Grandes del humor
ALBERTO OLMEDO
Esa mañana, cuando me desperté y me enteré de lo sucedido,
quedé tan impactado que me quedé escuchando al periodista Julio Lagos en Radio
“Continental”, hasta bien estrada la noche. Encabezó una transmisión especial
que duró todo el fin de semana. El desconcierto, a nivel nacional, era total.
Sin embargo, el recuerdo de su humor sigue vigente en
aquellos que pudieron disfrutarlo y en las nuevas generaciones que descubren su
humor. Como legado quedan en la memoria "El capitán Piluso", "No
toca Botón" y tantos otros éxitos, que el público continúa extrañando y
acompaña las repeticiones que aún se pasan en la televisión.
Alberto Olmedo nació el 24 de agosto de 1933, en la ciudad
de Rosario, en Santa Fe. Se crió con su madre, de quien adoptó el apellido, ya
que su padre los abandonó cuando él era pequeño.
Sus comienzos en el teatro "La comedia" hicieron
que el humorista se trasladara a Buenos Aires, donde encontró un lugar en Canal
7.
Después llegaron los éxitos junto a las mujeres más hermosas
del país y, mientras Olmedo hacía temporada en Mar del Plata con el espectáculo
"Éramos tan pobres", una madrugada encontró la muerte al caer desde
un balcón. Desde el trágico 5 de marzo de 1988 aún se lo sigue recordando.
Los éxitos. Una de sus changas iniciales fue ser claque en
el teatro La Comedia de su ciudad natal y quizás su temprano amor por los
desafíos lo llevó a integrar un grupo de acrobacia y llegar al primer Conjunto
de Gimnasia Plástica en el club Newell’s Old Boys y a la Troupe Juvenil
Asturiana.
En aquel conjunto español tuvo su primer trabajo fuerte, un
baile “apache” en el que aparecía vestido de mujer, junto con su amigo Antonio
Ruiz Viñas (Toño). Esta dupla de compinches hizo funciones humorísticas desde
el verano de 1951 y a fines del ‘54 Olmedo viajó solo a Buenos Aires con su
hambre de triunfar.
Fue en otro grupo, el del elenco del programa La troupe de
la TV, donde la capacidad de improvisación del actor –quien años después
alcanzó 45 puntos de rating con su programa de televisión– fue aplaudida
masivamente por primera vez.
El envío se emitió en 1954 por Canal 7, con dirección de
Pancho Guerrero, junto con actores como María Esther Gamas, Noemí Laserre,
Tincho Zabala y Rodolfo Crespi.
Aquellos estudios de televisión le enseñaron otro oficio a
Olmedo que no abandonó jamás, el de “tira cables”, un trabajo habitualmente
secreto que Olmedo dejó a la vista de todos al interactuar con los técnicos en
muchos de sus programas.
De todos modos, su personaje del Capitán Piluso (Canal 9)
originalmente para chicos, capaz de permanecer vigente por casi 20 años, lo
convirtió en un compañero políticamente incorrecto para la audiencia de todas
las edades.
Tal como lo describió Fito Páez –también rosarino– en el
tema de Piluso, “no hay merienda si no hay capitán”, aquella criatura
custodiada por su ingenuo compañero Coquito, encarnado por el actor Humberto
Ortiz, autor de los libretos poco respetados por Olmedo, era el premio prometido
a todos los chicos.
La capacidad de este artista de jugar con los límites se
puso a prueba en mayo de 1976, cuando en plena dictadura militar inauguró su
programa El chupete con el anuncio de su “desaparición física”. Un público
pedido de disculpas no fue suficiente, ya que no tuvo trabajo en la tele hasta
1978, pero es en la década del 80 cuando su programa No toca botón, dirigido
por Hugo Sofovich, desplegó su capacidad histriónica en una galería de
personajes que permanecen vivos en el imaginario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario