Peter Sellers
Carrera artística
Peter Sellers saltó a la fama en una serie de
comedia de la BBC, llamada The Goon Show. Su capacidad de hablar con acento
diferente (por ejemplo, franceses, indios, americanos, alemanes, británicos,
así como los acentos regionales), junto con su talento para retratar una serie
de personajes a efecto cómico, contribuyeron a su éxito como una personalidad
como actor de la radio y la pantalla grande, lo que le valió nominaciones y
premios nacionales e internacionales. Muchos de sus personajes se convirtieron
en una percepción pública arraigada de su obra. Sellers, que es reconocido como
un actor de primer nivel, recibió la fama internacional gracias a la serie de
películas británico-estadounidenses llamadas La pantera rosa,
dirigidas por Blake Edwards y que poseen algunas de las escenas de humor y
fiestas más divertidas de la historia del cine. En total, filmó cinco películas
de la saga bajo el mismo director y con las que generalmente se le asocia más
en su carrera, bajo el papel del divertido y torpe inspector francés de la
policía Sureté, Jacques Clouseau. Sus distintos personajes
en la clásica Dr. Strangelove (1964) dan una muestra de
su versatilidad bajo la mano de Stanley Kubrick,
cinta por la que Sellers fue nominado a los Premios Óscar
y a los Premios BAFTA como mejor actor por los tres distintos roles
que interpretó. Kubrick también lo había dirigido previamente en Lolita
(1962), versión cinematográfica de la novela de Nabokov.
De una figura enigmática y poco visible en público, a menudo él mismo afirmó
que no tenía una identidad fuera de los papeles que interpretó, pero dejó su
propio retrato, ya que filmó obsesivamente sus casas, su familia, la gente que
lo conocía, todo lo que tomó como su derecho de lujo hasta el final de su vida.
Esta película intimista se mantuvo oculta hasta mucho tiempo después de su
muerte en 1980. El filme Being There (Bienvenido Mr. Chance en
España; Desde el jardín, en América Latina), dirigido por Hal Ashby,
fue lanzado en diciembre de 1979 como su penúltimo trabajo y es una de sus
actuaciones más aclamadas. Le mereció su segunda y última nominación a un Óscar
como mejor actor, por su papel protagónico como Chance. Su última película en
vida The Fiendish Plot of Dr. Fu Manchu (El diabólico plan del Dr. Fu
Manchu) fue terminada sólo unas semanas antes de su muerte, y estrenada
póstumamnte un mes después, en agosto de 1980. En esta comedia una vez más
protagonizó dos personajes distintos y brevemente, uno adicional.
Personalidad
y consumo de drogas
A pesar de su vertiente cómica, en
lo personal fue señalado como inestable y con tendencia a abuso de sustancias psicotrópicas. Incluso,
presentó pequeñas depresiones por el fracaso de algunas películas. Algunos
creen que el abuso del nitrito de amilo contribuyeron al ataque de
corazón que sufrió en 1964.
Consultaba periódicamente al
astrólogo Maurice Woodruff, quien pareció ejercer mucha influencia en el actor.
Fuera como fuese, su fuerte personalidad le llevaron a discutir con otros
actores y directores. Incluso, con su amigo Blake Edwards
(director de La pantera rosa y La fiesta inolvidable o El
guateque), fue en esta última película que la relación entre ambos se
quebró, se dejarón de hablar varias veces y con el que evitó trabajar durante
siete años. Su segunda mujer, la actriz sueca Britt Ekland, se quejó del
comportamiento obsesivo y los celos de Sellers. Tal vez por ello, el actor se
culpaba a menudo del fracaso de su matrimonio. Tanto fue así que en una
entrevista admitió que «no es fácil convivir conmigo».
Muerte
Con 38 años le diagnosticaron una
cardiopatía. En 1964
sufrió trece ataques al corazón en pocos días, por lo que Ray Walston
le reemplazó en el rodaje de Bésame, tonto.
Desde entonces, la salud de Sellers nunca fue la misma.
En 1977 se le fue implantado
un marcapasos
y se tomó un año sabático para relajarse. Pero, el actor no tardó en cambiar de
idea y quiso continuar rodando películas. El 21 de julio
de 1980 se
desplomó en la habitación del lujoso hotel londinense Dorchester y entró en
coma. Dos días más tarde, con 54 años, murió en un hospital de la capital
británica.
Curiosamente, el 30 de julio
(nueve días después) de ese mismo año tenía programada una cirugía de corazón
en Los Ángeles.
Maximiliano Reimondi
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