada «La Dama del Humor» y «La Chaplin con faldas», los últimos años de su vida estuvieron marcados por los reconocimientos. En 1989 fue distinguida como «Ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires», en 1992 recibió el premio Podestá a la trayectoria y en 1995, Marilú Marini, a modo de homenaje, volvió a recrear sus libretos en dos obras teatrales. Falleció a los 92 años el 18 de marzo de 1996 y, posteriormente, se designó con su nombre a una calle de Puerto Madero y a un teatro de Tigre.



                                                                                                         Maximiliano Reimondi

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