Ángel Gallardo
Ángel Gallardo (Buenos Aires, 19 de noviembre de 1867 - íb.,
13 de mayo de 1934) Desarrolló una obra de alto nivel teórico en el ámbito de
las ciencias naturales, ocupándose de los problemas de la herencia biológica y
de la división celular.
Realizó sus estudios en el Colegio Nacional de Buenos Aires
y en 1887 ingresó en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la
Universidad de Buenos Aires para diplomarse en Ingeniería civil en 1894. En
esta facultad se vinculó a la política, siendo partidario de la Unión Cívica.
En 1892 se dedicó a las Ciencias Naturales al comenzar su
carrera como profesor de historia natural en el Instituto Libre de Enseñanza
Secundaria y recibió lecciones del sabio pruso Carlos Berg.
Enseñó Botánica e Historia Natural en el Colegio Nacional y
Zoología en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de
Buenos Aires, donde fue Rector en 1932.
En 1896 presidió la Sociedad Científica Argentina y durante
su mandato se organizó el primer congreso científico en Buenos Aires. En 1897
desempeñó la cátedra de botánica de la facultad, y entre 1898 y 1899 dirigió
los "Anales" de la Sociedad Científica.
Sus trabajos fueron célebres en el exterior. En 1900 y 1901
representó a la Universidad de Buenos Aires en congresos científicos europeos.
Fue Presidente del Consejo Nacional de Educación durante el
gobierno de Hipólito Yrigoyen y Ministro de Relaciones Exteriores y Culto entre
1922 y 1928, durante la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear.
Publicó una tesis sobre la división celular por una acción
bipolar, comparable a la electricidad o el magnetismo, fue presentada en la
Sorbona de París en 1912 y se transformó en la explicación científica
considerada más probable durante muchos años.
Gallardo se doctoró en Ciencias Naturales, en 1902 con su
trabajo "Interpretación dinámica de la división celular", y en 1911,
debido a la muerte de Florentino Ameghino, fue nombrado Director del Museo
Nacional de Historia Natural desempeñándose en ese cargo hasta 1916, en que
pasó a la presidencia del Consejo nacional de Educación.
Fue un entusiasta impulsor de las ciencias naturales,
mejorando las secciones de Botánica y Paleontología, realizó expediciones de
estudio en busca de fósiles humanos y luchó con enorme voluntad por un nuevo
edificio, debido a la importancia de las colecciones del museo. En 1934 después
de su muerte, el Museo Nacional de Historia Natural ocupará un amplio edificio
en el Parque Centenario situado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Experto entomólogo, trabajó sobre las hormigas, publicó Las
hormigas de la República Argentina, obra muy significativa.
Cuando estuvo a cargo del Consejo Nacional de Educación, de 1916 a 1921, duplicó el
número de escuelas nacionales en el país. En 1921 fue Embajador en Italia y, un
año después, fue Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Marcelo T.
de Alvear. Gallardo fue un declarado anticomunista. También se encargó de hacer
explícita, en el libro Memorias para mis hijos y mis nietos, su admiración por el
dictador italiano Benito Mussolini, a quien conoció cuando este recién llegaba
al poder. Al respecto decía en dicho libro:
Le dije que había visto con mucho placer su conquista del
poder, que esperaba sería beneficiosa para Italia. (...) Le dije que yo también
me había ocupado del peligro comunista y que había tratado de combatirlo dentro
de mi modesta esfera. Que siendo presidente del Consejo nacional de Educación
había establecido un voto anual de fidelidad a la patria y a la bandera,
precisamente contra los maestros comunistas. Manifestó mucho interés por la
fórmula del voto profesional y prometí enviársela (...) y creo que estableció
un voto análogo para los maestros italianos. He visto hace poco tiempo en los
diarios que Mussolini ha establecido un voto de fidelidad a la Patria, al Rey y
al fascismo para los profesores universitarios y que catorce de ellos se han
resistido a prestarlo, siendo eliminados de sus cátedras.
En sus Memorias relató que mientras fue interinamente
Ministro del Interior buscó librar al Ministerio de Relaciones Exteriores de la
presencia del extranjero Antokoletz nombrándolo en la oficina de Estadística
del Departamento Nacional del Trabajo. Antokoletz fue furioso a verme,
reclamándome que lo hubiese cambiado de ministerio (...) le declaré que no me
parecía conveniente que un extranjero tuviese empleo en el Ministerio de
Relaciones Exteriores. ¡Yo extranjero, cuando tengo mi carta de
ciudadanía!" "Usted sigue siendo extranjero, como sigue siendo judío,
aunque se haya bautizado. Es asunto concluido." Se retiró furioso.
Ferviente católico, dictó conferencias sobre "Ciencia y
creencia". Con respecto a su elección, en 1909, como miembro de la
Academia Nacional de Medicina, reconoció, en sus mencionadas memorias, que el
empeño de varios académicos en presentar su candidatura fue para evitar que se
eligiera a José Ingenieros.
Maximiliano Reimondi
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