Salvador Mazza
Salvador Mazza (Buenos Aires, 6 de junio de 1886 –
Monterrey, México, 22 de enero de 1947)
Primeros años
Salvador Mazza nació en la ciudad de Buenos Aires aunque su
infancia transcurrió en la ciudad bonaerense de Rauch. Era hijo de Francesco
Mazza y Giuseppa Alfise, inmigrantes italianos procedentes de la ciudad
siciliana de Palermo.
Alumno aventajado, Salvador Mazza inició sus estudios medios
a los diez años en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Al concluir sus
estudios medios intentó ingresar en la Escuela Naval Militar pero fue rechazado
durante la revisión médica. Decidió entonces inscribirse en la Facultad de
Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, lo cual concretó en 1903.
En 1914 se casó con Clorinda Brígida Razori, quien sería su
compañera y asistente por toda la vida.
Inicios profesionales
Mientras cursaba sus estudios de grado fue inspector
sanitario y se abocó a la organización y realización de campañas de profilaxis
y vacunación en la provincia de Buenos Aires. Al graduarse se especializó en
microbiología clínica y anatomopatología. Tras haber sido por un tiempo el
director del laboratorio del lazareto de la Isla Martín García efectuó una gira
de estudios por varios países europeos,1 en la cual profundizó sus conocimientos
sobre enfermedades infectocontagiosas, la sanidad militar y la microfotografía.
En 1910 obtuvo el título de doctor médico, casi al mismo tiempo en que junto a Rodolfo
Kraus desarrolló una vacuna anti-tifoidea de una sola aplicación. En 1916, en plena
Primera Guerra Mundial, revistando como Teniente 1º Médico del Ejército
Argentino, se le encargó realizar un estudio de enfermedades infecciosas en
Alemania y el Imperio austrohúngaro; en ese momento conoció a su colega Carlos
Chagas, el cual recientemente había descubierto al agente parasitario
(Trypanosoma cruzi) causante de la tripanosomosis americana.
Su desarrollo
científico y la fundación de la MEPRA
Mazza al retornar a su país en 1920 fue nombrado director
del laboratorio central del Hospital Nacional de Clínicas y titular de la
cátedra de bacteriología de la Facultad de Medicina de la UBA. Junto a su
esposa en 1923 se dirigió a Francia para efectuar nuevos estudios de
perfeccionamiento. Con tal motivo marchó a Túnez, entonces colonia francesa,
estudiando en la sede tunecina del Instituto Pasteur dirigida por el
bacteriólogo y entomólogo Charles Nicolle, quien había sido galardonado con el
Premio Nobel de Medicina el año 1928. Nicolle era célebre por sus estudios
atinentes al tifus exantemático epidémico y considerado un "segundo
Pasteur".
Salvador Mazza regresó a la Argentina en 1925 y fue nombrado
director del laboratorio y del museo del Instituto de Clínica Quirúrgica de la
Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA).4 A fines de 1925 Mazza
invitó y hospedó en Argentina a Charles Nicolle quien se hallaba interesado en
las enfermedades endémicas que existían en el norte argentino. Nicolle advirtió
la forma inadecuada con que se enfrentaban tales afecciones en esas regiones y por
esto ayudó a Mazza en su intención de fundar un instituto para la investigación
y la diagnosis de las enfermedades endémicas americanas, muchas de ellas poco o
nada conocidas. En 1926 la Facultad de Medicina de la UBA a instancias de José
Arce estableció la Misión de Estudios de Patología Regional Argentina (MEPRA),
llamada coloquialmente misión Mazza ya que Mazza fue su director. La MEPRA fue
un instituto que tuvo como meta diagnosticar y estudiar las enfermedades
desconocidas del norte argentino, entre ellas el Mal de Chagas. Tuvo su sede
central en Jujuy, y funcionó en el famoso "E.600", un laboratorio y
hospital móvil instalado en un tren ferroviario.3 De este modo tal institución
pudo trasladarse por la extensa red ferroviaria argentina llegando incluso a
Bolivia y Chile.
En 1926 Mazza fundó la Sociedad Científica de Jujuy, cuyo
primer presidente fue el malariólogo Guillermo Paterson. En ese mismo año
realizó los primeros diagnósticos de tripanosomosis americana y leishmaniosis
tegumentaria americana en Argentina. En ese mismo año, Mazza descubrió que la
tripanosomosis americana atacaba también a cánidos al hallar un ejemplar de
perro afectado. En 1927, Mazza diagnosticó el primer caso agudo en la
Argentina.
Dondequiera se encontrase, la MEPRA difundía las novedades y
descubrimientos atinentes a la cura o profilaxis de enfermedades contagiosas
entre los médicos y poblaciones rurales. La labor principal de Mazza en este
punto fue el ataque al vector de la tripanosomosis americana, la vinchuca
(Triatoma infestans). Por tal motivo alertó a las autoridades que uno de los
principales factores para la expansión o existencia de la tripanosomosis y
afecciones semejantes se encontraba en las precarias condiciones económicas,
educativas e higiénicas de las poblaciones rurales y suburbanas del norte
argentino.
Sus descubrimientos
más destacados
En la década de 1930, Mazza estudió y confirmó los insectos
vectores de la enfermedad, los hospedantes, la epidemiología y la patogénesis,
además de diagnosticar varios cientos de casos y confirmar el carácter endémico
de la enfermedad. En 1934, Mazza comenzó el período de descubrimientos masivos
de casos de enfermos agudos, lo que constituyó uno de sus mayores aportes. Así,
Mazza terminó con lo que podría denominarse el «período de duda» respecto de la
enfermedad, ya que hasta entonces se conocían muy pocos casos de formas agudas.
En 1936 junto a C. Benítez describió un síntoma que puede (o no) aparecer al
momento de la infección con el tripanosoma, la dacrioadenitis, y por ello se lo
denomina signo de Mazza-Benítez.
Como resultado de su trabajo incansable y de sus
descubrimientos, el tema de la tripanosomosis americana se convirtió en central
en el VI Congreso Nacional de Medicina de 1939. En 1940, Mazza y Miguel E. Jörg
definieron los tres períodos anátomo-clínicos de la enfermedad, definición cuya
validez se extiende hasta el presente. Con todo, ni Mazza ni Jörg pudieron
superar las trabas institucionales y políticas impuestas por la sociedad de la
época, y la Misión de Estudios de Patología Regional Argentina terminaría por
cerrarse doce años después del fallecimiento de Mazza.
En 1942 se contactó con el escocés Alexander Fleming con el
objeto de organizar la producción de penicilina en Argentina y un año después
obtuvo junto a su equipo la primera producción argentina de tal antibiótico. Sin
embargo el gobierno de entonces ignoró los descubrimientos y esfuerzos de
Salvador Mazza y le retaceó de un modo casi absoluto todo apoyo económico, pese
a que la producción extranjera de penicilina tampoco estaba disponible ya que
casi en su totalidad se utilizaba para atender las necesidades en los campos de
batalla de la Segunda Guerra Mundial.
Su fallecimiento
Salvador Mazza falleció de un infarto cardíaco mientras se
encontraba participando de un congreso médico en Monterrey, México. Aunque hubo
versiones de que fue a causa de la tripanosomosis en la forma cardíaco-crónica,
no hay constancia de ello en el acta de defunción, que se conserva en el RNP de
la Ciudad de Buenos Aires.3 Fue sepultado en el cementerio de Olivos, en la
provincia de Buenos Aires.9 En homenaje a su memoria, la ciudad más
septentrional de Argentina lo recuerda con el nombre de Profesor Salvador
Mazza.
En el cine
El actor Miguel Ángel Solá interpretó a Mazza en la película
sobre el doctor, Casas de fuego, dirigida por Juan Bautista Stagnaro.
Maximiliano Reimondi
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