Manuel Belgrano y la Batalla de Salta
El 20 de febrero de 1813 tuvo lugar la Batalla de Salta,
donde se enfrentaron las fuerzas patriotas del Ejército del Norte, al mando del
general Manuel Belgrano, y las realistas, conducidas por el general Pío
Tristán. La contienda, que se desarrolló en los campos de Castañares, se
decidió a favor de las tropas patriotas.
Belgrano ya se había impuesto sobre el general peruano en
Tucumán el 24 de septiembre de 1812. Pero en esta oportunidad, las tropas
patriotas combatían por primera vez enarbolando la bandera celeste y blanca.
Una semana antes del combate, el 13 de febrero, Belgrano había hecho jurar la
bandera en el Río Pasaje, luego denominado Juramento, y en nota a la Asamblea
expresaba sobre el trascendental episodio: “Yo no puedo manifestar a V.E.
cuánto ha sido el regocijo de las tropas y demás individuos que siguen este
ejército: una recíproca felicitación de todos por considerarse ya revestidos
con el carácter de hombres libres, y las más ardientes y reiteradas protestas
de morir antes de volver a ser esclavos, han sido las expresiones comunes con
que han celebrado tan feliz nueva y que deben afianzar las esperanzas de
cimentar, muy en breve, el gran edificio de nuestra libertad civil”.
Tras la victoria de Salta, “el padre de la patria” garantizó
a los vencidos su libertad siempre que juraran no volver a empuñar las armas
contra las Provincias Unidas del Río de la Plata, un gesto inusual de
magnanimidad que le granjeó no pocas críticas del gobierno, a las que Belgrano
aludiría con grandeza en carta a Feliciano Chiclana: “Siempre se divierten los
que están lejos de las balas, y no ven la sangre de sus hermanos, ni oyen los
clamores de los infelices heridos; también son ésos los más a propósito para
criticar las determinaciones de los jefes: por fortuna, dan conmigo que me río
de todo, y que hago lo que me dictan la razón, la justicia, y la prudencia, y
no busco glorias sino la unión de los americanos y la prosperidad de la
Patria”.
“Excelentísimo señor:
El Todopoderoso ha coronado con una completa victoria
nuestros trabajos: arrollado con las bayonetas y los sables el ejército al
mando de don Pío Tristán se ha rendido del modo que aparece de la adjunta
capitulación: no puedo dar a V.E. una noticia exacta de los muertos y heridos
ni tampoco de los nuestros, lo cual haré más despacio, diciendo únicamente por
lo pronto que mi segundo, el mayor general Díaz Vélez, ha sido atravesado en un
muslo de bala de fusil cuando ejercía sus funciones con el mayor denuedo
conduciendo el ala derecha del ejército a la victoria en su desempeño; el del
coronel Rodríguez, jefe del ala izquierda, y el de todos los demás comandantes
de división, así de infantería como de caballería, e igualmente el de los
oficiales de artillería y demás cuerpos del ejército, ha sido el más digno y
propio de americanos libres que han jurado sostener la soberanía de las
Provincias Unidas del Río de la Plata, debiendo repetir a V.E. lo que le dije
en mi parte de 24 de septiembre pasado, que desde el último soldado hasta el
jefe de mayor graduación e igualmente el paisanaje se han hecho acreedores a la
atención de sus conciudadanos, y a las distinciones con que no dudo que V.E.
sabrá premiarles.
Dios guarde a V.E. muchos años, 20 de febrero (a la noche)
de 1813.”
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
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