ESPIONAJE MUNDIAL
A principios de los años ´70, Ralph Nader (abogado activista
de causas justas y eterno candidato a la presidencia de los Estados Unidos)
acuñó la expresión anglosajona “whistleblower”, dándole un toque de nobleza al
papel, antes descripto como “alcahuete” o informante, del sujeto que al revelar
secretos de la organización donde trabajaba, sopla (“blow”) el silbato
(“whistle”), como un árbitro de fútbol marcando una falta. Los proyectos fueron
cerrados por el Congreso en 1975.
Actualmente, la ley norteamericana protege en muchos casos a
los “whistleblowers”, reconociendo que, incluso siendo deshonestos para con sus
organizaciones, prestan un gran servicio a la sociedad. Estos informantes
ayudaron a descubrir mafias y, en el mundo empresarial, revelaron secretos
desvastadores de la industria tabacalera y de instituciones financieras.
Casi 28 años después, la NSA ha reconstruido el proyecto
Shamrock, pero utilizando la tecnología de la nueva era. Dos de los casos más
resonantes fueron el del soldado Bradley Manning, a quien un tribunal militar
culpó de haber transferido 700.000 documentos secretos al sitio WikiLeaks en el
2010. Dos días después del mes de julio de 2013, el estadounidense Edward Snowden,
ex empleado de la CIA y de Booz Allen Hamilton-empresa privada que presta
servicios a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA)-recibió asilo político en
Moscú. Snowden entregó a la prensa informaciones sobre el espionaje electrónico
llevado a cabo por Estados Unidos.
El gobierno norteamericano los acusó de traidores a la
patria. Ante la justicia, Manning fue absuelto de la denuncia más grave que
pesaba sobre él: la de ayudar al enemigo por divulgar en internet documentos
militares secretos que en teoría, beneficiarían a los principales adversarios
de los Estados Unidos, actualmente Al Qaeda y otras organizaciones terroristas
islámicas. Aquel que informara secretos de esa índole para los soviéticos
durante la Guerra Fría, difícilmente escaparía de la pena de muerte.
El técnico en informática Snowden dice que actuó en defensa
de la privacidad de los ciudadanos. Su revelación más reciente trataba sobre un
programa informático que le permite a la NSA realizar búsquedas en bancos de
datos con correos electrónicos, chats e historiales de navegación de millones
de personas. Por su parte, Manning afirma que quería abrir un debate nacional
sobre el rol de los militares y de la política externa estadounidense. Por
ello, infiltró documentos que muestran acciones de las Fuerzas Armadas en Irak,
en Afganistán y en Guantánamo (Cuba), además de miles de telegramas
diplomáticos sobre los asuntos más diversos.
Exiliado en la embajada ecuatoriana en Londres, el hacker
australiano Julian Assange, fundador de WikiLeaks, fue compañero de Manning en
la acción contra las instituciones estadounidenses y actualmente es el
protector de Snowden. Las informaciones de WikiLeaks siempre se obtuvieron a
través de los empleados públicos o tercerizados. Más de 42 millones de
servidores del gobierno norteamericano y prestadores de servicios tienen acceso
a informaciones confidenciales. Un tercio de ellos, a datos ultrasecretos. De
esta forma, perseguir delatores se convirtió en una obsesión para Barack Obama.
Su gobierno acusó a 7 personas por el delito de violación a la ley de
espionaje, creada en 1917 para juzgar a espías y traidores. Aún condenados por
la justicia estadounidense, los delatores gozan del status de pacifistas y
militantes por un mundo más justo para el imaginario popular.
Barack Obama se contradice al condenar lo mismo que su
gobierno hace con los presidentes de todos los países y hasta el mismo Papa
Francisco. Una hipocresía absoluta.
Maximiliano
Reimondi
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