martes, 8 de octubre de 2013

Día del Teatro Rioplatense en homenaje a José Podestá


Ciudadano ilustre de La Plata, notable trapecista y actor, fue creador del teatro criollo rioplatense. Pepino el 88 y Juan Moreira, sus célebres personajes.
Pepino el 88:

“No deja de ser basura

la basura que se barre

por más que suba en la altura

basura será en el aire”

(Cantaba Pepino el 88, histórico payaso personificado por José Podestá)

El Día del Circo y del Teatro Nacional y Rioplatense se celebra en homenaje a José Podestá, que nació el 6 de octubre de 1858 en Montevideo, Uruguay. En Argentina es considerado el padre del Circo Criollo y también recordado por Pepino el 88, un payaso que fue modelo del cómico rioplatense.
José Juan Pepe Podestá viene del seno de una célebre familia de artistas rioplatenses, los famosos Podestá. Junto a sus hermanos Gerónimo, Juan y Antonio sentaron las bases de una dinastía circense-teatral: la Compañía de los Hermanos Podestá.
El actor uruguayo es el cuarto hijo de Pedro Podestá y María Teresa Torterolo que llegaron a Uruguay entre 1840 y 1842, país donde se conocieron y se casaron. Don Pedro Podestá había servido como abastecedor de carne en la Gran Guerra italiana a las órdenes de Garibaldi. Luego se trasladaron a Buenos Aires en 1846 y abrieron una pulpería en el barrio porteño de San Telmo, pero unos años después, a raíz del fuerte rumor de que luego de la batalla de Caseros el General Urquiza degollaría a los gringos, regresaron a Montevideo en 1851. Fue en esa ciudad que nace Pepe quien desde muy niño aprendió a ganarse la vida para ayudar a sus padres, que tuvieron nueve hijos: Luis, Jerónimo, Pedro, José, Juan, Graciana, Antonio, Amadea y Pablo. Sus primeros ejercicios acrobáticos fueron saltando de piedra en piedra, trepando acantilados y navegando en barcos de pescadores.
En el año 1872, aprovechando un viaje de su padre, Don Pepe fue a la función nocturna de uno de los circos de Montevideo. Le gustó tanto que junto a sus hermanos mayores y amigos trataban de imitar lo que habían visto en el circo. Hasta que en 1873 decidieron abrir un circo en una cantera, con entrada libre y gratuita, solo recibían monedas que la gente les dejaba a modo de agradecimiento. Lo cierto es que el circo se fue haciendo popular y cada domingo aparecía más gente, y con el tiempo se sumaron unos músicos.
En 1975 Pepe tuvo su primer contrato pago como reemplazo de un trapecista. Con los años los hermanos Podestá afianzaron su labor y tuvieron su primera carpa para salir a probar suerte por los pueblos cercanos a Montevideo. En ese ámbito nació Pepino el 88, un payaso que debió reemplazar al payaso original utilizando un disfraz hecho con sábanas con cuatro lunares que simulaban ochos y que imitaba al compadrito y al niño bien de aquel tiempo. Según las memorias de Pepe, el famoso Pepino el 88 del Río de la Plata, decía: “Estudio, trasnocho, salto, brinco, con maestría, y el público casi chocho, me llama desde aquel día. Pepino el 88”.
Ya afianzado con el grupo deciden cruzar el Río y la primera salida para Buenos Aires la hacen el 16 de mayo de 1880. La compañía se llamaba Rosso-Podestá y al llegar se instalaron en el Jardín Florida, lo que hoy sería las calles Florida y Paraguay, del microcentro porteño.
Rápidamente lograron un gran éxito y se empezó a sumar gente, uno de los primeros fue Pablo Raffetto, antiguo compañero de Montevideo que se hallaba por entonces en la ciudad de Dolores. En 1882 inauguraron en Buenos Aires el Politeama Humberto Primo, construido por Raffetto.
Con una carpa itinerante comenzaron a recorrer la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba: malabaristas, forzudos y payasos eran la base de la compañía. Por otro lado, muchos de los grandes teatros de la Ciudad de Buenos Aires, fueron escenario de diferentes versiones del espectáculo de la familia Podestá: el Teatro Colón, el Teatro Liceo y el Teatro Nacional entre otros.
Hasta que en 1885 decidieron hacer una gira por Brasil que resultó muy exitosa. Al regresar se radicaron en la ciudad de La Plata, donde debutan como compañía Podestá-Scotti en sociedad con Gerónimo, Juan y su cuñado el empresario circense y acróbata Alejandro Scotti, casado con Graciana Podestá, creador de El vasco de Julián Giménez.
La historia de aventuras de la familia Podestá tiene un vuelco inesperado para lo que es el teatro criollo, porque un 10 de abril de 1886, en la ciudad de Chivilcoy, se estrenó el drama criollo Juan Moreira. Con cantores, guitarristas y bailarines, se presentaba lo que más tarde sería considerado el primer drama argentino e inicio simbólico del teatro rioplatense.
En 1896, gracias al éxito de Juan Moreira, se estrenó Calandria de Martiniano Leguizamón, pero esta vez  la obra se estrenó en teatro y con otro final. Muchos consideran que fue uno de los mayores éxitos de esta compañía de los Hermanos Podestá que luego se dividió a raíz de algunos roces y diferencias entre los hermanos. Fue así que en 1897 Pepe se quedó con el Teatro Politeama Olimpo de La Plata, donde con mucho esfuerzo y afrontando una serie de deudas pudo conservarlo y establecer la Compañía Circense Teatral, hoy conocido como Teatro Coliseo Podestá.
También incursionó en el mundo de la cinematografía filmando dos películas mudas: Mariano Moreno y la Revolución de Mayo en 1915 dirigido por Enrique García Velloso y Santos Vega en 1917 dirigido por Carlos de Paoli.
Don Pepe fue un hombre sencillo, aventurero y emprendedor que trabajó hasta los 70 años rodeado de sus hijos y nietos, todos integrantes de la compañía teatral Podestá. Pasó sus últimos años en su casa contigua al teatro, hasta que el 5 de marzo de 1937 murió a raíz de una enfermedad que venía arrastrando.
José Podestá, don Pepe o Pepino el 88, como más guste, fue el padre del teatro criollo rioplatense.

                                
                                                                    Ángel Colángelo

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