Jean Baudrillard
Jean Baudrillard (Reims, Francia, 27 de julio de 1929 –
París, 6 de marzo de 2007)
Nacido en la campiña francesa, sus abuelos fueron campesinos
y sus padres, empleados públicos. Se casó y tuvo dos hijos. De joven dio clases
de alemán y estudió filología germánica en La Sorbona, donde se desempeñó como
traductor de Karl Marx, Bertolt Brecht y Peter Weiss. También fue ayudante de
cátedra de la Universidad de Nanterre, en París.
Década de los 60
Comenzó a interesarse por la política a partir de la Guerra
de Argelia. En 1962 y 1963 publicó críticas literarias en la revista Les Temps
Modernes del filósofo existencialista Jean Paul Sartre. En 1966 defendió su
tesis de doctorado Le système des objets —El sistema de los objetos—, bajo la
dirección de Henri Lefebvre. A partir de entonces, inició su actividad como
docente de Sociología. Junto a Roland Barthes, fue uno de los fundadores de la
revista Utopie y se adhirió a la idea sartreana de «intelectual», independiente
de los partidos políticos y libre para dialogar con el marxismo.
En los años 1960 sostuvo que las teorías marxistas habían
quedado desactualizadas: según su pensamiento, la nueva base del orden social
era el consumo y no la producción. En su libro Crítica a la economía política
del signo se propuso explicar el surgimiento de la sociedad de consumo y la
economía a través de la aplicación de las Teorías del Signo, originadas por la
lingüística estructural de Ferdinand de Saussure, también adoptada por Roland
Barthes. Así, en esta obra, Baudrillard atiende a las dinámicas de aislamiento
y privatización del consumo que suponen la supremacía del sistema de
dominación. A su vez, defiende que el marxismo es ya visto como «una corriente
demasiado ocupada en cuestiones de economía política y demasiado alejada del
análisis de la significación de la cultura» (El espejo de la producción, 1975).
Baudrillard aceptará de Louis Althusser el descentramiento del sujeto por la
acción de la ideología y su crítica al humanismo. De Guy Debord, asumirá la exigencia
de una política de vanguardia, heterodoxa, su crítica del efecto simulador que
produce el exceso de mensajes, hipercodificados y ajenos a la vida cotidiana.
El estructuralismo le permitía describir la dinámica del
consumo, basada en la adquisición de signos antes que de objetos. De esta
forma, no se le ofrece al consumidor un objeto en relación a su función
empírica, sino a través de su significado colectivo: prestigio, opulencia
económica, estar a la moda, pertenecer a cierto grupo social, entre otros.
Década de los 90
En 1990, justo antes de que se iniciara la Guerra del Golfo,
Baudrillard predijo que dicha guerra no ocurriría. Después de la guerra,
proclamó haber estado en lo cierto: «La Guerra del Golfo no tuvo lugar». En
esta obra, Baudrillard presenta la primera Guerra del Golfo como la inversa de
la fórmula de Clausewitz: no era «la continuación de la política por otros
medios», sino «la continuación de la ausencia de la política por otros medios».
Así, también los medios de comunicación occidentales fueron cómplices,
presentando la guerra en tiempo real, mediante el reciclaje de imágenes de
guerra para propagar la idea de que los dos enemigos, los EE.UU. (y aliados)
estaban en realidad luchando contra el ejército iraquí. Pero Saddam Hussein no
hizo uso de su capacidad militar (la Fuerza Aérea iraquí) y su poder
político-militar no se debilitó (se suprimió la insurgencia kurda contra Irak
al final de la guerra). Por lo que poco ha cambiado en Irak: el enemigo fue
invicto, los vencedores no salieron victoriosos, y por lo tanto, no hubo
guerra.
Según su postura, Estados Unidos se ve comprometido con la
ilusión de estar combatiendo, tal como la mente del jugador se ve inmersa en el
videojuego (ejemplo de la hiperrealidad), donde la experiencia engaña a la
consciencia haciéndole creer que es un actor de algo que no está sucediendo.
Mientras el combate pudo haber sido real, sólo unas pocas personas en el otro
extremo del planeta lo experimentaron. La «guerra» que fue transmitida por la
televisión, y en consecuencia, la guerra tal como fue entendida por la mayoría
de la gente, no fue realmente real.
Algunos críticos acusan a Baudrillard de revisionismo
instante, de una negación de la acción física de la guerra (parte de su
negación de la realidad, en general). Baudrillard fue acusado de amoralismo
perezoso, abarcando el escepticismo cínico y el idealismo de Berkeley.
Comentaristas como William Merrin han argumentado: «Baudrillard estaba
preocupado por el dominio tecnológico y político de Occidente y la globalización
de sus intereses comerciales». Merrin ha afirmado que Baudrillard no negó que
algo hubiera sucedido, sino que simplemente puso en duda que ese algo fuera una
guerra.
También se opuso públicamente a la teoría del Fin de la
historia de Francis Fukuyama a través de su libro La ilusión del fin (1992):
«El problema de hablar del fin (en particular del fin de la
historia) es que uno debe hablar de lo que hay más allá del fin y también, al
mismo tiempo, de la imposibilidad de finalizar.
Últimos años
En 2001 fue contratado por la European Graduate School de
Saas-Fee, en Suiza, como profesor de filosofía de la cultura y de los medios
para sus seminarios intensivos de verano.
A partir de los atentados del 11 S dictó conferencias en las
que analizó semiológicamente los fenómenos del terrorismo y escribió Requiem
pour les Twin Towers (2002) y L'esprit du terrorisme (2002).
En mayo de 2005, publicó en Libération un artículo en contra
del proyecto de Constitución europea calificando al "NO" francés como
«una respuesta y un desafío a un principio hegemónico que viene de arriba».
Maximiliano Reimondi
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