Ocupación británica de las islas Malvinas (1833)
En agosto de 1832 el primer ministro británico, lord
Palmerston, por sugerencia del Almirantazgo británico, ordenó enviar al
contraalmirante Thomas Baker, jefe de la estación naval sudamericana, la orden
de tomar el control sobre el archipiélago.
El 20 de diciembre de 1832 arribó a Puerto Egmont la corbeta
británica HMS Clio y su capitán John Onslow tomó posesión formal. La
tripulación se abocó a reparar las ruinas del fuerte. Unos días más tarde la
nave ancló frente a Puerto Soledad. El comandante Onslow informó a José María
Pinedo que se disponía a tomar las islas, y le ordenó que arriara la bandera
argentina al día siguiente:
Debo informaros que he
recibido órdenes de S.E. el Comandante en Jefe de las fuerzas navales de
S.M.B., estacionadas en América del Sur, para hacer efectivo el derecho de
soberanía de S.M.B. sobre las Islas Malvinas.
Siendo mi intención
izar mañana el pabellón de la Gran Bretaña en el territorio, os pido tengais a
bien arriar el vuestro y retirar vuestras fuerzas con todos los objetos
pertenecientes a vuestro gobierno.
Soy, Señor, vuestro
humilde y muy obediente servidor.
Pinedo estaba en inferioridad de condiciones: contaba con un
buque (la goleta Sarandí) de capacidad bélica mucho menor, y la mayoría de su
tripulación era de origen británico. La legislación británica contemplaba el
delito de alta traición para los nativos de ese país que se alzaran contra la
corona. La mayoría de los hombres dijo estar dispuestos a combatir, pero la resistencia
fue insuficiente. De los 26 soldados 9 estaban encadenados por motín.
Los británicos desembarcaron en la mañana del 3 de enero de
1833, primero izaron su bandera y luego arriaron la argentina. Dos días después
Pinedo abandonó las islas a bordo de la Sarandí llevando consigo a un grupo de
colonos. Sin embargo, quedaron en las islas colonos de la colonia del
gobernador Luis María Vernet, entre ellos 13 argentinos.
Sublevación
En las islas crecía el descontento entre los criollos, en su
mayoría gauchos y charrúas. Se les había prohibido viajar a Buenos Aires, y el
capataz Jean Simon, apoyado por el ex mayordomo de Luis Vernet, Matthew
Brisbane, y con la excusa de la ocupación británica, intentaba extenderles las
ya pesadas tareas campestres, entre otros excesos de autoridad. Además seguían
recibiendo por toda paga los vales firmados por el ex gobernador, que no eran
ya aceptados por el nuevo responsable de almacenes, el irlandés William
Dickson.
En desacuerdo con la nueva situación, un grupo de ocho
rioplatenses se sublevó el 26 de agosto de 1833 bajo el liderazgo del gaucho
entrerriano Antonio Rivero (apodado Antook por los ingleses). Ellos eran: Juan
Brasido, José María Luna, Luciano Flores, Manuel Godoy, Felipe Salazar, Manuel
González y Pascual Latorre.
Estos rebeldes estaban armados con facones, espadas,
pistolas, boleadoras y viejos mosquetes, en contraste con las pistolas y
fusiles con los que contaban sus oponentes. Tras una serie de breves ataques
contra individuos de la colonia de Vernet, fueron muertos Brisbane, Dickson,
Simon, Ventura Pasos y Antonio Vehingar, los rebeldes tomaron la casa de la
comandancia. Impidieron el izado de la bandera británica durante los siguientes
cinco meses.10 Según algunos relatos habrían izado el pabellón argentino.
Confinaron a los colonos criollos y británicos no sublevados
en un islote, del cual fueron rescatados por el barco británico Hopeful. En
octubre amarraron en Puerto Luis otros barcos británicos, cuyas tripulaciones
no intentaron enfrentarse a los gauchos.
Dos meses después, el 9 de enero de 1834, arribaron a la
isla Soledad dos naves del Reino Unido: la HMS Challenger, con el teniente
Henry Smith a bordo, y la HMS Hopeful. Inmediatamente izaron la bandera
británica. Smith asumió al día siguiente el título de oficial a cargo y ordenó
la persecución de los sublevados: Luna fue el primero en rendirse. Los
restantes, muy superados en número y armamento, optaron por retirarse al
interior de la isla. Para comienzos de marzo la rebelión ya estaba controlada y
el propio Rivero encarcelado. Estudios posteriores dudan de estas versiones.
Se les inició un proceso en el buque HMS Spartiate, de la
estación naval británica de América del Sur. Por motivos no bien documentados
el almirante británico no convalidó el fallo y ordenó que Rivero y los suyos
fueran liberados en Montevideo. El tribunal se había declarado incompetente
debido a que los crímenes ocurrieron en una colonia británica, y por tanto
fuera de la jurisdicción de un tribunal puramente inglés.
Smith centró sus esfuerzos en restaurar el establecimiento
de Puerto Luis, al que renombró Anson's Harbour. Fue sucedido por los tenientes
Robert Lowcay en abril de 1838 y John Tyssen en diciembre de ese mismo año.
Estas autoridades negaron a Vernet sus reiteradas solicitudes para volver a
asentarse en las instalaciones de las que era dueño, con el argumento de que se
trataba de un intruso. Finalmente, tras una visita a Londres, obtuvo una escasa
compensación monetaria por la pérdida de sus caballos, pero se le negó una
ampliación de la indemnización por los demás daños.
Maximiliano Reimondi
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