Richard Strauss
Nació el 11 de junio de 1864, en
Munich, en una familia de la alta nobleza de Baviera
dedicada a la industria cervecera. Fue hijo de Franz Strauss,
intérprete solista de trompa en la Ópera de la Corte de Munich, y
muchos miembros de su familia eran músicos, por lo que recibió una educación
musical completa ya en su juventud. Comenzó a estudiar piano a los 4 años con
su madre, y violín a los 7 con su tío. Escribió su primera composición a la
edad de seis años, y continuó escribiendo música durante ochenta años, casi
hasta su muerte.
Durante su adolescencia Strauss
asistió a ensayos con la Orquesta de la Corte de Munich, recibiendo clases
particulares de teoría musical y orquestación del director Wilhelm Friedrich Meyer. A
los 17 años, estrenó su Sinfonía en re menor
(1881), una obra de la que renegaría más tarde por considerarla inmadura En
1882 ingresó en la Universidad de Munich, donde estudió cursos de Estética,
Filosofía e Historia del Arte. Un año después marchó a Berlín, donde obtuvo un
puesto como director asistente de Hans von Bülow,
que quedó muy fuertemente impresionado por la Serenata para
instrumentos de viento, compuesta por Strauss a los 16 años.
Strauss aprendió el arte de la dirección de orquesta observando a Bülow en los
ensayos. Éste estaba muy encariñado con el joven, y decidió que fuera su
sucesor como director de la orquesta de Meiningen tras su dimisión en 1885.
En 1886 hizo un viaje por Italia,
país por el que siempre sintió una gran fascinación.
El éxito de su poema sinfónico Don Juan en 1888, consagró a Strauss como
uno de los compositores más importantes del momento, con gran prestigio a nivel
internacional, y que habría de acompañarle hasta su muerte.
En 1894 se casó con la soprano Pauline de Ahna.
Pauline al parecer tuvo un carácter irascible y excéntrico, pero su matrimonio
fue esencialmente feliz y tranquilo, y su mujer una gran fuente de inspiración
para él. A lo largo de su vida, desde sus primeras canciones hasta las Cuatro últimas canciones de 1948, muchas de
ellas compuestas para su mujer, Strauss muestra gran preferencia por la voz de
soprano, y todas sus óperas contienen un importante papel de soprano. El
matrimonio Strauss tuvo un hijo, Franz, en 1897, quien se casó con Alice von
Grab. El matrimonio dio dos nietos al compositor, Richard y Christian. Strauss
estuvo entrañablemente unido a su familia durante toda su vida.
En 1889 fue nombrado asistente del
Festival de Bayreuth, así como director del
Teatro de la Ópera de Weimar,
dirigiendo con frecuencia obras de Wagner,
Gluck y
Mozart.
En 1894 se estableció en la ópera de Munich,
y en 1897 fue contratado por el kaiser Guillermo II de Alemania con director de la Orquesta
Real de Prusia,
en Berlín.
Strauss conoce en esta época al
compositor austriaco Gustav Mahler, con el que mantiene amistad hasta la muerte de
éste en 1911, en una relación a veces problemática y no exenta de rivalidades,
a pesar de la influencia mutua entre ambos compositores.
El
siglo XX
Aunque Strauss continuó
componiendo poemas sinfónicos, una vez entrado el siglo XX su principal
dedicación es la ópera. El estreno de Salomé en 1905 constituyó un primer
escándalo y situó a Strauss en el centro de la vanguardia musical del momento,
lo que se acentúa aún más con su siguiente ópera, Electra
(1909), en la que inicia su colaboración con el dramaturgo Hugo von Hofmannsthal como libretista. Recibido
en Francia como uno de los compositores más renovadores del momento y admirado
por Claude Debussy,
Strauss también se relaciona con los futuros integrantes de la Segunda Escuela de Viena, especialmente con Arnold Schönberg, a quien ayudó y apoyó
profesionalmente en sus primeros años, y quien sentiría gratitud y admiración
por él durante toda su vida. No obstante, Strauss se distanció de la nueva
vanguardia musical rechazando el atonalismo. Su siguiente ópera, El caballero de la rosa (1911) muestra una
vuelta hacia un estilo más clásico, que se acentuará después de la Primera Guerra Mundial.
El apartamiento de Strauss de las
vanguardias más radicales del momento no perjudica a su reputación
internacional, gracias a la cual viaja con frecuencia para interpretar sus
propias obras, considerado frecuentemente como un “clásico viviente”. En 1919
es nombrado director de la Ópera Estatal de Viena, uno de los primeros teatros
de ópera del mundo, cargo en el que contaba como predecesor a Mahler. En 1920
actúa por primera vez en Suramérica, y dos años después emprende una gira por
Estados Unidos, y posteriormente emprende giras con la Orquesta Filarmónica de Viena por Brasil y Argentina.
En 1924 dimite como director de la ópera vienesa, por diferencias con Franz Schalk.
Strauss
en la Alemania nazi
En marzo de 1933 llegó al poder Adolf Hitler,
cuando Strauss tenía 68 años. La relación de Strauss con el gobierno nazi ha
sido objeto de innumerables comentarios, discusiones y estudios. Strauss es
nombrado en 1933 presidente de la Cámara de Música
del III Reich, responsable entre otros actos de la prohibición de la
música de compositores judíos. Strauss intentó evitar sin éxito desde su puesto
la prohibición de la música de Mahler
o de Debussy.
Strauss había empezado a trabajar con el escritor judío Stefan Zweig
en el libreto de su ópera La mujer silenciosa, razón por la cual
empezó a ser objeto de presiones por el Partido nazi y por Goebbels
en particular.
Esta carta fue interceptada por la
Gestapo
y remitida a Hitler, provocando la dimisión de Strauss como presidente de la
Cámara de Música del III Reich. A partir de entonces, Strauss mantiene una
tensa relación con el Partido, y es sometido a una vigilancia más estrecha aún.
No obstante, su Himno Olímpico es interpretado en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, bajo la
dirección del propio compositor. Por otra parte, en 1938, cuando Alemania se
está preparando para la guerra, compone la ópera en un acto Friedenstag (El
Día de la Paz) , que contiene una crítica velada hacia el III Reich,
a pesar de que Hitler asistió al estreno y Strauss continúa apareciendo en actos
oficiales junto a miembros del partido.
Durante el III Reich, la conducta
contradictoria de Strauss, que se consideraba apolítico, parece estar en gran
parte motivada por el hecho de que su nuera Alice era de origen judío, por lo
que el compositor intenta utilizar su influencia para proteger a ésta y a sus
nietos (Strauss y Zweig,
1977, pp. 472–475). En 1942 la abuela de Alice es internada en
el campo de concentración de Theresienstadt,
y Strauss viajó un día hasta el campo, diciendo en la puerta: “Mi nombre es
Richard Strauss”, con la intención de llevarse a la prisionera, consiguiendo
sólo que los guardias de la puerta le echaran.
En 1942 la familia se traslada a
Viena, buscando la protección de un dirigente nazi local. No obstante, en 1944,
la nuera y uno de los nietos del compositor fueron detenidos por la Gestapo
durante dos noches, siendo liberados finalmente tras la intervención del
compositor. Strauss terminó en 1945 la composición de Metamorfosis,
una obra para 23 solistas de cuerda. La partitura termina con una cita de la
Marcha Fúnebre de la Sinfonía número 3 “Heroica” de Beethoven,
acompañada por las palabras “In memoriam”.
En abril de 1945, Strauss fue
detenido por soldados estadounidenses en su casa de Garmisch. Mientras
descendía la escalera, anunció al teniente Milton Weiss del Ejército de EE.UU: "Soy
Richard Strauss, el compositor de El Caballero de la Rosa y Salomé."
El teniente Weiss, que era también músico, asintió con la cabeza en señal
reconocimiento; en el césped del jardín fue colocada una marca para proteger al
compositor. Strauss compuso su Concierto para oboe (1945)
para el oboísta estadounidense John de Lancie,
que estaba entre los soldados que ocuparon la zona.
Últimos
años
Los terribles acontecimientos de
la Segunda Guerra Mundial afectaron a Strauss, viejo y cansado. Sus últimas
obras recuperan una intensidad emocional ausente en muchas obras anteriores,
incluyendo, entre otras, el Concierto para
trompa número 2, Metamorfosis,
el Concierto para oboe y
sus magistrales e inquietantes Cuatro últimas canciones, compuestas poco
antes de su muerte.
Richard Strauss murió a la edad de
85 años el 8 de septiembre de 1949 en Garmisch. Su mujer, Pauline, murió ocho
meses después, a los 88 años. Durante su vida, Strauss fue considerado uno de
los más grandes compositores de su época, y su música tuvo una profunda
influencia en el desarrollo de la música del siglo XX. Strauss declaró con una
humildad rara en él: “Quizás no sea un compositor de primera categoría, pero
sí un compositor de segunda categoría de primer nivel”. El pianista
canadiense Glenn Gould describió en 1962 a Strauss como «la
figura musical más grande que ha vivido en este siglo» (Kennedy, 2006,
p. 34). Su inmensa e importantísima aportación a los géneros de la ópera,
la música sinfónica y la canción continúa hoy más vigente que nunca.
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