miércoles, 12 de agosto de 2015

PRIMERA INVASIÓN INGLESA


 El 12 de agosto de 1806 concluía la Reconquista de Buenos Aires. Tras una encarnizada lucha por las calles de la ciudad, los ingleses debieron rendirse a discreción. Habían desembarcado en Quilmes el 25 de junio con una poderosa escuadra comandada por sir Home Popham y más de 1500 hombres al mando del general Guillermo Carr Beresford habían tomado tierra. Ésta invasión, conocida como la primera invasión inglesa, significaba la incorporación del Río de la Plata al conflicto mundial entre Inglaterra y Francia y la cristalización de la estrategia de los círculos comerciales y políticos ingleses sobre la conveniencia de apoyar la independencia de América del Sur y copar su mercado de incalculable riqueza. Ya en 1741 se había elaborado un plan que proponía la liberación de las colonias españolas, porque según se decía en el texto: “Conviene a un pueblo libre como el inglés colocar a los otros en las mismas condiciones porque el comercio inglés se beneficiaría con la existencia de naciones libres en América del Sur”. A continuación reproducimos una carta del comandante de la escuadra, el comodoro Popham, enviada a Lord Castlereagh, en 1806.
Carta del comandante comodoro Popham a Lord Castlereagh

Fuente: Las invasiones inglesas, de Isaac R. Pearson, Litografía e imprenta Méjico, Buenos Aires, 1901.

Buenos Aires es la mejor situación comercial de Sud América. Es el gran centro y emporio del comercio de todas sus provincias, es el canal por el que anualmente pasa una gran porción de las riquezas de los reinos de Chile y del Perú. Estas ventajas han sido tan fuertemente excitadas en una publicación provincial y semanal, que tengo en mi poder (El Telégrafo Mercantil de Buenos Aires), que el gobierno español fue obligado a intervenir y detener su ulterior progreso; puesto que estaba evidentemente escrito para inducir á la Gran Bretaña a que se aprovechase del negligente estado en que se dejaban esas valiosas colonias de la madre patria. (...) Aparece también, por obra ya citada, que anualmente entran en el puerto de Montevideo seiscientos buques costaneros, y ciento treinta buques europeos; y que próximamente sale el mismo número; pero en esta comunicación comercial las exacciones, impuestos y restricciones, son tan arbitrarios, que los naturales están en estado de revuelta. Hasta aquí me he fijado principalmente en el comercio de exportación de esas colonias, que goza de todas las ventajas de fácil transporte por el Paraguay y otros grandes ríos que son navegables centenares de millas desde Buenos Aires. Estas ventajas son también aplicables á la importación de manufacturas de la Gran Bretaña, y cuando consideramos que cuando menos seis millones de habitantes están al alcance de un tal surtido, me atrevo á someteros si aun un estímulo temporario a nuestros pueblos manufactureros, no será suficiente para justificar la tentativa que ahora se agita, aun bajo menos favorables esperanzas de buen éxito. (...)
Un eminente comerciante de la ciudad de Londres, me informó (...) que Montevideo estaba muy indefenso, que mil hombres obtendrían fácilmente posesión de la plaza y de Buenos Aires, que es un pueblo abierto; que después que las tropas españolas se separen del país, los naturales conservarían fácilmente posesión de él, mediante las mejoras de sus derechos de exportación e importación, y de otros impuestos pesados y opresivos (...).
Hay también un inglés, (…) que ha residido ocho años en Buenos Aires, dos de los cuales ha sido intérprete en la Aduana; sus noticias con respecto á Montevideo son idénticas a las de la persona precedente, y mucho más positivas con respecto a Buenos Aires, que es un puerto abierto. Él asegura que nunca ha habido en Buenos Aires mil soldados de línea, mientras que ha estado allí; que en este momento no concibe que pueda haber seiscientos en ambas Plazas; y que la disposición de los habitantes es tan adversa al gobierno existente, que ayudarán materialmente a la conquista de la Plaza.


Autor: FelipePigna.

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