La aventura de "Los locos de la azotea"
El 27 de agosto de 1920, desde el Coliseo, un grupo de
radioaficionados liderados por Enrique Susini transmitieron
"Parsifal", de Wagner.
Gabriela Saidon
gsaidon@clarin.com
Eran las nueve de la noche del 27 de agosto de 1920. Un
hecho histórico estaba a punto de producirse desde el Teatro Coliseo de Buenos
Aires. Enrique Telémaco Susini, médico otorrinolaringólogo, músico y
radioaficionado, anunciaba con su voz de barítono: "Señoras y señores: la
sociedad Radio Argentina les presenta hoy el festival sacro de Ricardo Wagner,
Parsifal, con la actuación del tenor Maestri, el barítono Aldo Rossi Morelli y
la soprano argentina Sara César, todos con la orquesta del teatro Costanzi de
Roma, dirigida por el maestro Félix von Weingarten".
La escena, recreada en Días de radio, el libro de Carlos
Ullanovsky, tuvo como protagonistas, además de Susini, que tenía 29 años, a
otros inventores, estudiantes de medicina, jóvenes de clase alta, apasionados
por la lírica. Ellos fueron Miguel Mujica (sobrino de Susini), César Guerrico y
Luis Romero Carranza, que leía versos del Martín Fierro que recepcionaba
Ignacio Gómez Aguirre. Los llamaron "Los locos de la azotea" porque
desde las terrazas buscaban obsesivamente la forma de que las voces y los
sonidos atravesaran el éter y llegaran a la gente.
Aquella noche, con un micrófono para sordos (al que le
habían agregado una bocina), en el paraíso del Coliseo, un transmisor de 5
vatios (que por lo precario parecía atado con alambres) en la azotea y una
antena entre el teatro y la cúpula de la casa de Cerrito y Charcas, el milagro
fue posible. Y en los pocos receptores a galena existentes en la ciudad, pudo
escucharse la primera transmisión en vivo que se hizo a nivel mundial (el 16 de
junio, la cantante australiana Nellie Melba había transmitido pero desde el
estudio de la compañía de Guillermo Marconi, el italiano que en 1896 había
patentado su invento de la telegrafía sin hilos). El entonces presidente
Hipólito Irigoyen dijo: "Cuando los jóvenes juegan a la ciencia es porque
tienen el genio adentro".
El genio de Susini nunca paró: como médico de la Armada
había sido enviado a Francia a estudiar los efectos de los gases asfixiantes,
había vuelto trayendo válvulas para equipos transmisores de los que se usaban
en la Primera Guerra Mundial, escondidas en las mangas de su saco. Durante los
experimentos con sus compañeros de hazaña, el canto de un gallo se había colado
en una transmisión casera. ¿Por qué —se preguntaba el joven médico—, no puede viajar
también por el aire la voz humana? El 28 de agosto de 1920 se transmitió Aída y
volvió a pasarse la ópera de Wagner. Por obra de Susini, el Coliseo, creado en
1906 para que el payaso Frank Brown tuviera un circo, "subió" a la
categoría de teatro lírico. Al médico se le debe la creación de LOR Radio
Argentina y de la productora Lumiton, bajo la cual él mismo dirigió una de las
primeras películas sonoras, la comedia Los tres berretines, estrenada el 19 de
mayo de 1933. Fue también el primer director general de Canal 7. Murió a los 81
años, el 4 de julio de 1972. Había cumplido todos sus sueños.
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