Manuel Mujica Láinez
Manuel Bernabé Mujica Lainez también conocido con el apodo
Manucho (Buenos Aires, 11 de septiembre de 1910 - Cruz Chica, Córdoba, 21 de
abril de 1984)
De orígenes aristocráticos, era hijo de Manuel Mujica Farías
y Lucía Lainez Varela. Su abuelo paterno, Eleuterio Santos Mujica y
Covarrubias, descendiente del fundador de las ciudades de Buenos Aires y Santa
Fe, Juan de Garay, le inculcó el amor a la tierra natal; el materno, Bernabé
Lainez Cané, el gusto por la literatura. Su abuela materna, Justa Varela, era
sobrina de Juan Cruz y Florencio Varela.
Educación
En 1923, cuando partió con su familia hacia Europa, se educó
durante dos años en los dos máximos centros culturales de su época: París y
Londres. Estudió en el Colegio Nacional Rafael Hernández. Regresó a su país
natal en el año 1928 junto con su hermano menor y su padre.
Periodista
En 1932, había accedido como redactor al diario La Nación. Y
previo a dedicarse de lleno al periodismo estudió la carrera de Derecho, para
la cual no sentía ningún tipo de cariño; la abandonó en ese mismo año.
A punto de jubilarse como crítico de arte y columnista en
ese diario, compró una quinta en las Sierras de Córdoba -más exactamente en el
norte del Valle de Punilla- denominada "El Paraíso", construida en el
año 1922 por un arquitecto francés, en la que a menudo Manuel Mujica Lainez
escapaba de los compromisos de Buenos Aires en pos de tranquilidad para
escribir (tal "quinta" que es casi una estancia, se encuentra en una
amena, y en su época muy recoleta, zona de sierras o bajas cordilleras con
abundantes bosques templados y arroyuelos con cascadas por eso merecidamente se
la llamó y llama El Paraíso, sin embargo de ello sus habitantes, si es
necesario, tienen rápidas, ya desde inicios del siglo XX, muy buenas
comunicaciones por la ruta nacional 38, el "camino del Cuadrado",
aérodromos como el de Santa María de Punilla o ferroviarías como el pintoresco
Tren de las Sierras).
Desde fines de los 1940 y hasta mediados de los 1960 fue uno
de los escritores máximos que redactaron para la revista argentina El Hogar,
revista cuyos suscriptores solían ser de clase alta aristocrática o, si no,
adinerados de clase media alta que habían pasado por los mejores claustros
educativos de Argentina.
Al fin, en 1969, el escritor, apodado Manucho, y su familia
se trasladaron a la zona de Cruz Chica a unos 3 km del centro de La Cumbre,
Córdoba, a una antigua casona de estilo colonial español diseñada por el
arquitecto León Dourge y rodeada por un importante parque, tal finca se llama
aún "El Paraíso" y es actualmente un museo que recuerda a este gran
literato argentino con proyecciones universales.
Obra literaria
En 1936, publicó Glosas castellanas, una serie de ensayos
centrados en su mayor parte en el Quijote.
Tres años después, publicó Don Galaz de Buenos Aires. Le
siguen las biografías de su antepasado Miguel Cané (padre), en 1942, más las de
Hilario Ascasubi (Aniceto, el Gallo, 1943) y de Estanislao del Campo
(Anastasio, el Pollo, 1947).
En 1949, publicó un libro de cuentos, Aquí vivieron, en
torno a una quinta de San Isidro.
Su segundo libro de cuentos, Misteriosa Buenos Aires, se
ambientó también en la capital de la Argentina y su historia desde la
fundación, en la que mezcla personajes típicos ficticios con hechos y
personajes reales.
Le siguieron una serie de libros sobre la sociedad porteña
de su época, con un tinte que algunos consideraron decadente: Los ídolos, La
casa, Los viajeros, Invitados en el Paraíso.
Con Bomarzo, inició un nuevo ciclo de obras eruditas y
fantásticas en el género de la novela histórica. Es una historia sobre el
Renacimiento italiano narrada por un muerto, Pier Francesco Orsini, el noble
jorobado que dio nombre a los famosos y extravagantes jardines italianos de
Bomarzo, conocidos como el Parque de los Monstruos. En esta novela se asiste a
la coronación de Carlos I de España, a la batalla de Lepanto, pasando por las
poco edificantes costumbres de papas y personajes de la época y crímenes de
copa y puñal.
La obra ha dado argumento a una ópera con música de Alberto
Ginastera, cuyo libreto compuso el mismo Mujica Lainez. Se estrenó en
Washington en 1967 y fue prohibida por la dictadura militar de Juan Carlos
Onganía, por lo que en la Argentina no se estrenó hasta 1972.
El unicornio está
ambientada en la Edad Media francesa de los trovadores. Su protagonista es el
hada Melusina, víctima de una maldición por la que, todos los sábados, adopta
cuerpo de serpiente y alas de murciélago; testigo de los avatares de la época
de las Cruzadas, sigue las peripecias de su prole de Lusignan hasta la toma de
Jerusalén por Saladino.
Le suceden Crónicas reales, y De milagros y melancolías.
Ya en La Cumbre, Córdoba, escribió Cecil, relato
autobiográfico narrado por su perro, el wipet Cecil, y El laberinto, otra novela
histórica protagonizada por "Ginés de Silva", el chico que, en la
parte inferior del cuadro El entierro del Conde de Orgaz de El Greco sostiene
un cirio encendido, mira al espectador y presenta la escena al espectador, en
el que según algunos autores, estaría retratado Juan Manuel Theotocopuli, el
hijo de El Greco.
Esta novela presenta la sociedad española en tiempos de
Felipe II, su esplendor y su miseria, antes de que el protagonista partiera
hacia América. Éste declara ser hijo de la ilustre fregona cervantina, y
sobrino del Caballero de la mano en el pecho, y con esos mimbres presentará a
personajes que van desde Lope de Vega al Inca Garcilaso, pasando por Fray
Martín de Porres o Juan Espera-en-Dios, el Judío Errante (que, de una forma u
otra, aparece en todas las obras de la trilogía formada por Bomarzo, El
unicornio y El escarabajo).
Otros libros son El viaje de los siete demonios, Sergio, Los
cisnes, El brazalete, El Gran Teatro y Un novelista en el Museo del Prado.
Todavía publicó otra novela histórica, El escarabajo, sobre
un anillo egipcio que es, a la vez, el narrador de la historia de todos sus
posesores, desde la reina Nefertari hasta una millonaria estadounidense,
pasando por la mano de uno de los asesinos de Julio César o la de Miguel Ángel,
entre otros.
Se le deben, además, traducciones de los Sonetos de William
Shakespeare y de piezas de Racine, Molière y Marivaux.
Crítica
La prosa de Mujica Lainez es considerada "fluida y
culta, de sabor algo arcaico, detallista y preciosista; rehúye la palabra
demasiado común, sin buscar sin embargo la desconocida para el lector". Es
en especial hábil en reconstruir ambientes, gracias a un dotado talento
descriptivo y una gran formación como crítico de arte, aparte de su rica
inventiva y su exquisitez literaria, enriquecida por los conocimientos de
historia legados a través de sus antepasados.
El autor, seducido por las doctrinas esotéricas, creía con
firmeza en la reencarnación y declaró escribir "para huir del
tiempo". Ese es el tema de la mayor parte de sus obras.
En su narrativa pueden establecerse dos vertientes
principales: el tema argentino (La casa, Los viajeros, Invitados en El Paraíso,
El Gran Teatro) y las novelas históricas (Bomarzo, El unicornio, El laberinto y
El escarabajo).
Se sintió igual de gustoso en el cuento (Aquí vivieron;
Misteriosa Buenos Aires; Crónicas reales; Un novelista en el Museo del Prado y
Cuentos completos) que en la novela.
Se considera que su obra maestra es Bomarzo (1962).
Maximiliano Reimondi
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