Mercedes Sosa (San Miguel de Tucumán, Argentina, 9 de julio
de 1935 – Buenos Aires, Argentina, 4 de octubre de 2009) conocida como La Negra
Sosa o La Voz de América, fue una cantante de música folclórica argentina
reconocida en América Latina y Europa, considerada como la principal cantante
de Argentina.
Fundadora del Movimiento del Nuevo Cancionero y una de las
exponentes de la Nueva canción latinoamericana. Incursionó en otros géneros
como el tango, el rock y el pop. Se definía a sí misma como «cantora» antes que
«cantante», en lo que fue una distinción fundamental de la nueva canción
latinoamericana de la que ella fue una de las iniciadoras: «Cantante es el que
puede y cantor el que debe» (Facundo Cabral).3 Ese ideal fue expresado por Mercedes
Sosa en los títulos de sus álbumes como Canciones con fundamento y Yo no canto
por cantar.
Entre las interpretaciones con que se ha destacado en el
cancionero latinoamericano se encuentran Canción con todos, Alfonsina y el mar,
Gracias a la vida, Como la cigarra, Zamba para no morir, La maza, Todo cambia,
Duerme negrito y Calle angosta.4 Entre sus discos se destacaron Canciones con
fundamento (1965), Yo no canto por cantar (1966), Mujeres argentinas (1969),
Homenaje a Violeta Parra (1971), Cantata sudamericana (1972), Mercedes Sosa
interpreta a Atahualpa Yupanqui (1977), Mercedes Sosa en Argentina (1982), Alta
fidelidad (1997) y su interpretación de la Misa criolla (2000). Su último
trabajo es Cantora, lanzado poco antes de su muerte, un álbum doble donde
interpreta canciones a dúo con
destacados cantantes iberoamericanos, y cierra con el Himno nacional argentino.
Su infancia y
adolescencia en Tucumán
Haydée Mercedes Sosa nació el 9 de julio en la ciudad de San
Miguel de Tucumán. Cabe destacar que el 9 de julio es el Día de la
Independencia de la Argentina y que el texto que declaró independiente al país
se firmó también en Tucumán.
Descendiente de diaguitas, su padre era un obrero de la
industria azucarera que trabajaba en el Ingenio Guzmán, mientras que su madre
trabajaba de lavandera para familias más acomodadas. Originariamente sus padres
habían acordado nombrarla Marta Mercedes, pero en el registro civil, su padre
lo cambió por Haydeé Mercedes. Pese a ello, su madre, su familia y sus seres
cercanos nunca utilizaron el nombre legal y siguieron llamándola Marta.
Mi mamá dice que mi papá se olvidó mi nombre adrede cuando
me fue a inscribir al Registro Civil. Y me puso Haydeé Mercedes en vez de Marta
Mercedes. Mi mamá quería que de primer nombre yo me llamara Marta. Así sin
hache: Marta. Claro, como es lógico, en mi casa mandaba mi papá, pero claro,
como es lógico, siempre se terminaba haciendo lo que quería mi mamá. Y entonces
todos desde que me recuerdo me vienen llamando Marta. Soy la Marta, y me gusta
mucho más ser la Marta que Mercedes Sosa. Esto nadie lo cree, pero es así... Al
final, puertas adentro las cosas son como las madres quieren, y puertas afuera
son como la gente manda. En mi casa definitivamente soy la Marta. Para la gente
definitivamente soy la Negra.
Ella misma cuenta cómo empezó a cantar un día de octubre de
1950:
Yo andaba por mis 15
años. Mi papá y mi mamá, que eran muy peronistas, aprovecharon un tren gratis a
Buenos Aires para celebrar el 17 de Octubre [Día de la Lealtad Peronista]. Yo
quedé cuidada por mis hermanos, más suelta… En la escuela faltó la profesora de
canto y la directora me dijo que íbamos a cantar el Himno nacional y que yo
tenía que ponerme adelante y cantar bien fuerte, para que todos me siguieran.
Sentí vergüenza, pero canté: ahí debuté. Ese día también faltó la profesora de
labores y con mis compañeras fuimos a LV12, donde había un concurso. Mis
compañeras me empujaron para que cantara. Por temor a que se enterara mi papá
me llamé Gladys Osorio. Canté Triste estoy, de Margarita Palacios. Cuando
terminé, el dueño de la radio me dijo: «El concurso concluyó y lo ganaste vos».
Y seguí cantando en la radio. Hasta que un día mi papá me descubre y me llama y
me dice palabras que escucho ahora: «¿Le parece bonito eso de andar metiéndose
en la radio? ¿Eso es lo que hace una señorita criada para ser decente? Gladys
Osorio, venga, acérquese… ¿Tengo que felicitarla? Míreme a los ojos ¡Que me
mire a los ojos le digo!».
A partir de entonces
se dedicó al canto, aunque siempre sentía un enorme pánico escénico cuando cantaba en público.
Oscar Matus, Armando Tejada Gómez y Mercedes Sosa formaron
un decisivo trío artístico, que llevó a crear el Movimiento del Nuevo
Cancionero en 1963, en el marco del llamado "boom del folclore".
En esa primera época, Mercedes tenía como referentes
musicales a Margarita Palacios y a Antonio Tormo (el cantante que masificó la
música folclórica en la Argentina a principios los años cincuenta). Sus
actuaciones se repartían entre actos partidarios del peronismo, el circo de los
Hermanos Medina, y la radio, donde cantaba boleros en el conjunto de los
Hermanos Herrera, dirigido por Tito Cava.
Mendoza
En 1957 se radicó en Mendoza a raíz de su matrimonio con el
músico Oscar Matus, con quien tuvo un hijo, Fabián Matus.10 Matus y Mercedes
establecieron una sociedad artística con el poeta y locutor Armando Tejada
Gómez que resultaría de gran trascendencia artística y cultural.
Mendoza resultaría uno de los tres lugares entrañables de
Mercedes Sosa, junto a Tucumán y Buenos Aires. Allí «se hizo mujer», dijo ella
misma, nació su hijo y se formó artísticamente. En su última voluntad pidió que
sus cenizas se esparcieran en esos tres lugares. En Mendoza, el lugar elegido
fueron los canales de riego de Guaymallén, el mismo lugar donde se arrojaron
las cenizas del poeta Armando Tejada Gómez, quien ocupó un lugar decisivo en el
arte de Mercedes.11 Junto a esos tres lugares, Mercedes Sosa también destacaba
su afecto especial por Montevideo, donde fue tratada por primera vez como una
gran cantante, en una serie de actuaciones que realizó en Radio El Espectador y
en Canal 12.
Mercedes Sosa comenzó a cantar en una época, en la que el
tango de Buenos Aires, que era la música popular por excelencia, estaba siendo
alcanzado en popularidad por la música de raíz folklórica, característica de
las provincias, en un fenómeno que es conocido como el boom del folklore,
producido de la mano de la industrialización del país y la migración de
millones de personas del campo a las ciudades y de las provincias hacia Buenos
Aires. Este proceso conllevaba transformaciones étnicas y culturales en la
población que diferían de las que produjera la inmigración mayoritariamente
europea que se produjo entre 1850 y 1930.
En 1962, Mercedes Sosa lanzó su primer álbum, La voz de la
zafra (la zafra es la cosecha de caña de azúcar, principal producción de
Tucumán), grabado el año anterior y producido por RCA. El álbum fue grabado
debido a la insistencia de Ben Molar, un músico polifacético vinculado a la
música popular de Buenos Aires, quien reconoció el talento de la cantante
tucumana y convenció a los directivos del sello RCA para realizar el disco, que
sin embargo careció de difusión.
El disco está integrado por ocho canciones de Matus-Tejada
Gómez: Los hombres del río, La zafrera, El río y tú, Tropero padre, Nocturna,
Zamba de los humildes (o La de los humildes), Zamba de la distancia y Selva
sola, además de otras cuatro, entre las que se encuentran la guarania Jangadero
(del misionero Ramón Ayala, quien escribió también la nota de contratapa), El
indio muerto (de Gerardo López, cantante de Los Fronterizos) y dos temas con
letra de Ben Molar, a pedido de Mercedes Sosa, Recuerdos del Paraguay y Sin
saber por qué. La canción Nocturna tiene una significación especial para
Mercedes Sosa porque se trata de la canción que simbolizó el amor a primera
vista con Oscar Matus (“Tú, junto al amor que nos separa, llenas mi dulce
guitarra de oscura distancia... llevas mi voz en tu voz, triste y suave”).9 El
mismo álbum fue luego reeditado bajo el título de Canta Mercedes Sosa.
El álbum anticipaba una línea estético-cultural que sería
expresamente formulada al año siguiente con el lanzamiento del Movimiento del
Nuevo Cancionero, y que sería sintetizada con el título de su segundo álbum,
Canciones con fundamento (1965), segundo disco del sello independiente El
Grillo que intentaba consolidar Matus, compuesto ―al igual que el primero―, en
base a las canciones de Matus-Tejada Gómez.15
En "Zamba de la distancia", como en "La de
los humildes", "Zamba del riego", "Tropero padre",
"El río y tú", "La zafrera" y "Los hombres del
río", están los tres nombres que impulsaron el movimiento: Armando con sus
palabras, Matus con la música y yo con la voz.
Movimiento del Nuevo
Cancionero
El 11 de febrero de 1963, desde el Círculo de Periodistas de
Mendoza, lanzó el Movimiento del Nuevo Cancionero, junto a su esposo (Oscar
Matus), Armando Tejada Gómez, Tito Francia y otros artistas, que se
manifestaría internacionalmente como el Movimiento de la Nueva Canción.
Mercedes Sosa se mantendría fiel a lo largo de toda su carrera a los principios
artísticos expuestos en el manifiesto fundacional del movimiento:
El NUEVO CANCIONERO se propone buscar en la riqueza creadora
de los autores e intérpretes argentinos, la integración de la música popular en
la diversidad de las expresiones regionales del país.
Quiere aplicar la conciencia nacional del pueblo, mediante
nuevas y mejores obras que lo expresen. Busca y promueve la participación de la
música típica popular y popular nativa en las demás artes populares: el cine,
la danza, el teatro, etc., en una misma inquietud creadora que contenga el
pueblo, su circunstancia histórica y su paisaje. En este sentido, adhiere a la
inquietud del Nuevo Cine, como también a todo intento de renovación que intente
testimoniar y expresar por el arte nuestra apasionante realidad sin concesiones
ni deformaciones.
Rechaza a todo regionalismo cerrado y busca expresar al país
todo en la amplia gama de sus formas musicales. Se propone depurar de
convencionalismos y tabúes tradicionalistas a ultranza, el patrimonio musical
tanto de origen folklórico como típico popular. Alentará la necesidad de crear
permanentemente formas y procedimientos interpretativos, así como obras de
genuina identidad con el país de hoy, que enriquezcan la sensibilidad y la
cultura de nuestro pueblo. Desechará, rechazará y denunciará al público,
mediante el análisis esclarecido en cada caso, toda producción burda y
subalterna que, con finalidad mercantil, intente encarecer tanto la
inteligencia como la moral de nuestro pueblo.
EL NUEVO CANCIONERO acoge en sus principios a todos los
artistas identificados con sus anhelos de valorar, profundizar, crear y
desarrollar el arte popular y en ese sentido buscará la comunicación, el
diálogo y el intercambio con todos los artistas y movimientos similares del
resto de América. Apoyará y estimulará el espíritu crítico en peñas, y
organizaciones culturales dedicadas a la difusión de nuestro acervo, para que
el culto por lo nuestro deje de ser una mera distracción y se canalice en una
comprensión seria y respetuosa de nuestro pasado y nuestro presente, mediante
el estudio y el diálogo formativo de nuestras juventudes.
EL NUEVO CANCIONERO luchará por convertir la presente
adhesión del pueblo argentino hacia su canto nacional, en un valor cultural
inalienable. Afirma que el arte, como la vida, debe estar en permanente
transformación y por eso, busca integrar el cancionero popular al desarrollo
creador del pueblo todo para acompañarlo en su destino, expresando sus sueños,
sus alegrías, sus luchas y sus esperanzas.
Mercedes Sosa guiará toda su vida artística por los
principios del Nuevo Cancionero, venciendo a menudo arraigados prejuicios
artísticos, culturales e ideológicos. De allí proviene la selección rigurosa de
sus canciones para que tuvieran un fundamento y un fuerte vínculo con lo
popular, la apertura constante a jóvenes autores y formas musicales, el intenso
diálogo con el rock nacional, el tango y el pop, así como la dimensión latinoamericana
de su arte.
La revelación en
Cosquín ’65
En 1965 su esposo la deja, quedando sola con su hijo en una
situación económica y emocional muy comprometida, que la afectaría de por vida.
Yo no dejé ese matrimonio. Él me dejó. Me abandonó con Fabián,
con mi chiquito (...) Una chica tucumana se casa para toda la vida. Eso me
destruyó.
Mercedes Sosa.
Mercedes Sosa se trasladó a Buenos Aires, una ciudad a la
que amó y que terminaría considerando suya («para mí, aquí es Buenos Aires»).
Allí grabó el segundo disco Canciones con fundamento, que al igual que su
primer álbum, pasó inadvertido, pero que en el futuro se volvería el disco
exponente del Nuevo Cancionero.
Pero fue en ese mismo año de 1965, poco antes de cumplir 30
años, que Mercedes Sosa alcanzó la consagración popular de manera impensada. Se
desarrollaba la quinta edición del Festival Folklórico de Cosquín, que se había
convertido en el centro del boom del folklore en Argentina, cuando el músico
Jorge Cafrune, por iniciativa propia y en contra de los deseos de los
organizadores, hizo subir al escenario a Mercedes Sosa, de entre el público
donde se encontraba, presentándola con las siguientes palabras:
Yo me voy a atrever, porque es un atrevimiento lo que voy a
hacer ahora, y me voy a recibir un tirón de orejas por la Comisión, pero que le
vamos a hacer ―siempre he sido así, galopeador contra el viento―. Les voy a
ofrecer el canto de una mujer purísima, que no ha tenido oportunidad de darlo y
que como les digo, aunque se arme bronca, les voy a dejar con ustedes a una
tucumana: Mercedes Sosa.
Mercedes subió al escenario y cantó Canción del derrumbe
indio de Fernando Figueredo Iramain, acompañada solo por su bombo. Contrastando
con la discriminación política, social y étnica a la que fue sometida por las
autoridades, el público estalló en aplausos y vivas aún antes de que finalizara
la canción, convirtiéndola en la sorpresa del festival:
Yo estaba en el ’65,
cuando subió Mercedes Sosa a este escenario, invitada por Jorge Cafrune. Me
acuerdo que Mahárbiz decía: «¿Quién es esa mina, con esa pinta de sirvienta?
¿Qué hace acá?» Y Mercedes se abrió paso, y encima con Canción del derrumbe
indio, que ―con ingenuidad o no― es un canto sobre la conquista española.
Marcelo Simón.
Yo siempre tuve
problemas con la comisión, no sé por qué... En ese tiempo porque era comunista,
sigo siéndolo, pero por entonces era mala palabra. Canté con una cajita, nomás.
Tuve un éxito muy grande, y ahí ya me contrató la Philips para grabar. Fue una
actuación muy importante en mi carrera. Es más, fue la definitiva (Mercedes
Sosa).
El éxito de Cosquín le significó de inmediato un
ofrecimiento del sello PolyGram para grabar un álbum ―su tercero― que salió en
1966 con el título de Yo no canto por cantar, con el que alcanzó una fama que
nunca la abandonaría. El disco tiene en su portada un retrato de Carlos Alonso
―pintor mendocino adherente al Nuevo Cancionero― e incluye las bellas canciones
«Zamba para no morir» (“Romperá la tarde mi voz...”, de Hamlet Lima Quintana) y
«Zamba azul» (“Como un limpio amanecer era tu pollera azul...”, de Armando
Tejada Gómez y Tito Francia). Por esa época lanzó con su voz la obra de los
compositores tucumanos Pato Gentilini, el Chivo Valladares y Pepe Núñez,
inmortalizando canciones como «Tristeza» de los Hermanos Núñez.
En 1967, hizo una exitosa gira por los Estados Unidos y
Europa. En 1968 lanza Con sabor a Mercedes Sosa con «La añera» (“Cuando se
abandona el pago... tira el caballo pa’lante y el alma tira pa’trás”) de
Arsenio Aguirre y Atahualpa Yupanqui, y «Al jardín de la República» (“Desde el
norte traigo en el alma”) de Virgilio Carmona, un tema dedicado a Tucumán su
provincia natal, con el que siempre se la identificaría.
En 1970 incluye en su disco El grito de la tierra el tema
«Canción con todos» de Armando Tejada Gómez y César Isella, que ha sido
considerado el himno no oficial de América Latina. En el mismo álbum se
incluyen otras dos canciones de gran importancia en su repertorio como «Duerme
negrito» (de Atahualpa Yupanqui) y «La pomeña» (de Gustavo Leguizamón y Manuel
J. Castilla).
Sobre el cambio de década publicó tres discos conceptuales
en colaboración con el compositor Ariel Ramírez y el letrista Félix Luna:
Mujeres argentinas (1969), Navidad con Mercedes Sosa (1970) y Cantata
sudamericana (1971), incluyendo en el primero la zamba «Alfonsina y el mar» y «Juana
Azurduy».
En la primavera de 1969 realizó su primera presentación en
Chile. Simultáneamente grabó un disco simple dedicado a dos autores chilenos:
en el lado A, «Gracias a la vida» (de Violeta Parra) y en el lado B, «Te
recuerdo Amanda» (de Víctor Jara).
En 1971, en coincidencia con el gobierno de Salvador Allende
en Chile, grabó uno de sus álbumes más destacados, Homenaje a Violeta Parra, en
tributo a la cantautora chilena, donde vuelve a incluir «Gracias a la vida» y
otros temas como «Volver a los 17» y «La carta» ―con Quilapayún―, alcanzando un
notable éxito en toda América Latina. Se trata de uno de sus mejores discos y
de una interpretación consagratoria tanto para el canto de Mercedes Sosa, como
para las canciones de Violeta Parra. El álbum se inicia con un recitado de
fragmentos del poema «Defensa de Violeta Parra», que su hermano Nicanor Parra
escribiera dos años antes de que Violeta muriera. Sorprendentemente, Mercedes
moriría un 4 de octubre, día de nacimiento de Violeta. Isabel Parra, hija de
Violeta y notable cantautora ella misma, ha dicho que siempre le «pareció
natural que Mercedes cantara a Violeta porque Violeta hubiera hecho lo mismo
con Mercedes. Se hubieran querido y se hubieran entendido y se hubieran digamos
regocijado una a otra de lo que significa meterse en el arte popular y en el
canto comprometido, en el canto revolucionario».
En 1972 lanza Hasta la victoria, con temas como «Balderrama»
y «La arenosa» (de Leguizamón y Castilla) y «Los hermanos» (de Yupanqui).
En 1973 se produce el golpe de estado de Augusto Pinochet en
Chile y Mercedes Sosa jura no cantar en ese país mientras la dictadura
permanezca en el poder. Ese año saca el álbum Traigo un pueblo en mi voz, con
temas como «Cuando tenga la tierra» (de Daniel Toro y Ariel Petrocelli), «Triunfo
agrario» (de César Isella y Armando Tejada Gómez), «Si un hijo quieren de mí»
(de Ariel Ramírez y Juan L. Ortiz), y dos poemas musicalizados del poeta
peruano César Vallejo.
En 1974 la cantante de protesta estadounidense Joan Baez
visita la Argentina y en su recital canta, a dúo con Mercedes Sosa, Gracias a
la vida. Ese año Báez había publicado un álbum en español titulado precisamente
Gracias a la vida, canción que conoció por la versión de Mercedes, de 1971, y
que popularizó entre el público de habla inglesa.
En 1975 publicó el álbum A que florezca mi pueblo donde
incluye «Chacarera de un triste» (“¿Para qué quiero vivir con el corazón
deshecho...?”, de los Hermanos Simón, «Cuando estoy triste» (“Cuando estoy
triste lijo mi cajita de música...”, un poema de José Pedroni musicalizado por
Damián Sánchez) y «Se equivocó la paloma» (un poema de Rafael Alberti
musicalizado por Carlos Guastavino en 1941). Ese mismo año realiza su primera
actuación en España, durante la dictadura franquista, en un recital realizado
en el Palacio de los Deportes de Barcelona, del que el gobierno prohibió que se
realizara publicidad. Pese a ello el lugar se colmó y la gente coreó sus
canciones, hasta el punto de conmoverla y hacerla llorar de emoción.
Persecución política
Simpatizante de Perón en su juventud, apoyó las causas de
izquierda política a lo largo de su vida, afiliándose al Partido Comunista en
la década de 1960. Tras el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 fue incluida
en las listas negras del régimen militar y sus discos fueron prohibidos.
En 1976, recién instalada la dictadura, lanzó Mercedes Sosa,
la mamancy, donde incluye el «Poema n.º 15» de Pablo Neruda (“Me gusta cuando
callas porque estás como ausente...”, de su famoso libro Veinte poemas de amor
y una canción desesperada) musicalizado por Víctor Jara. También incluye Drume
negrita del cubano Bola de Nieve.
Mercedes Sosa trató de permanecer en la Argentina pese a las
prohibiciones y las amenazas, hasta que en 1978, en un concierto en La Plata,
fue cacheada y detenida en el propio escenario y el público asistente
arrestado. Se exilió en 1979: primero en París y luego en Madrid.
Durante la dictadura militar y mientras se encontraba
censurada lanzó varios álbumes, destacándose Mercedes Sosa interpreta a
Atahualpa Yupanqui (1977), uno de sus álbumes más logrados, y Serenata para la
tierra de uno (1979), tomando como mensaje la canción del mismo título de María
Elena Walsh: «Porque me duele si me quedo, pero me muero si me voy». También en
1977 Mercedes grabó un simple con dos canciones de Milton Nascimento: Cio da
terra (con Chico Buarque) y San Vicente (con Fernando Brant). Inició así la
costumbre de incluir canciones brasileñas, una costumbre inhabitual en la
música hispanoamericana de ese entonces; algunas de ellas se convertirían en
clásicos de su cancionero, como María María (también de Nascimento y Brant) que
estrenaría al volver a la Argentina en 1982.
En 1981 graba en Francia el álbum A quién doy, con la
dirección musical y artística de José Luis Castiñeira de Dios, quien aportó un
sonido renovado y un enfoque latinoamericano del repertorio que influiría
decisivamente en el canto de Mercedes Sosa desde entonces. El título está
tomado de la canción de Julio Lacarra con que se inicia el álbum, referido al
exilio (“A quien doy las cuerdas de mi guitarra, para que no suenen tristes a
la hora de mi adiós”). El álbum incluye otras canciones llenas de tristeza por
el exilio, que permanecerán en su repertorio habitual, como «La flor azul»
(“Dile, dile chacarera a esa flor azul, que de noche yo la busco por la Cruz
del Sur”, de Mario Arnedo Gallo y A. R. Villar), «Cuando me acuerdo de mi país”
(“Cuando me acuerdo de mi país, me escribo de sal, me atraso de bien, me
angustio de tren, me agrieto de mar, me enfermo de andén”, del chileno Patricio
Manns), y el clásico tango «Los mareados» (“Esta noche amiga mía, el alcohol
nos ha embriagado, qué me importa que se rían y nos llamen los mareados”, de
Juan Carlos Cobián y Enrique Cadícamo, el primer tango grabado por la cantante).
A quien doy fue lanzado en Argentina con un repertorio diferente del original
publicado en Francia, ya que la censura no admitió que se difundieran «Sueño
con serpientes» (del cubano Silvio Rodríguez), «Fuego en Anymaná» (de César
Isella y Armando Tejada Gómez), ni «Gente humilde» (de Garoto, Vinicius de
Moraes y Chico Buarque).
El exilio fue muy doloroso para Mercedes Sosa. Su segundo
esposo, Pocho Mazitelli, había muerto el año anterior, en 1978 y ella ha
contado que en ese momento llegó a pensar en suicidarse.
Regresó a Argentina en 1982 y realizó una serie de famosos
recitales, pero debió volverse a exiliar cuando se enteró que uno de los
genocidas, el almirante Carlos Alberto Lacoste preguntó: «¿Quién dio permiso a
Mercedes Sosa para estar en mi país?». Recién podría volver a radicarse en su
país en 1984, una vez que la democracia fuera recuperada.
En 1983 participó junto a otros destacados músicos
latinoamericanos en el histórico Concierto por la Paz en Centroamérica en
solidaridad con el gobierno sandinista de Nicaragua, amenazado en ese momento
por las acciones de los Contras sostenidos desde Estados Unidos. El concierto
fue registrado en un álbum titulado Abril en Nicaragua, que Mercedes Sosa
cierra con «Solo le pido a Dios» (de León Gieco) y «Cuando tenga la tierra» (de
Daniel Toro y Ariel Petrocelli).
Regreso del exilio
Volvió a la Argentina en febrero de 1982, poco antes de que
la dictadura militar se viera obligada a iniciar el traspaso del poder a un
gobierno civil, tras la Guerra de Malvinas. En esa ocasión realizó una serie de
conciertos históricos a sala repleta en el Teatro Ópera de Buenos Aires, que se
convirtieron en un acto cultural contra la dictadura, a la vez que un hecho
renovador de la música popular argentina, al incluir temas y músicos
provenientes de diferentes corrientes musicales, como el folclore, el tango y
el rock nacional.
Fueron trece recitales a sala llena y entre los invitados de
los conciertos estuvieron el litoraleño Raúl Barboza, el pianista Ariel
Ramírez, el tanguero Rodolfo Mederos, el compositor del rock nacional Charly
García, el cantautor del rock León Gieco, el chamamecero Antonio Tarragó Ros.
La dirección musical y los arreglos artísticos estuvieron a cargo de José Luis
Castiñeira de Dios. Los músicos de soporte de Mercedes Sosa fueron el
guitarrista uruguayo Omar Espinoza y el percusionista Domingo Cura. En el
recital incluyó dos canciones no folklóricas y una litoraleña, que resultarían
emblemáticas de su repertorio: «Como la cigarra» (“Tantas veces me mataron,
tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí resucitando”, de María Elena
Walsh), «Solo le pido a Dios» (“Solo le pido a Dios que la guerra no me sea
indiferente”, de León Gieco) y «María va» (de Antonio Tarragó Ros). En el
repertorio también se incluyó «Sueño con serpientes» y «Años» (“El tiempo
pasa...”), de los cubanos Silvio Rodríguez y Pablo Milanés respectivamente, que
habían sido prohibidos por el régimen militar, en la que fue la primera
difusión masiva de esos autores en Argentina. Junto a Charly García interpretó
«Cuando ya me empiece a quedar solo», en lo que significó un acercamiento
histórico del folklore y el rock. Sobre la capacidad universalista de Mercedes
Sosa para integrar rock y folklore.
Mercedes Sosa contó que su emoción era tan grande que para
poder cantar tuvo que ignorar al público y no mirarlo en ningún momento.La
actuación fue registrada en un doble álbum bajo el título Mercedes Sosa en
Argentina, que constituyó un éxito de ventas y uno de los discos destacados de
la historia musical del país.
En 1983 graba el álbum Como un pájaro libre (título tomado
de la canción del mismo nombre de Adela Gleijer y Diana Reches), que incluye
entre otros temas «Dulce madera cantora» (de Víctor Heredia) y «Grito
santiagueño» (de Raúl Carnota). El álbum y la canción de Gleijer, dieron título
a una película documental dirigida por Ricardo Wullicher en la que se registran
los recitales que la cantante realizó en el estadio de Ferrocarril Oeste. En
una entrevista en esa película, Mercedes Sosa explica de dónde vino su
acercamiento al rock y otros géneros que anteriormente habían sido ignorados
por ella:
En el ’81 fui a ver Submarino amarillo en España, y me
admiré y me dio vergüenza de mí misma, por haber tenido el prejuicio de no
verla cuando se estrenó. De la misma manera yo no había escuchado a Charly
García ni a Nito Mestre. Indudablemente a ellos les debe haber pasado lo mismo
con nosotros. El ser humano está lleno de prejuicios y preconceptos, y la falta
de libertad no solo se siente en la libertad colectiva, sino en la libertad
mental de cada persona.
Recién pudo radicarse en Argentina luego de recuperada la
democracia el 10 de diciembre de 1983. Se mostró comprometida con las luchas
por los derechos humanos y la preservación del régimen democrático. En los años
siguientes se mostraría cercana a los presidentes Raúl Alfonsín (1983-1989),
Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2011), y
mantendría distancia con el presidente Carlos Menem (1989-1999).
En 1984 lanzó el álbum ¿Será posible el Sur?, donde incluye
canciones de gran impacto político, cultural y artístico, como «Todavía
cantamos» (de Víctor Heredia), «Todo cambia» (del chileno Julio Numhauser, uno
de los fundadores del grupo Quilapayún) y «Como pájaros en el aire» (de Peteco
Carabajal).
En 1985 dio a conocer dos álbumes. El primero fue Yo vengo a
ofrecer mi corazón, tomando el título de la canción del rockero Fito Páez
(“¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón”), en el que
también se incluyen «Razón de vivir» (de Víctor Heredia) y «Canción para
Carito» (de León Gieco y Antonio Tarragó Ros). El otro álbum fue Corazón
americano, registro del concierto que realizó junto a Milton Nascimento y León
Gieco, en el que también participa como invitado Gustavo Santaolalla y Antonio
Tarragó Ros.
Como productora, organizó en 1988 uno de los espectáculos
más importantes presentados en la Argentina: Sin Fronteras, que reunió en el
estadio Luna Park de Buenos Aires a las argentinas Teresa Parodi y Silvina
Garré, la colombiana Leonor González Mina, la venezolana Lilia Vera, la
brasileña Beth Carvalho y la mexicana Amparo Ochoa, además de la propia
Mercedes.
Ese mismo año Mercedes Sosa y Joan Baez se propusieron
realizar juntas una presentación en Santiago de Chile ―ambas fueron
determinantes en la difusión mundial del arte de Violeta Parra― con el fin de
apoyar a las fuerzas democráticas chilenas en la campaña contra el plebiscito
convocado por el Augusto Pinochet para decidir si el dictador seguiría en el
poder hasta 1997. Ante la intención de las dos cantantes, el régimen militar
dictó una orden prohibiendo su ingreso a Chile. Pinochet perdió el referéndum y
debió convocar a elecciones un año después, para entregar el poder en marzo de
1990. Ya establecida la democracia, Mercedes Sosa cantaría por primera vez en
Chile en 1992, volviendo varias veces desde entonces.
Consagración mundial
En los años noventa Mercedes Sosa se consagró como una de
las mejores cantantes del mundo y comenzó a ser llamada La Voz de América.
Continuó dando recitales exitosos dentro y fuera de
Argentina, actuando en estadios y en los escenarios más grandes y prestigiosos
como el Lincoln Center, el Carnegie Hall donde recibió una ovación de 15
minutos, el Mogador de París y el Concertegebouw de Ámsterdam, el Teatro Colón
de Buenos Aires, en el Coliseo de Roma, etc.
En 1991 publicó su álbum número 30, De mí, título tomado de
la canción de Charly García (“Cuando estés mal, cuando estés solo... no te
olvides de mí”) y que incluye también «Una canción posible» (“Vivir sin esta
vida es imposible para mí”, de Víctor Heredia, que la cantante consideraba la
que mejor expresaba sus emociones frente a la dictadura), «Oh, qué será» (de
Milton Nascimento y Chico Buarque, que Sosa canta con Julia Zenko), «El tiempo
es veloz» (del rockero David Lebón) y «Oh, melancolía» (de Silvio Rodríguez).
En 1992, ya caído Pinochet, vuele a presentarse en Chile.
Realizó tres actuaciones en Viña del Mar y en Santiago de Chile. En la Quinta
Vergara de Viña del Mar, inició su actuación con «Todavía cantamos» de Víctor
Heredia y conmovió al público repitiendo varias veces «¡Ya cayó, ya cayó!»
mientras este coreaba el estribillo de «Todo cambia».32 Luego actuó en
Santiago, en el entonces llamado Estadio Chile ―en 2004 renombrado Estadio
Víctor Jara―, donde homenajeó a Víctor Jara, torturado y asesinado en ese
lugar. Al año siguiente volvió para intervenir en el Festival Internacional de
la Canción de Viña del Mar. En esta ocasión fue designada por los organizadores
del Festival para integrar también el jurado, pero algunos músicos chilenos se
opusieron terminantemente a que «una extranjera» pudiera juzgar a los artistas
chilenos y Mercedes Sosa debió renunciar.33 En aquel momento el alcalde de Viña
del Mar calificó el hecho como un «espectáculo lamentable» para el mundo.33
En diciembre de 1994 representó a las voces de América, en
el Segundo Concierto de Navidad realizado en la Sala Nervi del Vaticano, una
iniciativa por la paz del papa Juan Pablo II que se inició en 1993 y que se
volvió una importante convocatoria cultural global desde entonces. Allí cantó
«Mi madre María» (de Víctor Heredia) y «Navidad 2000» (de Antonio Nella Castro
e Hilda Herrera).34 El concierto fue registrado en un álbum doble y lanzado en
Italia bajo el título Concerto di Natale (1995 Columbia Sony COL 481008).
En 1995 decidió dejar de cantar en su tierra natal, la
provincia de Tucumán, debido a la elección del represor Antonio Domingo Bussi
como gobernador de la misma y mientras se mantuviera en el poder. El 10 de
diciembre de 1999 Bussi dejó de ser gobernador, y 16 días después la Negra
volvió a cantar en Tucumán diciendo: «Así como decidí hace muchos años no
cantar más en Chile mientras gobernara Pinochet, yo decidí en su momento no
volver a cantar más aquí mientras gobernase Bussi». En 2008 Bussi fue condenado
a cadena perpetua por sus crímenes contra la humanidad.
En 1997 integró el grupo de 23 personalidades mundiales que
formaron la Comisión de la Carta de la Tierra, en representación de América
Latina y el Caribe.En esa calidad firmó la primera versión de la Carta de la
Tierra.
Últimos trabajos
El 28 de enero de 1997 Mercedes Sosa cerró el Festival de
Cosquín incorporando a Charly García, uno de los emblemas del rock argentino.
El hecho fue motivo de discusiones entre quienes sostienen una versión más
acotada de la música folklórica y aquellos que la visualizan más relacionada
con los diversos géneros que integran la música popular. Ambos artistas
interpretaron «Rezo por vos», «Inconsciente colectivo», «De mí» y la versión
rockera de García del «Himno nacional argentino» y recibieron una ovación,
conformando una de las noches históricas del festival. Mercedes Sosa por su
parte anunció en ese momento su decisión de no volver a Cosquín, agotada por las
polémicas:37
Cosquín se acabó para mí. Estoy cansada de las polémicas, y
de esta relación amor-odio con Cosquín. Es verdad que la gente me quiere mucho,
pero cada vez que venía tenía que estar rindiendo examen y ya estoy un poco
cansada de eso.
Mercedes Sosa.
Mercedes Sosa y Charly García mantuvieron una estrecha
relación de amistad y grabaron ese mismo año de 1997 el álbum Alta fidelidad,
enteramente dedicada a las canciones del rockero. Al finalizar la grabación
Mercedes fue afectada por una depresión aguda la llevó al borde de la muerte
durante varios meses.
Le llevó casi un año recuperarse. El disco de aquel regreso
se tituló Al despertar y fue producido por el Chango Farías Gómez, uno de los
músicos claves del boom del folklore argentino, ganando el Premio Gardel al
Disco del Año. El disco incluye dos canciones dedicadas a ella: «Almas en el
viento» ("Si no hay palabras en tu dolor, yo seré el canto, seré tu
voz", de su pianista Popi Spatocco) y «Al despertar» (de Peteco
Carabajal), que da título al álbum. Se incluye también el tema «Indulto» de
Alejandro Lerner, una crítica a las leyes de impunidad que cerraron los juicios
por crímenes de lesa humanidad. Volvió a dar conciertos multitudinarios en la
Argentina y volvió a girar por el mundo.
En 1999 Sosa grabó la Misa Criolla de Ariel Ramírez, una
famosa obra de entrecruzamiento entre música académica y folklórica argentina,
dedicándosela a su madre. Más allá de lo artístico, el hecho llamó la atención
debido a la condición de agnóstica de la cantante. Mercedes aclaró entonces:
Durante toda mi vida las dos hemos tenido respeto: mi madre
por mi ideología, y yo por su creencia religiosa. Nunca ella me ofendió a mí ni
yo ofendí a mi madre, ni a ningún creyente. Nunca jamás canté ninguna canción
en contra de Dios, y creo que eso fue gracias a mi madre. Por eso la
dedicatoria.
Ese mismo año de 1999 realizó un recital junto a Luciano
Pavarotti en el estadio del Club Boca Juniors de Buenos Aires en el que
cantaron a dúo dos temas: «Caruso» (de Lucio Dalla) y la canzonetta napolitana
«Cuore ingrato».
En 2001 grabó Acústico en el Gran Rex, un disco en vivo. Ese
mismo año actuó en Israel por primera vez, volviendo a presentarse en 2008,
siendo especialmente recordada por haber cantado en hebreo «Livkot lejá»
(‘llorar por ti’), de Aviv Guefen, en memoria del asesinato de Itzhak Rabin.39
En 2002 ideó junto a sus amigos León Gieco y Víctor Heredia
Argentina quiere cantar. Mercedes ha dicho que, de los artistas famosos, ella
solo mantuvo una amistad profunda con León Gieco, Víctor Heredia y los
integrantes del conjunto chileno Inti Illimani.27 Las presentaciones incluirían
varias giras por el país. Entre 2003 y 2005 tuvo internaciones,
deshidrataciones y descompensaciones.
En 2003, su hijo Fabián, quien colaboraba con el empresario
Mauricio Macri en su campaña electoral para ser Jefe de Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires, gestionó una visita del candidato a la casa de su madre, con
el fin de transmitirle el apoyo de aquel a la propuesta de la cantante de crear
un Museo de Arte Popular Latinoamericano en la ciudad, iniciado con una gran
donación suya de objetos artísticos de gran valor. La visita, sin embargo fue
manipulada políticamente y se informó falsamente que Mercedes Sosa había
apoyado la candidatura de Mauricio Macri, un político con una ideología
diametralmente opuesta a la que sustentara la cantante durante toda su vida. El
diario La Nación presentó la visita con una foto de Macri tomando de la mano a
Mercedes, bajo el subtítulo de «Elecciones en la Capital: las otras alianzas» e
informando que «la cantante le expresó su apoyo en la carrera política».
Mercedes Sosa se enojó mucho, retiró su ofrecimiento y
desmintió su apoyo a Macri, informando públicamente que en las elecciones
presidenciales había votado por Néstor Kirchner. Sin embargo los medios de
comunicación casi no informaron sobre su desmentida y persistió la creencia
errónea de que Mercedes Sosa había apoyado a Macri. Ella misma aclaró con las
siguientes palabras la enojosa situación:
Periodista: Usted aclaró hace poco que no le dio apoyo a
Mauricio Macri para las elecciones porteñas. ¿Se arrepiente de haberlo recibido
en este living en tiempos de campaña electoral?
Mercedes Sosa: Me arrepiento de que haya habido tantos
periodistas presentes. Yo, ganara quien ganara, quería donar mis cosas para el
proyecto del Museo de la Música Popular Latinoamericana. Era para la ciudad de
Buenos Aires, no para Macri. Pero se distorsionó todo; nos han ofendido mucho a
mí y a mi hijo Fabián. Ahora no pienso darle los objetos a nadie, gane Ibarra o
gane Macri. Nunca he dado motivo para alguien hable mal ni para que se burlen y
esto me duele. Quiero que sepa que si aparece un mecenas para el museo no va a
ser un político.
En 2003 fue invitada por la pianista de música académica Martha
Argerich a realizar juntas un recital en el Teatro Colón. Mercedes Sosa lo
consideró un honor no imaginado y manifestó que sus mayores sueños eran cantar
con la italiana Mina o con Carlos Santana, pero que la invitación de una
concertista del nivel de Argerich superaba todas sus expectativas: «Esto es
como un sueño».41 El concierto se realizó el 7 de septiembre de ese año e
incluyó también a la Camerata Bariloche y el guitarrista Eduardo Falú. El
concierto cerró con Martha Argerich y Mercedes Sosa realizando juntas cinco
canciones: Allá lejos y hace tiempo (de Ariel Ramírez y Armando Tejada Gómez),
Canción del árbol del olvido (de Alberto Ginastera y Fernán Silva Valdés), Las
cartas de Guadalupe (de Ariel Ramírez y Félix Luna), El alazán (de Atahualpa Yupanqui)
y Alfonsina y el mar (también de Ariel Ramírez y Félix Luna).42
En 2004 Mercedes Sosa le prestó al Frente Amplio de Uruguay
su versión de la canción Todo cambia que esa fuerza utilizó en la campaña
electoral que le dio el triunfo a Tabaré Vázquez.
El año 2005 fue su gran regreso con un disco despojado,
Corazón libre, editado por el sello alemán Deutsche Grammophon y con producción
y dirección artística del Chango Farías Gómez. El álbum toma el título de una
canción de Rafael Amor (“Los únicos vencidos corazón, son los que no luchan”).
Mercedes Sosa ya había cantado el tema dos veces: en 1989 junto al propio Rafa
Amor y Alberto Cortez en el álbum de aquel también titulado Corazón libre y en
2000, en la placa Amor, del poeta. El álbum cuenta también con una versión de
la clásica zamba Tonada del viejo amor, de Jaime Dávalos y Eduardo Falú,
cantada a dúo con éste último, quien también interpreta la guitarra. La placa
obtuvo un Premio Grammy Latino y el Premio Gardel en la Argentina.
En 2007 fue la principal figura del Festival de la
Democracia, que festejó un nuevo aniversario del regreso de la democracia
argentina (en diciembre de 1983) y la asunción de la presidente Cristina
Fernández de Kirchner. Mercedes cantó y compartió escenario junto a otros
cantantes como Alejandro Lerner, Ricardo Montaner, Gustavo Santaolalla y Patricia
Sosa, ante una multitud de gente agolpada en la Plaza de Mayo.
Volvió a los escenarios y por sus problemas de salud comenzó
a cantar sentada. El 30 de junio de 2008 cantó en Tucumán para los presidentes
de los países miembros y asociados del Mercosur (Argentina, Bolivia, Brasil,
Chile, Paraguay, Uruguay y Venezuela). El repertorio estuvo integrado por cinco
canciones: Sabana (del venezolano Simón Díaz), Guitarra, dímelo tú (de
Atahualpa Yupanqui), Insensatez (de Chico Buarque), Sufrida tierra (de los santiagueños
Mota Luna y Bebe Ponti) y Al jardín de la república.
Su último trabajo es Cantora, lanzado poco antes de su
muerte, un álbum doble donde canta 34 canciones a dúo con destacados cantantes
iberoamericanos, y cierra con el himno nacional argentino. De la nominación a
tres Grammy Latino, de manera póstuma, ganó en la categoría mejor álbum
folclórico por Cantora , el primer volumen de duetos en el que ella interpretó
clásicos del folclore latinoamericano junto a otras figuras. Este mismo trabajo
de la argentina ganó el segundo Grammy como mejor diseño de portada. La obra no
ganó por álbum del año 2009.
Muerte
El 18 de septiembre de 2009 ingresó al Sanatorio de la
Trinidad, ubicado en el barrio de Palermo en Buenos Aires, debido a una
disfunción renal, la cual había evolucionado negativamente hacia una falla
cardiorrespiratoria. Padecía desde hacía más de treinta años del mal de
Chagas-Mazza, una enfermedad ligada a la pobreza rural, que es endémica en el
norte de la Argentina y en gran parte de Sudamérica.Su estado de salud se
volvió crítico el 2 de octubre de 2009; a partir de entonces, el cuadro de
salud de la artista de 74 años se había deteriorado, habiendo sido inducida a
un coma farmacológico. Su organismo se deterioró con el correr de las horas,
hasta desencadenar su fallecimiento a las 5:15 de la mañana (hora argentina)
del 4 de octubre de 2009.
Maximiliano Reimondi
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