Bombardeo de la Plaza de Mayo
También conocido como la Masacre de Plaza de Mayo, fue el bombardeo y simultáneo
ametrallamiento aéreo, cometido el 16 de junio de 1955 en la ciudad de Buenos
Aires. Ese día, un grupo de militares y civiles opuestos al gobierno del
presidente Juan Domingo Perón intentaron asesinarlo y llevar adelante un golpe
de Estado y, si bien fracasaron en su propósito, durante el mismo varios
escuadrones de aviones pertenecientes a la Aviación Naval, bombardearon y
ametrallaron con munición aérea de 30 mm , la Plaza de Mayo y la Casa Rosada, así
como el edificio de la CGT (Confederación General del Trabajo) y la entonces
residencia presidencial, matando a entre 1.568
y 364 personas y más de 700 heridos entre civiles y militares (en el
bombardeo y los combates que siguieron). En 2003 se publicó una lista con los
nombres y apellidos de unos 150 muertos. Irónicamente, el bautismo de fuego de
la Aviación Naval Argentina resultaría ser contra los propios argentinos.
Perón se había retirado al Ministerio de Guerra -ubicado a 200 m de la Casa Rosada-, por
lo cual no se encontraba en ella al comenzar los ataques aéreos y el intento de
asalto por fuerzas de tierra. El desprecio por la vida de las personas y la
violencia con la cual se ejecutó el hecho, de una magnitud nunca vista
anteriormente en Argentina, hace que se lo vincule con el terrorismo de Estado,
aparecido años después en el país.
En la década de 2000 se abrieron varias causas orientadas a
calificar el acto como delito de lesa humanidad. En febrero de 2008, el juez
Claudio Bonadío entendió que ese episodio no calificaba como tal, ya que no
había sido un asesinato en masa por parte del Estado, sino un intento no
estatal para asesinar al presidente. Pero pocos meses después la Cámara Federal
de la Ciudad de Buenos Aires calificó el hecho como delito de lesa humanidad y
ordenó al juez Rodolfo Canicoba Corral proceder a la investigación del mismo
para establecer las responsabilidades y condenas que correspondan.
Maximiliano Reimondi
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