Enrique Jardiel Poncela
Primeros años
Enrique Jardiel Poncela nació en
Madrid, en el número 29 de la calle del Arco de Santa María (hoy Augusto
Figueroa), hijo de Enrique Jardiel
Agustín, periodista natural de Quinto (Zaragoza), y de Marcelina Poncela
Hontoria, pintora, siendo
el cuarto hijo, tras otras tres hermanas, Rosario, Angelina y Aurora, ésta
última fallecida al poco de nacer. En 1905
inicia sus estudios en la Institución
Libre de Enseñanza, que continúa a
partir de 1908 en la Sociedad Francesa
(Liceo
Francés). Según cuenta él mismo, a los siete años solía visitar el Museo del Prado en compañía de su madre y, a
los nueve acostumbraba a acompañar a su padre a la tribuna de prensa del Congreso de los
Diputados, donde presenció numerosos debates políticos. En 1912
se traslada al Colegio de los Padres Escolapios de San Antonio Abad, donde
estudia el bachillerato y en cuya revista publica sus primeros textos
humorísticos.
En 1916
la familia cambia de domicilio y uno de sus nuevos vecinos, el poeta Manuel Machado, hermano de Antonio, le anima a seguir con su vocación de escritor.
Otro de sus vecinos es Serafín Adame, de su misma edad y con quien escribirá
numerosas obras en los siguientes diez años. En 1917,
año en que fallece su madre, comienza a estudiar la carrera de Filosofía y
Letras, aunque por poco tiempo.
Escritor y
dramaturgo
En 1919
inicia sus primeras colaboraciones, artículos y cuentos, en distintos
periódicos, La
Nueva Humanidad, La Correspondencia
de España y Los
Lunes de El Imparcial, entrando en la redacción de La Acción
en 1921 y en la de La Correspondencia
de España al año siguiente. Ese mismo año comienza a publicar en la revista
Buen Humor,
referencia fundamental del nuevo humorismo literario español. En estos años
conoce a José López Rubio,
colaborando ambos literariamente, y a Ramón Gómez de la
Serna, que ejerce una gran influencia sobre él en lo personal y en
lo literario.
A partir de 1923
abandona el periodismo, aunque mantiene su colaboración con Buen
Humor, para dedicarse por entero a la literatura, publicando dos novelas
cortas, El hombre a quien amó Alejandra y El infierno. Se dedica
también al teatro, siguiendo sus colaboraciones con Adame y otros autores. En 1926
comienza a convivir con Josefina Peñalver, separada y con un hijo, y empieza a
escribir en Gutiérrez, revista
heredera de Buen Humor.
En 1927
deja de colaborar con Serafín Adame y se replantea su literatura y, tras
escribir dos comedias que no llegan a editarse ni a representarse, estrena por
fin, el 28 de mayo en el Teatro Lara
de Madrid, Una noche de primavera sin sueño, primera comedia
representativa de su forma de hacer teatro y humor. En 1928
nace su primera hija, Evangelina, a la que permanecerá muy unido toda su vida y
que escribirá una biografía sobre su padre.
En 1929
publica con éxito su primera novela, Amor se escribe sin hache, y al año
siguiente sale la segunda, Espérame en Siberia, vida mía. Este mismo año
1930,
su obra teatral El cadáver del señor García es un rotundo fracaso. En 1931
publica una nueva novela, Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?,
que tiene bastante éxito.
En 1932
se estrena en Valencia su comedia Usted tiene ojos de mujer
fatal y publica su cuarta y última novela, La tournée de Dios. Se
traslada a Hollywood contratado por la Fox para
trabajar en la versión en castellano de algunas películas de la productora.
Regresa de Estados Unidos en
marzo de 1933 y estrena en Madrid Usted tiene ojos de mujer fatal. Escribe el
guión para la película Se ha fugado un preso, dirigida por Benito Perojo. En septiembre viaja a París, también por encargo de la Fox , a los estudios
Billancourt.
En 1934
se publica el primer tomo de su obra teatral, Tres comedias con un solo
ensayo, y estrena Angelina o el honor de un brigadier, que más tarde
sería titulada Angelina o un drama en 1880. En julio viaja nuevamente a Hollywood, donde permanecerá hasta marzo del año
siguiente; durante esta estancia rueda una versión cinematográfica de Angelina
o el honor de un brigadier. Este mismo año conoce a la actriz Carmen
Sánchez Labajos, que será su compañera hasta la muerte de Jardiel y con la que
al año siguiente tiene a su segunda hija, Mari-Luz.
Guerra y posguerra
A lo largo de 1935
y 1936 estrena las comedias Un adulterio
decente, Las cinco advertencias de Satanás y Morirse es un error,
a la que titulará, después de la Guerra Civil,
Cuatro
corazones con freno y marcha atrás. Al iniciarse la Guerra es detenido, el 16 de agosto, y llevado a una checa (local que utilizaban los milicianos de
izquierda como cárceles) acusado, por una denuncia anónima, de haber dado
cobijo en su casa al exministro de la República
Rafael Salazar Alonso, ejecutado unos meses más
tarde. Demostrada la falsedad de la denuncia, fue puesto en libertad pocos
días después.[1]
En 1937
consigue salir de España, marchando a Francia y seguidamente a Argentina, donde trabaja para el cine y la
radio. En 1938 regresa a España a través de Portugal, estableciéndose en San Sebastián, en la zona franquista, hasta la
finalización de la Guerra.
En 1939 regresa a Madrid, donde el 16 de junio estrena la opereta Carlo Monte en Monte Carlo, con
música de Jacinto Guerrero,
y el 21 de octubre la comedia Un marido de ida y
vuelta. Realiza un doblaje cómico para una antigua película muda, Mauricio,
o una víctima del vicio.
En los primeros años de la década
de los cuarenta, su capacidad creativa es enorme y así,
volcado en el teatro, estrena gran cantidad de obras: Eloísa
está debajo de un almendro en mayo de 1940,
en el Teatro
de la Comedia de Madrid, considerada su obra maestra; El amor
sólo dura 2.000 metros ,
Los ladrones somos gente honrada y Madre (el drama padre) en 1941;
Es peligroso asomarse al exterior y Los habitantes de la casa
deshabitada en 1942; y Blanca por fuera y Rosa por dentro, Las
siete vidas del gato y A las seis en la esquina del bulevar en 1943.
Este mismo año se estrena la versión cinematográfica de Eloísa
está debajo de un almendro, dirigida por Rafael Gil, y crea la Compañía de Comedias
Cómicas.
En 1944
inicia una gira por Hispanoamérica que
tiene que suspender antes de tiempo en Uruguay debido a los incidentes causados por
republicanos exiliados y uruguayos contrarios al régimen franquista, que
reventaron los estrenos.[2] El
consiguiente fracaso económico, junto al fallecimiento de su padre ese mismo
año, que le sumió en una crisis personal, fueron el comienzo de su decadencia
económica y personal.
Últimos años
A pesar de los reveses sufridos,
Jardiel continúa escribiendo sin descanso. En 1945,
año en que se estrena la película Es peligroso asomarse al exterior, de Alejandro
Ulloa y basada en su obra, estrena Tú y y yo somos tres, El
pañuelo de la dama errante y El amor del gato y del perro; y en 1946
Agua, aceite y gasolina, que supone un fracaso absoluto con escándalo
incluido el día del estreno, y El sexo débil ha hecho gimnasia en 1946.
Ese año el Consejo Superior de
Teatro le otorga el Premio Nacional de
Teatro pero su salud sigue resistiéndose: a la muerte de su padre y
el fracaso de la gira americana se unen un desengaño amoroso y el diagnóstico
de un cáncer de laringe del que decide no tratarse. A partir de 1946
apenas estrena un par de comedias, Como mejor están las rubias es con
patatas en 1947 y Los tigres escondidos en la alcoba
en 1949, su último estreno, que se convierte en un
nuevo fracaso, lo que supone su definitiva ruina física y económica. En sus dos
últimos años de vida publica artículos y recopilaciones y da algunas
conferencias.
Fallece, arruinado y abandonado
por muchos de sus amigos, el 18 de febrero de 1952
a la temprana edad de 51 años. En su nicho figura como epitafio una frase suya:
«Si queréis los mayores elogios, moríos».
Estilo
La originalidad de Jardiel no
reside tanto en la selección de los temas como en la creación de situaciones
grotescas, ridículas o increíbles, lo cual consigue por medio de ironías,
diálogos vivaces, equívocos, sorpresas o contrastes de estilos y registros,
mezclando a menudo lo sublime y lo vulgar.
Su novedad se caracteriza
básicamente por:
El encadenamiento de situaciones
inverosímiles, lindantes con el teatro del absurdo.
La utilización medida y rigurosa
de la comicidad en el lenguaje, sin abusar del chiste fácil.
El dominio absoluto de la
construcción dramática, el cual le permite dosificar los efectos de sorpresa y
alternar sabiamente los momentos de intriga con los de puro humor.
La inclusión de tramas de tipo
novelesco o detectivesco, en forma de pastiche literario.
El cultivo de un humorismo de raíz
intelectual, ingenioso, agudo y mordaz, con tintes que lo acercan al aforismo.
En cualquier caso, siempre bajo el
truco, el disparate o la situación más absurda, esconde una dura y amarga
crítica a la sociedad, reflejo de su desencantada visión de la realidad. Valgan
como ejemplos Angelina o el honor de un brigadier (1934), sátira del
mundo sentimental y posromántico de finales del siglo XIX, o Madre (el drama padre),
crítica al teatro naturalista.
Maximiliano Reimondi
No hay comentarios:
Publicar un comentario