martes, 16 de junio de 2015

Bombardeo de la Plaza de Mayo



También conocido como la Masacre de Plaza de Mayo, fue el bombardeo y simultáneo ametrallamiento aéreo, cometido el 16 de junio de 1955 en la ciudad de Buenos Aires. Ese día, un grupo de militares y civiles opuestos al gobierno del presidente Juan Domingo Perón intentaron asesinarlo y llevar adelante un golpe de Estado y, si bien fracasaron en su propósito, durante el mismo varios escuadrones de aviones pertenecientes a la Aviación Naval, bombardearon y ametrallaron con munición aérea de 30 mm, la Plaza de Mayo y la Casa Rosada, así como el edificio de la CGT (Confederación General del Trabajo) y la entonces residencia presidencial, matando a entre 1.568  y 364 personas y más de 700 heridos entre civiles y militares (en el bombardeo y los combates que siguieron). En 2003 se publicó una lista con los nombres y apellidos de unos 150 muertos. Irónicamente, el bautismo de fuego de la Aviación Naval Argentina resultaría ser contra los propios argentinos.
Perón se había retirado al Ministerio de Guerra -ubicado a 200 m de la Casa Rosada-, por lo cual no se encontraba en ella al comenzar los ataques aéreos y el intento de asalto por fuerzas de tierra. El desprecio por la vida de las personas y la violencia con la cual se ejecutó el hecho, de una magnitud nunca vista anteriormente en Argentina, hace que se lo vincule con el terrorismo de Estado, aparecido años después en el país.
En la década de 2000 se abrieron varias causas orientadas a calificar el acto como delito de lesa humanidad. En febrero de 2008, el juez Claudio Bonadío entendió que ese episodio no calificaba como tal, ya que no había sido un asesinato en masa por parte del Estado, sino un intento no estatal para asesinar al presidente. Pero pocos meses después la Cámara Federal de la Ciudad de Buenos Aires calificó el hecho como delito de lesa humanidad y ordenó al juez Rodolfo Canicoba Corral proceder a la investigación del mismo para establecer las responsabilidades y condenas que correspondan.




                                                               Maximiliano Reimondi

No hay comentarios:

Publicar un comentario